Ash, es tan molesto, ya le dije que no me hablara, ¿por qué sigue tratando de sacar un tema de conversación? Yugyeom, ésta sí no te la voy a perdonar fácil.

Mamá sirvió la cena y todos nos sentamos en la mesa. Mi hermana había acabado de llegar de la Universidad así que se veía realmente cansada.

— ¿Que te pasó? Pareces panda — se burló Yugyeom. No parece el mayor de los hermanos, para nada.

— Mejor callate si no quieres declarar la guerra — alzó su tenedor con cara de asesina.

¡Esa es mi hermana! Lo hizo callarse. Mamá los miró riéndose y luego dirigió la vista hacia mi.

— No me has dicho cómo te fue anoche cariño, ¿te divertiste? — pensé de repente en Tae. En el momento justo donde me habló a solas. Mi mejillas se incendiaron.

¡Ah! ¿¡Que voy a hacer? Necesito consejos de chicas, al menos saber por qué me siento así. Porque ni yo misma me entiendo, no sé que me pasa con Tae. No sé nada y quiero entender.

— ¿MeRi, cariño? — me llamó mi mamá.

— Si, me divertí mucho. Anoche llegué cansada, por eso no te fui a contar.

— Me voy a duchar que me voy a tirar de cabeza en la cama — mi Unnie se levantó y caminó cual zombie hacia las escaleras.

¡Esperame! Tengo que preguntar algo. Me levanté yo también y corrí tras ella, ya había llegado a su cuarto.

Toqué en la puerta.

— Jisoo, ¿puedo entrar? — pregunté antes de abrir la puerta.

— Si — me dejó y al entrar y la vi tirada en la cama, ¿no se iba a bañar? — Él único que tiene la entrada prohibida es Yugyeom, lo voy a matar mañana.

Reí al escucharla hablar.

— Ven aquí — me llamó y yo me senté en la cama.

Me hizo recostarme a su lado y me abrazó muy fuerte.

— Mi hermanita — me apretó una mejilla — Hace tiempo no hablamos. Perdona por no estar estos días junto a ti, la Universidad me roba todo el tiempo — hizo puchero.

— Está bien — sonreí — Unnie, ¿cómo sabes si te gusta alguien?

— Mm... — parpadeó varias veces — Bueno... ahora que lo pienso, es algo difícil de explicar. MeRi, yo creo que uno mismo se da cuenta solo, con las cosas que sentimos cuando vemos a esa persona. Nuestros pensamientos hacia ella. Por ejemplo: cuando a mi me gusta alguien, suelo ponerme muy nerviosa — rió — Es algo muy bonito.

— ¿Qué? — fruncí el ceño — ¿Bonito? Yo no lo creo, estar nerviosa no es bonito. A mi me dan ganas de vomitar y me parece que me va a dar algo.

— ¡Wao! — exclamó — Ese chico si que te trae loca, vaya MeRi si que te gusta.

— ¿¡De que hablas!? No me gusta nadie, yo solo estaba diciendo — me levanté de su lado — Me voy, tu mejor vete a bañar.

Salí de su cuarto y me fui al mío ¿De qué habla? A mi no me gusta TaeHyung, no me puede gustar TaeHyung, ¿o si? ¡Ah! No sé, ¿por qué me tuvo que decir eso? ¿Por qué me mandó ese dibujo?

Me acerqué a mi mesita y del cajón saqué la hoja. Sonreí, es muy bonito. Tae siempre dibujó hermoso. Ahora que lo pienso, nos conocemos hace mucho tiempo, desde que eramos pequeños hemos estudiado juntos. Creo que tengo una foto de grupo cuando teníamos como seis años; la encontré.

Yo estoy al lado de LinSi en el lado de las niñas y Tae está junto a Hoseok. Se ven tan chulos, que pequeños. Hay algunas personas que ya no están con nosotros, por ejemplo Kim NamJoon. Se fue a estudiar a Estados Unidos, el era un niño muy inteligente. Apuesto a que ahora lo es más aún.

(...)

Me levanté de la cama con pereza y me fui al baño para tomar una ducha. Me duché y bajé las escaleras para ir a desayunar. Mis hermanos estaban ahí, dentro de un rato debían irse a la Universidad. Que malo, clases un sábado.

— Me muero — bufó Yugyeom, y miró a mi mamá con un puchero — No dormí nada anoche. Me voy a suicidar.

Bajó la cabeza y la descansó en la mesa.

— Termina de desayunar Yugyeom, no dormiste porque te la pasaste hablando por chat con tus amigos ¿De qué hablan tanto ustedes niños?

— Mamá, no soy un niño. Tengo diecinueve años, por favor. Un poco de respeto.

— Deben haber estado hablando mierda como siempre, ¿sabías que se la pasan hablado en clase? La profesora de Yugyeom lo regaña mucho.

— Callate antes de que te deje calva.

— ¿Eso es cierto? — mamá lo miró seria.

— Solo fue una vez, prometo no volver a hacerlo.

Tocaron la puerta y yo dirigí mi vista a ella. Aquí es cuando comienza la pelea por quien va a abrir, nadie nunca quiere ir. Pero ni modo, ya voy yo. De todas maneras con la discusión de estos ni me han servido el desayuno.

Cuando estuve frente a la puerta la abrí, y me encontré con una sonrisa cuadrada muy hermosa y unos ojos que brillaban más que el día. Es TaeHyung, espera...

¡Es TaeHyung!

¿¡Que hago!? No, ¿¡que hace él aquí!?

— Oh Tae querido — mi madre lo vió — Entra, Meri, ¿que haces? Deja que Tae entre — me quité de la puerta y él pasó.

Todavía estoy en shock.

— Buenos días — hizo una reverencia — He venido a hacer la tarea — dijo, y no me lo puedo creer.

¿La tarea? ¿Que tarea? Si no hay tarea.