61
Marzo 3 semanas — miércoles
Todo había ido bien.
Debido a las pruebas contundentes que Geno había grabado, la situación estuvo a su favor desde el principio, no importaron los intentos de sus progenitores en desviar la denuncia sobre el secuestro, no había marcha atrás. Todo concluyó en que ellos quedarían en prisión y en consecuencia, Fresh pasaría a ser el tutor legal del menor; Geno quedó registrado en un par de programas para poder sobrellevar el trauma y ser atendido con profesionales además del psicólogo.
Reaper no pudo evitar gritar de emoción cuando Geno le escribió los resultados, estuvo todo el día con el estómago apretado que ni había podido comer, los nervios lo habían consumido bastante y ni con tres tazas de té se calmó. Tras saber lo sucedido tampoco pudo tranquilizarse, quería ir donde estaba Geno y celebrar de algún modo, pero no podía aplazar los proyectos de la escuela o iba a reprobar, además su amado necesitó dormir después de muchas emociones en poco tiempo.
Debió ser difícil para él tener que afrontar a sus padres después de creer por años que eran buenos, después de haberle entregado todo su amor -y cuerpo-. Cada noche lo llamó para hacerle compañía, haciéndole saber que todo lo malo había terminado, que ahora le quedaba un futuro lleno de oportunidades y sin barreras, y gracias a los jueces se pudo mantener el caso en anonimato, las noticias no darían información sobre el tema, haciendo que lo sucedido no pase a ser rumores que afectasen mucho más al joven.
Felizmente, la distancia se pudo romper el día miércoles, tal cual había dicho Geno su psicólogo quedaba en camino en la escuela, por lo que a las cuatro y diez de la tarde Reaper caminó rápido hasta el lago, lugar donde habían acordado su tan esperado encuentro. Esperó impaciente en uno de los bancos más cercanos al camino de tierra que llevaba hasta la salida, con los brazos cruzados y con el corazón a tope por los nervios y la emoción de ver a Geno una vez más.
La sensación era insufrible, pero ser consiente de eso le daba un toque especial, antes podía estar semanas sin verlo, actualmente ya no podía estar lejos de él por tanto tiempo. Cada día lo amaba con más fuerza y se lo iba a demostrar aún sus nervios lo consumieran.
— Hola.
Reaper se sobresaltó al escuchar su nombre, alzó la cabeza encontrándose con el responsable de sus ensueños, ahí estaba el albino, con su bufanda color burdeos rodeando su cuello y mentón, un abrigo que parecía ser nuevo y por supuesto, con sus hermosos ojos celestes mirándole fijamente.
Se relamió los labios al sentirlos secos por el frío, algo apenado por no poder darse cuenta de que había llegado, se había quedado en sus pensamientos y no reaccionó a tiempo para abrazarlo en un dramático encuentro.
En cambio, solo sonrió al igual que el menor. Se levantó.
— Geno. —Saludó, ni tuvo que esforzarse en hacer gestos de que se acerque, el aludido dio un paso al frente permitiendo que Reaper lo atrajera desde la cintura, ambos se abrazaron de manera natural— Dios, te he extrañado mucho.
Geno respiró profundamente, hundiendo su rostro en su pecho. Reaper apegó su mejilla sobre su cabeza, también suspirando por el alivio de tenerlo junto a él.
— Yo también. Siento que no te he visto hace...
— Una semana.
— Sí, pero, iba a decir años...
No pudo evitar reír bajito, sonrojándose por haber arruinado el piropo del albino. En cambio, se separó un poco para incitar a que lo mirase, Geno lo hizo, sus mejillas y nariz tenían un lindo color acaramelado, sus ojos grandes tenían un bonito brillo, sus labios estirados le daban deseos de besarlo.
Y no había motivos para aguantarse.
Inclinó su cuello para alcanzar su rostro, depositando un suave beso que Geno correspondió girando la cabeza, fue un gesto totalmente amoroso, lleno de cariño y afecto, en solo ese contacto dieron a entender el sentimiento que yacían en sus corazones.
Se separaron un poco, Reaper apegó su frente con la adversa, sin abrir los ojos pues sentía que iba a explotar por su corazón alborotado y con verlo se iba a desmayar. Geno soltó una breve risa, llevando sus manos a la espalda del mayor.
— Estás poniendo todo tu peso en mí.
— ¿E-Eh? ¿De verdad? Perd-
— No, no te alejes.
— Solo es para acomodarnos, no quiero romperte la espalda con mi peso.
— Bien.
Aunque el pelinegro separó su rostro hirviendo, el albino le agarró por sorpresa tomando sus mejillas y obligándolo a volver a él; Reaper soltó un balbuceó de vergüenza, pero de todas formas le siguió el juego, dándose un par de besos más, básicos y tiernos.
Los dedos enguantados del albino acariciaron sus mejillas con sutileza, mientras que las manos más grandes del ojiazul apretaron su nuevo abrigo por sobre su cintura, usando sus pulgares para intentar darle mimos. Sin que ninguno se diera cuenta, el último beso fue distinto a los primeros, siendo mucho más romántico con el sutil movimiento de mandíbulas, llegando a probarse delicadamente, siendo solo ellos los que estaban en aquel lago.
Quería estar así con Geno siempre, deseaba tenerlo a todas horas en sus brazos, poder decirle cientos de cosas hasta empalagarlo, ahora era el momento de relacionarse como si fuesen chicos normales, descubriéndose y relacionándose cual adolescentes enamorados.
El par se separó a la vez, más que nada porque se habían quedado sin aire. No se separaron del abrazo, pero se dieron espacio de recuperarse.
— ¿Cómo están tus heridas? —Preguntó Reaper, Geno se le quedó mirando un momento antes de encogerse de hombros.
— Ya no duele.
— ¿Ni un poquito? ¿Al caminar? ¿Al levantarte o sentarte?
— No, no duele ni al caminar, levantarme o sentarme.
— ¿Ni al-- —Geno frunció el ceño— ya entendí.
Reaper dejó de agarrarlo por la cintura para tomar sus manos y dejarlas -sin soltarlas- colgando a los costados, así ambos torsos se quedaron rozándose. Esperaba que a Geno no le incomodase esa posición, más que nada porque si querían verse, el menor tendría que alzar el mentón hasta arriba.
Viendo que era incómodo hacer eso, Geno reposó su sien sobre su clavícula, remeciendo su cabeza como si fuese un gato dando afecto.
— Me alegra que no tengas dolor, espero que tus heridas ya no estén y solo sea un mal recuerdo.
— Espero olvidarlo.
— ¿Sigues soñando sobre eso?
— Últimamente no... Aunque por tantas cosas me costaba dormirme.
— Lo peor ya pasó. —Garantizó.
— Ahora debo preocuparme por todos los exámenes de la escuela...
— Te entiendo completamente, no sé cómo sobreviví todos estos años sin repetir un año.
— Eres lo suficiente bueno para no repetir.
— Aww, no sé como tomarme eso.
— ¿Cómo te iba antes de trabajar en la escuela?
— Mmh... A los catorce iba en primer año, no me iba tan mal, obviamente no era el primero de la clase, pero tenía buenas notas.
— ¿Y para inglés?
— E-Eh... qué lindo atardecer.
— Eres un tonto.
Reaper besó su cabeza con una risa entremedio, sin soltarse vieron el cielo tornarse de colores anaranjados por el reciente atardecer, en la ciudad en la que estaban era usual que se oscureciera temprano, había años que en enero estaba completamente a oscuras por días seguidos.
Disfrutaron su compañía por un tiempo, hasta que Reaper percibió cómo Geno bostezaba y soltaba sus manos y lo volvía a abrazar por el torso, haciendo que su abrigo quedara bastante arrugado al ser de gran tamaño, fácilmente su figura se escondía con tales pintas.
— Mhm... Tu ropa es muy grande.
— Me gusta así, antes era más ajustada porque era la ropa que tenía de más joven, y ya sabes... uno a esta edad crece y crece. —Susurró lo siguiente— Bueno, no todos.
— Reaper, estoy muy cerca, te escuché claramente.
— Eres chiquito.
— Cállate.
— Y me encanta, me dan ganas de apretar tus mejillas.
— Si lo haces te muerdo el dedo.
— ¡P-Pero...!
— Estás advertido.
Soltó unos sonidos de berrinche, mas, aceptó con resignación la amenaza.
— Aun así —Agregó Geno, suspirando— Esta prenda es como tres tallas más grande... creo que quepo dentro.
— ¿No quieres probar?
— N...No.
— No me convence ese tono.
— Se vería tonto.
— ¿Y? Sería muy calentito, y está haciendo mucho frío.
— Pues abrázame también.
— A sus órdenes, mi rey.
Le abrazo sobre los hombros, aprisionándolo entre sus brazos, Geno se quejó sacudiendo los propios y después de más regaños, se sentaron en el banco. Estuvieron charlando por muchos minutos, tomados de las manos y a veces dándose un par de besos, por más que era un encuentro, ambos lo sintieron como una pequeña cita, la primera en la cual eran libres de todo.
Cuando se hizo de noche, el par caminó hasta el paradero del bus, para suerte de ambos tenían que tomar el mismo pero Reaper era quien se bajaba antes. Por lo que ya dentro de la locomoción Geno apoyó su cabeza en su hombro, Reaper le tenía abrazado con un brazo, se sentían muy felices, no había nada que pudiera arruinarles.
A no ser que el bus chocase y ambos tuviesen un accidente fatal, perdieran la memoria y qué otras cosas más. Claro, eso no sucedería, solo hubo un bache donde brincaron en su puesto, es lo máximo de peligro que tuvieron.
— Estaba pensando. —Comentó el mayor, mirando al joven desde su perfil— Que podríamos ir este fin de semana al cine, a retomar la cita que habíamos quedado la vez anterior.
— ¿El sábado puedes?
— Puedo cualquier día.
— No te vas a escapar de la escuela solo para ir al cine, Reaper.
— Ay, ¿y escaparnos hasta Oslo? Este bus llega hasta el aeropuerto.
— ¿Con qué dinero?
— Oh, si hubiese tenido dinero ¿hubieses aceptado? Vaya...
—... N-no quise decir eso.
Reaper rió y a su pesar se separó del agradable abrazo para levantarse. Geno se le quedó mirando en su asiento, no iba a cansarse de repetirse que era hermoso.
— Hablamos por mensajes para concretar la salida, ¿te parece?
— Sí. —Asintió— Gracias por lo de hoy.
— Iría hasta el fin del mundo si allí estás.
— ...Pff... Dilo sin quedar rojo.
— Ay. ¡G-Geno! ¡No seas cruel!
Esbozando sonrisas y un fugaz beso, Reaper bajó del bus. Hasta que perdió de vista empezó a caminar hasta el departamento.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro