Capítulo 20
— Tae, me gustas.
Sus ojos nos se apartaron de los míos, lo míos tampoco lo hicieron de los suyos.
— ¿Y?
Algo dentro de mi se vino abajo, ¿y? Él... él había acabado de pronunciar eso tan fácilmente delante de mi, sin ninguna compasión ni pizca de dolor.
— ¿Tienes algo más que decir? — lo miré a punto de llorar, no podía creer que estaba pasando esto.
No puedo creer que Tae me haga esto.
Bajé mi cabeza y mordí mi labio para evitar llorar, le di una última mirada y él aún me estaba viendo de igual manera.
Negué a su pregunta y me marché sin mirar atrás.
¿Que puedo hacer? Duele, no me quiero sentir así. Quiero que me mire y me abrace, que me diga que me quiere y que le gusto como antes. Quiero que me sonría ¡Yo quiero a Tae!
Llegué a casa y me encerré en mi cuarto, quería evitar llorar, pero me fue imposible. Solo de pensar en lo que me dijo me hace daño.
¿Y?
¿Que se supone que significa? ¿Es que ya no le importo, ni siquiera un poco? Mis sentimientos para él no significan nada, ya no.
Sentí que tocaron a la puerta, limpie mi cara y dije que pasaran. Es mi mamá.
— MeRi, ¿qué haces que no te has cambiado? — entró y recogió la mochila del suelo — Desordena, no dejes tus cosas en el suelo.
La puso sobre la mesita y me miró, su ceño se frunció.
— ¿Te pasa algo cariño?
— No, estoy cansada. El día fue muy largo — mentí.
— Oh... — pasó su mano por mi cabello y besó mi frente — Descansa un poco, hoy nos invitaron a cenar.
¿Qué? No tengo ganas de salir, no tengo ganas de nada. Yo solo quiero que todo se arregle. Tae solo está molesto, ¿verdad? Mañana cuando me vea volverá a sonreír y me dirá que también le gusto.
— Te gustará donde vamos, lo sé — sonrió.
(...)
Ya estaba preparada para irnos a cenar a la casa de una amiga de mamá, no sé quién es. Solo escuché a mi hermano comentar que eran amigas. Bajé las escaleras y vi a mis hermanos en pijama.
— ¿Ya no vamos? — pregunté.
Jisoo Unnie me miró y sonrió.
— Que guapa — pasó por mi lado — Si van, tu y mamá. Nosotros tenemos que estudiar.
Me crucé de brazos molesta, esto es una estafa.
— Estudiar viendo televisión — comenté — Ustedes lo que no quieren es ir, se buscaron una justificación. Ahora tendré que estar sola allí.
Hice puchero, no es justo. No quiero ir a un lugar en donde no conozco a nadie.
— Sorry — habló Yugyeom — Tenías que haber salido inteligente como yo — se alzó de hombros.
— Si sale con tu inteligencia está acabada, además MeRi es la más inteligente de los tres — Jisoo volvió a la sala.
— Ya estoy, vamos MeRi.
Mi mamá me tomó de la mano y me llevó hasta la puerta, le advirtió unas cuantas cosas a mis hermanos y salimos. Necesito escapar de esto, de verdad no quiero ir.
— Mamá...
— No inventes nada o te castigo — bueno, ya sé que nada va a funcionar.
Mamá estacionó el auto frente a una hermosa casa, nos bajamos y no dirigimos hacia la puerta.
Tocó el timbre y esperamos, abrió una bella mujer, espera, es la mamá de Tae.
— Que bueno que llegaron — dijo con felicidad y abrazó a mi mamá. Son buenas amigas — MeRi, hace tiempo no te veía. Estás preciosa, ya veo porqué Tae habla tanto de ti — sonrió.
Al escuchar eso mis mejillas se incendiaron ¿Tae habla de mi con su mamá? Mi corazón palpitó alegre.
Entramos y nos sentamos, Tae estaba bañándose según su madre. Bajará dentro de poco, estoy nerviosa, no sé cómo reaccione.
Al fin lo vi bajar y su mirada se conectó con la mía enseguida, estaba sonriendo, pero esa sonrisa no era para mi.
— Buenas noches — saludó a mi mamá.
— Buenas noches Tae, ¿como has estado?
Tuvieron una pequeña conversación antes de que la señora Kim nos llamara para cenar. Me sentía triste, no me miró más en toda la noche. Cenamos, la comida estaba deliciosa, pero solo pude comer un poco.
— MeRi, ¿no te gustó? — sus ojos parecían tristes, me apresure en negar.
— No es eso, estaba todo muy rico. Solo es que no tenía mucho apetito, lo siento — me disculpé.
— Si es así no tienes que disculparte — me sonrió — Ahora vamos a recoger la mesa, ustedes vayan a hacer lo que quieran.
— Yo me voy a mi cuarto — Tae se levantó.
— Vez con él — asentí y lo seguí escaleras arriba.
Su espalda se ve tan fría, antes se veía cálida. Llegamos a una puerta y la abrió, me dejó entrar y luego la cerró detrás de él.
Me miró.
— Sientate donde quieras — me dijo y se sentó frente a su ordenador.
Me senté en su cama y observé lo que estaba haciendo, era un archivo. Está escribiendo algo.
— ¿Qué haces?
— Escribo una canción — respondió al instante — Pero no me concentro, es todo culpa tuya. Por estar aquí.
Se levantó de su lugar y se acercó a mi. Se sentó a mi lado.
— Dime, ¿por qué aunque diga que ya no te quiero más mi corazón sigue loco por ti?
Sus palabras fueron como vida para mi, me lo estaba diciendo, que aún me quería ¿Entonces por qué se comportó así de esa manera?
— Tae, mi corazón también se vuelve loco cuando te veo.
Lo vi sonreír al escucharme y el espacio que había entre nosotros se redujo a nada cuando posó sus dulces y suaves labios sobre los míos y me besó con delicadeza.
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