Capítulo 14 - Encerrados 3/3
Alexander Wembeley.
El sonido de la regadera cayendo logra que abra los ojos; lo primero que captan ellos es la lámpara encendida, dando a saber que ya ha llegado la luz. Me levanto un poco con dolor de espalda, mientras me estiro a ambos lados. Yo también me quedé dormido en el sofá, cosa que está afectando mi espalda. Cuando miro a mi lado veo que estoy completamente solo, y aunque es obvio, ella es la que se está duchando.
Me levanto y me dirijo a mi habitación a hacer lo mismo, me quito la ropa que llevo, quedando en bóxer, miro mi herida, por fin cicatriza perfectamente, me quito la gaza totalmente limpia para darme una ducha. Realmente no me tomo ni siquiera diez minutos duchándome. Me coloco unos deportivos negros con una camiseta del mismo color y me paso la mano en el cabello despeinándolo un poco. Como puedo, me coloco la gasa de nuevo.
Realmente me sorprendió mucho cuando vi que ella llegó ayer, y sé que Mason le dio la dirección. Me quise reír cuando me dijo que Cecilia le dijo dónde quedaba mi casa, ya que ella no sabe. Por eso, antes de mentir, tienes que cerciorarte de que los otros saben tu mentira. De las Furzas Armadas, solo un grupo del equipo de investigación sabe de este lugar, porque una vez teníamos que buscar a alguien y nadie lo debía saber, así que todas las investigaciones las hicimos aquí, y que yo sepa de este grupo que sabe de este sitio, Lexa solo conoce a Mason.
Salgo de mi cuarto y camino hacia el pasillo, me dirijo hacia la habitación en donde ella se encuentra; iba a tocar la puerta; sin embargo, con el primer toque, la puerta se abre despacio. Me atrevo a entrar a la habitación, pero ella no se encuentra. Quizás salió hacia la cocina, así que me iba a dar la vuelta para irme, pero un sonido en el baño me hace devolverme, fue un poco estúpido el devolverme para cerciorarme de quién era, estoy segura de que es ella. Aun así, me acerco a la puerta del baño que también se encuentra entreabierta. ¡Qué mujer más extraña! Está en casa sola con un hombre y se baña con todas las puertas abiertas.
Me detengo en la esquina de la puerta del baño y con lo que veo me quedo sin aliento unos segundos. Ella está desnuda, no completamente, ya que tiene unas minibragas, pero es lo único que tiene puesto y se encuentra desenredado su largo cabello castaño. Está parada dejando ver su figura, su piel cremosa, sin ningún tipo de vello y manchas. Preciosa, las únicas que tienes son de las estrías que tiene en el inicio de sus glúteos y no son tan notorias, pero a eso no le doy mucha importancia, ya que es algo normal de la mujer y desde mi punto de vista hasta perfectas son.
Al mirarla como un acosador, mi amigo, que se encuentra entre mis piernas, comienza a activarse y eso realmente es un problema. Me quedo ahí observándola unos minutos hasta que ella termina de desenredar su cabello de manera suave y sin apuros. En ningún momento ella se percata de que yo me encuentro observándola, mientras yo me mantengo ahí imaginando cómo podría tocarla, hacerla gemir y sobre todo embestirla hasta no más poder. La polla me está comenzando a doler; sin embargo, sigo aquí torturándome observando algo que es probable que yo no podré tocar. Mason una vez me dijo que se había imaginado lo rico que sería coger con ella, y no me haré el inocente. Yo también me lo imaginé, cómo era verla desnuda, pero no se compara para nada como se ve ante mis ojos.
No quiero despegarme, no quiero dejar de verla y sé que esto me traerá un enorme problema si ella se da cuenta, pero mi cerebro y cinco sentidos están fuera de sí.
Lexa se mueve un poco quedando frente al espejo, que para mi mala suerte ella echó su cabello hacia delante tapando lo que tienen que ser sus hermosos senos, que me deja ver que no son muy grandes, debido a que solo con su cabello se tapan completamente, pero aun así no dudo lo hermoso que son. Paso mi mano por mi miembro tratando de calmarlo, en cambio, fue peor, cada vez me duele más y me palpita. Dios, padre, ¿qué demonios me está pasando? Ni que fuera la primera vez que veo una mujer desnuda, pero esta me tiene vuelto loco sin hacer mucho esfuerzo y con todo sobre ella, voy a comenzar a pensar que esta tipa me está haciendo algún tipo de amarre.
Me echo un poco para atrás y choco con algo haciéndolo caer. Mierda...
— Hola — escucho cómo su voz sale desde el baño — ¿Alexander, estás ahí?
Y antes de que ella le dé tiempo a tomar la toalla o hacer algo, salgo de esa habitación con dirección a la mía, a ver qué demonio hago con la enorme erección que tengo ahora mismo.
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Vuelvo y salgo de mi habitación con ropa nueva y más calmado, automáticamente un aroma a chocolate caliente llega a mi nariz, como si el olor me guiara, lo sigo hacia la cocina, donde la encuentro, está moviendo una olla con algo adentro, tiene puesta la ropa con la que llegó sin la chaqueta y también sin zapatos, sus pies están completamente desnudos sobre el suelo. Su cabello se encuentra húmedo, cayendo por su espalda casi hasta la cintura. Al parecer ella siente mi presencia y se voltea, me regala una sonrisa enorme con sus dientes perfectamente alineados y causando que sus ojos se achinen en la esquina como hace cada vez que se ríe.
Ella siempre tiene un aura feliz, es un tipo de persona que cuando está cerca de ella te contagia de su vibra. Ella me contagia sus ganas de sonreír, sin embargo, me contengo. Me doy paso hacia la cocina recostándome del desayunador. Observo cómo ella sirve el chocolate en dos tazas y lo deja en la mesa. Simplemente, observo, cada vez que la veo me hago la misma pregunta, ¿cómo es que alguien puede ser tan bonita? Realmente me sorprende, lo linda y tierna que es.
— Puedes tomar asiento — señala una silla como si fuera un mozo y se ríe.
Observo la mesa, que aparte del chocolate que ella acaba de servir, tiene panqueques, frutas, huevos revueltos, tocino y todo hecho en casa.
— Es mi forma de agradecerte tu hospitalidad — se balancea en sus pies como niña pequeña.
Pues así ella me va a agradecer, podría acostumbrarme a hacerle más favores, aunque preferiría que ella me agradeciera de otra manera. Dejo de mirarla cuando ella empieza a notar que no le quito la mirada de encima. Tomo una taza que ni siquiera sé qué es.
— ¿Qué sucede? — Cuando el sabor dulce inunda mi boca, hago una mueca de desagrado. Asco es chocolate. — ¿No te gusta?
— Es que no me gusta lo dulce.
— Eso explica tu actitud de viejo amargado.
Giro los ojos. No sé por qué la gente dice que soy amargado, ¿solo por qué no vivo sonriendo? Eso yo se lo dejo a los políticos.
Comienzo a comer, el desayuno que ella me ha proporcionado, realmente está bueno, y eso es simple comida.
— ¿Si yo te contrato para que me cocines todos los días? ¿Aceptaría?
Ella se echa a reír mientras yo lo observo. Creo que podría vivir viéndola reír.
— Claro que no — aprieta los labios — no pase tantos años en la academia para terminar cocinando.
Ella se sigue riendo como si yo le estuviera haciendo chistes. Mientras, yo me mantengo observándola, sin ningún pudor, así que suelo verla en la oficina. Yo creo que el día de hoy acabo de romper un récord personal, es la primera vez que amanezco con una mujer en la misma casa, solos y sin haber tenido sexo y no es que no había tenido ganas, bastante tenía, especialmente esta mañana que estuve al explotar. Sin embargo, aquí estoy sin ni siquiera haberla tocado y sobreviví.
Veo cómo hace un ágil movimiento, toma la gomita que tiene en la muñeca y se amarra el pelo dejando que su rostro a la vista completamente y me llevo la sorpresa con que ella tiene un hematoma debajo de la barbilla. Si lo vi ayer, lo tenía un poco rojizo, no le pregunté por qué, sé que hay personas que tienen un poco la piel sensible y con un simple roce se torna de un color rojo, no obstante, ahora está completamente morado y parece un golpe...
— ¿Qué me ves? — Indaga divertida.
— ¿Qué te pasó ahí? — señalo su barbilla.
Automáticamente, su rostro cambia drásticamente, prendiéndose un bombillo.
— Nada — se suelta el cabello tratando de taparlo nuevamente.
— Como que nada — un sentimiento de preocupación surge — a las personas no se les hacen hematomas por nada.
Arruga su cara y gira su rostro. Una de las tantas cosas que he aprendido en la policía es que cuando una persona trata de evitar tu mirada mientras hablan es muy probable que te esté mintiendo.
— Me caí — finge recordar —, si ya recuerdo, me caí y me golpeé muy duro.
— Aja — dudo — Lexa — su cuerpo reacciona cuando digo su nombre, y sé que lo que más le sorprende es que es la primera vez que digo su nombre — he pasado mucho tiempo en la policía para saber la diferencia entre un golpe de caída y un golpe proporcionado por otra persona.
Sus ojos casi se salen de órbita.
—¿Tú estás insinuando que alguien me golpeó?
— ¿Tienes novio? — pregunto eso con doble intención.
— No, no tengo — su voz comienza a sentirse molesta — y nadie me golpeo y punto, así que déjame en paz.
Y claro que me acaba de decir que alguien la golpeó, porque razón se pondría tan brava, de porque se lo pregunto. Me quedo en silencio, porque no quiero molestarla más, sé que no me va a decir por cómo está ahora, pero no significa que me voy a quedar así. Tengo que saber quién es.
Después de eso ella se mantiene en silencio, cosa que es bastante extraño. Ella siempre está hablando y haciendo chiste sin nada de gracia, y aunque suene algo cursi, me siento algo extraño no escucharla hablar. Quiero que ella hable, realmente quiero saber qué le pasa o quién se lo hizo...... Pero, ¿qué demonios estoy pensando? Si a ella no le importa su bienestar, a mí debe importarme menos.
Me paro de golpe, logrado que la silla donde me encontraba sentado caiga al piso haciendo un fuerte estruendo, haciéndola sobresaltar un poco, no sé por qué, pero el hecho de que me encuentre tan preocupada por lo que sea que le paso, me tiene un poco enojado, no sé por qué demonios, últimamente tengo la cabeza en otro lado. En ella y eso no me gusta, he pasado demasiado tiempo tratando de mantener la cabeza fría, para que venga la niñata y con su carita bonita me venga a desenfocar.
— ¿Te pasa algo? — Ella intenta acercarse, sin embargo, levanto los brazos, para que no me toque.
Esta mañana estaba muy mal por haberla visto desnuda y, aunque logre bajarlo un poco, aun así, no fue completamente. Estoy algo fuera de control, así que ella me toque, es lo menos que necesito en este momento.
El sonido de una grúa llama mi atención, y al parecer no fui yo solo la que la escuchó, ya que mi acompañante también levantó la cabeza. Me doy media vuelta, me dirijo hacia la puerta y cuando la abro, lo mismo que sospeché hace un segundo es lo que está pasando. Una grúa está levantando el gran árbol de mi puerta. Lo hace de forma un poco lenta; sin embargo, a medida que va puedo ver a Dereck y a Leonardo del otro lado del árbol.
Siento una presencia a mi lado.
— Qué bueno, ¿quién sea el responsable de esto? — dice con su dulce voz —. Mientras hacía el desayuno pensaba en qué rayos íbamos a hacer para salir de aquí.
No respondo, simplemente veo la grúa cómo termina de levantar el árbol y a su paso cayendo muchas manzanas, demasiadas. Recuerdo que cuando tenía dieciocho años y sembré ese árbol, no pensé que iba a crecer tanto.
— Buen día, Jefe — saluda Leonardo mientras me ve y cuando ve a mi acompañante pone una cara un poco extraña — buenos días — la saluda.
— Hola — ella lo observa por un segundo — ¿Jefe? — se cuestiona — ¿Trabajas en las fuerzas armadas?
Me sorprende que no tenga ningún tipo de reacción rara ante ellos, digo, son unos tipos llenos de tatuajes, sé que yo también lo estoy, pero a diferencia de ellos que están tan llenos de tatuajes que no tienen ni un mínimo de piel descubierta, casi toda su piel está llena de tinta, ambos están raspados y Dereck tiene una cicatriz desde su mejilla hasta casi el inicio de sus ojos izquierdo. Normalmente, la gente tiene una reacción de temor, en cambio, ella es muy normal, incluso pareciera que los conoce.
— Si — él responde ágilmente —, ¿y tú? — Le extiende la mano.
Ella la toma muy animosa, como ella siempre es: —Yo soy su compañera de las fuerzas armadas — les sonríe a los dos hombres —, nunca los había visto.
— Nosotros trabajamos como investigadores, casi nunca estamos en la empresa — aclara.
Salgo un poco más afuera, a diferencia de ayer, el sol brilla bastante para mi gusto y el cielo se ve totalmente despejado, incluso muy lindo, parece de pintura.
— ¿Y cómo sabían que nosotros estábamos aquí? — no sé cómo una persona puede ser tan curiosa. Es curiosa como un niño pequeño.
— Vine temprano, ya que tenía unos asuntos que resolver con el jefe — Dereck ahora también le extiende la mano a mi compañera —, pues vi esto y trajimos la grúa.
— Me alegro, porque no teníamos la mínima idea de cómo salir de aquí, sin señal y tan lejos de la ciudad.
Ella le dice algunas cosas más, hasta que se da la vuelta y entra a la casa de nuevo. Ambos me miran un poco confundidos, sin embargo, no los miro, no tengo por qué responder a ninguno de los dos.
Luego de unos segundos sale con su chaqueta y zapatos puestos.
— Oye — me dice — gracias por todo — la observo mientras habla como niña pequeña, causándome ternura — y procura que tu herida no se vuelva a abrir.
Extendió la mano como en forma de saludo, la miro unos segundos hasta que tomo su pequeña y delicada mano, que tiene las uñas pintadas de blanco. Comparada con las mías, parecen manos de bebé.
En un acto que me sorprende bastante, ella se acerca rápidamente a mí y me planta un beso en la mejilla, causando todo tipo de sentimiento, pero en especial confusión y ¿alegría? ¿Por qué el demonio hizo eso? Se da la vuelta y se despide de los dos hombres que se encontraban a mi lado, se sube en su jeep y arranca, la sigo con la mirada hasta que se pierde.
— Es muy linda, Alex — se acerca Leonardo a mí — y está muy buena, pero sobre todo muy linda. Tú siempre tienes a las mejores.
— No te equivoques, ella y yo no somos nada, solo es una compañera.
— ¿En serio? — Leonardo mira a Dereck — amaneciste con una chica que está buenísima y no te la tiraste, ¿te sientes bien? — hace el intento de tocarme, pero le quitó la mano — yo si hubiera buscado la manera de tirármela.
Este idiota cree que yo no lo pensé.
— Lo que no entiendo es algo — comienza Dereck — ella dijo que no sabían cómo podían salir de aquí, que no tenía señal ni salida.
— Tampoco entendí eso, ya que Alexander tiene un teléfono de emergencia que no necesita señal.
— O mejor aún, en el sótano hay puertas de emergencia.
— Estás pensando lo mismo que yo — Dereck se ríe.
— Que el jefe se quedó encerrado a propósito, si también pienso eso — se burla Leonardo —, ahora, ¿por qué? La pregunta es, que si no era para follarla, ¿para qué quería quedarse con ella?
Miro a ambos que mantienen una conversación como si yo no estuviera presente. Y los miro de una manera que a nadie le agrada, voy a contarles el cuello a los dos.
— En primer lugar, a ustedes no les importa — ambos se ríen — y si ella se entera de que podía salir, sabré que fue por ustedes y si pasa los voy a matar a ambos.
Y con eso último me doy la vuelta para volver a mi enorme casa. A realizar lo que tenía que hacer el día que llegué aquí.
Siguemes en mis redes para mas contenido.
Gracias por llegar aquiiii.
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