¿Ya no viene? Miré mi celular, ya casi son las diez, ¿se habrá olvidado de mi? Estoy triste, quiero ver a Tae, quiero que venga. Quiero estar con él.

Pero se olvidó de mi, si no ya me hubiera llamado, ¿debería llamarlo yo? No, voy a esperar. Tae va a venir, él va a venir ¿Y si le pasó algo? No quiero que le pase nada malo.

— MeRi — escuché su voz y alcé mi rostro.

¡Si vino! Y estaba sonríendo tal y como lo imaginé, viéndome con sus lindos ojos. 

— Lo siento, se me hizo tarde porque tuve un problema, perdón por haberte hecho esperar con este frío ¿Estás bien? — se acercó a mi y me puso el gorro de mi abrigo y lo cerró — Perdona — sus ojitos estaban tristes como los míos hace un rato, no quiero que esté triste.

— Estoy bien — le sonreí dejando ver mis hoyuelos — Me alegra que estés aquí, estaba algo preocupada, pero ya que estás aquí está todo bien.

Llevó su mano a mi rostro y tocó mi hoyuelo, sonrió.

— Eres muy linda.

Oh oh, mis mejillas se incendian. Sus ojos no se despegan de los míos, quiero seguir mirándolo. Pero me es imposible, desvío la mirada.

— El próximo bus llegará en unos minutos — me dice y yo asiento — Gracias por aceptar venir conmigo, no sabes lo importante que es para mi.

— De nada, me alegra poder acompañarte.

Nos quedamos en silencio después de eso, estábamos uno al lado del otro viendo la calle. Tae de vez en cuando giraba su rostro para mirarme, pero no me decía nada, ¿que será lo que quiere? Parece más nervioso que yo.

De pronto sentí que el espacio que había entre nosotros se estaba agotando, sentí su mano cerca de la mía y sus largos dedos entrelazándose con los míos.

¡Tae había tomado mi mano! Y se sentía muy bien, tan cálido. Me gusta. Lo miré con una pequeña sonrisa tratando de calmar mis nervios.

— Oh, aquí está — y así era. El bus paró frente a nosotros y sin soltarnos de las manos subimos — Ven, hay un asiento.

— Pero hay solo uno, no está bien que me siente y tu no — dije.

— No importa, soy un caballero — rió y me dijo que me sentara.

Esto lo he visto mucho en películas, el chico siempre deja que la chica se siente. Tan lindo, miro a Tae que está frente a mi con mi mano agarrada aún, observo la unión de nuestras manos y siento cosquillas en mi estómago.

¿De verdad me gusta Tae? ¿Esto es amor? Debo estar segura de lo que siento, no quiero herirlo.

El bus se removió por un bache y la mitad de las personas que estaban paradas se movieron, Tae no fue la excepción. Perdió el equilibrio y casi cae sobre mi, suerte que se agarró del asiento. Su rostro estaba muy muy cerca del mío, su rostro parecía algo asustado pero pronto comenzó a reír.

— ¿Estás bien? — pregunté, él asintió — Te daré un poco de espacio.

Me puse a un lado para que se sentara, soy delgada y Tae no es tan fuerte así que los dos cabemos muy bien.

— Si estás incómoda me dices y me paro.

Bueno no estaba incómoda por el espacio, estaba nerviosa por la cercanía, esto no lo pensé cuando se me ocurrió esta idea. El cuerpo de Tae está casi sobre el mío y tuvo que pasar su brazo por detrás de mi espalda para estar cómodo y eso me pone más nerviosa.

— ¿Son novios? — una anciana que estaba frente a nosotros preguntó.

Tae me miró con una sonrisa, ¿por qué me mira así? ¿Quiere que yo responda?

— ¡Abuela! — su nieto la regañó.

— Todo bien — Tae lo tranquilizó — Se llama Kim MeRi y es la chica que me gusta, estoy tratando de conquistarla para que sea mi novia, espero que un día pueda gustarle.

¡Kim TaeHyung! Estoy aquí, ¿como puedes hablar así frente a mi? Pensé que estabas nervioso igual que yo, ya volvió el seguro TaeHyung.

— Es un joven muy guapo, dale una oportunidad — Tae me observó con un tierno puchero.

Yo bajé la cabeza.

¡Llegamos!

Bajamos del bus y Tae volvió a tomar mi mano para caminar.

— Estamos cerca, solo tenemos que caminar haca allá — señaló hacia delante — ¿Tienes hambre? Podemos comer antes de ir.

— Vale, tengo un poco de hambre.

Entramos a una cafetería y pedimos algo de comer.

— Aquí está su pedido — llegó un chico con la comida — En el envoltorio aveces vienen sorpresas. Si les toca a ustedes, me llaman, se llevarán un premio.

— ¡Gracias! — estaba animada, nunca me toca nada en las rifas. Ojalá que pueda tener el premio.

— Ábrelo, he oído de esto. Las sorpresas son muy buenas.

Abrí el envoltorio del dulce y no había nada, tanta ilusión por gusto. Que triste.

— No tengo nada — hice un puchero — Tengo muy mala suerte para esto.

— Yo tampoco tengo mucha suerte en estas cosas... — abrió su dulce y tenia un papelito plateado dentro — Vaya, parece que hoy tuve suerte.

— Wa, ¿que es? — abrió el papelito — Dice King.

— ¿Rey? ¿Que significa? Llamemos al chico.

El regalo de Tae es muy lindo, es una corona. Es dorada con adornos muy lindos. Me gusta mucho, la trae en la mano. A él también le gusta mucho.

— Ya estamos aquí.

Me informó, vaya es un lugar muy lindo. Las paredes están llenas de colores y de deseos, también hay dibujos muy hermosos.

Miramos todo mientras caminamos de manos, ya no nos soltamos.

— ¿Dónde vas a dejar tu deseo?

— No lo sé, creo que aquí — sacó un tuvo de pintura y comenzó a escribir.

Lo está haciendo en inglés, por eso no puedo entender muy bien, debería mejorar mi inglés.

— Listo, ¿vas a dejar el tuyo? — alzó sus cejas.

— No tengo uno ahora mismo. Pero cuando lo tenga, vendré y lo dejaré al lado del tuyo — sonreí — ¿Vendrás conmigo?

— Por supuesto, me encantaría — sonrió también.

Se está acercando. Tae se está acercando. Llegó hasta mi y se detuvo, sus ojos no dejan de mirar los míos, relamió sus labios. Se está acercando a mis labios.

— Debemos irnos — dije y se detuvo.

¿Que hice? Debería haber dejado que me besara, yo quería ¿Por qué lo detuve?

Sus mejillas están rojas, seguro que está avergonzado. Ya no me mira.

— Vamos — tomé su mano, ésta vez yo tomé su mano.

Caminé pero me detuvo, me puso la corona a mi.

— Es un obsequio, espero que la cuides. Me gusta mucho esa corona.

— La cuidaré.