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Mario y Rosalina acaban de confesar sus sentimientos por el otro, y luego de compartir su primer beso como pareja, Mario acompaña a su ahora novia a su hogar. Ella lo invita a pasar a su habitación, queriendo disfrutar de su compañía todo lo que pudiera ahora que ya no tenía que ocultar sus sentimientos. Una vez adentro, Rosalina y Mario se recuestan sobre la cama de la rubia luego de quitarse las zapatillas y los zapatos respectivamente, poniéndose cómodos. La madre de los destellos se acerca a Mario y toma su rostro con una de sus manos, haciendo que la vea al rostro.
Rosalina : Dime ... ¿no te importa quedarte aquí un rato?
Mario (sonriendo) : Para nada. Estoy seguro de que Luigi entenderá y no va a preocuparse porque llegue tarde.
En ese momento la madre de los destellos le dio un suave beso en los labios a su pareja, separándose casi al minuto.
Rosalina (jadeando) : Perfecto ... así podré ... mostrarte toda mi gratitud ... cómo siempre quise.
Mario (jadeando) : ¿De ... de qué hablas?
Rosalina volvió a besar a Mario, esta vez de forma un poco más apasionada, por lo que el beso fue un poco más corto que el anterior.
Rosalina : ¿Cuántas ... estrellas trajiste ... para mí cuando ... nos conocimos?
Mario : ¿120?
Rosalina (sonríe de forma juguetona) : Exacto ... así que faltan ... 117 besos.
Nuevamente la rubia se aventuró a besar a su pareja, quien esta vez la tomó de la cintura y la colocó sobre él, causando que ella se sobresaltara por unos segundos antes de soltar una risilla mientras continuaba besando al pequeño héroe.
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