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🍉 CAP 9🍉

Félix parece al borde del colapso, yendo de un lado para otro rápidamente. Prácticamente volaba.

Hoy era el día de la boda, y Félix había perdido la calma por completo. Incluso lloró en el baño unos minutos, solo porque sí. HyunJin tuvo que ir a orinar al patio porque ya no aguantaba más.

Incluso llevar a Félix a la iglesia fue toda una Odisea. Entre HyunJin y MinHo no lograron meterlo al taxi y tuvieron que llamar a JiSung para que pudieran convencerlo de al menos entrar al vehículo. Aunque luego fue más exasperante bajarlo del auto porque se agarró de los asientos y el cinturón con las uñas.

Durante todo el camino, Félix iba murmurando que tenía miedo de que todo saliera mal. Que si las luces fallaban, que si la música se cortaba, que si el cura esto, que su familia aquello; HyunJin ya se estaba mareando. Incluso Félix rogó a JiSung que se pusiera los anillos de compromiso para que no se perdieran porque no confiaba en MinHo para que los cuidara hasta que iniciara la ceremonia.

— Eso me ofende — se quejó MinHo desde el asiento del copiloto.

— ¿Por qué? Sabes que es verdad, yo no quería dártelos tampoco — admitió HyunJin desde los asientos de atrás. JiSung se había rehusado a ir junto a MinHo.

Cuando consiguen bajar al omega rubio del taxi, lo llevan dentro de la iglesia, donde afortunadamente no había ningún invitado; todos estaban en el patio de la iglesia a petición de ChangBin. JiSung se aleja de Félix para ir a avisarle a la organizadora del evento que ya habían llegado los novios, donde quiera que esté esa mujer.

— Estoy a nada de un ataque — jadea Félix, abanicándose con la mano rápidamente.

— No veo por qué — responde HyunJin — Todo saldrá bien, Félix. Repasé mis líneas con MinHo — señala con el pulgar al alfa.

— Hasta el cansancio — resopla el castaño poniendo los ojos en blanco.

— Practiqué mi postura, me puse suficiente perfume para ser olido hasta China para cubrir mi aroma y las prótesis dentales están en perfectas condiciones — enumera todos los puntos que acordaron hace unos días — Todo saldrá bien — afirma con una sonrisa.

— Relájate, corazón de pollo — sugiere MinHo, despreocupado. Félix se retuerce la camiseta azul con nerviosismo.

— No puedo evitarlo — responde Félix — No puedo evitar pensar que mi mamá se dará cuenta — su mano va hacia su frente para quitarse el pelo de la cara — Si se entera se pondrá como loca y no sé si puedas vencerla — mueve la punta de su pie con nerviosismo una y otra vez.

HyunJin lo voltea a ver con los ojos bien abiertos, en una expresión incrédula de horror. Félix apenas es consciente de eso hasta que HyunJin chilla:

— ¡Jamás me dijiste que podría atacarme por esto! — jadea angustiado y Félix lo mira.

— Oh, tranquilo. No es probable que suceda— le resta importancia con la mano, intentando calmar a HyunJin... Y muy en lo profundo, a sí mismo.

— ¿"Probable"?— repite alzando la voz pero MinHo lo jala del brazo con el teléfono en la otra mano.

— Estirado, dice SeungMin que ya tenemos que ir a prepararte para la ceremonia. Muévete— indica, dándole un tirón para llevárselo por el pasillo por el que estaba llegando JiSung. HyunJin opone vaga resistencia, mirando fijo a Félix.

— Félix, por favor. Dime que esa mujer realmente no va a atacarme si nos descubren— pide preocupado y Félix parece angustiarse por verlo así.

— Lo siento, HyunJin. Fue tonto decirlo así. No lo hará, mamá es más civilizada de lo que la visualiza mi mente cuando estoy preocupado. No quería asustarte— HyunJin parece vacilar, y MinHo consigue jalarlo para que empiece a moverse.

— Félix ¿De verdad...?— duda y Félix levanta más manos para apaciguarlo.

— Descuida, no dejaré que nadie vuelva a lastimarte— jura, mirando significativamente el labio partido de HyunJin, siendo totalmente consciente de los hematomas ocultos bajo la ropa del Omega azabache— Ni siquiera mí propia familia— afirma, mientras JiSung se colocaba a su lado con una sonrisa brillante.

— Está bien— murmura HyunJin, volteandose para retirarse con MinHo con la postura un tanto tensa. Félix sintió el peso de una piedra gigante en su pecho por contagiar el miedo a HyunJin.

No fue su intención, nunca lo era.

— Félix, vamos — lo anima JiSung, tomando su mano para llevárselo al otro lado, por el pasillo opuesto, para dirigirse a su salón y arreglarse.

— ¿Conseguiste lo que te pedí? — pregunta cuando finalmente pone de su parte para dirigirse al salón que le correspondía. JiSung asiente con la cabeza.

— Sí, y me hicieron un descuento. ¿No soy increíble? — sonríe y Félix lo imita con cierta timidez intentando recuperar su estado de ánimo.

— Gracias, Sunggie. Cuando manché la corbata, creí que sería el final — suspira mientras entra al salón, donde JeonGin jugaba con el florero de la mesita.

— Una persona normal diría: "Al diablo la corbata, no me la pongo y ya", pero sí... De nada por salvar tu boda — responde cerrando la puerta mientras Félix era sofocado en un emocionado abrazo por parte de JeonGin.

— ¡Oh, Félix! ¿Estás tan emocionado como yo? — sacude sus brazos y Félix no contiene la risa.

— Creo que aún si me dijeran que HyunJin es un príncipe cuya identidad estaba oculta, seguramente estaría más emocionado que yo — admite y JeonGin ríe.

— Bueno, señoras. Necesitamos convertir al "Siempre Brillante Félix" en un "Radiante Félix" en menos de 40 minutos. Vamos, vamos — anima JiSung, indicando al rubio que vaya a sentarse frente al tocador para ser maquillado.

— ¿Qué pasa, Lixie? — el rubio mira a JeonGin por el reflejo y ve que lo está mirando con cierta preocupación — Te ves algo desanimado — señala.

— Oh, es que... Creo que asusté a HyunJin — cuando JeonGin y JiSung parecen muy sorprendidos, se corrige — Bueno, no "asustar" como de "pánico", sino más bien de "preocuparlo" — las caras de los dos omegas tras él parecen aliviarse, y Félix suspira — Tiene miedo de fallar y que mis padres sean... Bueno, mis padres con él — suspira con desánimo — Supongo que es mi culpa, yo le dije esas cosas de ellos — JiSung le da palmaditas en la espalda.

— Pues... sí — responde, y JeonGin le pega en el brazo — ¿Qué? Si fue él quien le dijo esas cosas que dan miedo de su familia, entonces sí fue su culpa. Él pintó esa cara de su familia, ¿no? — JeonGin le pellizca la cintura, y JiSung chilla.

— Sí, pero no seas tan tosco para decirlo — reprende, y Félix pone los ojos en blanco.

— Como sea, no es mentira tampoco. Solo no quería que se sintiera así — se frota el rostro con frustración, y JiSung toma la brocheta de la mesa frente a Félix.

— Muchas veces decimos algo para aliviar y terminamos arruinando la situación — opina, y JiSung le hace un gesto de que se calle — ¡Oh, por favor! Tu comentario fue peor — se queja.

— Chicos — levanta la voz Félix, y los otros omegas lo miran — No me ayudan — avisa, y los otros asienten.

— ¿Qué quieres hacer entonces? Tal vez podamos pedirle a la organizadora que atrase unos minutos la celebración para que hables con HyunJin — propone JeonGin, y JiSung niega.

— Esa bruja tiene muy mal carácter y tiene todo tan "bien" planeado que no se arriesgará a cometer ni un solo error.  Pero cuando dijo que todo, me aseguró que "TO-DO" — imita la postura de la mujer con una voz gangosa que pretendía ser molesta mientras acentuaba firmemente la palabra.

— Oh, ¿no lo sabías? Fue mi mamá quien contrató a esa organizadora de eventos para arreglar todo esto. La mujer cumple con las expectativas perfeccionistas de mamá — Félix admite con cierta resignación y cansancio mientras se acomoda en la silla, hundiéndose ligeramente en ella.

JiSung, tratando de restarle importancia, le responde: — Bah, es solo una boda, no te preocupes tanto. Seguro HyunJin lo entenderá- afirma con un ademán y Félix solo puede rogar que esa terrible mujer no se atreviera a hacerle pasar un mal momento a HyunJin.

Félix detiene a JiSung con una mirada determinada en el espejo ante él. Observa su reflejo casi ido, contemplando ese cabello rubio claro angelical que siempre tuvo, esas pecas manchando sus mejillas que sus tías tanto odiaban ver y por las que debía maquillarlas en cada reunión familiar, sus labios rosados y delgados. Siempre fue un muñeco, el muñeco de su madre, de sus tías, de su familia. Nunca fue él, y ahora, incluso en el día más importante de su vida, estaba dejándose arrastrar como un muñeco de trapo porque su madre así lo pidió. En otras circunstancias no le habría importado; estaba acostumbrado, dolorosamente acostumbrado. Pero ahora era diferente. Las imposiciones de su madre estaban afectando a alguien más, a HyunJin. Félix se rehusaba a permitir que la imposición de su madre cayera sobre ese tierno y tímido omega azabache con quien iba a casarse. Con esa idea clara en la mente, voltea a ver a JiSung con tal severidad que el castaño retrocede.

— Dame tu camisa— solicita con firmeza y el omega intercala miradas con JeonGin.

— ¿Te das cuenta de que la tuya está sobre la silla a tu lado, verdad?— sonríe divertido, creyendo que el rubio solo estaba siendo él— ¿Para qué la quieres de todos modos?— pregunta.

— Para usarla en mi boda— la respuesta llega rápido, firme, segura. JiSung y JeonGin cruzan miradas lentamente y vuelven a verlo.

— Félix, ¿estás seguro de usar ese color para la boda? Sabes lo que piensa tu madre sobre eso—.

— No puedo dejar que su imposición afecte a HyunJin. Esta vez será diferente— responde firme, levantándose de su asiento para girarse directamente a su amigo y primo.

— Nos quedan 34 minutos, tenemos que apresurarnos— advierte JeonGin, mirando entre los dos con la muñeca dornada con un reloj alzada entee ambos.

— JiSung, quítate la camisa negra. La usaré en la boda— insiste Félix, resuelto, con la mano extendia hacia su amigo.

— Félix, sabes lo que significa esto. Tu madre...— vacila angustiado.

— No permitiré que sus prejuicios afecten mi boda. Mucho menos a mi marido— impone con una seriedad que JeonGin, habiendo visto lo que es la furia de su tía, podía realmente admirar.

— ¿Estás seguro de esto, Félix? Puede causar un gran revuelo— menciona JeonGin, cruazando mirada dubitativas veloces con JiSung.

— Sí, estoy seguro. Necesito que todo sea diferente esta vez — responde. JiSung comienza a desabotonar su camisa lentamente al principio; a la mitad, toma velocidad y se apresura para entregársela a su mejor amigo.

— En ese caso... Creo que puedes utilizar mi pantalón también, Lixie — sonríe JeonGin, mientras sus manos van a su cinturón rápidamente—. Si vas a hacer un escándalo allá afuera, que sea un huracán— Félix sonríe ampliamente y asiente con la cabeza firmemente.


La fría luz de la luna caía sobre el altar, creando sombras en los rostros de las personas reunidas. HyunJin, vestido impecablemente de negro, esperaba pacientemente a que Félix estuviera listo. El oscuro traje de etiqueta lo envolvía de pies a cabeza: pantalón de vestir, zapatos lustrados, camisa gris oscuro, saco negro y chaleco del mismo color. Su maquillaje era apenas perceptible, una elección consciente para no resaltar demasiado en medio de la tensión que flotaba en el aire.

Mientras se mantenía en el altar, la incomodidad se reflejaba en su rostro. La presión de las dos familias, con sus historias entrelazadas de deudas y cobros, pesaba sobre él. Sentía los ojos de sus padres, los deudores que dependían de esta unión para mejorar su situación financiera, clavándose en su espalda. Por otro lado, la familia de Félix, los cobradores que veían esta boda como una oportunidad para ejercer poder sobre su familia, también lo observaba con frialdad, considerándolo menos que un insecto.

El joven omega sudaba, no solo por el calor del día, sino también por la incomodidad y el peso de las expectativas. Cada minuto que pasaba le parecía una eternidad, y aunque intentaba mantener la calma, no podía evitar sentirse vulnerable en medio de esa tensión. Era doloroso ser visto como un peón en el juego de poder entre sus dos familias, recordándole que, a pesar de ser una persona inocente, estaba atrapado en un conflicto que no había elegido. La espera se volvía cada vez más insoportable mientras anhelaba que Félix estuviera listo para poner fin a esta incómoda espera en el altar.

MinHo, el padrino más cercano, se inclina hacia HyunJin y le susurra para que se relaje: —Tranquilo, HyunJin, estamos aquí para apoyarte en todo— afirma, insinuando por lo bajo que si alguien se atrevía a decirle algo, estaría dispuesto a partirle la boca. 

ChangBin, junto a MinHo, asiente con firmeza, respaldando la amenaza: — Nadie tiene derecho a hacerte sentir mal en tu propio día— SeungMin asiente con calma.

— Y si alguien se atreve, que sepa que tendrá que lidiar con nosotros—HyunJin se relaja visiblemente ante el apoyo de sus amigos. 

Antes de que pueda agradecerles, escucha a su espalda cómo la sala estalla en susurros. La mayoría de ellos, si no todos, parecen provenir de la mitad del salón donde está sentada la familia de Félix. Las expresiones de apoyo y solidaridad de sus amigos calman los nervios de HyunJin, recordándole que no está solo en este difícil momento.

HyunJin toma aire abruptamente al escuchar la marcha nupcial inicial, consciente de que le toca voltear. Siente nervios y conflictos internos, pero MinHo, a su lado, le toca el brazo rápidamente y le sugiere que se voltee. Al hacerlo, se queda paralizado al ver a Félix acercarse al altar con una determinación tallada en sus preciosas facciones y un conjunto extraño de blanco y negro que no tiene nada que ver con el traje que eligieron juntos días atrás.

Félix lleva algunas prendas del traje blanco, pero también otras que no encajan con la elección original. La camisa es negra, tiene el saco blanco del traje en la mano, y aunque mantiene los zapatos blancos, el pantalón de vestir, el cinturón y la corbata son de color negro. HyunJin, sorprendido, mira a la familia de Félix para observar sus reacciones. Muchos parecen horrorizados, y en la fila principal, los padres de Félix lo miran furiosos.

A pesar de la tensión en el ambiente, HyunJin siente que su corazón late desbocado al ver que Félix no flaquea. Incluso al pasar junto a su madre, quien claramente le indica que se acerque a ella, probablemente para regañarlo y reprenderlo, Félix sigue de largo y se coloca junto a HyunJin en el altar. La valentía de Félix en ese momento deja a HyunJin sin palabras y con el corazón lleno de admiración.

La conmoción se apodera de HyunJin al ver a Félix a su lado, luciendo tan imperfecto según los estándares de su propia familia, pero tan perfecto ante sus ojos. Era evidente que Félix se estaba imponiendo frente a sus padres, enfrentándolos de alguna manera, y HyunJin quería creer que también estaba defendiéndolo al vestirse de esa manera.

Félix saluda al cura con un movimiento de cabeza, y este interpreta el gesto como visto bueno para comenzar el sermón de la ceremonia. Mientras el anciano habla, la expresión de Félix se suaviza, y voltea a ver a HyunJin tímidamente, escaneando su rostro con ternura. En un momento, aprovechando una pausa en las palabras del cura o tal vez motivado por la conmoción que él mismo siente, Félix le pregunta suave y discretamente para no interrumpir la ceremonia: —¿Te cortaste el cabello para hoy?—.

HyunJin lucha contra todas sus fuerzas para contener la emoción que lo embarga mientras sonríe con dulzura, asintiendo. Aunque el cura continúa con sus palabras, los ojos de ambos se encuentran en un silencioso entendimiento, y HyunJin desearía poder llevar una de sus manos a las suaves mejillas de Félix para acariciarlo y expresarle todo lo que siente en ese momento.


Su cabello negro, aquel que solía llegar hasta sus hombros y un poco más, ahora no llegaba ni a cubrir su nuca. Un fresco y estilizado corte de cabello moderno lucía brillante. Félix tiene que hundir sus dedos contra sus propias piernas para no sucumbir a la tentación y estirar una de ellas para acariciar los cortos y suaves mechones que colgaban frente a sus ojos.

HyunJin y Félix se miran fijamente con ternura involuntaria, sumidos en unos eternos minutos que parecen efímeros para ellos, tratando de descifrar los mensajes ocultos en las miradas del otro. Sin embargo, también están conscientes de la multitud a su alrededor y de la imposibilidad de expresar físicamente lo que sienten en ese momento.

Finalmente, el cura les concede la oportunidad de decir sus votos matrimoniales. Félix, con voz firme y determinada, jura servir y respetar a HyunJin por la eternidad. Sus palabras contradicen la visión autoritaria que sus padres esperaban de la relación, pero reflejan su propio compromiso y amor verdadero, aquel que sabía que HyunJin merecía y que él le daría.

HyunJin, con una mirada llena de emoción, promete proteger a Félix y darle la vida que se merece siempre que estén juntos. Ambos se sienten abrumados por la intensidad del momento, deseando ansiosamente el instante en que el cura les conceda la oportunidad de sellar esos votos con un esperado y anhelado beso público.

Cuando finalmente el cura pronuncia las palabras que los sentencian como esposos ante la ley y los supuestos ojos divinos de dios, pero más importante aún, ante el gobierno y todos los testigos, HyunJin acuna el rostro de Félix con ternura antes de unir sus labios. El beso, tan esperado y anhelado, sella no solo sus votos matrimoniales, sino también la promesa de un amor que desafía las expectativas y se revela auténtico. En ese momento, el mundo a su alrededor parece desvanecerse, dejando solo la realidad tangible de su conexión profunda y la promesa de una vida compartida.

Félix sabía que luego tendría que enfrentar la ira de sus padres, el rechazo de sus tías, y los señalamientos de varios primos, pero ahora, solo podía suspirar ante la suave sensación de los labios de su esposo contra los suyos. Esta era una nueva vida, lo sería, y sería hermosa.

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