Estoy hablando por teléfono con mi hermana, Pedri no está porque está entrenando y mi hermana como está aburrida, ha aprovechado para llamarme y así entretenerse un rato.

Pedri y yo ahora vivimos juntos. Entre los dos, y ante la negación de Pedri porque yo pagaría la mitad de la casa pero acabé pagandola, compramos la casa de al lado de donde vivían Pedri y Fer para así estar juntos y no cada uno en la otra punta de Barcelona.

- África, te tengo que colgar.

- ¿Estás bien? - pregunta preocupada.

- Sí, si.

Unas ganas terribles de vomitar me entran, corro como si la vida se me fuera en ello hasta llegar al baño y echarlo todo. Me tiro bastante rato sentada en el suelo y con la cabeza metida en el inodoro. Cuando creo que no me queda más que vomitar me pongo en pie y me lavo los dientes.

Escucho el timbre de casa y me acerco, dudo que sea Pedri porque el entrenamiento de hoy es largo y aún le falta una hora y media.
Abro la puerta y me encuentro a Fer.

- Cuñada, ¿estás bien? Te he visto desde la ventana correr muy rápido. Y se te veía angustiada.

- he vomitado - respondo tocandome la barriga.

- ¿Tienes fiebre? - pregunta poniendo una mano en mi frente,  niega mientras chasquea la lengua.

- Me habrá sentado algo mal - digo alzando los hombros.

- Podría ser.

Otra vez me dan ganas de vomitar y vuelvo a ir al baño, siento los pasos de Fer detrás de mi y como me sujeta el pelo para que no se me manche.

- Afrodita, ¿tú y mi hermano lo habéis hecho sin preservativo? - pregunta, me llevo las manos a la boca.

- Cada vez que lo hacemos nos cuidamos - respondo, y él asiente aunque no muy convencido.

- ¿Quieres hacerte un test y salimos de dudas?

- ¿Sería lo mejor no?

- Supongo.

- ¿Puedes ir tú? Me da vergüenza.

- Vale, no tardo - me dice y yo asiento.

Con Fer tengo mucha confianza, es como mi hermano.

- He comprado tres por si acaso - dice sacándolos de la bolsa - ¿Sabes como va?

- Más o menos si.

- Te espero aquí - indica, asiento mientras voy al baño.

Hago pis en el recipiente de recolección y luego inserto la tira reactiva en el recipiente por unos segundos.

- ¿Cuánto tarda? - me pregunta.

- Cinco minutos.

- Míralas tu Fer - digo y el asiente.

Saca las tres pruebas y al ver su cara sé lo que quiere decir.

- Ay que voy a hacer tío - chilla abrazándome.

Empiezo a llorar porque no sé si Pedri quiere ser padre tan joven, porque aún sigo con los estudios, porque me da miedo y porque las hormonas las tengo disparadas.

- ¿Tú crees que tú hermano...

No me deja acabar cuando tapa mi boca y me seca las lágrimas.

- A mi hermano le encantaría ser papá, Afrodita.

Yo asiento y me dejo abrazar por Fer.

- Podemos ir a comprar algo para decírselo.

- Claro vamos.

Después de dar muchas vueltas, acabamos comprando varias cosas y las preparo en una cesta.

- A Pedri le queda poco para llegar - me informa Fer - Me escondo para grabar la reacción.

- Ay si por favor.

Fer se esconde justo a tiempo cuando escuchamos a Pedri aparcar el coche y minutos después abre la puerta.

- Amor he llegado - anuncia, se asoma a la cocina que es donde estoy bebiendo agua.

Me acerco a él y lo abrazo para seguidamente besarlo.

- ¿Ha ido bien? - pregunto.

- Algo agotador, pero bien. - responde con sus manos en mi cintura - Oye amor, ¿estás bien? No tienes muy buena cara.

- Estoy bien, ven vamos arriba que tengo algo para ti.

Llegamos a la habitación y él alza las cejas mientras me mira pícaro.

- No vamos a hacer nada, cochino.

- Bueno ahora tal vez no pero esta noche - dice riendo.

- anda mira lo que hay ahí - digo y es cuando ve la cesta.

Ve la cesta y se acerca mientras tiene el ceño fruncido.

- ¿La abro?

- Claro.

Desata el nudo y va sacando las cosas, sus ojos están brillosos y está emocionado.

- ¿Va, vamos a hacer papas?

- Sí, mi amor.

Enseguida me abraza y me coje en brazos.

- Dios te amo, te amo y te amo.

- Yo más mi vida.

Veo a Fer grabar y me entra la risa. Pedri también lo ve y se pone a reír y al final acabamos los tres riéndonos.

- ¿Tú qué eras el cómplice?

- hombre, si tú sabes que yo me apunto a to - le contesta el mayor. - Oye que a todo esto, que yo soy el padrino eh.

- De eso no cabe duda - digo y él me abraza.

- Que felicidad - dice Pedri.

- ¿Salimos a comer para celebrarlo? Yo os invito, que el tito favorito tiene que consertir a su sobrino o sobrina.

Yo rio y Pedri niega con la cabeza mientras ríe a carcajadas.

- Hombre si me invitas - digo y los dos niegan.

- Anda vamos.

Mientras Fer conduce, Pedri y yo llamamos a una clínica para que nos hagan una revisión y nos cuenten cosas acerca del bebé.

Estamos comiendo y bendito sea el hambre que tengo, si esto es ahora cuando los meses vayan pasando no me quiero ni imaginar, me voy a pasar los días hartandome a comer.

Llegamos a casa después de habernos hartado de comer y estoy reventa, me tumbó en el sofá y suspiro, ya me queda que pasar. Pedri se tumba a mi lado y me abraza.

- Gracias por hacerme tan feliz, amor.

- Gracias a ti, mi vida.

Pedri deja un beso en mi barriga que aún no se nota nada, pero que poco a poco irá notándose. La acaricia suavemente haciendo que yo me vaya dormiendo poco a poco.

- Hola soy tú papi, no sé si serás niño o niña, yo creo que una pequeña princesita idéntica a tu madre, que es la más guapa del mundo entero. Ojalá no le des mucho bombo a mami, te esperamos con los brazos abiertos, te queremos mucho.

Las palabras que Pedri susurra me hacen llorar, él se encarga de limpiarme las lágrimas besando mis mejillas.

Seremos padres jóvenes, puede que no seamos perfectos, que no seamos los mejores padres, pero este pequeño o pequeña va a estar muy bien querido.