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Febrero 3 semanas — lunes

Tal cual había avisado, se tomó el resto de la semana fuera de la escuela y del trabajo -con el respectivo permiso en este último- con tal de hacer más fluido los trámites respecto a su juicio. La denuncia no fue tan complicada al tener un registro de muchos eventos que inclinaba la balanza a su favor, sus padres no tuvieron ninguna discreción en tratarlo como basura en todo ese tiempo que vivieron juntos.

Fue difícil verlos en persona nuevamente, nunca tenía contacto con ellos más que para confirmar que la matrícula de su escuela estaba pagada y eso era una vez cada dos meses como mucho. Ver a cada uno en aquel salón del juzgado le hizo recordar por qué estaban ahí exactamente, para por fin cerrar un ciclo de amenazas e incertidumbres.

En un momento pensó que no iba a poder contra ellos, pues sus progenitores parecía haberse preparado para la ocasión, tenían un abogado que hacía su vida imposible cuando quería dar las evidencias; aun así, tras todos sus esfuerzos, pudo conseguir ganar todo lo que pedía a cambio, que resultaba ser una pensión que le permitiera vivir con recursos básicos más el pago de sus estudios tanto actuales como superiores, además, ellos terminaron con libertad condicional con seguimiento incluido por un par de años.

Reaper no podía estar más que satisfecho con lo obtenido.

Ahora además de tener resuelto su problema de los estudios, tendría un monto mensual suficiente para comprar cosas que necesitase, e incluso pagar con esto parte del alquiler que llevaba pagando desde que se cambió al departamento de Blard. Podía dejar de trabajar incluso si quisiese, pero se abstuvo de cumplir ese capricho, quería seguir trabajando para ganar más y poder ahorrar, era importante eso y más si quería dejar de ser tan dependiente al techo de su amigo.

Tras firmar y dejar todo lo legal atrás, el fin de semana Blard le dedicó ambos días para preparar las mejores comidas de su catálogo solo para mimar y festejar aquel increíble logro, Reaper no podía sentirse más feliz, pudieron celebrar su cumpleaños e incluso llamó a Geno para poder contarle la maravillosa noticia, mas, este solo le escribió desde mensaje que se sentía genial por él y lo felicitaba. El pelinegro en ese momento por el entusiasmo del momento no se lo tomó a mal, eran las dos de la mañana y seguro lo había despertado de tanto llamarlo, ya en la escuela podría hablar en persona con él, en ese instante quería abrazarlo y girar con él.

— ¿A qué viene esa cara? ¿No te contesta otra vez?

Reaper se sobresaltó al escuchar al castaño, quien estaba al otro lado de la pequeña mesa, los platos ya estaban vacíos con únicamente el rastro de las salsas; su estómago estaba por explotar tanto comer, pero si le ofrecieran postre lo aceptaría sin duda.

— Me escribió felicitándome.

— Seguro escuchó los audios que le enviaste antes de llamarlo.

— Ah, cierto que hice eso.

— Pff, estás bastante inmerso desde que firmaste los papeles.

— Es que, woah, soy un chico libre ahora.

— En cierto sentido, sí.

— Puedo hacer lo que quiera, no importa qué estudie, me lo van a pagar.

— ¿Pero has pensado qué estudiar?

El ojiazul frunció el ceño e hizo una mueca, se detuvo a sopesar sus opciones, terminando con encoger sus hombros y guardando su celular, dejaría descansar a Geno.

— Tengo un par de ideas.

— ¿Desde cuándo tan decidido?

— Soy un chico libre, no, un hombre libre, llámame Reaper hombre a partir de ahora.

— No, gracias.

— ¡Vamos! ¡Es mi día de celebración!

Blard bostezó, provocando que Reaper también lo hiciese.

— Todo lo que inicia tiene final, así que a dormir.

— P-Pero soy un hombre libre.

— No bajo mi techo.

— ¡Ah, no! ¡Hice todo ese jaleo legal para no tener a mis padres sobre mí y ahora tú te conviertes en uno!

— ¿No que querías que te adopte?

— ¡S-Sí, pero...!

Blard terminó por soltar una risa, el menor suspiró dramático.

— Mejor quedemos como hermanos, Blard, ahora que soy un hombre no puedes ser mi tutor.

— Aún seamos hermanos, Reap, sigues estando bajo mi techo, mi techo mis reglas.

— ¡Basta! ¡No escucho! ¡Tengo orejas de pescado!

El castaño volvió a reír, pero esta vez acompañado por el menor. El ambiente nunca se había puesto tenso, todo era sonrisas y bromas, se sentía bastante alegre de que su vida por fin condujera a un buen camino. Esperaba con ansias dormirse ahora para pronto ir con Geno y seguir celebrando.














No obstante, cuando llegó a la escuela, sus ansias se convirtió en ansiedad. Geno no se encontró con él en la mañana antes de iniciar clases, pero trató de tranquilizarse pensando que era algo normal pues siempre se ponían de acuerdo para eso, se le había olvidado concordar para esta ocasión. Aun así, el resto del primer módulo de clases no pudo prestar atención, menos cuando se sentía observado por sus compañeros mientras los murmuros atacaban sus oídos, algo no iba bien.

Trató de mandarle un mensaje más al albino, pero esta vez los mensajes ni le llegaban. Tragó saliva y lo primero que hizo al salir a recreo fue correr hasta el área de tercero, esperando encontrarse con Geno o por lo menos algún indicio que estuviese en la escuela. Afortunadamente, al llegar vio que estaba su mochila en su asiento, pero también estaban esas mismas miradas que había recibido en su salón, ¿qué diablos estaba pasando?

No se atrevió a preguntarles si sabían dónde estaba el de bufanda, salió al pasillo rascándose el cuero cabelludo, no tenía ningún buen presentimiento, necesitaba como nunca estar con él.

Caminó un par de pasos hasta correr a la primera zona que se le ocurrió, los grandes ventanales estaban acompañados de personas que no conocía, no había ningún rastro de Geno. Pasó hasta el patio pero tampoco hubo rastro de su amigo, tuvo que respirar un momento  por lo agotado que estaba, había corrido de un lado a otro y no había rastro. Solo faltaban cinco minutos antes de tener que volver a clases.

Se propuso en tomar agua en los baños para recuperarse más rápido, con un paso lento se subió la capucha de su abrigo, hace tiempo no lo hacía, empero ahora lo necesitaba porque no se sentía para nada cómodo por tantas miradas. Cuando llegó a la zona de los baños no entendía por qué había tanta gente amontonada ahí, no parecía que estuviesen haciendo fila, pero tampoco viendo alguna escena, fue algo extraño de apreciar, no entendía qué ocurría. Se sintió perdido hasta que se dignó a escuchar los murmuros, parecía ser un rumor muy nuevo por el afán que tenían todos, ¿se trataba de él? ¿Se difundió que estaba "saliendo" con Geno? No creía que era eso, ya que hace meses que se juntaba con él y las miradas que recibía no eran las mismas que ahora.

No había sorpresa, no había resentimiento. Más bien... preocupación.

No tardó en decifrar todo.

"Geno volvió a hacer de las suyas".

"El fantasma volvió a sus andadas"

"La puta de la escuela nunca cambiará"

"Pobre chico... tan guapo y jugaron con él"

No supo en qué momento su pecho se había inflado tanto, tuvo que exhalar abruptamente sintiéndose ahogado, estaban hablando del albino, habían mencionado su nombre y el terrible apodo que le tenían. Debía ser un error, un malentendido; se tuvo que acercar a una joven que tenía el celular en una mano, tocando su hombro. Él mismo no tendría un buen aspecto por el susto que tuvo la adversa.

— ¿Qué ocurre? ¿Qué están diciendo de Geno? D-Debe... Debe ser un malentendido, él no...

La contraria hizo un gesto de confusión, sus ojos se movieron inspeccionando de pies a cabeza a Reaper, este se sintió juzgado antes de que ella extendiera su celular mostrando un video.

Casi se le sale el corazón.

Se trataba de una grabación en los baños que estaban justo frente él, no podía escuchar bien el audio por todo el ruido del pasillo, pero no le fue difícil seguir el hilo cuando abrió la puerta de uno de los baños mostrándose a un chico bajo a otro joven de cabello blanco teniendo relaciones, por el movimiento de la cámara apenas se podían ver detalles pero quien estaba encima era el que estaba recibiendo, ambos miraron a la cámara sobresaltados al haber sido descubiertos, pero el primero en reaccionar fue el chico de abajo, casi tirando al que estaba sobre él gritando "¡Él me obligó, amor!" y muchas más barbaridades mientras él y quien graba estaban discutiendo, la cámara se volvió negro en ese instante.

Reaper dejó de mirar, lo que había visto no se lo creía, tenía que ser una broma, pero era evidente que no lo era. Geno había tenido relaciones con un chico que ni le sonaba que parecía que ya tenía pareja, Geno de verdad había tenido un encuentro, y nunca supo nada de esto.

No supo que pensar, sentía que se desmayaba ante el golpe de emociones. Se alejó de la chica y se fue corriendo en búsqueda del albino, no le importaba que ya había sonado el timbre para volver a entrar a clases, necesitaba encontrarlo, necesitaba saber qué estaba pasando, necesitaba verlo.

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