Historia 27- "El circo de la sangre"
Un nuevo circo se montó en la ciudad, con la llegada de las vacaciones de invierno. Era uno de los más famosos, y ya casi había recorrido el mundo entero. Tenía unas muy buenas críticas, y provenía de Europa. Se llamaba "El circo de la sangre" y aunque era un nombre un poco extraño, miles de personas iban a las cinco funciones que proporcionaba en cada provincia y daban excelentes críticas y elogiaban a los artistas.
Ustedes pensarán que era un circo para unos pocos privilegiados con mucho dinero, pero lo que más sorprendía (además de las maravillas que se mostraban) era que la entrada solo costaba doscientos puntos y estos puntos se conseguían cuando donabas en la iglesia de tu barrio o cualquiera que había en la ciudad. Puede que suene un poco loco, pero era así. Dependiendo de lo que donaras, se te daba tal cantidad de puntos y esos luego los tenías que canjear en unas boleterías que había antes de entrar a la carpa donde se presentaba el show.
Un boleto, salía los ya mencionados doscientos puntos y no era muy difícil de conseguirlos, porque si donabas cinco latas de comida, ya conseguías cien. Luego, las cosas que donaras se las llevarían para los más necesitados en el mundo.
Todo esto había sido planeado por el director del circo junto a otro hombre que distribuía lo que la gente había donado. Juntos, eran unos grandes socios y pasaban la mayor parte del tiempo juntos. Además de socios, eran unos grandes amigos que se conocían de la infancia y habían ido juntos a la universidad.
El nombre había salido tras la práctica y las coreografías que recibían los artistas del show. El principal, se había dislocado el brazo tras hacer una pirueta, este había sangrado a pesar de que ni siquiera se había hecho un rasguño. Fue muy raro, debido a que también no había sido muy grave y él mismo se lo había puesto en su lugar nuevamente. Solo el director y su amigo-socio se dieron cuenta de esto, decidiendo dejarlo como un secreto.
Ya faltaba poco para que la función comenzara y la gente ya estaba empezando a sentarse en los lugares que se les había asignado. La alegre música empezó a sonar y el público empezó a aplaudir tras ver como un hombre disfrazado de bailarina y bailando ballet se dirigía al escenario. Las carcajadas no cesaron por unos buenos minutos, hasta que el hombre se cayó encima del escenario; claro que era una actuación. Luego, se acercaron dos personas que juntas formaban un caballo por el disfraz, y le echaron agua para que se levantase, y así fue. Todo el mundo sabía que "El circo de la sangre" era pura risa, lo que también aportaba a que más gente donara para ir a ver el espectáculo.
De pronto, algo inusual ocurrió. Cuando un payaso estaba recitando un poema con mucho ritmo, el bailarín (aunque era bailarina) se quedó paralizado. Pensando que era parte de la obra y ni siquiera se le movía un pelo, la gente se puso de pie y aplaudió hasta cansarse. No hay por qué decir que la carpa se llenó de risas y algún que otra lágrima por la gracia y la falta de aire.
Pero siguieron pasando los minutos, y el payaso seguía sin moverse. El director, quien estaba en el público, se levantó alterado de su asiento y miró hacia un lado y otro; a su lado también estaba su socio, que hizo lo mismo que él ante aquella situación extraña.
Luego de unos instantes, los ojos del payaso se abrieron hasta más no poder y daba la impresión de que la esclerótica, que es la parte blanca del ojo, se dejaría de ver. Ya la gente había dejado de reírse y lo miraba hipnotizado. El hombre vestido de bailarina, también estaba así de igual que el payaso, incluso peor. Gotas de sangre empezaron a salir de heridas invisibles y manchaban el escenario. A todo esto, el director y su socio ya habían huido de la carpa y ya estaban arrancando su automóvil. Nunca antes habían visto algo así y mucho menos en una función.
La gente empezó a correr hacia las salidas, pero en un movimiento repentino todas se cerraron haciendo que nadie lograra salir. Al ser una carpa, la gente podría haber levantado un pequeño hueco para poder pasar, pero el miedo les ganaba y no podían reaccionar frente a esa situación.
Ahora, el escenario estaba cubierto por la sangre de ambos personajes que se encontraban en él, pero a pesar de ya haber estado diez minutos desangrándose por un lugar "invisible", seguían en pie y la sangre todavía se escapaba de sus cuerpos. Luego de una hora en que la gente estaba tratando de salir, ya dejaron de empapar el escenario y en cuestión de segundos se fueron caminando por un hueco que se había formado entre las maderas del tan ensangrentado escenario.
Los directores salieron por ese hueco y saludaron al público inclinándose. Estos volvieron a sus asientos y aplaudieron hasta que el telón se bajó. Esta fue la mejor función que habían hecho en todo su gira.
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