𝕯𝖎𝖊𝖟
Canción del capítulo: Sabrina Carpenter - Exhale.
Esta canción encaja perfecto con Alora.
•••
Jennie masticó mirando a su hermana quien no dejaba de darle vueltas al asunto. Se habían levantado hace unas pocas horas y Alora estaba revolviendo todo como loca sin encontrar aquel cuaderno que le dejó su abuela. El desayuno seguía completo en su plato, una vez más le parecía que su hermana menor estaba exagerando.
—¿Quieres comer?, ya aparecerán esos cuentos.
—La abuela lo escribió para mí. No puedo quedarme de brazos cruzados—sostenía su cabeza con sus manos. Los codos estaban apoyados en la mesa—Me quedé dormida con él anoche, no entiendo, ¿Cómo va a perderse así?
—Seguramente lo colocaste en otro lado y crees haberte dormido con él.
—No es así.
—Alora, sólo desayuna, ¿Quieres?
La castaña miró a su hermana mayor tan tranquila y cómoda. Una vez más se sentía como la loca de la familia, la única en preocuparse por cosas tan sencillas, pero con un valor sentimental. A veces su familia le hacía decepcionarse de donde venía.
—¿Te parece que exagero?
—En realidad, sí. Son sólo cuentos.
—¿Entonces debería exagerar si ese cuaderno tuviera dinero en las hojas?—su enojo fue aumentando—Mamá y tú son tal para cual.
—No empieces...
—Sabes que tengo razón, sólo les interesa si tiene que ver con dinero—señaló—Me sorprende que mamá haya tenido su propia familia cuando piensa de esa manera. Pobre de tus hijos en el futuro.
—¡Alora!—reprochó.
Furiosa se levantó del comedor saliendo de allí. Subió a su habitación cambiando su ropa, sería mejor salir por un rato.
La pequeña niña acomodó los peluches en la alfombra como si estuvieran espectantes al escenario falso que había armado en la sala en compañía de su abuela. Ambas estaban solas en casa ya que sus padres habían ido de compras con su hermana. Enora sería la invitada estrella al show de Alora quien sostenía un micrófono de juguete.
—La gran creadora de cuentos está aquí. La maravillosa Kim Enora—la mujer sonrió divertida entrando a dicho escenario con sábanas y mantas, tomó asiento junto a su nieta.
—Gracias por la invitación, querida Alora.
—Me dijeron que hoy nos viene con un cuento nuevo lleno de misterio—siguió en su papel de presentadora.
—Por supuesto que sí. ¿Lista para escucharlo?
Una ansiosa Alora asintió curiosa.
El cementerio estaba en completo silencio, algunas personas visitaban las tumbas de sus parientes o amigos, Alora se agachó al encontrar la de su abuela, sus ojos contuvieron las lágrimas que inconscientemente aparecieron. Dejó una rosa blanca sobre su lápida, allí estaba tallado el nombre de la mujer que alimentó su imaginación la mayor parte del tiempo, los mejores recuerdos eran con ella en su infancia.
—Te extraño, abuela—acarició las letras de su nombre—Siento que todos en la familia me ven peor que antes—terminó por sentarse en el césped—A todos parece importarles más el hecho de ser la dueña de tus cosas que el hecho de no tenerte más con nosotros—su voz fue disminuyendo. Aun así, para cierta persona en la distancia fue muy clara—Perdí tu diario, halmeoni.
El nudo en su garganta se hizo más tenso. Dejó que esas lágrimas resbalaran por sus mejillas mientras mantenía la cabeza baja. JungKook ladeó su cabeza observándola.
—Mamá me subestima mucho, papá parece apoyarme, pero la verdad es que sigo sintiéndome más sola que antes...—sus hombros temblaron ante sus sollozos—Unnie tampoco me entiende. La única que lo hacía eras tú—apoyó sus manos del suelo dejando salir el llanto—Lo siento, halmeoni. No estuve contigo para despedirme.
El chico pensó en acercarse, al segundo borró esa idea. ¿Y si no fue buena idea quitarle el diario?, Enora mantuvo mucho tiempo el secreto de haber conocido un vampiro. Si decidió confesarlo a su nieta significaba que confiaba demasiado en ella para mantener ese secreto.
—¿Puedes...visitarme en mis sueños para abrazarte una última vez?—pidió apartando sus lágrimas—Lo necesito mucho.
A JungKook le recordó algo esas palabras.
Enora salió furiosa de la casa con ojos llorosos e inmensas ganas de gritar. Su vientre abultado dejaba en evidencia su condición en el embarazo, JungKook miraba de lejos sintiéndose furioso con el idiota de MinGyu por hacerla llorar. No podía intervenir, los humanos discutían siempre, era parte de su vida. Miró a la joven madre abrazarse así misma.
A la mente de Enora vino cierto vampiro que siempre la protegió y fue dulce con ella.
—¿Puedes...visitarme en mis sueños para abrazarte una vez más?—pidió apartando sus lágrimas—Lo necesito mucho.
Su teléfono había recibido algunos mensajes y llamadas decidiendo por apagarlo. Estaba molesta por la falta de empatía de su hermana, molesta por la falta de humanidad en su familia, incluso con su padre apoyándola seguía sintiéndose sola. Alora pasó el día entero en la calle, estuvo un largo rato conversando en la tumba de su abuela imaginando que ella estaba a su lado escuchándola como siempre, luego visitó el parque pasando toda la tarde en un banco mirando a las personas ir y venir. Comenzó a dudar como siempre, ¿Debería quedarse en Seúl?, ¿Qué pretendía hacer?, ¿Y si Jennie tenía razón?, sin sus padres no era nada, nunca había trabajado, tampoco estaba estudiando actualmente...
Todos esos pensamientos la hicieron comenzar a hundirse. En la noche caminó a casa luego de tomar el autobús incorrecto, tuvo que caminar varias cuadras, estaba muy cansada para enojarse cuando vio que no tenía suficiente dinero, entró a un callejón para usar un atajo que la llevaría más directo.
La joven de veinte años sabía que su hermana estaría esperándola con algún reproche en casa o posiblemente sólo la ignoraría argumentando que era inmadura. Estaba tan metida en sus pensamientos que no podía percatarse de la persona que la seguía.
Una pequeña Alora se encontraba llorando en el jardín. Jennie intentaba levantarla del suelo mientras le decía que dejara de ser tan dramática, Enora al ver aquel escándalo se acercó a ambas:
—¿Qué está ocurriendo aquí?
—Halmeoni, Alora se cayó intentando atraparme.
—Halmeoni—la menor sollozó. Sorbió por su nariz con las mejillas rojas—Mi tobillo...duele.
Enora al agacharse notó su tobillo un poco hinchado. Como pudo cargó a la niña siendo seguida por Jennie quien al ver el semblante serio de su abuela, supo que su hermana no estaba exagerando.
El sonido de una botella cayendo al suelo le hizo detenerse en seco. Su cuerpo se paralizó, los latidos de su corazón resonaron en sus oídos, ¿Por qué de repente había un silencio muy...denso?, su mente le hizo pensar en la situación que su abuela vivió en el pasado, tragó con dificultad intentando mover sus pies, pero estos no respondían. ¡Su cuerpo no estaba respondiendo!, escuchó pasos detrás de ella, con unos pasos más podría salir de ese callejón, pensó en gritar sin lograr hacerlo. El miedo la tenía bajo su dominio.
Alora se vio envuelta en oscuridad cuando algo la jaló. Una mano fría se posó sobre su boca callándola mucho más, identificó una mirada brillante, estaba prisionera contra la pared. Alora sólo pudo mover sus ojos cuando escuchó un golpe en seco al inicio del callejón, una persona había sido empujada al suelo, acto seguido una sombra negra se avalanzó sobre ese cuerpo devorándolo con desespero. La chica hiperventiló con la mano del desconocido sobre su boca, sus ojos se acostumbraron a la poca luz pudiendo ver un poco mejor a la persona frente a ella.
A su mente vino el dibujo que su abuela hizo en el cuaderno.
"Es él. Es...es el vampiro que halmeoni describió en el diario"
¡El encuentro! Ahora a unir los puntos y darle sentido, no quiero hacer muy larga esta historia.
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