[Narra Tyler]

—Tyler, enserio me gustas.

—Jace, escucha. No tengo nada en contra de que seas un cazador pero...

—¿Pero?

—Dejame terminar. —El cazador asintió —Como decía, no tengo nada en contra y lo de no hablarme, ya lo perdoné. Es solo que...siento que es algo rápido para que me digas eso, ¿No crees?

—Sí...quizás tengas razón, entonces... ¿Me permitirías cortejarte? —Ante aquella pregunta pase saliva por mi garganta seguido de asentir nerviosamente —Muy bien.

—Jace, no quiero ser grosero pero debo de irme...

—Oh, si claro, ¿Quieres qué te acompañe?

—No, no es necesario gracias —Me apresure a decir.

—De acuerdo, al menos deja que te acerque un poco a tu camino.

—Yo... Esta bien. —Comencé a caminar seguido de que Jace lo hiciera a mi lado, honestamente el que hiciera aquella pregunta había hecho que mi corazón palpitara con fuerza, más sin en cambio no quería verme urgido o fácil.

—Ty.

—¿Sí?

—¿Puedo preguntar que estabas haciendo tú aquí?

—Yo...vine acompañar a Alec. Su padre lo mando a buscar unas yerbas para hacer...alguna especie de tratamiento o algo así.

—Ya veo.

—Sí. Puedes dejarme por aquí Jace, muchas gracias.

—Fue un placer, bonito. —Jace tomo mi mano y deposito un sutil beso en el dorso de esta, a lo que yo me sonroje —Realmente eres tierno Tyler, nos vemos después pequeño, en nuestra cita. —Guiño un ojo —Y esta vez prometo en verdad hablarte.

Observe como Jace me sonreía con cierta picardía para después perderlo entre los árboles a medida que caminaba.

Exhale y di unas palmaditas en mis mejillas para hacer que aquel sonrojo desapareciera. Me adentre aun más en el bosque y camine hasta dar con el hogar de mi amigo.

—Señores Thersdey, lamento mucho habernos tardado pero aquí están las yerbas que nos encargaron —hable a medida que entregaba las mismas.

—Gracias Tyler.

—¿Pasa algo? Los veo algo preocupados...

—Es Alec. Desde que regreso ha estado muy desanimado, tan así que no ha querido comer y es algo extraño en él.

—Ya entiendo ¿Puedo pasar a verlo?

—Adelante.

Me dirigí hacia donde se encontraba mi amigo y pedí permiso para acercarme.

—Alec...

—¿Tyler?

—Sí, ¿Qué pasa amigo? —cuestioné al momento de sentarme a su lado.

—No lo sé Ty. —Exhaló. —Cuando llegué a casa una extraña sensación de vacío me inundo... De repente sentí como la tristeza llegaba a mí y todos mis ánimos se iban.

—Tranquilo Alec, quizás solo estés pescando un resfriado o algo así.

—No, no es eso Ty. No me duele el cuerpo ni nada, si no...por dentro... Me siento mal por dentro.

—¿Cómo emocionalmente?

—Sí, creo que sí y realmente no se porqué.

—Entiendo, pero aun así Alec, debes de alimentarte o de lo contrario puedes enfermarte más.

—No, no quiero. Creo que ahora si comienzo a sentirme mal físicamente.

—¿Qué? —Me acerque a Alec y coloque mi mano en su frente —¡Estas hirviendo! Vamos, recuestate —Espete a medida que llevaba a mi amigo a lo que al parecer era su cama y depositarlo cuidadosamente en esta. Sin embargo, comenzó a toser de una forma brusca que empezó a asustarme.

—Me duele mucho el pecho. —Se quejó el lobo con lastimera voz.

—Tranquilo, iré por tus padres —Fui corriendo en busca de los señores Thersdey, sin embargo no los encontraba por ningún lado, hasta que los visualice en el fondo del lugar abrazados y al parecer apunto de besarse.

—Di-Disculpen que los interrumpa pero, Alec esta muy mal. Comenzó a toser muy fuerte y le duele bastante el pecho además tiene temperatura. —Y como si fuera una especie de alerta, los señores Thersdey salieron disparados hacia donde se encontraba mi amigo, para así yo ir tras ellos.

—Oh, mi bebé ¿Qué es lo que te pasa? —cuestionó la "madre" de Alec a medida que colocaba su mano en su frente.
La verdad es que aquella forma en la que nombro a mi amigo, me dieron ganas de reír pero me contuve ya que no era el momento —¡Esta ardiendo en fiebre! Rápido Carl, ve por el médico. —Y así sin más, el padre de Alec fue corriendo por el médico.

Pasaron veinte minutos aproximadamente antes de ver llegar al señor Thersdey con un hombre de bata blanca y  maletín .

—Disculpen el retraso pero, estaba cazando. Ya saben, la cena —hablo el médico a medida que se acercaba a Alec y le tomaba la temperatura con el termómetro —Tiene bastante fiebre —Dicho ello, coloco lo que al parecer era un termoscopio en el lado izquierdo de su pecho —Su respiración comienza agitarse pero me temo que no es por enfermedad.

—¿Qué? ¿De qué habla doctor? —Cuestiono la madre de Alec con notoria preocupación.

—Sí, me refiero a que él no esta así por alguna enfermedad. Al parecer, si mis conocimientos no me fallan, lo que lo tiene así es su lobo interior, necesita darle lo que quiere.

—Espere, ¿Está hablando de que el lobo interior de nuestro hijo, el de la pareja destinada, ya eligió a alguien?

—Asi es señor. Y demanda tenerlo o tenerla aquí, a pesar de que probablemente fue rechazado y por ello también su condición y la insistencia de su lobo.

—Pero...¿Quién pudo haber sido?

—Quién haya sido, deben encontrarlo o encontrarla pronto y traerla o traerlo con Alec, de lo contrario, la condición de su hijo puede agraviarse y tener serias consecuencias. Cuando el lobo interior entristece, no hay nada que se pueda hacer, únicamente la pareja elegida, puede cambiar ello, de no ser así podría hasta...llegar a morir de tristeza, ustedes me comprenden.

—Sí, comprendemos.

—Bueno señores, me retiro. Y realmente espero que encuentren a la pareja del muchacho. Con permiso.

El médico salió del hogar de los Thersdey dejando una notorio miedo a lo que puede pasarle a su hijo.

—Necesitamos encontrar a su pareja —comentó la madre de Alec — en cuánto antes mejor. Ya escucharon lo que dijo el médico, Alec podría empeorar.

—¿Pero quién es su pareja elegida? Hace un tiempo le pregunté sobre sobre ello y me dijo que no tenia a nadie.

—No lo se Carl. —Exhaló la madre de Alec —¿Tienes alguna idea Ty? —Maldición, ¿Ahora cómo les decía que su hijo se había enamorado de un vampiro?

—Yo...

—Por favor Tyler, esto es importante.

—Sí, sí sé. También sé donde encontrarlo. Yo...iré por él.

—Te acompañamos.

—No. Digo, mejor quedense a cuidar a Alec, les prometo que lo traeré. —Los padres de mi amigo asintieron para así yo  salir en busca de Evan, aunque realmente no sabia ni en donde podía estar ese vampiro.

Camine por un sin fin de lugares en el bosque, pero no hallaba ningún rastro del vampiro y comenzaba a frustrarme.

—Ni hablar, veré si de esta forma funciona —Hable a medida que tomaba una roca y hacia raspones en mis brazos hasta hacerlos sangrar, realmente dolía pero era necesario.

Cuando creí que mi idea solo era una perdida de tiempo, observe como entre las plantas algo de gran tamaño comenzaba a moverse, rogaba ese algo fuera el vampiro.

—Sí, sí. Soy una jugosa bolsa de sangre. Ven por mí Evan. —No obstante, lo que salio entre la yerba no era precisamente el vampiro que quería, si no uno bastante desconocido para mi.

—Vaya, vaya. ¿Pero qué tenemos aquí? ¿A caso te perdiste caperucita? —cuestionaba aquel pálido hombre con los ojos totalmente rojos y un extraño brillo en estos.

A medida que él se acercaba yo retrocedía hasta poder echarme a correr, lo cual no funcionó ya que de la nada aquel vampiro apareció frente a mi.

—¿A dónde crees que vas? Apenas y nos estamos divirtiendo. —Sonrió dejándome ver esos grandes colmillos que denotaban su sed de sangre, comencé a temblar por el hecho de que quizás no solamente mi amigo podría terminar muerto el día de hoy, si no yo también.