5.
SeHun no salía mucho del cuarto, apenas lo hacía para bañarse, pero JongDae logró convencerlo de bajar a desayunar, mientras ponía un plato de huevos revueltos con jamón frente a SeHun, pensó en comprarle ropa que le quedara bien, aunque parecía cómodo sin la prenda.
—Tengo pensado ir a la ciudad hoy— SeHun le miró con poco interés— Me gustaría que vinieras para comprarte algo de ropa.
—No puedo salir sólo en camisa— frunció sus cejas. —Tus pantalones no me cierran.
—Pues te presto un pantalón deportivo. — en ese momento su boca se cerró, pudo haber intentado eso desde hace mucho.
—Vaya, al parecer si eres un pervertido— se cruzó de brazos— Pudiste prestarme ese pantalón hace mucho.
El rostro de JongDae se puso fuertemente rojo.
—No, es que no recordaba que tenía uno. — apartó la mirada nervioso.
—Seguro— la cuchara de SeHun cayó al suelo— Ay, ¿Podrías pasármela? — Sin mirarlo a la cara, se agachó por la cuchara, pero todo movimiento se frenó al notar que tenía las piernas de SeHun frente a él, estaban cruzadas y movía su pie suavemente. —Ya tardaste mucho— le dijo juguetón.
Tragó duro y se levantó llevándose la cuchara para darle una limpia.
—Definitivamente, eres un pervertido.
JongDae no se creía un pervertido, tal vez las piernas se SeHun son simplemente tentadoras.
—Voy a traer el pantalón— le dio la cuchara y salí casi corriendo.
Rebuscó entre su closet, hasta que encontró un pantalón deportivo azul marino, a él le quedaba holgado, seguro que SeHun lo llenaba más, bajó trotando y le tendió el pantalón al menor, quien apenas terminaba de desayunar.
—Subiré a ponérmelo— con una suave sonrisa subió las escaleras con lentitud, una lentitud muy tortuosa para JongDae.
Cuando el menor por fin desapareció de su campo se visión soltó un suspiro, perezosamente se dirigió a la sala y se tiró en el sillón, se permitió cerrar los ojos, aunque los abrió casi al instante pues tocaron en su puerta, algo raro.
Se levantó confundido, pensando en si podría ser su madre, revisó por la mirilla de la puerta, del otro lado habia tres hombres, uno de ellos traía tres perros, tal vez eran cazadores en busca de un baño. Abrió la puerta y los perros comenzaron a moverse inquietos, los hombres se miraron entre ellos, el que tocó la puerta sacó un arma y la mantuvo en la mano.
—Estamos buscando a alguien— dijo con una suave sonrisa — Muéstrale la foto— le dijo al hombre a su derecha, quien al momento mostró una foto de SeHun—Los perros siguieron su rastro hasta aquí.
JongDae se puso algo nervioso, el hombre impaciente lo empujó al interior de la casa, dio entrada a los otros hombres.
—¿Dónde está? — preguntó el que traía a los perros.
—No sé de qué hablan— negó rogando porque SeHun no bajara.
Pero los perros se jalaban inquietos con dirección a las escaleras.
—Parece que sabes.
Cuando se dirigían a las escaleras, corrió hacia ellos, empujando al que parecía el líder, rogando por no tener que transformarse, pero él hombre no parecía querer andando con rodeos, pues le disparó una especie de dardo.
—Mira maldito, no tenemos tiempo para "héroes" — formó comillas.
Entonces gruñó desde lo más profundo, hizo que los perros se encogieran y los hombres le miraran penetrantemente, como si supieran que hacer. Sus huesos comenzaron a tronar, sus uñas se transformaron en garras, pero los hombres no se asustaron, en lugar de ello volvieron al dispararle, cada uno, se quitó los dardos y en ese momento notó que eran especiales, parecían inyectar algo que le hacía incapaz de transformarse, calló de rodillas con la ropa rasgada, su corazón latía rápidamente y sus manos temblaban. Podía escucharlos y verlos claramente, pero su cuerpo no reaccionaba.
—Tal vez debamos llevarte con nosotros también, dime— le levantó el mentón con el cañón de la pistola— ¿Tu si puedes concebir bebés? Necesitamos monstruos como ustedes.
La sonrisa burlona del tipo le dio un escalofrío, pero su mente se quedó en aquella pregunta.
—Deberíamos llevarlo— dijo su compañero— asintieron de acuerdo, pero antes de que lo tocaran, un rugido similar al de un león les hizo voltear a las escaleras, apuntaron pero no les dio tiempo disparar, una enorme pantera negra brincó sobre ellos. ¿Eso estaba en su casa?, fue lo que JongDae pensaba, la pantera era enorme, nunca habia visto una, pero la que estaba descuartizando personas frente a él era enorme, su pelaje brilloso y profundamente negro combinaba bien con las manchas de sangre que caían sobre su pelaje, podía escuchar gritos ahogados, y los perros se sentaron a su lado, sin miedo, incluso uno le lamió la cara. Los gritos cesaron y la pantera lamió sus patas limpiándolas, con elegancia se estiró como si acabase de levantarse y se acercó a JongDae, se sentó frente a él, de apoco y con sonidos no muy agradables su cuerpo cambió, ahora quien estaba sentado frente a él era SeHun, desnudo y con un suave rubor en las mejillas.
—El efecto de la droga pasara en un rato, estoy seguro que un hombre lobo lo desecha más rápido que un cambiaformas pantera. — Los perros se acercaron a SeHun y lamieron sus manos—Ni judas era tan traicionero— les dijo con una suave sonrisa y ellos bajaron la cabeza y emitieron un suave sonido de tristeza—Está bien.
"Ah, con que eso era"- pensó mientras miraba el bonito rostro del menor.
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