8. Separación
Aparecieron en una recepción de baldosas blancas.
Cualquier sospecha de posible broma había sido desplazada de las mentes de los chicos por el azoramiento.
¿Llegar a un sitio habitado de gente con uniforme futurista y aun así actuar como si todo fuera normal? No, no sería nunca la reacción de ninguno de los tres.
—Me he quedado sin palabras por primera vez —admitió el rubio.
En el trayecto hasta la habitación de reuniones privadas, ellos se quedaron en silencio observando el panorama.
—¿Aquí nos explicaran todo? —preguntó Liam sumiso.
—Ojalá fuera todo. Pero sí les darán la bienvenida y una breve introducción sobre nuestro mundo.
La pelirroja empuñó la manija y un hombre de cabello gris permanecía dentro.
—Pueden entrar —declaró Gerald, su padre, firme.
Los jóvenes quedaron un momento frente al umbral procesando la información visual. Después, sus pies los llevaron hacia los asientos. Cuando pasó la media hora, estando Selene recostada en la pared frente a la puerta, Ewan salió. Sus ojos coincidieron, pero este no mostraba ninguna emoción definida. Era un chico de acciones inexplicables.
Al salir todos, se dirigieron a Selene.
—Em... no sé si podré acostumbrarme a esto. —Aunque las palabras del rubio sonaban sinceras, su rostro denotaba ¿inseguridad?
—Ustedes deciden.
—Aunque no estoy muy segura de ser especial —Gwen sonó angustiada—. Yo me quedo.
Una pregunta rondó por los pensamientos de Selene: ¿les habrían dicho que podría ocurrir una posible guerra entre bandos? Aunque no debían ocultarles nada, ella esperaba que no.
—Saber que estamos en peligro no es muy lindo. —Liam la sacó de dudas.
—Ustedes ingresarían aquí solo en condición de estudiantes. Los incógnitos que pertenecen al grupo de defensa son los que se encargan de protegernos.
—Aun así corremos riesgos.
—Nunca estaremos en total seguridad, Ewan —admitió algo afligida—. Pero no dejarían que nos pasara nada.
—Mira, pelirroja. Tienes que entender que no puedo dejar mi encantadora vida de repente. Dame un tiempo para pensarlo. ¿Ok, bonita?
—Okey —expresó resignada—. ¿Y tú, Ewan?
Con las manos enlazadas contra su pecho y sus ojos apuntando al vacío, se tardó en responder pero después la enfocó.
—Estoy de acuerdo con él. —Sorprendentemente no discordaba—. No esperes que acepte esto como tú lo haces, porque no siento que pertenezco aquí.
Le disgustó que el castaño considerara eso, pero no quiso recriminarlo. Se sintió dolida al ver su hogar despreciado por ese huraño joven.
—Yo no les exijo a ustedes lo que sé que no son capaces de otorgar. Solo les pido que prueben integrarse. Quédense una semana y después deciden si se van o no.
Ewan descruzó los brazos.
—¿Sabes lo que dejo atrás?
—¿Sabes cuánto te puedes descontrolar? —le soltó Selene a Kingsley.
—No, pero sí estoy consciente de lo que me pasa; bueno, hace solo unos días.
—¿Entonces?
—No me gusta que me presionen a tomar una decisión precipitada, Campbell —le reclamó llamándola por su apellido—. Mejor decido solo.
—Como quieras —Acopió paciencia para no enfadarse—. Si cambias de opinión sabes cual portal tomar. Espero que hayas visto todos los pasos a seguir. Se puede activar de forma manual si detectas qué ladrillo es el falso.
—Sé cómo hacerlo... el día que esté listo me reportaré para ingresar o para renunciar a esto definitivamente... hasta entonces...
El castaño se separó unos centímetros de las chicas y el rubio lo siguió. Se volteó y desapareció entre los grupos de personas uniformadas.
—¿Él sabe cómo llegar al hotel desde aquí? —interpeló la morena.
—Parece ser de los testarudos que prefieren hacer todo solos. —Rodó los ojos y cayó en cuentas de que uno los especiales de su misión había aceptado ingresar sin mucho titubeo.
—Qué bueno que te quedaste, Gwen. —Se animó.
—No tengo muchas opciones —dijo con timidez.
—¿Por? —Su curiosidad fue genuina.
Carter desvió su atención.
—Yo estaba en Londres de pasada, así que no tengo inconveniente en quedarme. Por eso traje la mochila. —Sacudió su torso para indicar la carga en su espalda.
—Disculpe que lo diga, pero pareces menor que los otros. ¿No deberías decírselo a tus padres?
—Ah... eso. Selene...
Una uña rozaba el aza derecho de su mochila con inquietud.
—Oh... lo siento. No tienes que responder a todo. No estoy muy acostumbrada a las relaciones sociales.
—Creo que es algo que tenemos en común. —Rió con nerviosismo e hincó su vista en el suelo. Era retraída—. No soy muy buena haciendo amigos... y la única que conozco aquí eres tú, así que... ¿puedes enseñarme el lugar, por favor?
Mostró vergüenza solo por hacer esa petición.
—No me molestaría. Puedes dejar tus cosas en mi habitación hasta que te ubiquen.
—Ok... uf... qué bien —suspiró aliviada.
—Te enseñaré todo lo que debes saber para sobrevivir aquí.
—¿Eh? ¿Es muy duro esto?
—No... —Tardó en escoger las palabras adecuadas para no escucharse tan severa—. Es solo cuestión de disciplina.
La pelinegra se encogió de hombros.
—Tendré que adaptarme.
Después de tomar el ascensor hasta el penúltimo piso, doblaron en una esquina. Estaban en uno de los tantos pasillos en los que se encontraban los apartamentos individuales. Los ventanales de cristal simulaban una pared a su izquierda por donde se filtraba la luz solar; pero gracias a los materiales, era cálida, no escocía.
—Ese es mi pequeño lugarcito.
Los dedos de Selene temblaron cuando señaló la cuarta puerta. Carter se extrañó pero después percibieron que no era la pelirroja.
Sino la nave.
***
Holis. :D
Ewan me desesperaaaa, en serio.
 ̄へ ̄
Ya aparecerá... y pronto. Liam igual.
¿Por qué creen que fue el temblor?
Justo cuando los chicos se fueron, el dúo femenino tendrá que resistir si quieren salir ilesas. Sí, como dije. Corren peligro.
Próxima actualización: miércoles, 29 de julio.
Muchos beshitos. :3 Los quiero.
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