66
Abril 2 semana - viernes
Habían concordado una pijamada para ese fin de semana, era la mejor fecha para evitar problemas respecto al horario del pelinegro en la escuela y su trabajo, así que el viernes era un buen día para realizar la actividad. Geno llegó al departamento del par de amigos poco antes que Reaper, por lo que cuando el pelinegro llegó tuvo la sorpresa de ver a Geno y Blard en la cocina preparando algo con un aroma muy dulce y exquisito.
— ¿Pastel? ¿Galletas? ¿Flan?
— Se dice "ya llegué, buenas tardes". —Aclaró Blard desde la cocina, Reaper rió apenado mientras dejaba su mochila a un lado del sofá.
— Perdón, es que huele muy bien.
Geno apenas tuvo oportunidad se acercó hasta el mayor, ambos se dieron un beso de saludo.
— Hola, Reaper.
— Hola, ¿todo bien de camino acá?
— Sí, no viven tan lejos del paradero. ¿Y a ti en la escuela?
— Bueeeno, la exposición grupal no fue tan mala.
— Eso te pasa por hacerlo a última hora. —Bromeó Blard.
— ¿Cómo que última hora? —Dijo Geno.
— Ehh, cosas que pasan.
Reaper y Geno se acercaron hasta la cocina, más que nada guiado por Reaper por su curiosidad aún no respondida. El castaño estaba limpiando los muebles de la cocina, hace poco habían terminado de preparar lo que sea que estuvieron cocinando.
— Y... ¿Me dirán lo que hicieron?
— Galletas, estarán listas en un rato. —Respondió el castaño, retirándose del área de cocina. Estaba con una remera blanca poco holgada y arremangada, era difícil verlo con los antebrazos descubiertos por ser friolento, pronto se fue al baño.
El par al quedar solos quedaron en silencio unos segundos antes de reanudar la conversación, Reaper ya se había quitado los accesorios contra el frio, dentro del departamento estaba muy tibio.
— Llegué bastante temprano, así que aprovechamos de preparar algo para la cena.
— ¿No es la receta que hiciste con tu tía? Esas con chispitas.
— Es otra.
— Seguro quedarán deliciosas, más si las hicieron ustedes dos.
Reaper se acuclilló frente al horno, por la luz que irradiaba podía notar fácilmente las galletas, se relamió los labios con deseos de probarlas. Geno al estar a su lado negó con la cabeza y solo estiró la mano hasta su cabellera oscura, acarició un poco.
— ¿Vas a quedarte mirándolas mientras se preparan?
— Sí.
— ¿Hablas en serio?
— Tan en serio como me llamo Reaper y tú Genito.
Los mimos pasaron a ser un pequeño empujón que lo desequilibró, Reaper terminó sentado en el suelo mientras Geno soltaba una risa. Reaper quiso quejarse, pero su risa lo atrapó por completo. El albino ofreció ambas manos para ayudarlo a levantarse, el ojiazul aceptó la ayuda y una vez de pie suspiró risueño.
— Hace unos días compré una baraja de cartas para jugar, así que podremos pasar una tarde divertida.
— Algo me estaba contando Blard, ¿Uno se llama?
— Sí... pero no son originales, así que se llaman Dos.
— Pff... Qué nombre.
— Descuida, revisé y no tienen nada distinto. Aunque quizáaas haya que decir "dos" en vez de "uno" cuando nos quede una carta.
— O gritar "dos" cuando queden dos.
— Ciertamente. —Terminó por decir Reaper.
El par se sentó en el sofá, el mayor notó que había música proveniente de la televisión, era algo nuevo ver que de la pantalla salían pistas de canciones. Se quedó ido por un momento hasta que Geno puso su mano sobre la adversa, llamando su atención.
— Coloqué esta aplicación mientras horneamos, Blard estaba muy sorprendido, tanto como tú.
— Bueeno, yo apenas tengo un celular barato con Netflix mientras Blard le gusta ser clásico, no somos tan buenos con la tecnología.
— Dudo mucho que no hayas escuchado de esta aplicación.
— La conozco, pero jamás la he usado, ¿no que cuesta dinero?
— Sí, es mi cuenta, bueno, plan familiar de Fresh.
— Ooh. —Reaper estaba bastante contento, apoyó su espalda contra el respaldo del sofá— Está genial, pero es tu cuenta y esta música es la que escucha Blard, ¿no te hará un desorden en tu biblioteca?
— ¿Cómo sabes de eso si ni la has usado?
— Pff, ¿cómo crees que escuchamos música, Geno? Usamos la laptop de Blard con Youtube, y ahora siempre tenemos recomendaciones de las cosas que ve el otro.
— Qué caos.
— Sí, un poco, pero ya nos acostumbramos al gusto del otro y podemos estar escuchando rock y al otro una romántica.
— ¿Debo imaginar que el Rock es tuyo?
Geno también se apoyó en el respaldo del sofá, ambos se estaban mirando fijamente mientras disfrutaban de la calidez y de la música del ambiente, podían estar conversando un largo rato y no se aburrirían. Reaper sonrió divertido afianzando el agarre de manos, entrelazando sus dedos en gesto de cariño.
— Blard ha ido hasta un concierto de rock, o eso me ha contado.
Geno hizo una expresión de sorpresa, acompañada de una risa por parte del pelinegro y de Blard que ya había salido del baño. El castaño se había puesto un suéter y una coleta más alta, los jóvenes supusieron que se había puesto colonia porque un aroma varonil había salido tras él.
— Supongo que ya puedo colocar rock sin pena, pero en otra ocasión. —Dijo él.
— Pareces como si fueras a salir, Blard. —Comentó Reaper.
— Es que sí saldré.
— ¿Eh?
Geno se quedó al margen de la conversación.
— Sí, mientras estabas en la escuela recibí un mensaje de mis padres, necesitan mi ayuda para algunas cosas.
— Es decir necesitan la fuerza de tus brazos de roca.
— ...Sí, supongo que es eso. —Se encogió de hombros— Pueden usar mi cama entonces, es posible que no llegue esta noche.
— ¿Quéee? ¿¡Y la pijamada!?
— Reaper, nosotros dos vivimos juntos, todos los días son una pijamada.
Reaper abultó los labios con las cejas fruncidas, haciendo una mueca infantil.
— Pero Geno no vive con nosotros.
— ¿Algún problema de que ustedes queden solos?
Pequeño silencio, Geno se llevó ambas manos juntas sobre sus labios mientras Reaper se mordió la lengua, ese ambiente fue suficiente respuesta para el castaño, ni tuvo que ver el rubor del par.
— Pensándolo bien, duerman en el sofácama.
— ¡Ya diste la oferta no la retires! —Protestó Reaper reaccionando.
— Tarde.
— ¿Saldrás ahora mismo? —Preguntó Geno por lo bajo, Blard negó con la cabeza.
— Por el momento no, pienso esperar a las galletas y tomar algunas para compartirlas con Stave.
— Dile que las hice yo, para que deje de odiarme. —Dijo Reaper.
— No te va a creer.
Geno rió por eso siendo acompañado por Blard en la risa. Reaper hizo una queja audible, como siempre, era víctima de ambos chicos que tenían espacio en su corazón.
Los tres estuvieron jugando al uno pirata mientras las galletas se horneaban, entremedio el mayor del grupo contaba sus anécdotas relacionadas con la música y el concierto susodicho, ninguno de los dos se había esperado de tales conductas, pero después de meditarlo, sí congeniaba con la personalidad del mayor.
Reaper perdió la partida, pero se ganó una buena experiencia.
Eran las siete cuando Blard tomó su mochila y se despidió de los menores, ya estaba bastante oscuro por lo que estaba claro que el castaño no volvería hasta el día siguiente. Reaper revisó los estantes para preparar la cena siendo ayudado por Geno, ambos tomaron café con las galletas mientras decidieron ver una película que estaban dando por la televisión.
Jugaron una vez más al uno y conversaron de muchas cosas, fue un ambiente sin interrupciones muy ameno, ninguno de los dos se sintió tenso, no tenían motivos. Hasta que llegó la hora de dormir.
Se levantaron del sofá para hacer el sofá cama, Reaper fue al baño y aprovechó de colocarse el pijama dentro, se lavó los dientes y se miró al espejo por un momento. Ya estaba acostumbrado a su aspecto saludable, su cabello estaba casi reparado al completo gracias a los cuidados, su piel tenía un buen color y sus manos ya no estaban tan huesudas como lo estuvieron hace menos de un año.
Al salir del baño se topó con la espalda desnuda de Geno y cerró de inmediato la puerta.
— ¿Reaper?
— ¡S...Se me olvidó lavarme los dientes! —Vociferó en respuesta.
Reposó su frente en la puerta, si se había fijado, Geno solo se estaba cambiando ropa para colocarse el pijama, nunca había visto su espalda y lo peor es que por más que lo haya visto por unos segundos había captado todos los detalles posibles con solo la parte anterior de su torso, como sus omóplatos y contorno.
Se llevó las uñas hasta la boca con ansiedad, pensó en cuánto tiempo debía salir del baño para que Geno terminase de cambiarse y cuánto era el tiempo que uno tenía para lavarse los dientes. Contó hasta veinte segundos y giró la manilla de la puerta, tuvo un susto de muerte cuando al abrir un poco tenía al menor frente suyo.
Casi se cae de espaldas por lo inesperado.
— ¡Ah! Me asustaste.
Hizo un vistazo veloz por las ropas adversas, solo tenía puesto una remera y los jeans, no se había cambiado al completo aún.
— Perdón, es que necesito ir al baño.
Quizás notó que debía cambiarse dentro, Reaper solo asintió mientras se hacía un lado.
— Me acostaré mientras tanto.
— Sí.
Una vez solo, Reaper soltó un gran suspiro y con su corazón otra vez en su pecho se acostó; sin embargo, mientras se tapaba con las frazadas, notó que al otro lado de la cama estaba la parte inferior de la ropa de dormir del albino, no se había llevado su pijama.
No pudo ni reaccionar en tomarla para llevárselo al baño cuando Geno ya había salido. Tomó su celular para hacerse el desinteresado.
— Mm... Reaper.
— ¿Sí?
Geno ya había llegado a su extremo de la cama, sentado y dándole la espalda.
— ¿No te molesta si me cambio acá? Solo me falta cambiarme los pantalones.
— Ah... Umh... Claro que puedes. Nos tenemos confianza, ¿no?
Geno le miró sobre el hombro, no tenía ninguna expresión de vergüenza a diferencia de Reaper, este último pensó nuevamente en la situación, Geno no era alguien realmente pervertido, por todo lo que tuvo que pasar en su vida, cambiarse de ropa debía ser lo más natural del mundo, en realidad, lo era, incluso en la escuela los estudiantes se cambian en los vestidores del gimnasio.
Todos sus nervios disminuyeron, solo sonrió para garantizar la confianza que profesaba. Geno asintió y volvió a mirar sus cosas.
Reaper volvió a su celular para distraerse, abrió una aplicación cualquiera y posteriormente suspiró. Era difícil concentrarse cuando justo a su lado Geno estaba de pie bajándose el pantalón. Sus ojos traicionaron su concentración, el albino tenía puesto un bóxer gris que permitía ver la forma de sus glúteos, era una curva que podía apreciarse, de hecho, la vista que estaba teniendo mientras se movía provocó que Reaper activara sus sentidos más estúpidos, pues de un momento a otro silbó.
El menor se sobresaltó y ruborizado se dio vuelta, tapándose con el pantalón de pijama.
— ¿Acabas de silbarme?
— ...E...Es que representa una obra de arte.
— ¿Mi trasero o yo?
— Todo tú.
Lo estaba diciendo sin sopesar sus palabras, miró firme su rostro mientras contenía los latidos de su corazón, sus mejillas enrojecían por cada milisegundo en silencio. Geno se le quedó mirando hasta que su mano dejó caer el pijama, dejado de ocultar su bóxer. A Reaper le tembló los ojos, pero siguió fijo en su cara, siguiéndolo con la mirada mientras poco a poco Geno se iba subiendo a la cama, hasta quedar sentado sobre el abdomen del mayor.
Reaper tenía dos opciones, o desvanecerse ahí mismo o desmayarse ahí mismo de la impresión. ¿Cómo reaccionar si Geno, sin mediar palabra, gateó hasta estar encima de él? Reaper solo por un segundo se acordó de las situaciones similares a la actual, con la única diferencia de que Geno no estaba en ropa interior.
— Geno... ¿Por qué--
El aludido interrumpió, llevándose la mano al pecho. Sus mejillas estaban algo rojas, no había provocación en su expresión, ni determinación, pero tampoco necesidad, era una faceta que en vez de poner más nervioso a Reaper, lo dejaba más sensato.
— Sé que esto es súbito, que te parecerá raro después de lo que me ocurrió en todos estos meses, pero... tú mismo me has dicho que esto es una forma en la que la gente que se ama demuestra su amor y expresa la confianza que uno se tiene.
Era repentino, sí, lo era, pero Reaper ya conocía a Geno desde el año pasado, sabía que su mente podía estar divagando sobre muchas cosas, sabía que el menor sufría de estos arrebatos donde su necesidad era más grande que su raciocinio, no obstante, pensar de esa manera sobre Geno no era justo, a quien tenía encima no era alguien con una necesidad carnal, estaba viendo a un adolescente al igual que él, que solo deseaba seguir descubriendo y disfrutando junto a él.
El mayor respiró profundamente, no podía dejar al aire su confesión. Aún bajo las sábanas, extendió sus manos hasta las muñecas del menor para conducirlas hasta su propio rostro, Geno se inclinó para tener ambos rostros cerca, haciendo de su conversación mucho más íntima.
— Sí... es una forma de darse amor entre personas que se aman profundamente, así como nosotros dos. —Sintió como Geno suspiró aliviado, sus manos se entibiaron al estar en contacto de sus mejillas calientes— Pero no quisiera obligarte a hacer... esto después de todo lo que viviste...
Geno le dio un breve beso sobre sus labios y se separó un poco para verlo bien a los ojos.
— Reaper Death, he querido tener sexo contigo desde que te conocí. —Confesó, Reaper soltó un ruido por la vergüenza de escuchar eso, pero tenía sentido desde el primer encuentro en la enfermería— Pero ahora tengo consciencia de mis acciones, esto es a mi voluntad, porque te amo demasiado y-y sé que eres el indicado para tener esta clase de intimidad. ¿Crees que no quisiera hacer esto?
El mayor se sintió atrapado al estar bajo de él, hundido y de a poco embriagándose del calor corporal. Soltó sus muñecas y con algo de fuerza levantó el torso para poder verlo mejor. Geno se tuvo que sentar en sus piernas, sus muslos estaban al aire.
— A-Ah... Siento que sabes cómo hacerme dudar...
Geno sonrió, cariñoso.
— Además, ahora que me besas y me mimas... me ha costado aguantarme.
Los dos rieron para soltar un poco la tensión, Geno le abrazó sobre los hombros y Reaper correspondió, ambos sintieron el corazón del otro latir desenfrenados.
— Está bien... Pero, de todas formas... no quiero hacerlo mal. —Confesó— E... Es... digamos, mi primera vez.
— No estoy orgulloso de decirlo... pero te puedo guiar.
— Bueno, algo bueno de todo lo que viviste.
Reaper rió mientras recibió un empujón por parte ajena. Geno se separó y con su ayuda sacaron las sábanas que los separaban, ahí el albino se sentó otra vez sobre sus piernas, con una pierna por cada lado. Reaper suspiró tembloroso.
— Si te quedas mirando allí hasta yo me pongo nervioso, Reaper. —Se quejó Geno.
— P-Perdón. Es que a pesar de no ser la primera vez que veo tus piernas, ahora las puedo apreciar.
— No le silbes.
Reaper silbó.
— ¡Ay! ¡Tonto!
Rieron y poco después el mayor tomó la iniciativa de besarle por más tiempo, ambos movieron sus mandíbulas hasta que lograron la armonía, la idea de esta ocasión no era hacer las cosas distintas, sino dejarse llevar por lo que sentían y hacer de aquello una experiencia agradable y sin tensión.
Reaper pudo posar ambas manos en la espalda adversa, con lentitud recorrió con sus dedos sus músculos y su columna, entretanto, Geno acariciaba la cabellera adversa, y enredaba sus cabellos con sus falanges. Poco después abrazó el torso del mayor, tratando de tocar bien su cuerpo. El mayor ante esto se encogió de hombros, Geno le estaba tocando de una manera que le daba escalofríos de pies a cabeza, se removió bajo él, suspirando en medio del ósculo.
Estuvieron así un par de minutos, hasta que Geno ocultó el rostro sobre el hombro del mayor, su pecho empezaba a agitarse por su beso, por la sensación agradable de las manos adversas en su espalda.
— Reaper... —Susurró, el aludido se tensó grato solo por escucharlo— ¿Puedo quitarte la parte de arriba del pijama?
— Sí, puedes. Solo si me dejas también quitarte la tuya.
— Mmh, trato.
— Pero no esperes un cuerpo de dioses, todavía mis ejercicios no sacan resultados.
— ¿Cómo así?
— Hehe... es que como sabes, yo no tenía la mejor alimentación antes de vivir acá, hace poco que he vuelto a tener un cuerpo decente.
— Con cualquier cuerpo me seguirías gustando, Reaper. —Dijo Geno.
— ¿Incluso en mi modo vagabundo?
— Bueno, desde ese "modo" que me gustabas.
— Ay, es que eres un sol.
Geno se ruborizó, pero el más sonrojado era Reaper por ver que Geno ya llevaba sus manos al borde de su pijama. Con cuidado se lo quitó dejando a Reaper con el torso expuesto, su abdomen no era tan plano, pero demostraba que sí comía saludable; Geno antes de que Reaper imitara el gesto, pero con su ropa, posó su mano sobre el pecho del mayor con tal de recostarlo sobre el colchón.
— ¿No que...
— Yo me lo quitaré.
Geno dejó las manos de Reaper sobre sus propios muslos, y ahí Reaper quedó recostado y estático mientras veía cómo Geno encima suyo se quitaba la parte superior de sus ropas. Su corazón se estrujó, su pecho se infló de aire y sus dedos sin querer presionaron sobre su piel, ya no podía con los escalofríos ni con la situación.
— Ay, estoy ciego de t-tanta belleza. —Recitó el mayor.
— No es para tanto...
— Me gustas mucho... Por favor, déjame hacerte sentir bien...
— Tranquilo... Sé que lo harás bien.
Geno volvió a inclinarse y los dos se besaron otra vez, para Reaper era imposible aguantarse, su entrepierna ya estaba respondiendo a todos los tratos que recibía, más considerando que el albino estaba sentado muy cerca de aquella zona. Un escalofrío lo azotó cuando Geno dejó su mano sobre su costado, estaba acariciando su torso con suavidad, no podía quedarse atrás y también le acarició la espalda, pero el menor le detuvo agarrando sus manos y guiándolas hasta sus muslos, susurró un "tócame más" y con timidez hizo caso a su petición.
Sus muslos eran suaves, sus manos podían apretar su piel y deslizarlas, no se detuvo ahí y se aventuró a subir más, llegó a su ropa interior y pasó sus dedos por debajo, tocó sus glúteos, apretó y agarró, cada acción hacía que el menor reaccionara tensándose o suspirando, cosa que lo dejó al borde, ya estaba excitado, y el movimiento de sus propias piernas lo decían todo.
El ósculo terminó ahí, ambos se miraron deseosos, Reaper apreciaba como nunca aquella expresión, no era ansiosa, era candente pero llena de cariño. Geno volvió a sentarse, pero al mirar abajo, sonrió un poco.
— Sé que es tu primera vez... así que, por favor, déjame ponerme encima...
— Pero ya estás encima mí--
— Bobo, tú sabes bien a lo que me refiero.
— Bueno... sí, pero, tenemos un problema...
— ¿Cuál?
— Los únicos preservativos están en la habitación de Blard, no preguntes cómo lo sé.
— ¿Cómo lo sabes? ¿Acaso hurgaste en sus cosas?
— ¡N--No! Él... él me lo dijo, por si hay una situación en la que tú y yo lleguemos a esto.
— No puede ser que él esté más preparado que nosotros.
— Por algo es papá.
— Pero no entiendo cuál es el problema.
— Es que... no quiero levantarme, estás calentito, me dará frio si me separo de ti.
— Pf... Ve, apenas vuelvas me vuelvo a sentar encima tuya.
Reaper tuvo un pequeño escalofrío, asintió y se levantó cuando el adverso se hizo a un lado. Buscó el condón, pero no sabía si tenía que sacar dos o uno, así que llevó dos hasta el living, allí tragó saliva al ver que Geno ya no tenía puesto su bóxer, estaba completamente desnudo sobre la cama arrodillado, su intimidad estaba visible a sus ojos, pero lo que más apreció fue la expresión tan linda que tenía ahora mismo Geno. Se acercó y antes de volverse a recostar, aprovechó la altura para inclinarse y besarlo, Geno correspondió a gusto, recuperando el calor y la naturalidad que perdieron en ese minuto.
De a poco Reaper se volvió a sentar en la cama mientras Geno se sentaba sobre él, con más confianza se fueron acariciando por todo el cuerpo, aprendiendo las partes más sensibles del otro, descubriendo un mundo de sensaciones que embriagaba su alma. Geno en medio de los toques le bajó el pantalón de pijama y se sentó casi encima de su miembro, Reaper miró algo ido sus acciones, pero tuvo que respirar profundamente cuando el albino hizo un movimiento con su cadera.
Geno repitió aquel movimiento varias veces, Reaper no pudo concentrarse en besarlo, cayendo su cabeza en la almohada y cerrando los ojos por el placer que estaba sintiendo, Geno movió su cadera circularmente, haciendo peso sobre él lo suficiente para estimularlo sin hacerle daño, Reaper se ahogó en sus propios jadeos, avergonzado por sentirse tan débil, le encantaba cómo lo estaba haciendo.
— A-Ah... Geno...
— ¿Te gusta...? —Susurró jadeante, por los anteriores besos y toques también estaba siendo víctima del calor.
— E-estoy muy sensible... M...Me encanta... Pero estaré m-muy apenado si me vengo ahora.
Reaper dejó su boca entreabierta para poder inhalar más aire y concentrarse, se le estaba haciendo difícil pues con tener al adverso desnudo sobre él ya era razón suficiente para estar muerto de placer. Abrió un poco sus ojos y llevó sus manos otra vez a los muslos del albino, impuso fuerza para detenerlo o si no iba a estar con la vista tan nublada que no sabría qué hacer, Geno entendió su petición y dejó de moverse, se estiró para alcanzar el condón y así tomó el borde del bóxer para bajárselo.
Su abdomen se apretó solo con el pequeño contacto que tuvo los dedos contrarios sobre su miembro, la breve manipulación para colocarle el condón lo mató ahí mismo, pero se contuvo. Geno alzó su cuerpo con sus piernas y se acercó para posicionarse sobre su miembro, se ayudó con una mano y de apoco se hizo paso dentro.
Reaper ahogó un quejido que se perdió en el suspiro de Geno, la sensación de ser uno se definía como caluroso, apretado y placentero. Su pecho subió y bajo por su respiración sonora, mientras que el albino llegaba hasta lo más abajo que sus cuerpos le permitían, Reaper al estar tan profundo solo lograba escuchar los suspiros temblorosos del adverso, por un momento se preocupó y solo pudo acariciar sus piernas hasta subir por su cadera, allí sus manos se quedaron apretando, viendo cómo sus dedos se hundían en la piel del menor.
Los dos se miraron en silencio, sin incomodidad y con una sonrisa formándose en sus labios. Reaper poco a poco esbozaba una sonrisa más seductora, guiñándole un ojo.
— ¿Cómo te sientes? —Preguntó el ojiazul.
— B-Bien... —Suspiró, acomodándose— Eres cómodo.
— P-pfft, ¿cómo me tomo eso?
— Pues muy bien.
— ¿No te duele? Y-Ya sabes, por las heridas.
— No te preocupes por eso, Reaper. —Dijo Geno.
— Es que quiero que te sientas bien, es mi prioridad.
— La idea es que los dos nos sintamos bien.
— Genito... yo ya me siento de maravilla.
Los ojos del menos se abrieron bastante y su rostro se enrojeció, esto debido a que Reaper aprovechó ese momento de calma para usar su estrategia, su frase fue dicha en voz baja y con la voz más grave, esperando que su entonación fuese coqueta para satisfacer los gustos del menor. Geno tembló un poco y dejó reposando sus manos sobre el pecho del mayor, no respondió con palabras, sino con la acción de subir su cadera y bajarla para empezar un lento vaivén con tal de acostumbrarse.
Trató de no cerrar los ojos para apreciar la postura, pero era difícil soportar el placer de aquel vaivén, su miembro estaba atrapado en sus paredes siendo estimulado de una forma lenta y deliciosa, de los apetecibles labios del menor salían suspiros demasiados lindos además de jadeos que venían acompañados de su expresión de goce, estaba sintiéndose increíble, inundándose de deseos de aumentar el movimiento y ayudarle.
Aún con sus manos en su cadera, intentó mover su pelvis acorde al cuerpo albino, podía ver claramente cómo su intimidad entraba en él, el cómo la intimidad de Geno se movía por las sacudidas. Alzó la mandíbula, cubierto de placer, ya no sabía cómo describir lo bien que se sentía.
De pronto Geno hizo un movimiento más brusco que provocó en ambos un golpe de deleite, mucho mayor en el albino debido a que soltó un gemido débil pero claro, Reaper tuvo un escalofrío por escucharlo, en ese preciso instante necesitaba escuchar más de eso.
Algo torpe aceleró su propio movimiento, Geno hizo una mueca y se tapó la boca, pero ni con eso sus gemidos frenaron. Con su experiencia hizo sentones más rápidos hasta que el sonido de sus intimidades chocando se hizo frecuente, no pararon hasta que Reaper no pudo soportar el placer y tuvo que detenerse antes de venirse tan deprisa.
Geno notó que las manos del mayor apretaron más su cadera, se detuvo y aún jadeante habló.
— ¿Reaper?
— E...Espera... Aún no quiero llegar. —Jadeó, sus manos acariciaron un poco su cadera hasta llegar a su cintura, se sentó con tal de estar a la altura de Geno, ahí se inclinó para dejar su boca en su cuello— ¿P-Puedes ahora tú acostarte en la cama?
— Claro... nnh... Pero no puedo si no me sueltas.
Reaper rió apenado, sus labios se estaban deslizando por el cuello del menor, besó suavemente, mientras que su respiración chocaba con su piel. Geno se encogió de hombros y se afirmó sobre los hombros adversos, Reaper continuó dándole atención a su cuello, tratando de provocarle gratas sensaciones para compensar su inexperiencia.
Todavía estando dentro suyo, acarició su espalda y su torso con las palmas extendidas, todavía necesitaba tocar más para saber dónde más le gustaba al menor, solo sabía que sus suspiros estaban cargados de placer. Geno jadeó cuando Reaper llegó a rozar su pecho con sus manos, tembló sobre él, Reaper sonrió orgulloso cuando escuchó su nombre proveniente de su boca.
Dejó de besar su cuello para besarlo a él, en ese momento empezaron a acomodarse para que Geno estuviese sobre las sábanas y Reaper entre sus piernas, tuvieron que dejar de ser uno para eso, pero no representó mayor problema. Una vez listos, se dedicaron las miradas otra vez, Reaper fue el primero en perder riendo con un poco de nervios.
Geno acarició su mejilla, ahí el pelinegro pudo calmarse.
— Te amo, Geno.
— Yo también, mucho. —Reaper bajó la mirada para sostener su miembro, allí se tensó al colocarlo en la entrada de Geno— Lo harás bien.
— Si hago un movimiento muy estúpido, dímelo.
— No lo hiciste mal antes.
— Pero... es que yo quiero que también estés satisfecho. Si de alguna forma logro un punto donde te guste, dímelo, di... "¡Ahí, Reaper!"
— ...Si imitas mi voz te voy a patear.
— Perdón.
— Ven.
Geno atrajo a Reaper con sus manos para besarse, pero el movimiento fue mucho más profundo, con hambre, el pelinegro pudo ir a su ritmo debido a la experiencia que ya compartían, pero no esperó que Geno propusiera introducir su lengua al ósculo. Reaper respingó y se quejó, pero correspondió al instante para evitar un malentendido, los escalofríos se concentraron en su zona baja, tuvo que afirmarse con el antebrazo en el colchón para no perder la compostura.
El beso duró más de un minuto, ambos jadearon entremedio hasta que Reaper aprendió a ir al compás del menor, el calor lo estaba quemando y solo cuando Geno alzó la cadera se dio cuenta que era la oportunidad de unirse otra vez. Su miembro entró con relativa facilidad, tanto él como el menor reaccionaron por el nuevo punto de placer, tuvo que hacer un pequeño vaivén para ir entrando poco a poco, hasta que no pudo entrar más; allí hizo un vaivén bastante torpe y poco fluido, tuvo que dejar de besar al menor para poder concentrarse en el movimiento.
Hundió su cabeza en el colchón mientras seguía moviendo la cadera, podía escuchar de primera mano los suspiros de Geno, sus jadeos y los gemidos, también había palabras descontinuadas que le animaban a continuar, tales como "sí", "sigue". Tras dos minutos de duda, pudo afianzar su mecimiento y acelerar, iba cambiando la forma en la que se metía para curiosear cómo le gustaba al menor, hasta que en una embestida ganó un gemido de mayor volumen.
— ¡A-Ah...! ¡S-sigue...!
Geno en ese momento tenía las manos en las sábanas, pero las alzó hasta la espalda del mayor para apretar con sus dedos y poco después las uñas, Reaper se encogió de hombros, no sabía si le gustó más escuchar y sentir su reacción que su propio miembro siendo apretado, la combinación era increíble y le incentivó a hacerlo a un ritmo más confiado.
Las embestidas siguieron así, Reaper jadeaba y suspiraba mientras Geno seguía gimiendo a un volumen que le encantaba, poco a poco perdía más fuerza por lo que su cuerpo terminó encima del de Geno, su mano se aferró a su torso y se movió más y más, hasta que el albino pronunció su nombre y sus piernas se agitaron mientras aruñaba su espalda.
Supo que había llegado su orgasmo no solo por sus sonidos, sino porque su interior estaba apretando demasiado su virilidad, las siguientes embestidas fueron un suplicio increíble y también gimió mientras llegaba a su clímax, había sido un golpe de placer que ni en sus momentos de soledad había llegado.
Alzó un poco su cuerpo para volver a ver el rostro del menor, estaban ambos agitados y solo supieron reaccionar con un beso aún candente, poco a poco daban paso a un ósculo tranquilo, donde sus labios se quedaron juntos un par de segundos.
Reaper se separó de su interior, suspirando pesado.
— Ahh... estoy cansado.
— Noo... no te alejes...
Quedó desconcertado por el tono que había usado, era distinto a lo de hace unos momentos por lo que se preocupó. Solo se separó de su interior para hacer caso a su petición y ser rodeado con sus brazos. Podía escuchar el corazón del menor desde ahí, tan rápido como el propio, solo que la diferencia entre ambos es que Geno empezó a sollozar.
— ¿G-Geno? ¿Q-Qué pasa? ¿Te duele? ¿¡L-Lo hice horrible!?
— ¡N...No! E-Es que... N-Nunca había disfrutado tanto... Nunca pensé sentir tanta felicidad haciendo esto...
Reaper se sorprendió por eso, acarició su cabeza como pudo y susurró cortas palabras mientras Geno seguía llorando, debió ser difícil para el albino tener sexo con personas que jamás consideraron sus sentimientos, era una reacción normal si por fin hacía lo que realmente su corazón decía.
Cuando se calmó, Reaper pidió un momento para quitarse el condón, botarlo y tomar papel para limpiar los restos de Geno. Geno se quedó todavía recostado y Reaper se puso a su lado de costado, tras dejar el papel a un lado, acarició el brazo del menor mientras le sonreía.
— ¿Te sientes mejor? —Geno asintió— La verdad es que me conmueve que digas que fui tu mejor experiencia.
— ¿N... no fue la tuya?
— Apartando de que es la primera... ha sido increíble —Confesó, algo ruborizado— Solo superable por la siguiente que tengamos.
Geno rió de una manera muy linda para los oídos de Reaper, su mano que anteriormente acariciaba su brazo lo subió hasta su mejilla y le depositó muchos besos que avergonzaron al menor. Pronto el frio volvió a sus cuerpos y decidieron volver a colocarse el pijama, podían enfermarse si seguían exponiéndose así.
— Si seguimos hablando de la experiencia... —Continuó Geno— No te mueves mal.
— ¿De verdad? —Respondió ilusionado, parecía que sus ojos brillaron por tal comentario.
— Ajá. Me gustó mucho.
— También me... gustó demasiado cuando tú te moviste encima mío.
Con la luz apagada y muy apegados comenzaron a hablar del tema de manera muy melosa, era el momento espléndido para confesar sus sentimientos y deseos mientras la madrugada se hacía presente, incluso se dejaron llevar por la emoción y aprovecharon que Reaper había traído un condón extra para repetir y mejorar aquella mágica noche.
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