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Alora había pasado el día con sus padres y su hermana. El hombre se preocupó verdaderamente cuando se enteró de lo sucedido, saber que su hija viviría en un vecindario donde probablemente se encontraba un asesino suelto no le hizo estar del todo tranquilo, el día se había hecho un poco eterno y agotador para la joven de veinte años. La noche finalmente llegó trayendo consigo cierto vampiro familiar, Alora colocó seguro a su puerta por si acaso a Jennie se le ocurría aparecer, JungKook identificó el diario de Alora junto a otro cuaderno en la mesa de noche, cuando miró a la nieta de Enora se sintió algo cohibido.

—¿Por qué me ves así?

La única humana en verlo con tal adoración ya no seguía viva.

—Es como conocer a un famoso o algo por el estilo—paseó la vista de pies a cabeza—La abuela tenía razón, eres hermoso.

—¿Gracias?—no sabía que decir exactamente. Su atención fue al collar en el cuello de la chica, Alora lo notó llevando su mano allí.

—Ah—se deshizo con cuidado del accesorio extendiéndolo al vampiro frente a ella—Esto te pertenece desde el inicio.

—No, es tuyo ahora.

—No, es originalmente tuyo. Se lo diste a halmeoni, bueno, ella lo tomó con el permiso de YooRim...

—Alora—interrumpió. Tomó el collar para situarse detrás de ella, volvió a colocarlo en su cuello haciendo a un lado su cabello liso, el olor dulce de su sangre le hizo tragar con dificultad—El collar es tuyo, dejó de ser mío hace años.

La chica giró sobre sus talones volviendo a quedar cara a cara.

—Gracias por...haberme salvado.

JungKook sonrió ladinamente.

—Eso dijo tu abuela cuando tenía tu edad.

—¿Qué hiciste con...el...cuerpo de ese hombre?

—No debes preocuparte por eso. Me encargué de limpiar la escena del crimen, por cierto, no puedes mencionar nada de lo que viste.

—Yo...

—Sé que le contaste a tu familia, si vuelven a tocar el tema miente sobre lo que viste.

—De todas maneras, nadie me cree—resopló—Sólo tú—se acercó haciendo que JungKook retrocediera—No tienes colmillos.

—¿Qué?

—Aunque tu tacto es frío—tocó sus mejillas y acto seguido su frente—Tengo muchas preguntas, no he podido leer el diario hoy, estuve esperando este momento en realidad.

JungKook apartó sus manos con cuidado al tomar sus muñecas, pudo sentir el pulso en ella obligándolo a retroceder. Alora desprendía un olor dulce de repente que lo mareaba un poco, era como olfatear un perfume tan fuerte que acababa dejándote con la cabeza en las nubes.

—Responderé lo que pueda. ¿Qué quieres saber?

La miró tomar asiento en la cama con sus piernas cruzadas, lo pensó muy bien analizando todas las preguntas antes de hacerla. ¿Por dónde podía empezar?, todavía tenía cosas que leer en el diario, podía usar a JungKook como aclarador de ciertas dudas.

—Halmeoni menciona en su diario que este collar iba a ser para tu hermana—indicó llevando su mano a su cuello.

—Así es—afirmó decidiendo acomodarse en la silla cerca de la ventana.

—Puedo saber, ¿Qué le pasó?

—Murió—respondió—Siguiente pregunta.

—¿Murió como vampira?

—No—corrigió—Ella nunca se convirtió en esto. Su muerte fue natural, mi hermana enfermó, en ese entonces la medicina no es lo que es ahora.

—Lo siento.

—Fue hace mucho tiempo.

—¿Te convertiste cuando ella falleció?

—Tiempo después, sí—asintió—YooRim y YoonGi me encontraron cuando estaba muriendo—por el silencio de Alora supo que esperaba su relato. JungKook rodó los ojos cumpliendo su parte—Un extraño virus llegó al pueblo donde estaba, tuve los mismos síntomas que mi hermana, comencé a enfermar cada vez más, YooRim me encontró cuando deliraba por la fiebre.

Le había parecido amable la chica aunque extrovertida.

—¿Te ayudó con su hermano?

—Debatieron si debían alimentarse de mí o no—sonrió un poco por el rostro atónito de la castaña—Fue YoonGi quien decidió convertirme.

—¿Estuviste de acuerdo con eso?

—¿Te parece que estaba apto para decidir algo así?—fue sarcástico—Estaba solo, tenía miedo de morir incluso cuando a nadie le importaba.

—Supongo que ya no tienes miedo de esas cosas, ¿Cierto?—subió sus piernas a la cama—La inmortalidad debe solucionar el mayor problema y temor del ser humano, la muerte.

Para JungKook era diferente.

—Es una tortura, en realidad. A los humanos se les olvida que mientras el tiempo avanza para el resto, para ti permanece igual—miró los ojos oscuros de la chica—¿Entiendes a los que me refiero?

—Todo muere a tu alrededor—afirmó—Halmeoni parecía no tenerle miedo a la muerte. ¿Alguna vez te pidió que la convirtieras?

—No—respondió luego de pensarlo—Sé que muchas veces lo pensaba.

Alora se encontró pensando en los buenos momentos al lado de la anciana. JungKook la notó nostálgica, sabía que la extrañaba.

—Me recuerdas mucho a ella—ante eso, ella lo miró interrumpiendo sus pensamientos—Tu madre y tu hermana son tan...opuestas a...ustedes.

—¿Las conoces?

—Conocí a tu madre cuando era una bebé, tu abuela nunca supo que estuve cerca muchas veces.

La castaña levantó sus cejas sorprendida.

—JungKook...¿Estuviste cerca cuando ella falleció?

—Sí, lo estuve—admitió—Fui a verla porque tenía el presentimiento de que sería la última vez. Ella me reconoció a pesar de haber olvidado algunas cosas—Alora tragó con dificultad teniendo ese molesto ardor en su vista por las lágrimas retenidas—Ella siempre puso a su familia en primer lugar, Alora.

—Lo sé—asintió. No soportó mucho soltando algunas lágrimas—Lo siento—se disculpó apartando aquellas gotas de su rostro.

—Puedes llorar si quieres.

—No estuve con ella, yo...debí venir por mi cuenta—llevó su mano a su boca queriendo callar los sollozos—No debí dejarla sola, si hubiera decidido a tiempo podría cuidarla en casa, no habrían propuesto llevarla a ese hogar de ancianos.

JungKook se levantó de la silla dirigiéndose a ella, tomó asiento a su lado sin saber que hacer exactamente. No quería tentarse demasiado al abrazarla o siquiera tocarla por el olor de su sangre.

—Si tu abuela hubiera estado enojada contigo nunca te hubiera mencionado en su testamento, ¿No crees?—buscó su mirada—Enora siempre estuvo orgullosa de ti.

—Quisiera sentirme así sobre mí—sorbió por su nariz—Todos me subestiman, es lo que he ganado por decidir a último minuto.

—Lo importante es que estás tomando las riendas, ¿No?—Alora lo miró. Era sorprendente como un vampiro podía ser tan atractivo como él y peligroso al mismo tiempo, no podía negar lo obvio, ese hombre bebía sangre, la necesitaba para vivir—Las personas te dirán que estás equivocada e incluso que estás loca, pero la verdad es que eso es lo que te indica que vas por buen camino.

—Gracias—susurró.

—¿Quieres seguir llorando un poco más o quieres seguir preguntándome cosas?

—Prefiero la segunda opción.

—Eso es—felicitó sonriéndole un poco.


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