Nervioso entro a la cafetería, ahí con un suéter azul me espera mi ahora novio, al verme se levanta de inmediato y dejando un beso en mi mejilla mueve la silla para que tome asiento.

—Me lo puse— dice al fin, y me siento sonrojar, ya que yo también visto un suéter igual, cabe mencionar qué no es la primera vez que usamos una ropa de pareja pero esta es la primera vez que yo la escojo.

—Nos vemos muy bien— respondo y sonrío, entonces Mark estira su mano hacia la mía, y entrelazando nuestros dedos me confirma lo que tanto he anhelado escuchar desde que nos hicimos novios.

—Te amo, Taehyung— él me dedica una de sus tantas sonrisas pero que hacen acelerar a mi corazón en demasía.

Hoy es como una cita cualquiera, han pasado cinco años desde que comenzamos a salir y aún se siente irreal, tener a alguien con quién compartir los mismos gustos, salir juntos, tomarnos de las manos, besarnos en cada cita, cocinar juntos, usar ropa de pareja, “es como siempre quise tener una relación” —Yo también te amo, Mark.

Mis latidos se calman al verlo mirarme con tanta dulzura y me siento tan amado, como un ser tan valioso y es que lo soy, a su lado pude salir adelante olvidando la sombra de un primer amor que solo me daño.

—Tal vez me he tardado en pedirte lo pero, ¿Quisieras vivir conmigo?— pregunta Mark con nerviosismo y las mejillas rojas.

Un sonrojo se instala en las mías, y sin dejar de acariciar sus nudillos le respondo —Si, por supuesto que quiero vivir contigo.

Entonces Mark se levanta y besa mis labios con fervor, me siento apenado ya que hay personas a nuestro alrededor pero me siento feliz así que solo disfruto de nuestro momento juntos.

No fue difícil que JongSuu se encariñara con NamJoon, cada tarde venía por mi pequeño para llevarlo a jugar y en cada visita me traía una rosa. Recibir una flor proveniente de su parte me hacía sentir enamorado de nuevo, “ah, reconocer mis sentimientos me hacía sentir débil, siempre odié este sentimiento por qué lo sabía, que sería tan ridículamente torpe ante mi hombre amado”. Y no se cómo reaccionar ante esto, fui su todo y luego fuimos nada.

—Papi Kookie, ¿Quieres ir con nosotros al cine?— pregunta mi bebé corriendo emocionado hacia mí.

Me agacho acomodando el cuello de su camisita y alzo la mirada encontrando la de NamJoon, así que bufé avergonzado —Iré por tu suéter y...el mío.

No lo vi pero juraría qué ese idiota estaba sonriendo por haberme hecho sonrojar. Ah, maldito NamJoon, no sé si odiarlo o quererlo aún más.

Entonces mientras vemos la película y "accidentalmente" sus dedos rozan los míos, o mi cabeza cae sobre su hombro, recordé de nuevo aquel día:

Cuando JiMin me encontró en casa del profesor Lee golpeado y roto, fui llevado al hospital, estando allí, mientras mi madre le pagaba al médico para que no dijese nada sobre lo sucedido, me senté en una banca lejana, llorando en silencio, una persona se sentó a mi lado. Ya lo había visto antes sin embargo nunca había hablado con él, después de todo, ¿Un niño de nueve y uno de quince, de que podrían hablar?. Pero NamJoon lo hizo, me habló tiernamente haciendo que mi corazón roto se sintiera emocionado un poco.

—Kookie, ¿Por qué estás llorando?, ¿Te han inyectado otra vez?— me sorprendí cuando coloco un pañuelo sobre mis mejillas mojadas limpiando con suavidad —No llores, eres un niño bonito y me gusta más verte  sonreír.

Ese día jamás pude olvidarlo, el como ese adolescente me sonrió de manera tan dulce y me obsequio una flor. Aunque nunca quise aceptarlo, en el fondo la sonrisa de ese chico mantuvo mis esperanzas de algún día superar mi dolor interior, probablemente eso fue lo que me hizo detestar un poco más a JiMin, ya que Namjoon era su amor platónico.

—JungKook, gracias por aceptar venir hoy con nosotros— JongSuu se mueve inquieto en los brazos de NamJoon y este, lo baja dejándolo correr hacia la máquina de peluches.

Así que nos acercamos y observo atentamente como intentan juntos sacar alguno —Gracias a ti por volver...— murmuro algo apenado. Entonces con lentitud nuestras manos se entrelazan y si, estoy más que seguro que el pasado debe quedarse ahí, él cambio, yo cambié pero nuestro amor se mantuvo intacto así que no perdemos nada con intentar ser un matrimonio real esta vez.

Puedo al fin intentar ser totalmente feliz. Sin arrastrar mi pasado o llevar conmigo un odio irrazonable, por qué incluso ahora ya no hay más odio por JiMin, mi adorable e inocente hermano mayor.

En el orfanato que visitamos habían muchos niños y niñas, desde recién nacidos hasta infantes de diez años, en cuanto los vi, me sentí tan emocionado y un sentimiento cálido me invadió, «ojalá pudiera cuidarlos a todos» pensé.

—Amor, ¿Quisieras ir a ver a los recién nacidos primero?— Jin toma mi mano y sonríe.

De pronto ambos nos quedamos en silencio al oír un llanto de bebé, uno tan triste, tan desgarrador y juntos avanzamos hacia la ventana, observando cómo una muchacha cargaba e intentaba calmar a un pequeño bebé envuelto en su cobijita amarilla.

—Él es Jeongin, tiene a penas cinco meses y lamentablemente fue abandonado está navidad fuera del orfanato sin importar que estaba nevando— comenzó a contarnos la directora del lugar y mi corazón se estrujó ante el relato, observé de reojo a Jin y lucia igual de afectado que yo.

¿Cómo podían haber personas tan crueles e inhumanas?.

Sin poder dejar de mirar al pequeño con las mejillas regordetas rojas por el llanto, tomé una decisión. Sostuve con más fuerza la mano de mi esposo y acariciando el anillo de bodas lo miré fijamente.

Jin acaricia mi mejilla con suavidad y asiente —Lo sé, también tomé la misma decisión.

Y entonces ahora, un mes después tenemos al pequeño Jeongin en nuestros brazos, sin llanto lastimero puedo decir que ha sido lo mejor —Ya no sufrirás más pequeño, ahora tienes a dos padres que te aman y amarán por siempre— sonreí cuando mi bebé tomo mi dedo pulgar entre su pequeña manita mirándome con sus grandes ojos cafés como si entendiera lo que le digo.

Finalmente logré que se durmiera y lo metí de nuevo a su cuna, caminando como zombie de nuevo a la cama, desde que llegó tuve que decirle adiós a las horas completas para dormir pero a penas me tiré, Jeongin rompe en llanto de nuevo.

—Yo voy— dice Jin palmeando mi muslo y se levanta caminando a tropezones hacia la habitación de nuestro bebé.

Abro de golpe mis ojos y Jin no está a mi lado, escucho su suave voz cantar una canción de cuna y me asomo en la habitación, viendo cómo Jin arrulla en sus brazos a nuestro pequeño, al verme me ofrece una cansada sonrisa pero sé que está feliz, puedo notarlo, adora tanto como yo cargar al pequeño Jeongin.

Con un movimiento de labios le aviso que iré por algo de beber, no tardó mucho tiempo pero Jin ya no está así que como pensé, se encuentra en nuestra cama hecho un ovillo y en ese pequeño espacio de sus brazos Jeongin duerme tranquilamente con su manita arrugando parte de la pijama de mi esposo, está imagen es tan sagrada para mi.

Mi esposo e hijo, mi familia. Mi todo.

Despacio ocupo el lugar vacío, dejando a nuestro bebé en medio y al fin la paz llega, tal vez esta noche podamos dormir más tiempo, enredo mis pies con los fríos dedos de Jin y me dispongo a dormir al fin. Pero sé que no será así, otra noche en la cual la cama nos extrañará.

Jeongin ha vuelto a despertarse.

“Fin”

Hey, un final kk como todos los que hago :( matenme!.
Y si, finalmente está historia llena de drama ha llegado a su fin, gracias por su apoyo y quedarse hasta el final 🤧💜