Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

El verdadero rostro del mal

Despierto sobresaltada, sin saber dónde estoy. Odiando el maldito bucle en el que siento haber quedado atrapada. Siento un fuerte dolor en la cabeza, intento mover mis manos, pero estas están fuertemente atadas a mi espalda. El pánico se apodera de mí y un escalofrío recorre mi columna vertebral. Trato de soltarme; sin embargo, mientras más me muevo solo aumento el dolor en mis muñecas. Miro a mi alrededor, buscando algo que me pueda ayudar. No encuentro nada, solo empiezo a sentir terror al descubrir mi entorno.

  Todo el lugar está en penumbra. No obstante, algunas cándidas velas situadas en el altar a mi izquierda alumbran la cruz en la que yace clavado Jesús de Nazareth dejando un poco de claridad, aunque le dan un aspecto más lúgubre al lugar. Frente a mí se alza un majestuoso vitral, de la virgen María, con algunos de sus cristales rotos, por donde se cuela un poco la luz de la luna. Hileras de bancos situados a mi derecha, algunos amontonados, otros faltándole algún que otro pedazo, me terminan de convencer de que sin lugar a dudas me encuentro en una iglesia completamente abandonada, o más bien casi.

   Un ruido proveniente de atrás de mí, me pone en alerta. Pasos acercándose, una mano acariciando mi espalda desnuda me hace casi saltar del banco en el que me encuentro sentada, casi cayendo al suelo.

  Siento su risa antes de verlo. Una risa que podría identificar en cualquier sitio. Una risa que solo es sinónimo de mal presagio y sé que a partir de este momento todo irá cuesta abajo.

    —¿Qué? ¿Ahora si tienes miedo, pequeña zorra? —se burla. —Te dije que me las pagarías, te creíste muy inteligente, pero ¿Quién ríe ahora? ¿Eh?

    —Suéltame —digo entre dientes.

   —Si ya, porque yo soy estúpido.

   —Lo dijiste tú, no yo. Por lo tanto, está claro que muy inteligente no eres. La prueba está en que me has secuestrado en un concierto.

   —¡Puta! —grita antes de que su puño impacte con mi abdomen. Dejándome sin aire por un par de segundos.

    —¿Cuánto piensas que tardarán en darse cuenta de que no estoy? Si no quieres terminar encerrado de por vida en la cárcel, déjame ir —Vuelvo a hablar, luego de toser un poco, intentando convencerlo.

   —Yo no voy a ir a la cárcel —se burla

   —Permíteme discrepar. Sabes que a la primera persona que buscarán será a ti.

   —Nadie te va a buscar. Ya nos encargamos de eso —Se jacta con orgullo.

  —Mi mejor amiga me espera en la casa, si no llego ¿Qué crees que pasará? Déjame explicarte…

   —Nada, hace una hora le mandaste un mensaje diciéndome que no volverías hoy. Aunque tampoco es que vayas a hacerlo mañana, ni nunca —explica, cortándome.

El pánico se empieza a adueñar de mi cuerpo. Sin nadie que me busque, estoy a merced de ellos por quién sabe cuánto tiempo, porque si, no pasé por alto que dijo nos encargamos y no me encargué, está claro que él no está solo en esto. No es lo suficientemente inteligente como para encargarse de que todo salga bien. Estoy segura de que si lo intentará él solo terminaría en la cárcel antes de que llegara a la hora. Pero no, no está solo y sé que si no hago algo podría terminar muerta, o incluso peor. Y sí, hay cosas peores que la muerte.

   Necesito pensar. Si nadie me busca, entonces tengo que salvarme yo sola. No voy a dejar que me maten, yo soy lo suficientemente fuerte para salir de aquí, lo sé, solo debo confiar en mí misma y no dejarme vencer por el miedo. Todo estará bien, además estoy preparada. Sé lo que debo hacer.

   —Tu plan no funcionará.

   —Ya claro como no… —Pone los ojos en blanco, como si hubiera escuchado algo demasiado estúpido —Esto me está empezando a aburrir. —comenta rascándose la nariz, algo que no había notado que hacía antes, aunque puede que sí y yo no le había prestado atención.

   Sin embargo, eso puede que sea algo importante. Por lo que me quedo callada y lo observo. Y mientras más lo miro, más voy entendiendo su comportamiento, voy uniendo los puntos, atando cabos sueltos, viendo la imagen desde un mejor panorama, uno completamente diferente. Es un adicto, un adicto que necesita su droga con desesperación.

Sé que tengo que sacarle todo lo que pueda, necesito hacerlo, hablar, ganar tiempo. Usar sus puntos débiles a mi favor para salir de aquí. Necesito una ventaja sobre él, pero más valioso aún, sobre su cómplice. Eso solo lo puedo descubrir haciéndole hablar, envolviéndolo en mi mano.

    Sé que su mayor debilidad en su padre. Un hombre narcisista que solo piensa en su cuenta bancaria. Alguien a quien no le tiembla la mano a la hora de golpear a su sumisa esposa. Sé que odia a su hijo, no lo soporta, constantemente lo desprecia delante de cualquiera. Y también soy consciente de que Kevin todo el tiempo trata de agradarle, de buscar su aprobación ante todo. Al principio me daba un poco de lástima, algo que estoy segura, Kevin utilizaba para manipularme, pero ya no. Ahora se dé lo que él es capaz y esta vez seré yo la que lo manipule a él.

   —¿Por qué estás haciendo esto? ¿Qué ganas teniéndome amarrada?

   —Créeme, si fuera por mí ya estuvieras muerta. Tú me interesas lo más mínimo —contesta, mirando su teléfono.

  «Claro, le interesan más las drogas que otra cosa»

   —¿Entonces que hago aquí, Kevin? Si yo no te intereso ni lo más mínimo ¿Por qué me tienes en esta maldita iglesia? ¿Por qué te tomaste el riesgo de secuestrarme? ¿A quién le escribes tanto?

   —¿Piensas que voy a caer? ¿Qué te diré quién es mi cómplice? Sabía que eras estúpida, pero acabas de sobrepasar el límite de la estupidez —Intenta parecer que se está burlando, pero solo se ve nervioso, intranquilo, quizás hasta un poco desesperado se podría decir.

  Se pasa las manos por la cara y se pasea de un lado a otro del lugar.

    —Fuiste tú quien se deshizo de la chica de sonido ¿No es así? —miento.

   —Primero me la tiré, era otra perra más que ni para eso servía —Suelta, vanagloriándose, no obstante su voz denota nervios.

  No necesito que me diga quién es su cómplice, yo sé quién es. Lo único que necesitaba saber era hasta donde llega la implicación de Kevin en esto y él me lo acaba de confirmar. Él no sabe nada, es solo un peón más en este juego de ajedrez, una simple marioneta, alguien reemplazable. Mi interés es atrapar a aquel que lo maneja. Y viendo lo visto, estoy casi segura de que el único objetivo de mi acompañante es drogarse a la mayor brevedad.

   —Su plan no funcionará.

  —Te equivocas —Sonríe al oír la notificación de mensaje en su teléfono —Piensa bien tus últimas palabras bombón, porque de esta noche no pasas.

   Se ríe, como si hubiera dicho, el mejor chiste de la historia y al momento sé que es hora de que ejecute la siguiente parte de mi plan.

      —¿Sabes por qué no funcionará? Porque eres un niñito de mami inútil. —me burlo, intentando que pierda los papeles. —No vales para nada, estoy segura de que hasta tu padre lo dice.

    Veo como aprieta la mandíbula y sé que estoy llegando a mi objetivo. Su paciencia tiene un límite, uno muy pequeño y estoy rebasándolo.

    —Cállate —espeta entre dientes.

   —¿O qué? ¿Me darás una paliza? Por dios, ni para eso sirves, tu padre tenía razón aquella vez, eres un bueno para nada que no se merece por tar el apellido Roberts. Un maldito drogadicto es lo único que eres.

   —¡Cállate de una buena vez maldita puta! —explota.

   Se acerca a mí y con el puño cerrado golpea otra vez mi abdomen, provocando que caiga de la silla, lastimándome el brazo. Apenas y me he recuperado del golpe cuando me da una patada en las costillas.

    —Te voy a enseñar lo que es un verdadero hombre —amenaza, zafándose el cinturón y bajándose la cremallera de su pantalón.

    —Yo sé lo que es un verdadero hombre, tú solo eres un despojo.

   Vuelve a golpearme, esta vez en la espalda, dejándome un dolor insoportable. Mientras trato de recuperarme, él me pone boca arriba, dejando mis manos atadas, aguantando el peso de mi cuerpo. Se agacha, levantando mi falda. Yo lo dejo, sabiendo lo que está a punto de intentar hacer, pero necesitando que esté lo más próximo posible para la siguiente parte de mi plan.

   Cuando está lo suficientemente cerca lo golpeo en la entrepierna con todas mis fuerzas. Eso lo molesta aún más, vuelve a levantar una pierna y con ella impacta contra mi espalda, mi abdomen y piernas una y otra vez, hasta que ve que caigo inconsciente, o eso le hago creer.

    Mantengo los ojos cerrados cuando lo siento acercarse. Me voltea y desata mis manos. Vuelve a dejarme en el suelo, esta vez con mis manos completamente libres.
Se acerca a mi rostro y lo voltea, quizás comprobando si permanezco inconsciente. Siento que se sube sobre mí y me pone algo en la cara, justo al lado de la boca. Con su mano me da una cachetada que hace que abra los ojos, encontrándolo con una sonrisa depravada, mirándome fijamente. Cuando volteo un poco la cara entiendo el porqué.

  Tiene el pene, desnudo sobre mí, demasiado cerca de mis labios. Siento asco de solo imaginarme lo que quiere que haga.

    —Abre la boca zorra y chúpamela.

Intento removerme, pero al estar sentado sobre mí, tiene mis manos sujetas por sus rodillas. No me queda otra alternativa, por lo que me quedo estática, esperando su próximo movimiento.

    Se ríe y acerca más su miembro a mis labios entreabiertos. En el momento en que menos se lo espera, muerdo con mis dientes su pene. Él intenta separarse, pero lo tengo tan aferrado que eso solo lo hace peor. Siento la sangre correr por mi barbilla, las náuseas empiezan a hacer acto de presencia, pero no lo suelto. Sus gritos de dolor, de angustia, cada vez son más insoportables, pero aun así, no lo suelto. Espero un poco más, lo hago sufrir un minuto más y abro la boca, liberándolo. Escupo el líquido rojo, ignorando las náuseas que intentan a apoderarse de mí y con el dorso de la mano limpio cualquier evidencia que me recuerde lo que acabo de hacer.

  Él cae hacia atrás, alejándose todo lo que puede y yo aprovecho para ponerme de pie. Intenta imitarme, pone su rodilla en el suelo, tratando de impulsarse hacia arriba, a pesar del dolor que sé que siente tras el daño que le he hecho. Me quedo parada, asimilando lo que ha pasado en estos últimos minutos, trato de localizar algún arma, algo con lo que defenderme más tarde, los bancos de madera me dan esa ayuda que sé que necesitaré. Busco también alguna salida, algún lugar por el que cuando todo empeore, pueda escapar. Porque sé que aún no he terminado, esto es solo el principio de una larga noche.

   —¡Que has hecho maldita zorra! ¡Te voy a matar! Voy a acabar contigo! —grita desesperado, todavía intentando pararse.

   Lágrimas corren por sus mejillas, pero no me da lástima verlas. Él no sintió compasión cuando era yo la que le pedía piedad, cuando era yo la que estaba tirada en el suelo, llena de sangre, tras haber perdido a nuestro bebé. Si él no tuvo compasión conmigo, mucho menos la voy a tener yo con él.

    Logra ponerse de pie, con trabajo, sujetándose la entrepierna que aún gotea sangre. Se aproxima a mí, pero cuando está llegando a dónde me encuentro parada, cae de rodillas, sollozando.

   Me preparo para salir, cuando un disparo me detiene. Volteo hacia donde minutos antes yacía arrodillado Kevin, y lo encuentro esta vez acostado, rodeado de un charco de su sangre, que cada vez se hace más y más grande. Sus ojos, ahora sin vida, me miran, vacíos, y yo no puedo dejar de devolverle la mirada.

   Llevo mi mirada hacia la puerta de la iglesia que segundos antes estaba completamente cerrada y ahí se encuentra la persona responsable de todo. Revolver en mano. Apuntándome, evitando así que me mueva. Sé, que esta vez sí es el final. Para bien o para mal, aquí, en esta iglesia abandonada, terminará por fin esta historia. No sé quién sobrevivirá esta noche, pero de lo que si estoy segura es de que no acabará conmigo tan fácil como se imagina. 

   —Patético —se burla, sonriendo ante su hazaña. Otra vez vienen a mi mente una resolución que antes no quise aceptar y es que a pesar de los años que hacen desde que nos conocemos, nunca llegó a mostrar su verdadera personalidad, en realidad no conozco a la persona ante mí, aunque su rostro se parezca tanto a aquella que creí conocer.

Hola mis amores cuanto tiempo ¿Cierto?
Espero que el capítulo les haya gustado, por fin nos libramos de Kevin, que mal me caía ese tipo. En fin si les gustó comenten el por qué y no se olviden de dejarme una estrellita.

¿Qué les pareció la actitud de Nyx?
¿Saben quién es ya el villano de villanos?
Déjenme saber sus opiniones y pensamientos 😉

Y ahora sí chau, nos leemos en el próximo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro