Capítulo 10 - la misión 2/2
Dejare esto por aquì, ya que este capìtulo lo ganoooo
Lexa Herman
Nunca había estado tan tensa en mi vida como hoy. Escuché el maldito disparo y el micrófono se apagó para no volver a funcionar. Dios, padre, siento que este ascensor va más lento que nunca. Presiono el botón con el número quince varias veces, como si eso fuera a lograr que el ascensor fuera más rápido. Tengo los nervios a flor de piel, no sé a quién fue el disparo, si fue al aire, si fue al que estaba ahí o en otro caso si fue a Alexander. Después de los minutos más largos de mi vida, el ascensor se abre en el quinceavo piso.
Al abrirse la puerta veo tres pasillos, uno a la izquierda, otro a la derecha y uno de frente. Automáticamente, descarto el que me queda al frente porque no puedo ver nada, tomo el de la izquierda y voy corriendo mirando a todos los lados sin encontrar resultados. Los zapatos me están matando, ellos son muy lindos, sin embargo, son muy incómodos para caminar. Tomo cada uno de ellos y me los quito, sintiendo la suavidad y la felicidad de mis pies descalzos sobre la alfombra de algodón, que se encuentra forrado el piso de este hotel. Sé que estoy perdiendo el glamour, pero, prefiero la comodidad ante la belleza.
Tomo los zapatos en la mano y, ahora que tengo más flexibilidad, voy corriendo al pasillo derecho. Cuando llego al final de este, mi corazón se detiene. Un arma, sangre en las paredes, en el suelo y sobre el charco de sangre un hombre con un agujero en el pecho.
— Alexander — susurro con el corazón en la boca — ¿Qué pasó?
— Tuve que hacerlo, el imbécil me iba a gritar para que me atraparan — dice el pelinegro mientras se limpia la mancha de sangre del rostro.
Miro al tipo desplomado en el suelo con su agujero de donde sale mucha sangre, como si pareciera una película de terror.
— Él parecía conocerte.
Lo digo, porque por el micrófono se puede escuchar cuando él lo llamó por su nombre, y fue como si lo conociera.
— Diego Arismendy — pronuncia ese nombre con asco — Hace dos años hice un operativo donde lo atrapé a su abuelo y a más de quince de sus hombres — me explica mientras toma el paño que está repleto de sangre — no soy de su agrado, que digamos, o bueno, no era de su agrado.
Observo al hombre que se encuentra frente a mí, a pesar de que estuvo aparentemente en una pelea o algo, su traje sigue intacto, su fragancia exquisita, lo único es su cabello que ahora se encuentra un poco desordenado a diferencia de cuando llegó.
— Bien — vuelvo al hombre — suerte que solo era uno, podemos proseguir.
— Dudo que sea uno — me toma de la muñeca para volver a caminar — este tipo de personas nunca andan solos.
No llegamos ni al inicio del pasillo cuando cuatro hombres aparecen. Ellos nos observan, observan el cuerpo del hombre en el suelo y nuevamente nosotros. Mierda. Espero que sean invitados normales.
— Te dije — susurra mi acompañante —, esos hombres nunca andan solo.
Por la cara que tienen, puedo concluir que debo prepararme para pelear. El primer sujeto se me avienta encima, en el primer segundo no pienso ni en cómo diablos voy a lograr vencer a este tipo, tiene tres veces mi peso, así que mi instinto actúa por sí solo y lo siguiente es que le doy con el tacón que tengo en la mano. Giro el zapato y con la punta del tacón se lo clavo en el ojo izquierdo, causando que el hombro emitiera un chillido de dolor mientras su sangre chorrea las paredes, pareciendo una manguera a presión.
Menos uno, faltan tres.
Los otros tres se acercaban hacia nosotros al mismo tiempo, lanzo el otro zapato que me quedaba con la esperanza de que pudiera hacer lo mismo del principio, sin embargo, fue en vano, ya que el sujeto lo esquiva. Llega donde mi y lanza el primer puñetazo que esquivo bajando, rápidamente miro a Alexander que se encuentra peleado con los otros dos. ¡Siguiente puñetazo que me da en el pómulo! Mierda, eso me dolió.
Una de mis mayores habilidades es utilizar los pies, así que lanzo la primera patada dándole en la costilla, salto atinándole otro que le da en la cara, puedo escuchar cómo cruje cuando mi pie impacta en su mejilla derecha. El tipo se levanta arrojándose hacia mí, tiro el otro puñetazo, en el aire él toma mi muñeca halándome logrando que dé la vuelta quedando mi espalda pegada a su abdomen. Siento su asqueroso aliento en mi oreja.
— No tiene que ser así, preciosa — susurra en mi oído. Su aliento choca con mi nariz, dejando en evidencia lo mucho que bebió en la dichosa fiesta. Qué asco — si tú te tranquilizas, yo podría...
No lo dejo terminar, ya que mi codo impacta en su boca, haciéndolo retroceder. Una sensación de placer y alegría pasa por mi cuerpo cuando veo cómo se limpia la sangre de su boca con el dorso de su mano.
— Maldita perra.
Se avecina contra mí por segunda vez, un segundo puñetazo en la nariz para luego una patada en el abdomen, haciéndolo retroceder tan fuerte que su cabeza impactó contra la pared y cayó al suelo con los ojos cerrados. Creo que está noqueado, no fue tan fuerte como para decir que causó su muerte. O bueno, eso espero.
Giro hacia la pelea que está pasando a mi lado, veo cómo, a pesar de ser dos contra uno solo, lo maneja bien, hasta que veo que uno está tratando de asfixiarlo y no se puede defender, porque el otro toma sus manos. Busco debajo de mi vestido de manera rápida Glock 19, que se encontraba amarrada en mi pierna izquierda, y en menos de tres segundos busco el silenciador, se lo instalo y pongo en la mira uno de lo que está atacando a Alexander. Espero que ese diez que saqué en la escuela cuando practicaba tiro no haya sido en vano.
Disparo. Atinándole en la cabeza a uno de los que se encontraba atacando, se desploma en el suelo, ensuciándolo de sangre a su paso. Alexander me lo agradeció con la mirada, sin embargo, una patada en mi espalda logra que caiga al suelo dándome en la barbilla, una mueca de dolor se instala en mi rostro. Sin querer suelto mi única arma, el ardor y un sabor a hierro se instalan en las papilas de mi lengua, ese imbécil me partió la boca, escupo la sangre de mala manera. Cuando intento pararme otra patada en mi rostro, me hace escupir más sangre. El hombre se arroja sobre mí; sin embargo, le propinó una patada en el abdomen, haciéndolo retroceder.
Me levanto rápido, le doy una patada en la costilla, le lanza otra y, para mi gran mala suerte, él tomó mi pierna apretándola y, sin dejarme escapatoria, como si fuera de película, me hala logrando que caiga en el suelo, me da la vuelta y me lanza contra un muro. Al chocar contra la pared, el dolor físico más grande de mi vida se instala en todo mi ser, creo que lo sentí hasta en mi alma, por suerte el muro era de madera y no de concreto, porque si no creo que ahora mismo estaría trascendiendo al otro mundo. Aparte del golpe en la espalda, también me di bien fuerte en la cabeza y eso me aturdió, solo veo puntos negros dispersados entre la luz. Ahora mismo me encuentro bastante mareada. Sé que mi cara expresa una mueca de dolor, ya que siento como si me hubieran abierto la cabeza con un palo en la misma columna vertebral. Intento respirar, pero hasta eso se dificulta. Me incorporo como puedo, recostándome de la pared. Poco a poco mi vista vuelve a la normalidad.
Pongo la mano en mi pecho regulando mi respiración y miro a mi alrededor, viendo el lugar, miro al otro lado y veo cómo el monstruo que me acaba de golpear se acerca a mí de manera peligrosa, mientras se remanga la manga de su camisa negra.
— Zorra — escupe el mugroso hombre — yo te propuse que podíamos hacer un trato y quisiste dártela en mujer empoderada — veo cómo busca algo en su pantalón.
Al principio pensé que sería un pervertido y sacaría otra cosa, sin embargo, veo cómo saca un arma, una pistola totalmente negra, ahora mismo no estoy en condiciones de saber qué tipo de arma es, ya que no la veo bien, apenas puedo distinguir que una persona está frente a mí. Aunque qué mierda importa la marca o tipo, todas hacen lo mismo, acabar con tu vida.
— Pero decidiste por la parte mala — carga el arma y mi corazón se acelera a diez mil por hora — lo único que me duele es que era un gran desperdicio de mujer.
Mis ojos comenzaron a aguarse por el miedo mientras espero un tiro limpio al pecho. Pero no llega, y mi compañero, en un ágil movimiento, toma la mano del monstruo doblando su muñeca haciendo que el tiro caiga al techo. Por suerte, como tenía un silenciador, no sonó duro, pero le hizo un agujero en la pared.
Alexander le dobla la mano aún más, haciendo que suelte el arma. El hombre intenta defenderse, pero como el pelinegro es más rápido, le regala un puñetazo en la mejilla. El tipo rápidamente saca una cuchilla de su pantalón, haciéndome creer que en ese pantalón hay más armas que en las bodegas de las fuerzas armadas. Él lanza con la otra mano un cuchillo, logrando darle en el brazo, abriendo el traje de Alexander y a su paso la piel de este. Aunque él no grita ni se queja, en su cara se puede ver el dolor que le causa esa abertura. En un forcejeo de fuerza, al final, Alexander logra que el hombre se clave el cuchillo en el cuello. El chorro de sangre automáticamente sale, acabando con su vida.
Aunque me sorprende, no me impacta, ya que como trabajamos en este tipo de cosa estamos acostumbrados, incluso, a matar, siempre y cuando sea por defensa propia.
— ¿Estás bien? — El pelinegro me ayuda a incorporarme, se me dificulta.
— Si lo estoy — Claro, excepto por mi gran dolor en mi espalda y el golpe en la cabeza — ¿Y tú?
— Más o menos — mira su herida que cae sangre.
Me levanto derecha, con mis pies descalzos tocando la alfombra, intento reconfortarme, aunque el dolor es intenso, trato de mantenerme. Pero algo que noto es que se escuchan pasos.
— Alexander — susurro, él me observa muy extraño — escucha.
Cuando él se concentra lo suficiente y escucha los mismos pasos.
— Tenemos que irnos.
Él toma mi brazo y comienza a hablarme, aunque camino con dificultad, le sigo el paso. Cuando nos dirigimos al ascensor, los pasos se escuchan más cerca.
— Vienen por ahí.
Entonces ambos tomamos la dirección contraria.
— ¿Por qué huimos? —preguntó mientras nos movíamos rápido.
Se supone que somos los buenos.
— Porque si descubres que somos infiltrados, estamos muertos, recuerda que estamos rodeados de criminales.
Entramos a un pasillo y comenzamos a intentar abrir la puerta, pero la mayoría tienen llave. Al final del pasillo, encontramos una puerta sin seguro. Ambos entramos y todo se encuentra oscuro. Nos quedamos ahí, hasta que se dejan de escuchar los pasos.
— Bien, creo que se fueron — susurra —, intenta buscar un interruptor para encender la luz.
Paso la mano en la pared buscando algo para encender la luz. En menos de cinco segundos, la luz se enciende y veo cómo Alexander sube una palanca que se encarga de prender la luz.
Miro todas las pantallas que se encuentran en la pared de la derecha. Al parecer estamos en un cuarto de cámaras de seguridad. Detallo cómo las pantallas comienzan a encender una por una, los pasillos, la fiesta, una del ascensor, y otras cosas que se ven en los monitores. En uno de los pasillos se pueden ver los hombres muertos que fueron a mano mía y de Alexander.
Alexander saca su teléfono.
Aprovecho que veo una botella de agua que está sellada, no sé de quién es, pero me la tomo, necesitaba limpiarme la boca.
— Javis — su rostro se ve serio y duro como siempre — necesito que interceptes las cámaras del hotel de donde nos encontramos — hace una breve pausa y observo cómo está parado mirando la mayoría de las cámaras con el ceño fruncido — todas las cámaras del pasillo quince, necesito que borres la memoria de las horas de 9:00 a 10:00 PM — ordena mientras observa su reloj — si lo necesito ahora.
Mientras él discute por teléfono, aprecio el lugar, encontrándome raro que no se encuentre alguien de seguridad. Cerca de la ventana, que se encuentra abierta, hay un sofá de cuero negro. Tomo asiento en el mueble y dejo descansar mis pies, ni siquiera quiero ver la planta, que tienen que estar negros de la suciedad. Tengo mucho tiempo descalza.
— Bien — mi jefe se voltea a mí — avísale al agente Jiménez que prepare la maniobra de salida y que vengan por nosotros.
Acato la orden y automáticamente prendo el micrófono. — Agente Jiménez —. Silencio. — Agente —. Más silencio —agente Jiménez —, nadie responde.
Me preocupa un poco, es algo raro que los agentes no se mantengan en comunicación y más de él, se supone que él era nuestro contacto de emergencia.
— Agente Herman — después de unos minutos él responde — tenemos un problema.
— ¿Qué sucede?
— En la entrada nos interceptaron — me informa — y nos están interrogando de porque estamos rodeando la fiesta — su voz se escucha un poco nervioso — ya informé al jefe y me dijo que mandó otro repuesto y llegará en cinco minutos.
— Bien — apago el audífono.
Me volteo de nuevo a Alexander — nos vendrán a buscar en cinco minutos.
Él asiente y sigue viendo su teléfono. Mis ojos vuelven a las cámaras de seguridad y noto como la pantalla donde se veían los cuerpos muertos y desangrados está apagada. Quizá el hacker que llamo Alexander borró la cinta y programó la cámara.
— Chávez — una voz nos sorprende a ambas personas que nos encontramos presentes — la cámara quince ha sido interceptada — Pegado a la pared se encuentra un pequeño walkie-talkie, con una luz roja encendida — Chávez.
— Chávez está en su descanso — informa otra voz que se escucha en el mismo aparato.
— Pero la alarma indicó que la puerta del cuarto de seguridad se abrió y se encuentran las luces encendidas.
Mierda.
— Suban al piso número quince rápido, hay alguien en el cuarto de seguridad.
Y como si fuera de película, en las pantallas frente a mí puedo ver dos guardias salen de una cabina con linternas y armas.
— Demonios y el contacto de emergencia dice que llega en cinco minutos.
— No tenemos cinco minutos.
— Tenemos otro problema — dice Alexander.
Mierda y más mierda.
— ¿Qué sucede?
— Sucede que esos guardias son uno de los hombres de Arismendy y me conocen — me explica — y no quiero asustarte, pero si esos hombres me ven, se armará la balacera aquí.
Por suerte no me quería asustar. Qué mierda, esos guardias estarán aquí en menos de dos minutos y los contacto de emergencia dicen que llegarán en cinco, esto se pondrá feo cuando reconocen a Alexander, ellos a mí no me conocen, pero aun así quizás al verme con él, voy a llevar también y...
Ellos no me conocen... Una descabellada idea pasa por mi cabeza.
— Alexander — sus ojos me observa — tengo una idea, quizás no te guste, pero puede salvarnos.
Sus ojos demuestran curiosidad.
— Bien, necesito que apagues la luz y luego siéntate en el mueble.
De esta forma, él lo hace apagando las cámaras, bombillos y todos lo demás. Lo único que queda iluminado es el mueble de cuero negro, es decir, es la única parte que se ve luz, debido a que la luz de la luna entra por la ventana y justamente cae ahí. El pelinegro se sienta en el mueble y yo cierro los ojos convenciéndome de que lo que voy a hacer es por trabajo.
Tomo el principio del zíper de mi vestido, dejándolo caer hasta mi cintura, dejando mis brasieres sin tiros al aire, se concentra detenidamente en cada movimiento que hago. Puedo ver cómo sus ojos de una manera rápida miran mis pechos poco voluminosos solo lo suficiente, hasta mi abdomen plano, debido a los ejercicios que exige la academia y la profesión, para volver a mis ojos, sorprendido de lo que estoy haciendo.
Me acerco y me siento sobre él ahorcadas, tomo sus manos y las pongo en mis muslos, mientras yo las pongo las mías en sus hombros. Él deja que yo lo manipule como si fuera una marioneta. Sus ojos bajan a mi cuello, sube a mis labios y termina en mis ojos otra vez.
— ¿Qué estamos haciendo? — susurra cerca de mí.
Lo ignoro y únicamente me concentro en escuchar los pasos que cada vez se van acercando más y más. Cuando escucho cómo los pasos se intensifican, dejándome saber que cada vez están más cerca, entonces lo hago, pongo mis labios sobre los de mi guapo jefe.
Solamente por los cinco primeros segundos él se queda quieto, sus labios no hacen ningún tipo de movimiento y estoy segura de que está analizando lo que está pasando, el hecho de que lo bese tan de repente. Y como dije, únicamente fueron los primeros cinco segundos, ya que como un macho alfa tomó el mando del beso acelerando un poco más, sus manos aprietan mis muslos sobre el vestido, haciéndome sentir una sensación extraña en todo mi cuerpo, en especial en la entrepierna. Sus labios se sienten suaves y saben mejor de lo que imaginé.
La puerta del lugar se abre de golpe.
— Policía, ustedes no pueden estar aquí — entra uno de los guardias, con su pistola apuntando y su linterna encendida.
Dejo salir un chillido y en un ágil movimiento giro la cabeza y tapo la cara de Alexander como mi abundante cabello castaño. También con mis manos tapó parte de mi brasier y mi abdomen. El hombre apaga la linterna. Bingo.
— Disculpe, señorita — el hombre incluso voltea su mirada — ustedes no pueden estar aquí.
Sabía que cuando ellos me vieran medio desnuda, apagarían la linterna y eso ayudaría a que no pudieran identificar el rostro de Alexander.
— Si discúlpenos — la que habla soy yo —, solo queríamos un sitio más privado.
El hombre se siente un poco incómodo — claro, comprendo, pero tienen que salir.
— Está bien, si pudiera darme unos minutos para vestirme.
— Claro, señorita, que sea rápido.
Entonces el hombre sale, cerrando mi puerta.
Miro a mi acompañante que se encuentra mirándome fijamente, me bajo de él y rápidamente me acomodo el vestido. Cuando iba a tomar el zíper para subirlo, siento su mano que lo toma y lo sube él mismo.
— Ese fue un muy buen plan.
Sonrío — Muchas gracias.
Entonces, por segunda vez en el tiempo que lo conozco, veo cómo sonríe, logrando que mi corazón tome un ritmo más rápido y una sensación de felicidad crece desde mi estómago.
— Todo listo, podemos irnos — una tercera voz aparece.
Ambos giramos encontrándonos con León, uno de los contactos de emergencia, subido en la ventana.
— Interrumpo algo.
— No, te estábamos esperando.
Alexander me da una última mirada para quitar su sonrisa exótica, me estoy volviendo adicta a que este hombre me sonría.
— Hora de irnos...
Pero que conveniente ese plan de Lexa, creo que voy intentar implementarlo .
ajajjajajajajajajaja
Muchas gracias por llegar hasta aqui, espero que le guste (Voten y comenten me ayudaria crecer mucho)
Si ven alguna falta ortografica, que posiblemente no halla visto, me la dejan en este comentario (ire borrando los comentarios segun los corriga, para saber que ya lo hice)
Hasta la proxima.
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