No sé si tomé la mejor decisión de todas, pero es la que me hizo sentir mejor. Necesitaba desquitarme por todos esos días en los que estuve con la incertidumbre referente a todo lo que había pasado con Max. Así que me sentía bien y pues eso es lo único que me importa, por una vez quise ser egoísta. Desde pequeña siempre fui un poco vengativa y rencorosa. No está bien, lo sé. Pero que le voy a hacer, así soy, al menos lo fui hasta que como todos saben, Kevin entró a mi vida. No obstante, es una de las cosas que Max despertó, trajo a la Nyx, no tan agradable de vuelta, así que bueno, que tomara responsabilidad por ello.
Lo dejo destruyendo la canción, mientras entro a mi habitación y busco mi teléfono. Lo encuentro en la sala, debajo de Max, quién sigue dormido ignorando el escándalo fuera de casa. Menudo perro guardián está hecho.
Me dirijo a la cocina, y mientras lleno un gran recipiente con agua, llamo a Stella. Contesta al segundo tono, recibiendo mi llamada con voz preocupada.
—Nyx, ¿Estás bien? ¿Pasó algo? —pregunta de carrerilla.
—Sí, estoy bien, no te preocupes. Te llamaba porque necesito el teléfono de Jake, tengo entendido que vive aquí en los Ángeles, ¿no?
—Sí, se mudó aquí hace unos meses. Perdona si soy indiscreta o muy curiosa, pero, ¿Por qué necesitas su teléfono tan tarde?
—No te preocupes —Me rio —. Solo necesito que recoja algo que me está molestando un poco.
—Ok, te lo mando ahora, pero no creo que vaya a estar disponible a esta hora.
—Gracias, y bueno, si no está ocupado te volveré a llamar para que me ayudes si puedes, si no tendré que esperar a mañana —informo.
—No te preocupes, si me necesitas llámame y salgo para allá.
—Vale, gracias otra vez. —Cuelgo la llamada y cierro el grifo antes de llamar a Jake.
—¿Diga? —contesta al segundo tono igual que Stella.
—Hola Jake, es Nyx. Perdona la hora, pero necesito tu ayuda.
—¿Te pasó algo?
—No, bueno sí. Mis oídos están sufriendo, pero no es por eso que te llamo.
—Y ¿Qué necesitas?
—Verás, tengo un invitado, bueno, yo no lo inventé, es más bien un intruso. Pero eso da igual, la cosa es que esta persona, además de dañarme los oídos con sus berridos, que según él está cantando; está borracho y pronto bastante mojado y puedo ser un poco vengativa, pero mi conciencia estaría tranquila si sé que no va a pillar una neumonía. Por lo tanto, te pido encarecidamente que vengas a recoger a tu mejor amigo y le traigas algo de ropa, por favor.
—¡Dios, Max! —se queja —No te preocupes, Nyx, ya salgo para allá.
—Te lo agradezco.
Cuelgo el teléfono y lo dejo en la encimera, cojo el recipiente con agua y me encamino hacia la puerta de entrada. Hago malabares para abrir y que no se me bote el líquido en el suelo, lo último que necesito ahora es tener que ponerme a secar el piso. Salgo y lo encuentro en la misma posición en la que lo dejé minutos atrás, no estoy muy segura de si notó que ya no estaba en el balcón.
Me acerco a la verja y le hago señas a Niall para que la abra. Max me ve y sonríe, pero la sonrisa se le borra cuando ve que levanto la vasija con agua y le lanzo el frío líquido.
—Ahora si, ¿Te vas a callar e irte?
—Joder Nyx, está helada ¿La sacaste de la nevera? —protesta, sacudiéndose el cabello. Y sip, se ve demasiado sexi haciéndolo.
Céntrate Nyx, no nos gusta Max, ni sus músculos pegados a la camiseta de mangas largas.
Dios, no debí arrojarle agua, ahora es una tentación andante.
—No me des ideas, porque vuelvo a entrar y traigo más —amenazo, pero por supuesto que no lo voy a hacer, si ahora solo medio mojado me tienta a perdonarlo y comérmelo a besos, no quisiera imaginar si lo llego a empapar.
Tengo que recordar el por qué me está pidiendo perdón. Imágenes de él con otra mujer me vienen a la cabeza y es como si el agua fría me la hubieran lanzado a mí.
Por suerte, antes de que él pueda decir algo más, un coche se estaciona a su espalda. De él sale Jake, vestido completamente de negro y, ¿Eso que veo es purpurina, es su rostro? ¡Oh dios, si lo es! ¿De dónde habrá salido? ¿Un club de caballeros quizás? No recuerdo haber oído música de fondo, pero bien pudo haber salido tras oír la llamada. Aunque no me imagino a Jake sentado frente a un escenario viendo a una mujer casi desnuda bailar en un tubo, lo veo demasiado serio para eso, pero bueno, no lo conozco lo suficiente para saber si lo hace o no.
—Joder Max, ¿Tenías que fastidiar mi noche libre? —pregunta, molesto.
Max se voltea a verlo y arruga las cejas, la confusión se puede apreciar claramente en su rostro.
—¿Eso es purpurina? —indaga ignorando la molestia de su amigo.
—¿Cómo crees que me paso mis días libres Maximiliano? —cuestiona, como si fuera algo obvio.
Ok, yo me perdí, necesito más información aquí.
—¿Dejaste sola a Maya?
Oh, que Jake tiene novia. ¿Será así de amargado con ella también?
—Serás idiota. ¿El alcohol está afectando las pocas neuronas que tienes o es que siempre fuiste así?
Dios, yo me quiero enterar de lo que están hablando, pero solo consigo entender que Jake, estaba con una chica llamada Maya.
—¿Dónde está entonces?
—Deja de hacer tantas preguntas y sube el culo al maldito coche, ya molestaste demasiado a Nyx, déjala tranquila.
—Solo quiero hablar con ella —se excusa, para luego voltear a verme —Necesito que me escuches y me perdones.
—Estás borracho Max, inténtalo cuando estés sobrio —le aconseja Jake.
Max baja la cabeza con pesar, veo una gota correr por su mejilla, antes de que se la aparte con la mano. Mi corazón se estremece. Aparto la mirada, antes de cometer una locura y dejar que hable. Él tuvo tiempo para hacerlo y no lo hizo ¿Por qué, ahora que empiezo a aceptar que lo nuestro nunca podrá ser, vuelve a aparecer?
—Vete Max —pido.
—Está bien, hoy me voy, pero vamos a hablar Nyxel. Recuerda mi promesa, no te voy a volver a perder.
—Es demasiado tarde para eso, esa puerta ya está cerrada.
—Nunca es demasiado tarde. Yo te amo y sé que tú me amas a mí, aunque no lo quieras admitir. Si tengo que tirar abajo esa puerta y los muros que construyas en tu corazón, lo haré. Tú y yo estamos destinados a estar juntos, pequeña hada, y nada ni nadie lo va a impedir.
—Vuelve con tu esposa Max, no sigas perdiendo el tiempo con algo imposible —expreso en voz baja, pero sé que él puede oírme.
Él se me acerca, mi cerebro me dice que me aparte, pero a mi corazón le cuesta entender que él es quien me hizo daño. Me quedo congelada, sin saber qué hacer, él, por su parte, me aparta el cabello de la cara antes de besarme la mejilla.
—Toda historia tienen dos versiones, recuerda eso. —susurra, antes de alejarse de mí, darse la vuelta y dirigirse al vehículo.
—Cuidado con mi hija —advierte Jake, cuando Max abre la puerta trasera, dejando ver a una pequeña de cabello rubio dormida en una sillita infantil. —Buenas noches, Nyx. —dice luego de ver a su mejor amigo subirse al auto y abrocharse el cinturón.
Jake tiene una hija, no es una novia o bueno, al menos no hablaban de una mujer, hablaban de una pequeña de al menos tres o cuatro años. Ahora tengo más preguntas que antes con respecto al hombre de ojos ámbar lleno de tatuajes.
Me quedo parada en la entrada, mientras ellos se marchan, perdiéndose entre la noche. Sin mucho ánimo, cierro la verja, le deseo buenas noches a Niall, quién estuvo en un tercer plano, mirando toda la escena; y entro en casa. Llevo la vasija a la cocina y apago las luces. Maxi al fin se despierta, bosteza y se estira antes de bajarse del sofá y seguirme escaleras arriba hacia mí, habitación.
Me desnudo, me pongo el piyama y agotada me lanzo a la cama. No pasa mucho tiempo para que mi perro me acompañe.
—Tú no me vas a fallar ¿Verdad Maxi? —Él ladra y se acomoda a mis pies.
Las palabras de Max se repiten una y otra vez en mi cabeza. Quiero creer que solo son productos del alcohol, pero en el fondo sé que tiene toda la razón. Lo amo, y quizás por eso su traision duele tanto.
Doy vueltas en la cama, no sé hasta qué hora, pero cuando logro dormirme, solo sueño con esos ojos y esa lágrima escurridiza cayendo por su mejilla.
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El sonido del teléfono me despierta, no recuerdo haberlo subido anoche, pero estaba tan metida en mis pensamientos que pude hacerlo sin darme cuenta. Intento ignóralo, pero Maxi tiene otra idea, por lo que no pasa mucho tiempo para que sienta su humedad lengua pasar por mi rostro, llenándolo de babas.
—¡Qué asco Max! —exclamo apartándolo.
Él ladra mirándome fijamente, como si me estuviera diciendo: Levántate ya perezosa.
El teléfono sigue sonando, por lo que sin ánimos de nada, me levanto y lo cojo de la mesita de noche. El nombre de Ayla parpadea en la pantalla.
—Dime —digo al descolgar.
—Te acabas de despertar, me imagino.
—¿Tú qué crees? —digo con sarcasmo, dirigiendo mis pasos al baño.
—En mi defensa, te diré que estas no son horas para que estés durmiendo, son las nueve de la mañana ¿Qué no tienes que grabar canciones o algo?
—Hasta las diez no tengo que estar en el estudio —informo poniéndola en altavoz mientras preparo mi baño. —Como sea, no considero que hayas llamado para recordarme mis horarios, así que cuenta.
—¿Eres un poco gruñona en las mañanas o es solo idea mía?
—Ayla —increpo.
—Ok ya. Te llamé para pedirte un favor —dice haciendo una pausa exasperante.
—En dos minutos voy a entrar a la ducha, así que acaba de hablar, ¿Qué necesitas?
—Bueno, ¿recuerdas que antes de irte te comenté que quería cambiar de aires?
—Sí, me dijiste también que ibas a buscar algún trabajo fuera de Virginia.
—Exacto y lo encontré, es en los Ángeles, empiezo este lunes. Renté un departamento cerca del lugar donde trabajaré, pero como me avisaron a última hora cuando debía empezar, pues la vivienda aún no está disponible.
—Las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para ti, lo sabes —digo entendiendo el por qué de su llamada.
—Por eso es que te amo tanto.
—Y yo pensando que era porque soy hermosa y una muy buena prima-amiga que te deja comerte su postre en navidad —me burlo.
—Sí, también por eso. Bueno, te dejo ya, que mi tía está llamándome. Quiere que la acompañe a no sé donde.
—Dale un beso a mamá de mi parte, y también a papá, no se vaya a poner celoso.
—Ok, se los doy —confirma riéndose.
Cuelgo y luego de quitarme el piyama, me doy mi tan merecida ducha. Treinta minutos después y luego de desayunar acompañada de Stella, ambas salimos en dirección a al estudio de grabación.
Paso toda la mañana y el inicio de la tarde, grabando una de mis nuevas canciones, aquellas que escribí cuando quería estar sola. No imaginé que podrían llegar a ser mínimamente buenas, pero según el criterio de Harold, eran una trozo de diamante en bruto. Y por supuesto, me fiaba siempre de él.
A las dos de la tarde, hacemos una pausa para comer algo y yo aprovecho para revisar el teléfono, encontrándome, sin exagerar, veintisiete llamadas perdidas de Max y diez mensajes preguntando si podemos vernos hoy. Decidí ignorarlo y centrarme en comerme la hamburguesa con extra de queso que Harold había pedido para mí.
Voy por la mitad de mi almuerzo, cuando el teléfono vuelve a sonar, veo el nombre de Max y no hago ni el intento de cogerlo, ya se cansará. Minutos después la llamada se cae y me llega un mensaje.
Responde el maldito teléfono de una puta vez Nyx.
Pues creo que se enojó. Bien merecido se lo tiene, que se aguante, o como dice la Shakira, mastique trague. Y ahora se me pegó la canción, dios, es muy pegadiza. Aun así, con una sonrisa le respondo al mensaje.
Entiende de una vez que a mí nadie me da órdenes, yo hago lo que me dé la gana y si no quiero coger el teléfono no lo voy a hacer, por mucho que llames.
El teléfono vuelve a sonar cuando llega su respuesta. Me siento un poco rebelde en este momento.
Muy bien, tú lo pediste, luego no te quejes.
Su mensaje me deja con un mal sabor de boca. Era lo que quería, que me dejara tranquila, pero ahora que por fin lo ha hecho, no me siento feliz, al contrario. Pierdo mi apetito por completo, por lo que para despejar la mente, me concentro en buscar a Harold, para informarme de lo próximo en mi agenda esta semana. Sin embargo, es el quién me encuentra a mí y por su expresión no auguro nada bueno.
—¿Pasó algo? —indago preocupada.
—Acompáñame a mi despacho —pide y yo lo sigo cada vez más intrigada. —Siéntate.
—Me estás asustando Harold.
—Esto llegó para ti hace unos minutos —informa deslizando un sobre de papel manila hacia mí —. Como bien sabes, desde que recibiste aquella primera amenaza, todo lo que llegue para ti y que no tenga un remitente conocido es inspeccionado por mí.
—Por supuesto que lo sé, fui yo quien te lo pidió, me daba miedo encontrar otra amenaza.
—Creo que esto es algo peor Nyx.
Bajo mi vista hacia el objeto y siento como el corazón se me quiere salir del pecho. Armándome de valor, lo abro y lo que me encuentro dentro hace que se me corte la respiración. Fotos, diez fotos mías saco del sobre, pero no son unas fotos cualquiera o remotamente iguales a las de la primera amenaza, no. Esta vez son en mi casa, más concretamente en el baño, mientras me duchaba. En las fotos salgo completamente desnuda, de espaldas a la cámara, mientras entro a la ducha, cuando hablaba con Ayla y de cuando, envuelta en una toalla, me dirigía a mi habitación a vestirme.
Un escalofrío recorre mi espina dorsal, pero no tengo tiempo para procesar lo que acabo de ver, cuando un estruendo hace que nuestras miradas se dirijan a la puerta. Segundos después esta es cruzada por un muy enojado Max.
Todo pasa muy rápido, en un segundo estoy sentada frente a mí, representante y al otro estoy esposada y sobre el hombro de Max, saliendo del estudio.
Hola mis amores, como les dije el domingo, los días de actualización han sido cambiados, ahora son dos veces a la semana.
Martes y Viernes.
No sé si se dieron cuenta, pero en el título de la historia algo cambió y es que ya no se trata de un solo libro, es una trilogía, por lo que si les interesa seguir los pasos de los personajes cuando se acabe Indeleble, les aconsejo que me sigan para que estén al tanto de todo.
Espero que el capítulo les haya gustado, si es así dejenmelo saber en los comentarios y no se olviden de votar, recuerden que si llegamos a los 2k en votos o comentarios habrá maratón de cuatro capítulos en el mismo día.
Nos leemos el próximo martes.
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