𝖁𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖈𝖎𝖓𝖈𝖔
Canción del capítulo: Girls Generation - Fermata.
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Capítulo final
—¡No!—despertó agitada tocando su pecho. Miró su habitación encontrando un excelente clima afuera o eso supuso ya que la luz que entraba por la ventana era intensa. Frunció el ceño colocando sus pies descalzos en el suelo, su ropa era la misma que tenía cuando ocurrió el accidente—¿Fue real?—Alora volvió a echar un vistazo alrededor. Su equipaje no estaba, el reloj de la mesa de noche se encontraba apagado, el diario de Enora descansaba abierto de par en par junto al reloj, para Alora fue inusual que estuviera intacto, sus hojas no estaban rotas, era como si nunca hubiera sido maltratado—¿Qué es esto?
Las palabras escritas en esa hoja llamaron su atención:
Te estoy esperando abajo, cariño.
Obedeciendo lo que decía, se dirigió a la puerta abriéndola, caminó por el pasillo hasta llegar a las escaleras y bajar por ellas, podía escuchar movimiento en la cocina, además de que el olor a galletas recién hechas era muy familiar para ella. Contuvo el aliento cuando vio a la mujer que servía la mesa, su apariencia era de alguien joven, de alguien de veinte años exactamente, su cabello en ondas estaba recogido en una coleta baja, sus ojos redondos al encontrarse con los de la chica brillaron un poco más acompañados de una linda sonrisa dulce.
—Finalmente nos vemos, cielo.
—¿Halmeoni?—sus ojos contuvieron las lágrimas. No podía moverse, estaba en shock, ¿Todo eso era un sueño?, Enora se acercó hasta llegar a ella, tomó sus manos acariciándolas—Tú...
—Había escuchado que querías verme, ¿No?
Alora la abrazó con fuerza escuchando su risita. Enora dio palmaditas a su espalda tratándola con la misma dulzura de siempre.
—Lo siento mucho—sollozó—No estuve cuando lo necesitaste, fui una pésima nieta.
—Claro que no—corrigió—Aigoo, eres muy joven para sentirte culpable por algo así—tomó su rostro entre sus manos secando sus mejillas—No estoy molesta contigo, ¿Me escuchas?, hubiera sido más doloroso para mí que estuvieras en mi último momento.
—Hiciste muchos sacrificios para la familia, siento que no debiste hacerlo, debiste ser fiel a lo que sentías—sorbió por su nariz—Amabas a JungKook, abuela.
—Sí, lo hice y lo hago.
—Tuviste miedo.
—Mucho. Aunque también me sentía egoísta de querer realmente algo, mientras mis padres no podían hacerlo—la llevó a una de las sillas del comedor haciéndole tomar asiento. Alora guardó silencio sin dejar de verla, su abuela siempre fue una mujer hermosa—Alora, nunca consideres la posibilidad de ser un error o de haber arruinado mi vida. Amo a mi familia, amo a mis hijos y nietos, tú, cariño, eres quien rompe las cadenas en la familia.
—Me dejaste tu casa y el dinero del banco.
—Porque sabía que eras la persona más necesitada en esta familia—le sirvió algo de arroz en el bol pequeño—Sabía que mi muerte sería el impulso que necesitarías para seguir adelante y tomar tus propias decisiones—Ese dinero tiene mucho tiempo en el banco—añadió—¿Sabes quién me lo dejó?—hizo una pausa. Alora guardó silencio viendo la mesa llena de comida—JungKook.
—¿Qué?
—Fue una especie de regalo que me envió cuando me casé con tu abuelo—respondió. Llevó la cuchara a su boca masticando unos minutos antes de hablar—Nunca usé el dinero, nunca le conté a nadie, quería dejarlo para un momento importante o para alguien que realmente lo necesitara, años después, fuiste esa persona, cariño.
—Él te extraña—contó—JungKook sigue pensando en ti, quiere morir por ti, halmeoni.
—Lo sé, soy consciente de ello—asintió—Debe estar por llegar.
Alora se quedó inmóvil.
—¿Qué?
—Está enfermo, no beber sangre lo debilita tanto que por un momento podría pasar por humano—miró a la chica—Estás aquí porque tuviste un accidente en el taxi—el recuerdo llegó a su mente—Moriste, Alora.
Tragó con dificultad levantándose en el acto de la silla. Sus manos temblaron a la vez que sus ojos se volvieron llorosos, podía recordar el impacto del camión contra el taxi, había sentido dolor por poco tiempo, pues de repente no podía moverse y todo se volvió oscuro, el sonido de su teléfono apareció en ese recuerdo. Enora tomó su mano calmándola.
—Mamá estaba llamándome—su voz se quebró—Pensé que...pensé que estaba soñando...
—Cielo—su abuela se levantó y la abrazó—Tampoco quería tenerte aquí tan pronto. Tienes veinte años, es una larga vida por delante.
—Halmeoni, debo volver. No quiero morir.
—No puedo hacer nada, Alora. Eso no depende de mí.
—No puedo dejar a mis padres, ellos...deben estar esperándome en el aeropuerto—sollozó—No quiero morir, me he quejado de mi familia, pero ellos...ellos siguen importándome—Enora apartó las lágrimas de sus mejillas—Quiero volver.
Enora le hizo tomar asiento sin soltar sus manos. Las acarició sintiéndose terrible de ver a su nieta así, nunca quiso que algo así pasara, tampoco pudo imaginar que Alora poseía un destino tan cruel como ese al morir tan joven. Unos pasos se escucharon del piso de arriba, ambas se miraron teniendo la sospecha de quien era, la más joven se levantó de la silla mirando a las escaleras, cierto chico de cabello oscuro, fuerte y alto se detuvo en el último escalón totalmente perplejo al verla allí.
—¿Alora?
Ella corrió a él abrazándolo con fuerza. Esta vez podía escuchar su corazón latir al apoyar su oreja en su pecho, JungKook era humano de nuevo. El dolor que sentía se había esfumado por completo trayendo lo que tanto quería.
—Lo siento mucho—sollozó.
—Oye—preocupado la apretó en sus brazos—Oh, no—si ambos estaban allí era por una razón y podía deducirlo. Escondió su rostro en su hombro dejando que ella llorara—Lo siento mucho, Alora.
Enora se asomó con sus manos detrás de su espalda, miró la imagen con ojos llorosos. Era una imagen linda, aunque dolorosa. Podía estar con JungKook como no pudo estar en vida, pero Alora estaría en un lugar que no le correspondía a temprana edad, le hubiera gustado que su nieta hiciera todo lo que ella misma no pudo hacer a su edad. JungKook finalmente la vio, Alora lo soltó dejándole paso para que fuera a su abuela.
Para JungKook verla de nuevo con esa apariencia que conocía fue nostálgico y encantador, Enora dibujó una pequeña sonrisa en sus labios, el chico fue hasta ella abrazándola fuertemente mientras la alzaba un poco girando, la risita de Enora llenó la sala trayendo un poco de alegría incluso a Alora quien fue testigo de aquel encuentro. Muchas emociones habían en ese instante.
—¿Esta vez te quedarás?—preguntó él al dejarla en el suelo.
Era la misma pregunta que ella le hizo cuando murió.
—¿Esta vez te quedarás?—su mano fue perdiendo fuerza.
La figura se inclinó a ella besando su frente.
—Me quedaré por siempre.
—Me quedaré por siempre—asintió acariciando su mejilla. Éste juntó su frente con la de ella depositando un corto beso a sus labios.
—Así que...cerraste los ojos sabiendo que no volverías con YooRim ni YoonGi—comentó Enora a lo que JungKook asintió—Van a extrañarte mucho.
—Y yo a ellos—apretó su mano acariciando el dorso de ésta. Su vista fue a Alora quien miraba la comida de su plato sin apetito, sus ojos se mantenían luchando con las lágrimas, aunque para la pareja podía ser emotivo su encuentro, para ella era distinto—Tiene que haber una forma de enviarte de regreso.
—No la hay—su voz fue baja—Morí en ese accidente, mis padres deben haberse enterado a estas alturas—apoyó sus codos en la mesa y cubrió su rostro con sus manos. En segundos los sollozos volvieron haciendo que sus hombros temblaran. JungKook y Enora intercambiaron una mirada dejando a un lado su romance. El chico se sentó a su lado dejando que llorara en su hombro, Alora aferró sus manos a su camisa sin dejar el llanto—Estoy feliz por ustedes, pero yo...no estoy feliz por mí.
—¿Y si no moriste en realidad?—Enora intentaba buscar alguna respuesta—Tal vez estás entre ambas, entre la vida y la muerte.
—¿Hablas del limbo?
—Hay una manera de comprobarlo—se levantó extendiéndole su mano. Alora sin comprender la aceptó siendo seguida por JungKook, la puerta principal fue abierta dejando a la vista sólo niebla—¿Ves algo diferente?
La joven dio un paso afuera encontrando sólo niebla, no se distinguía nada más que eso. Para JungKook era igual y Enora también. Las cejas delgadas de Alora se levantaron al encontrar una luz a lo lejos, parecía esperar por ella.
—Hay una luz.
—¿Enserio?, yo no veo nada—JungKook miró a todos lados.
—Sólo los que notan algo diferente se encuentran en el limbo—Alora miró a su abuela—La luz te indicará a donde ir.
—¿Volveré a casa?
—Si no la alcanzas, estarás con tu familia—tomó sus hombros—Siempre estaré orgullosa de ti, Alora. ¿Entiendes?, repítelo en tu cabeza hasta que lo sepas, siempre me has recordado a mí cuando tenía tu edad, no dejes que nadie te diga que hacer, eres valiente incluso cuando no lo creas.
Ella sonrió conmovida.
—Gracias, tal vez nadie te lo dijo antes, pero el sacrificio que hiciste por tu familia lo tengo muy presente. Sé que amas a tu familia—tomó la mano de JungKook colocándola sobre la de ella—Así como sé que también amas a este hombre—Alora lo miró—Cuida mucho de ella, ¿Sí?
—No me apartaré de su lado—prometió—Lamento no poder cumplirte mi promesa sobre esperarte al volver de Nueva York.
—No importa. Creo que te di lo que querías, estar con halmeoni—sonrió—Tampoco me olvidaré de ti, Jeon JungKook.
—Sigue la luz, no lo olvides—Enora la abrazó una última vez—Dile a tu madre que deje de culparse por cosas que no puede controlar y que valore lo que tiene mientras pueda.
—Se lo diré.
Se alejó de la entrada deteniéndose a una distancia, miró hacia atrás sintiéndose extrañamente feliz de que su abuela estuviera con la persona que realmente amaba después de todo.
Algunas cosas deben pasar para que otras mejores puedan ocurrir.
Con un suspiro el personal médico que la atendía respiraron de nuevo al ver que el corazón de la joven fue reanimado. Alora con vista borrosa además de estar golpeada con sangre por el accidente notó algunos paramédicos a su alrededor, la chica estaba acostada en el pavimento mojado, el cielo seguía siendo gris, pero un pequeño rayo de luz se asomaba.
"La luz te indicará a donde ir"
—Señorita, ¿Puede escucharme?, la trasladaremos ahora mismo al hospital, no se mueva—escuchó con más claridad—Bienvenida a la vida de nuevo.
"Sigue la luz, no lo olvides"
Alora cerró sus ojos de nuevo muy agotada. No sólo rompía cadenas en su familia, también podía romper las ideas absurdas que el destino hacía para ella, había sobrevivido y estaba viva.
Estaba respirando.
El próximo es el epílogo.
PD. No crean que no pensé en eliminar a Alora -.- Pero bueno, me parece un personaje dulce y no pude hacerlo.
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