[1]
Odio
El odio es un sentimiento que todos los humanos poseen y son parte del mismo,todos los sentimos en algún momento,nadie esta excluido de esto.
Los ojos azules de Enoshima Junko comenzando a vagar por la sala de estudio de su salón,el profesor Koichi impartiendo clases como siempre,la figura gorda y enorme de Hifumi Yamada que escribía algo, seguramente uno de esos Doujinshi tal vez sea sobre un prota que muere por un accidente para nada común y termina en un mundo paralelo donde es el más poderoso y se crea un harem,Togami Byakuya que parecía estar prestando atención a la clase pero en realidad solo estaba dormido con los ojos abiertos,y algunos miembros no son relevantes.
Sus ojos terminaron su viaje sin rumbo para quedar en la espalda de cierto castaño,que era el único que al parecer estaba prestando atención a la clase.
El Suertudo Definitivo...
- [Estúpido herbívoro] - fue lo primero que pensó Junko con claro odió al peli-castaño.
Para nadie en la clase 78 es un secreto que Junko es una bromista pesada,de esas que si quieren pueden tomar tu almuerzo y tirarlo desde el piso más alto de un edificio mientras sonríe como un puto angel.
Sadismo en su máxima expresión...
Junko podrá ser odiada por todos en su clase pero él siempre le sonreía como si ella fuera la persona más buena del mundo.
Eso la molestaba...
Todos sabían que ella no era una buena persona,su aptitud,su sonrisa falsas,sus bromas pesadas...
Todos menos él la veían con miedo, odió y rencor... Eso le gustaba.
- ¡Hey Enoshima!,¿Quieres ayuda con eso? - preguntó Makoto mientras veía a la mencionada llevar una caja grande.
- ¡Hu!,¿Será que el pequeño marsupial busca cortejar a la reina de la camada? - preguntó con un tono coqueto y burlón la peli-rubia fresa.
- ¡¿E-Eh?!,¡No es lo que p-piensas,yo so-solo...! - rápidamente el pequeño oji-verde busco una manera de arreglar la confusión.
- ¡Solo bromeó Makoto! - dijo con una sonrisa falsa la rubia,una sonrisa que engañaba a todos.
A todos menos él...
Al final ambos llevaron la cajas al cuarto de trabajo,en eso Junko Enoshima por instinto activa su talento secreto por lo cual analiza todo el entorno como si fuera un juego notando que había un estante bastante inestable y lleno de cosas pesadas. Eso le dió una idea a Enoshima,ella se acercó y coloca una caja,el amable Suertudo Definitivo imita la acción sin contar que la Modelo Definitiva dió un rápido desequilibró el estante y este se vino encima de Makoto.
- Jajajajajajaja - la modelo se rió al ver cómo los objetos caín encima de Makoto.
- ¡Ah! - como si fuera un delfín saliendo del agua,Makoto emergió de la pila de objetos - ¡E-Enoshima!, ¿Es-Estás bien? - preguntó el castaño mirando la rubia fresa.
La risa de la peli-rubia fresa se detuvo de golpe y miro al Suertudo Definitivo que la miraba con preocupación,sin motivos ocultos ni deseos engañosos.
Tan amabilidad...
- Makoto... -.
Tan inocente...
- Enserio... -.
Tan esperanzador...
- ¡¿Me estás jodiendo?! -.
Tan... Asqueroso.
La rubia rápidamente arrinconó al peli-castaño contra una pared y lo miraba con la expresión fruncida.
- ¿Que mierda pasa contigo? - cuestiono sujetando el cuello de la sudadera del peli-castaño.
- E-Enoshima... E-Es-Estas muy cerca - aviso el castaño.
- Siempre sonríes,siempre ayudas nunca te molestas - comentó molesta con sus ojos volviéndose vacíos - ¡Dime Makoto Naegi!,¿¡Por qué en nombre de todo lo profano eres tan bueno conmigo?! -.
Si las miradas matarán Makoto no solo estarías muerto,sino que también revivido para ser asesinado, para ser luego ser ahogado en un piscina de pirañas mientras estás se comen su rostro.
Tal vez demasiado específico...
Junko llevo sus manos al cuello del Suertudo Definitivo y ejerció un agarre,lo cual causo que el masculino soltará unos gemidos de dolor.
- ¡Dime,responde,masoquista! - exigió la rubia mientras sus ojos seguían igual de vacíos.
Ante todo el respondió algo que ella no esperaba ni de él ni de nadie,¡Maldita sea,ni de su propia hermana!.
- Te ves tan sola -
La rubia lo dolor y retrocedió unos pasos miéntras el recuperaba aire a bocanadas.
- ¿Eh? - fue todo lo que pudo salir de la boca de la modelo.
- T-Todos se al-alegan de tí,todos se van y t-tu te quedas sola,yo-yo puedo ver al-algo en tu mirada parece que lo disfrutas... Lo planeas todo - reveló Naegi sonrojándose levemente.
- T-Tu ves a-atraves de mi - dijo Junko mirándo al Suertudo Definitivo.
- E-Enoshima... Se que tal vez suene ra-raro... Pero creo que tú buscas alguien que te entienda un igual y complemento - afirmó el peli-castaño mirándo a la Modelo.
- Makoto... - Junko se acercó a él y lo miro directo a los ojos y de repente saco una navaja.
La mano de Enoshima tomo la de Naegi y lo hizo sujetar el filo de la hoja contra su cuello ante la mirada aterrada de Makoto.
- Si tanto crees que puedes salvar a alguien... Salvarme entenderme... No me mates,pero si sabes que no puedes salvarme mátame,¡Hazlo, vamos hazlo cortarme el cuello! - exigió la peli-rubia fresa mientras presionaba la cuchilla contra su cuello y una mirada de locura nacía en sus ojos.
Al parecer la suerte de Makoto estaba al tope,ya que alcanzó a divisar un cuchillo que tomo y lo coloco en la mano de Enoshima y la presionó contra su cuello,ahora ambos estaban en la misma situación.
Ambos tenían la vida del otro en su mano...
- Enoshima el cambio no comienza por otro persona sino por uno mismo... Mira mis ojos si crees que puedes cambiar o que puedo aceptarte,pararte cuando haga falta, apreciarté incluso amarte no me mates pero sino lo crees posible mátame... T-Tengo fe en tí Junko - contrapropuesta fue lo que salió de la boca del peli-castaño.
Junko la miro perpleja,con una sonrisa malvada,ella simplemente estaba por deslizar su mano con el filo por el cuello del oji-verde.
No quiso hacerlo...
Todo perdió color,sentía que si lo hacía todo perdería sentido sería aburrido,todo era tan difícil,sus ojos se posaron en los de él.
Una mirada basto...
- Makoto... - Junko dejo caer su mano con el cuchillo,el cual dejo una marca de un corte en la clavícula del mencionado.
- J-Junko... - Makoto imitó la acción de Enoshima lo cual derivo en un corte también en la clavícula de la modelo.
- No me odies nunca... - contra todo pronóstico ella lo abrazo.
Tembloroso regreso el abrazo y acarició su larga y rubia cabellera, las rodillas de ambos cedieron y cayeron acostados en el piso en una posición vergonzoso.
Makoto le hablo...
- Junko yo nunca te odiaré -
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