I: Capítulo 21

Un mes. El mes más largo de mi vida, sin duda también el más doloroso.
No le había vuelto a hablar desde que nos dijimos "adiós".

Cada vez que me nos encontrábamos tomábamos otro camino, algunas veces él y otras yo.
Habíamos roto la amistad que teníamos. Pero aunque me estuviera destrozando por dentro sabía que era lo mejor para ambos.

No podía hacerme alguna ilusión con él, porque lo quería mucho, había cambiado mi forma de pensar respecto al amor, no sabía por qué, pero el despertó en mi los sentimientos de los que tanto había leído y alguna vez imaginado tener, era emocionante, pero cada vez que lo analizaba el miedo se instalaba en mí.

Podría sonar fastidiosa e incluso frustrante, pero si lo piensas es porque no sabes lo que se siente que te destrocen, muchas partes de mi estaban rotas, esperando que alguien las reparara, pero sabía que eso sería imposible, el amor verdadero lamentablemente no existe.

Jamás podré encontrar a alguien que de verdad me quiera de verdad, que se interese por mi, que cada vez que me vea su corazón empiece a acelerar su pulso, eso era imposible, y sólo sucedía en los libros. No encontraría a un Peeta Mellark ni a un Maxon en la vida real, de eso estaba segura.

Existía una frase de uno de mis libros favoritos que decía:

>>Tienes que ocultar tu amor. Y no sólo esconder tus sentimientos. Tienes que destruirlos, matarlos antes de que ellos te maten a ti <<

Y eso es lo que estaba haciendo, era una experta en ocultar lo que sentía, tenía mucha experiencia ocultando las señales de mis noches en pena, en las que sólo llorando podía dormir. Pero esta vez estaba tratando de asesinar al amor que estaba surgiendo por Alex, nunca había tenido la necesidad de hacerlo, hasta que lo conocí.

¿Qué pasaba conmigo? ¿Por qué él tuvo que hacerme esto?

Si quererte es algo malo entonces él es un criminal, pero eres tonta, sabes que nunca lo podrías considerar así.

Mi conciencia me estaba sermoneando de nuevo.

En la escuela estaba distraída, en la única materia que estaba mejor era literatura, ya que escribía como nunca.

Llegué a mi casa y encontré a mi madre en la sala, estaba con la cabeza apoyada en sus rodillas, hipando, estaba llorando.

Mi instinto me hizo acercarme, aun cuando supiera que ella me alejaría.

- Madre- toqué suavemente su hombro y ella se recompuso- ¿qué sucede?-.
- Nada, sólo vete-.
Lo sabía, me apartó bruscamente, pero reuní el valor y la afronté.
- No- dije firmemente- ¿Por qué siempre tratas de alejarme? ¿Por qué siempre me evitas? ¿Qué es lo que te he hecho? ¿Acaso te hice algo para merecerme tu desprecio? Contéstame- le exigí al ver que sólo me miraba expectante.
- No eres tú, nunca quise tratarte así es sólo que... No puedo evitarlo-.
- Mamá necesito que me lo digas- supliqué con lágrimas en los ojos- ¿qué te hice?¿no me quieres?-.
- No puedo- apartó la vista de mi-.
- Estoy aprendiendo que para sanar heridas tengo que tener el valor de enfrentarlas, pero tu ni siquiera tienes el valor de decirle a tu hija el motivo del odio que le tienes- dije con desprecio.
-¿QUÉ RAYOS QUIERES QUE TE DIGA JENNIFER? ¿QUÉ CADA VEZ QUE TE VEO PIENSO EN LO QUE ME HIZO TU PADRE? Por qué tu eres idéntica a él, en carácter son tan parecidos- hice una mueca, no quería parecerme a él- Me engañó de la manera más horrible que pueda existir, luego el maldito bastardo regresó prometiéndome las cosas que yo había deseado esperar de él, y por supuesto acepté, no sabía que me volvería a engañar, que volvería con esa zorra a la llama esposa, y encima me dejaría embarazada-.

Mi corazón se encogió al oír la decir eso, no lo sabía.

- Sé que es terrible para ti- me acerqué a ella y tomé sus hombros- ¿pero realmente tengo la culpa de ello? ¿Enserio me merecía que me tratarás así? Yo no tuve la culpa de nada madre, y tu sin más me acusaste, tratándome de lo peor. ¡Yo no tuve culpa alguna!- lo último lo escupí fríamente.
- No lo entiendes. Tú no sabes sobre perder a alguien, eso sólo ocurre cuando has querido a alguien más que a ti mismo- me dije fríamente, con la mirada perdida- Tu padre era lo único que amaba, lo único que tenía, antes de que llegarás tú, y después de que se fuera verte era algo insoportable-.
-¿Aún lo es?- pregunté susurrando.
Asintió con la mirada en el piso.
- Pues me voy- subí las escaleras y entré a mi cuarto, arreglé las cosas que necesitaría tales como ropa, zapatos, maquillaje, cosas de mi limpieza y libros de la escuela.
- No puedes irte hija- me dio un ligero escalofrío, hace mucho tiempo que no me llamaba así- no sé qué haría sin ti-. Tomó mis hombros- Sé que no he sido buena madre, que te he lastimado, pero desde mi corazón te pido que me perdones, porque te amo, eres mi primogénita, el motor de mi vida, no te vayas- me suplicó llorando.

Asentí y también al borde de las lágrimas la abracé, ella me correspondió y besó mi frente.
- Oh mi Jenny, lo siento tanto-.
- También lo siento madre, por no haberlo entendido-.

Hablamos un poco más y después ella se fue a recoger a mi hermana, cuando llegó se fue con la pequeña directamente a dormir.

Arreglé las cosas con mi madre, eso me alegraba, porque sabía que por lo menos había recuperado a uno de mis padres.

Miré el reloj, eran las nueve, tenía que despejarme un rato, así que salí de mi casa y fui al parque.

Al llegar me senté en mi lugar especial, es un pequeño escondite entre los árboles, en donde se podía leer y pensar tranquilamente.
Tenía muchas cosas en mente, y al estar ahí me relajé un poco, así que me recosté.
Unos minutos después sentí el crujir de las ramas que indicaban que alguien se acercaba, me puse alerta ya que podría ser un violador de chicas o peor, un payaso.

¿Qué? Yo odiaba a los payasos.

Paraíso sorpresa era él, y al verme ahí su cuerpo se tensó.

Pensé que se iría, pero en el último momento se sentó enfrente de mí.
Me removí incómoda, hacia un mes que no hablaba con él.

-Jennifer...-habló.
- Alexander- se sorprendió al llamarlo con su nombre completo.
- Este...-.
- Bueno, ya me tengo que ir- dije y me levanté.
Pero el me jaló de la mano y en rápido movimiento me colocó en su regazo, dio un grito de sorpresa y el soltó una risita traviesa. Lo miré indignada, pero él me impedía quitarme, debía aceptar que era cómodo estar ahí. Sonrió, ese simple gesto me mataba, amaba su sonrisa.
- No te vayas, tenemos que hablar-.
- No, creí haberte dejado claro las cosas la última vez que hablamos- le dije fríamente, su rostro se ensombreció.
- Yo...-.
- Adiós Alex- lo corté y de nuevo me levanté, creí que me dejaría, pero no lo hizo y jaló bruscamente de mi, pero esta vez me colocó en frente de él, ya no en su regazo.
- No puedes irte Jennifer, siempre evades tus problemas, haces como si no los tuvieras y los ocultas, pero a mí no me evitarás, yo no te lo permitiré- hice una mueca.
- Si, los evito y hago como si no existieran, siempre lo he hecho así y lo seguiré haciendo-.
- Pero a mí no, sé que tú me quieres como yo lo hago, tu misma lo dijiste, y no sé porque cambiaste de actitud tan repentinamente, pero eso es justo lo que me dirás ahora-.
-¿Y si no quiero?-.
- Tendré que recurrir a otros medios- se encogió de hombros.
Suspiré.
- No quiero que me lastimes, ya no quiero que nadie lo haga- declaré.
Su semblante cambio y la confusión se plantó en su rostro. Luego su cuerpo se relajó y una mirada comprensiva lo abordó.

Su pulgar acarició mi mejilla derecha, su simple toque hizo que miles de abejas empezaran a volar en mi estómago.

- Oh Jenn, jamás haría algo para dañarte-.
-No eres el primero que lo dice- pensé en todas las personas que habían pasado por mi vida prometiéndome lo mismo, nunca lo habían cumplido.
- Pero si seré el único que lo haga- me quedé sin habla.
Se acercó y juntó sus labios con los míos, fue un beso largo, lleno de deseo, y a la vez dulce, contenía todo lo que sentimos el uno por el otro. Alex atrajo suavemente mi cuerpo y lo colocó sobre su regazo, yo coloqué mis brazos alrededor de su cuello y el me sostenía al mismo tiempo que acariciaba mi cintura.

Nos separamos por falta de aire. Lo miré a los ojos, miles de emociones se veían en ellos, pero la que más me emocionó y al mismo tiempo atemorizó era que en ellos se veía el amor.

- No diré que te amo, porque es una palabra que no se dice de un día para otro- empezó- pero si te puedo decir que no estoy muy lejos de decírtela- acaricio mis mejillas- te quiero Jennifer, quiero que formes parte de mi vida, si aceptas te prometo jamás lastimarte-.

Lo miré, sentía que podía confiar en él, no estaba segura de por qué, pero lo sabía.

- Si alguien va a romperme el corazón quiero que seas tú- respondí- también te quiero Alex, como nunca había querido a otra persona.
- ¿Quieres ser mi novia?-.

Sonreí y asentí.

El emocionado empezó a dejar pequeños besitos por todo mi rostro, al llegar a mis labios tomó su tiempo, fue un beso simplemente perfecto.

Si el me dejaba podía estar segura de que nunca encontraría a alguien que con un sólo beso despertara todas las emociones que el despertaba en mí.

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Holaaaaa:D

Siento la espera, pero tuve problemas emocionales y no me sentía bien, ni siquiera quería abrir la computadora, pero creo que estoy mejor:)

Creo que este capítulo es largo, y sin duda es el que más me ha gustado hasta ahora:p

El final se está acercado, después de todo no quería hacer una novela con muchos problemas cliché, quería hacer una historia de amor significativa.

Quisiera decirles que algunas cosas de esta novela están basadas en mi, no les diré cuales.

Espero que les haya gustado, si es así comenten y voten.

¿Quieren que les dedique un capítulo? Digánmelo:)

Las amo:3

Ponycornia Salvaje fuera♥

PD. Wattpad no me dejaba poner la imagen que yo quería y me tuve que conformar con esta, pero si quieren ver la imagen perfecta del capítulo aquí está el link ;)

Dato: Siguiente capítulo inspirado en la canción Never Have I Ever de Megan Nicole

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