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Su cuerpo se sentía pesado, su costado ardía y dolía, abrió los ojos, al principio veía borroso, parpadeó dos veces y de a poco su visión se aclaró, el techo era de madera barnizada y un bonito candelabro le hacía notar que no estaba en su casa. Quiso levantare pero el dolor que provenía de su costado lo impidió, mirando el techo de nuevo, recordó todo, entonces se asustó, ¿Y si su padrastro habia regresado por él y ahora estaba en un lugar donde no podría escapar? ¿Habrá matado al lobo que lo salvó?
La puerta se abrió y un grito de horror escapó de su garganta.
—Wow, que pulmones, estoy seguro de que te escucharon hasta China—JongDae entró con una bandeja de comida.
—¿Trabajas para mi padrastro? —Preguntó tratando de incorporarse para alejarse del hombre—¿Mataron al lobo? — preguntó con los ojos cristalinos.
—No y no— sonrió amable, caminando cauteloso. —Soy JongDae y te encontré herido en el bosque.
SeHun le miró unos momentos, tratando de encontrar la mentira en sus ojos, pero todo en él parecía amable y sincero.
—¿Y el lobo? — preguntó, aquel animal le habia salvado la vida y estaba preocupado por si su padrastro le daba caza.
—No habia ningún lobo cuando te encontré— la comisura de sus labios tembló suavemente por la mentira. SeHun no lo notó.
—Oh.
JongDae dejó la bandeja en la mesa de noche y se acercó a SeHun para ayudarlo a sentarse.
—Bien, te traje algo de comida y tus medicamentos para la herida. — Tomó la bandeja y la puso en las piernas de SeHun— volveré en una hora.
SeHun miró la bandeja en sus piernas y luego a la puerta cerrada.
—No necesito medicinas, necesito salir de aquí— pero sabía que estaba débil, comió todo y escondió las pastillas en la funda de la almohada.
JongDae regresó con vendas, algodón, gasas y alcohol.
—Me alegra que comieras bien y tomaras tus medicamentos— quitó la bandeja con comida y sin decir nada levantó la camisa con la que había vestido a SeHun, retiró la venda y la gasa de la noche anterior, la herida se veía diferente, más pequeña, tal vez lucía así porque estaba limpia, limpió, cubrió y vendó la herida de nuevo, notando la tensión en el cuerpo de SeHun. —Listo.
—Gracias— miraba nervioso algún punto en la habitación.
—Vendré más tarde— tomó la bandeja y salió haciendo que SeHun respirara con alivio.
JongDae llamó a KyungSoo para preguntar si SeHun podía comer carne de puerco.
~¿Ya despertó?~ el tonó de sorpresa en la voz de su amigo era más que evidente.
—Pues, si
~Que raro, bueno, un herido de bala tarda más en recuperar la conciencia, como sea, no, mientras tenga la herida sin cicatrizar no puede comer carne de puerco~
JongDae colgó, pensando en lo que KyungSoo le había dicho, incluso parecía como si Sehun sólo hubiese dormido. Tal vez SeHun sólo tenía un buen metabolismo, un buen sistema de defensas.
Hizo algunos pendientes y preparó la comida, cuando regresó a la habitación de SeHun, este estaba dormido hecho bola, las cobijas estaban en el suelo, se acercó hasta él, quiso levantar la camisa de nuevo, pero antes de que sus dedos rozaran la tela, SeHun le tomó de la muñeca. Los ojos obscuros y profundos del chico se clavaron en él, con algo de hostilidad.
—Creí que la venda se cambiaba solo una vez al día— dijo apartando la mano de JongDae.
—Sí, solamente quería ver si tu venda seguía en su lugar.
—Sigue ahí— dijo, se incorporó como si no le doliese nada, JongDae le miró sorprendido. —Ahh— soltó un jadeo de dolor.
—No deberías moverte de una forma tan brusca— le dijo, no muy convencido.
—Lo siento— SeHun bajó la mirada.
Había algo en SeHun, JongDae quería saber qué.
— ¿Cuántos años tienes, SeHun?
—Yo nunca te dije mi nombre— JongDae le miró tratando de mantenerse serio.
—Si lo hiciste.
—Estoy muy seguro de que no. — Las alertas en el cerebro de SeHun se encendieron— Tu dijiste que no eras enviado de mi padrastro, pero sabes mi nombre.
—Bu...Bueno...
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Chan chan chan chaaaaaan.
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