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5. Entrega

- ¿Entregarme? ¿Qué quieres decir? - Estaba confundido, pero nada asustado. Como si nada de lo que JiMin pudiera proponerle le fuera a suponer un problema.

- Ven. - JiMin se desarropó y gateó por la enorme cama hasta TaeHyung. Incluso cuando JiMin acercó sus labios a los suyos, TaeHyung no se movió. Recibió su primer beso un poco aturdido, pero fue tan dulce y suave que no se sintió violento. JiMin se separó y le sonrió. - ¿Otra vez? - Preguntó divertido. Su sonrisa parecía demasiado inocente, como la de un niño, a pesar de que fue en ese momento en el que TaeHyung comprendió a lo que JiMin se refería con entregarse. Él mismo le había dicho que le ayudaría a entender cómo complacer y alimentar al amo. JiMin tenía que comprobar cuán firme era su determinación. TaeHyung no pudo hacer más que asentir. JiMin volvió a acercarse y le volvió a besar. Calmado, despacio, muy descompasado con los latidos del corazón de TaeHyung. Al principio sólo eran pequeños besos, como si fuesen sólo niños jugando. Luego JiMin se acomodó más cerca de él. Seguía siendo pausado, pero iba volviéndose más intenso. Los besos más largos, más húmedos. Le tomó por el rostro y TaeHyung se limitó a posar sus manos en la cintura de JiMin, dejándose guiar. No hizo nada mientras JiMin le desabrochaba la parte superior del pijama, sólo le miraba como atónito, pero confiado. - Tienes una piel bonita. - Dijo acariciando su pecho.

- Gra... - Tenía la garganta seca. - Gracias.

- Al amo le encantará tanto como a mí. - Aseguró justo antes de inclinarse para besar su pecho. Comprendiendo finalmente, poco a poco, que aquello no iban a ser sólo unos cuantos besos atrevidos, el calor empezó a invadir el cuerpo de TaeHyung. Más aún cuando JiMin apoyó su peso sobre él y le hizo tumbarse. - En verdad eres muy hermoso. - No mentía. TaeHyung era realmente atractivo, pero era tan inocente que casi daba reparo tocarlo. Como si pervertirlo fuera el peor de los pecados y, por otro lado, eso mismo lo hacía terriblemente sexy y le producía muchas ganas de corromperlo, sacando el lado más oculto y lascivo de JiMin. El favorito era de naturaleza tierna y dulce, pero esa sólo era una cara de la moneda. Él disfrutaba del sexo, era una de las muchas cosas que a Hoseok le gustaba de JiMin. - Relájate. Te haré sentir bien. - No había ninguna tensión en los hombros de TaeHyung, confiaba completamente en JiMin, pero eso no implicaba que no estuviese nervioso y su corazón latiera con fuerza. La cara de JiMin era bastante cómica mientras intentaba sacar los pantalones de TaeHyung, quien era bastante más grande que él, pero ninguno rió. JiMin, aún vestido, se colocó a su lado, cuan largo era y empezó a acariciar a TaeHyung mientras lo besaba como para distraerlo. No funcionó demasiado, porque cuando JiMin puso la mano sobre la entrepierna por encima del bóxer de TaeHyung, este dio un respingo y aspiró con fuerza. - Shh. - Y forzó sus labios para seguir besándolo y acariciándole, arrebatándole el aire. La mano de JiMin se volvió más atrevida, colándose por debajo de su ropa interior. JiMin lo fue retirando hasta quitárselo del todo. Despacio, como si tuvieran todo el tiempo del mundo. Ya estaba duro, lo que le produjo algo de timidez. - Abre un poco las piernas. - Además de decirlo, le cogió con cuidado por los tobillos y se las dobló. Cogió una de sus múltiples almohadas la colocó debajo de su espalda. - ¿Estás cómodo así?

- JiMin... es... un poco vergonzoso. - Opinó no pudiendo evitar cerrar un poco las piernas.

- Sólo al principio. - Aseguró JiMin. - Cuando empieces a sentirte bien de verdad se te olvidará. - Volvió a tomar entre su pequeña mano el miembro de TaeHyung subiéndola y bajándola por su extensión. Las expresiones de TaeHyung empezaron a volverse excitantes para JiMin, quien disfrutaba con sólo mirarle. Ligeros jadeos y gemidos empezaron a escaparse inevitablemente de su boca. Su otra mano descendió traviesa hasta el agujero de TaeHyung, que JiMin se había encargado de dejar expuesto con la posición en la que le tenía. Metió un único dedo. Siendo virgen, como era, no podía forzarlo de inicio. TaeHyung se contrajo por la sensación, pero al ver la sonrisa amable de JiMin se calmó un poco. Además, no había dejado de masturbarle. Aquello empezaba a sentirse realmente bien. JiMin tenía razón. El placer no dejaba lugar para la vergüenza. Y aunque aún era una sensación extraña la de tener a JiMin jugueteando en su interior, empezaba a gustarle. Entonces empezó a relajarse, cerró los ojos y echó la cabeza hacia atrás. - Eso es. Disfrútalo. - Volvió a tensarse cuando JiMin introdujo en él un segundo dedo. Pero pronto el placer se extendió. Estaba muy excitado, hasta el punto de que ya no reconocía los sonidos que salían de su boca. Gemidos cada vez menos coartados por la vergüenza. Cada vez más altos y agudos dejándose llevar por completo por la lujuria. Entonces fue cuando echó la cabeza hacia atrás y le vio. Se encogió e intento apartarse de JiMin, pero este puso la mano en su hombro y le calmo.

- Tranquilo. Al amo le gusta mirar. - ¿Cuanto tiempo llevaría allí? Apoyado en el marco de la puerta con expresión neutra, mirándoles sin decir una palabra. - Continuemos. - Dijo el un susurro sensual para no romper el ambiente.

Pero TaeHyung ya no pudo apartar la mirada de él y pronto se dio cuenta de que eso sólo le excitaba más. El amo parecía muy tranquilo. Como si estuviese mirando cualquier cosa sin importancia. Eso le hacía sentir inferior y a su merced. Era un ser superior, él no tenía posibilidad de estar a su altura. Podía percibir su aura de depredador. Estaba seguro de que querría devorarle despiadadamente incluso sis sus ojos eran fríos.

Lo que TaeHyung no podía ver eran las ansias de su amo. HoSeok sentía que se le hacía la boca agua al verle. Se estaba conteniendo para no lanzarse sobre el muchacho y alimentarse ferozmente de toda su energía. La situación extasiaba no sólo su vista, sino todos sus sentidos. Entraban por sus perceptivos oídos los gemidos y jadeos de TaeHyung. Pero también la respiración calmada de JiMin y los húmedos sonidos que producía al penetrarle con sus dedos. Sus manos picaban por querer tocarle. La lengua se excitaba con sólo pensar en probar ese exquisito manjar. Y el olfato era de los más castigados. Reconocía el olor de JiMin y ya le volvía loco, pero el nuevo y distinto aroma a sexo que se desprendía de TaeHyung hacía estragos en su cerebro. No aguantaría mucho más.

- JiMin. - Su voz, como venida de un oscuro abismo, profunda y tenebrosa y, al mismo tiempo, suave y sensual, sonó susurrada, pero llenó los oídos de ambos humanos.

- Sí, amo. - Bien sabía que su amo estaba desesperado y hambriento. Las manos de JiMin se volvieron incluso más habilidosas entonces. Cuando pasas tanto tiempo obteniendo placer de un inmortal se aprenden ciertas cosas.

- ¡Ah! - Gimió TaeHyung. - Espera. - Consiguió decir retorciéndose de placer. - Por favor... me... vengo...

Al eyacular, su semen se esparció por todo su vientre. JiMin sonrió. Y TaeHyung no paraba de jadear. Entonces HoSeok no aguantó más. Se abalanzó sobre ellos a tal velocidad que casi no le vieron hasta que estuvo encima. Sostuvo el cuerpo de TaeHyung con sus fuertes brazos y empezó a lamer con cierta agresividad el semen que había quedado esparcido por todo su vientre. Podían sentir como su corazón latía furioso. Su aliento ardiente hacía estragos sobre la piel de TaeHyung. Lamió y sorbió hasta la última gota sin pensar si había caído sobre sus marcadas costillas, su ombligo o sus sensibles pezones. Cuando no quedaba ni rastro de su erótica esencia, subió hasta su boca y le besó profundamente, dejándole sin aire. HoSeok tenía una peculiar forma de besar. El ansia le podía, su lengua se volvía un intruso asfixiante, y sus dientes afilados mordisqueaban los labios ajenos con lascivia. Era exquisito. Cuando acabó con su boca, le dejó jadeando y aún tenía sed. Atacó entonces a JiMin, le tomó por el cuello y le besó con fuerza. JiMin conocía el ritmo y las formas de HoSeok, sabía, mucho mejor que TaeHyung, como moldearse para su amo. TaeHyung observó la posesividad y agresividad con la que HoSeok le trataba y la sumisión y pasividad con la que JiMin aceptaba su rol. Justamente por eso, HoSeok pareció calmarse un poco, sintiendo que podía alimentarse con más sosiego. Era una imagen excitante y maravillosa. Inconscientemente, obnubilado, entreabrió la boca, como si quisiera más. Cuando consiguió vencer la ansiedad y separarse de los labios de su favorito, miró a TaeHyung y sonrió ligeramente. Estaba algo sorprendido por su expresión, pero también complacido.

- Tenías razón, JiMin. - Se acercó de nuevo a TaeHyung y volvió a beber de su boca con mucha más suavidad que antes y aún sosteniendo a JiMin entre sus manos. - Es realmente delicioso. - Formuló. - Puede que de verdad sea un buen favorito. - Lo había visto en sus ojos. El deseo de querer más, pero eso no confirmaba nada todavía. Aún le quedaba mucho por ver y, sobretodo, mucho por sentir. El inmortal también respiraba con fuerza. Pero pronto se calmó o, al menos, pudo mantener la compostura. Observó el rostro de TaeHyung, quien aún parecía aturdido y fascinado, quizá también algo mareado. Parecía que, desde que había entrado el amo en la habitación, no podía estar seguro de si lo que estaba viviendo era real. Como si se hubiera instalado un aura rara en el ambiente que no le dejaba pensar con claridad. HoSeok puso el dorso de la mano en su frente y cuello, como si estuviera midiendo su temperatura y asegurándose de que estaba bien. Luego miró a JiMin, y acarició su mejillas. El favorito no pudo ocultar su enternecedor sonrojo. - Descansad. - Por primera vez desde que había llegado a la casa, aquello le pareció más una petición que una orden por parte del amo. - Aún quedan unas cuantas horas para que salga el Sol.

- Eso haremos, amo. - Los pequeños ojos de JiMin casi no se veían cuando sonreía y parecía que esa sonrisa sólo se la dedicaba a su amo. TaeHyung no podía culparle, debía amarle demasiado.

- Y recuerda abrir un poco la ventana. - Dijo mientras se ponía en pie. - Esta atmósfera acabará por asfixiaros.

- Sí, amo. - Sin decir ni hacer más. Sin parafernalias ni más caricias, el inmortal abandonó la habitación.

TaeHyung, estando aún como en una ensoñación, miró a JiMin, quien había ido a abrir la ventana.

- Hace frío. - Se quejó encogiéndose. JiMin regresó a su lado y le tapó con su mullido y grueso edredón.

- Si no ventilo, como ha dicho el amo, te costará mucho recuperar la conciencia por completo y descansar bien. - Expuso acurrucándose contra él para ofrecerle más calor.

- ¿Qué quieres decir?

- Cuando un inmortal como el amo se alimenta desprende un aura, una sensación densa y opresora que envenena los sentidos humanos. Es un mecanismo antiguo, más necesario en los tiempos en que los inmortales se alimentaban de víctimas no voluntarias. Atonta los sentidos. - Explicó. - Te deja más vulnerable.

- Entiendo. - Susurró. - ¿Y a ti por qué no te afecta?

- Me afecta, pero estoy más acostumbrado. ¿Te sientes bien?

- Bien, creo. Un poco... agobiado. - Respondió.

- Se te pasará pronto, tranquilo.

- JiMin... - Habló un poco aturdido. - ¿Significa esto que el amo me dejará ser su próximo favorito? - Preguntó.

- No es definitivo, supongo. Pero sí que vamos por buen camino. - Sonrió.

- Oye, JiMin, ¿quién te ayudo a ti? - Quiso saber.

- La persona anterior a mi solo estuvo unos pocos meses con el amo y parecía querer marcharse pronto así que no me enseñó demasiado. - Expuso con resignación. - Tuve que aprender mucho por mi cuenta. Sobre la marcha.

- Tuvo que ser muy difícil.

- Un poco sí. - Aceptó. - Pero luego...

- Luego te enamoraste de él.

♤♡◇♧

Hola! Uf! Se volvió intenso de repente, no? Jejeje
Espero que os haya gustado.
Un besazo!!!
💜💜💜

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