Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

41

Enero 3 semanas - domingo.

Increíblemente, el plan pudo efectuarse mucho más temprano de lo que había creído el par de amigos, Reaper había preguntado desde el buzón de texto a Geno el cuándo podría visitarlos al departamento un fin de semana a almorzar, el albino contestó después de un rato diciendo que podía el domingo, es decir, al siguiente día. El par no tuvo inconveniente de realizarlo ese día por lo que cuando llegó el momento, Reaper fue a buscar a su enamorado mientras el castaño se quedaba cocinando.

Por más que hubiese insistido, Geno prefirió irse solo al bus hasta el paradero más cercano al departamento de los jóvenes, más que nada sentía que ir a buscarlo hasta su casa era mucho y sabía cuidarse solo y ante desconocidos. Reaper tuvo que aceptar la pequeña reprimenda, dándose cuenta de que su sobre protección podría haber influenciado un poco en la dependencia del albino.

Reaper sonrió levemente al ver a Geno bajando del autobús, aunque no pudo evitar notar que sus ropas seguían manteniendo el mismo tono de blanco desde los zapatos hasta los abrigos, desde el tiempo que lo conocía sabía que tenía un estilo propio, los abrigos por más que fuesen blancos tenían distintos diseños, tenía un aire muy formal y pulcro, no obstante, no podía atribuir esa característica a Geno o a los padres, ya que no sabía si sus progenitores elegían el diseño o el menor. Lo que sí sabía, era que se veía lindo igual.

— Buenas tardes. —Saludó Reaper cuando Geno vio que ya estaba ahí, este sonrió suavemente, correspondiendo el gesto.

— Hola.

Geno se acercó a él, el pelinegro se inclinó un poco ganando un beso en la mejilla, era un saludo que sucedía de vez en cuando, al principio solo por el gusto de Geno, ahora porque hasta Reaper deseaba su cercanía.

— Te ves blanco.

— Perdón, tuve que lavar la bufanda, anoche le cayó salsa.

— Oh, no importa, aunque estaba pensando si darte alguna que otra prenda más, nada más tienes blanco.

Ambos comenzaron a caminar hasta el departamento, Geno alzó las cejas al escucharle, posteriormente negó con la cabeza.

— No creo que sea lo mejor... Sabes que puedo ir con ustedes porque mis papás están trabajando, y tener regalos tuyos podría hacerles sospechar que me junto contigo.

— ¿Y qué hay de la bufanda?

— Ellos me preguntaron cuando la vieron, pero dije que yo me la compré.

—... De por sí no me conocen.

— No, pero no son tontos, sabrán que quizás alguien es culpable de que me niegue a sus atenciones.

— Mmhn... Eso es cierto. —Suspiró, el menor tenía toda la razón en ese aspecto, haciéndole recordar el por qué no podían tener una relación formal todavía, un motivo real: todavía tenían que ocultar que siquiera se conocían, no podían hacer cosas libremente si los padres el peliblanco eran un obstáculo; ser novios a escondidas no era algo que le gustase, quizás en los sueños, sin embargo, la realidad era dura, ellos mismos eran testigos de eso.

Ante su silencio, el ojiceleste se le quedó viendo por un momento antes de exhalar sonoramente, tomó de su mano y se acercó a tal punto de estar apegado a su brazo. Reaper bajó la mirada para ver sus ojos, sintiendo vibraciones que solo le hicieron animarse.

— Agradezco tu intención igual.

— Ya te daré algo a cambio.

— ¿Besos?

Reaper se sonrojó, sonrió como tontorrón y alzó la vista hasta al frente soltando una risa actuada.

— Jé jé jé, pueede ser.

— Esa respuesta no me sirve.

— Posiiiblemente.

— Reapeer...

— Probablemente, quizás, tal vez.

— Mnmn.

Esta vez una risa soltó, terminando por alzar el brazo que antes fue tomado para llevarlo sobre los hombros del más bajo, de esta manera caminó, sin ver a Geno pues sino iba a evidenciar lo bastante rojo que estaba; todavía no se acostumbraba a actuar cariñosamente y no porque no le gustase, simplemente los nervios sucedían.

Lo que podía asegurar era que se sintió muy varonil haber caminado así con Geno estando apegado a un costado, y parecía que él también lo había disfrutado pues tenía las mejillas algo sonrosadas cuando subieron al ascensor.

Al llegar un gran aroma había llegado a sus fosas nasales, uno que ninguno de los de preparatoria podían reconocer, Blard les saludó dándoles el aviso de que comerían algo proveniente de su hogar natal. Tanto a Reaper como a Geno les gustó la comida del castaño, habiendo devorado toda la olla.

En todo ese plazo ninguno de los tres estuvo incómodo, el de ropas blancas no demostraba mayor incomodidad que la primera vez que se vieron, siendo capaz de seguir conversaciones sin ningún problema, era hábil hablando, cosa que Reaper supo desde la primera vez que se conocieron. El pelinegro fue el primero en terminar de su comida, palmeando su propio abdomen con un gran esbozo de felicidad.

— Estoy satisfecho.

— No comas tanto que vas a engordar. —Comentó el castaño.

— Para tu información, Coru, todavía estoy bajo peso.

— ¿Y lo dices con orgullo? —Terció Geno, alzando una ceja.

— E-Eh... Bueno no, pero es culpa de Blard.

— Te tomaba el pelo.

— Sí lo sé. —Reaper abultó los labios no obstante tuvo que dejar de hacer esta mueca puesto a que Geno le estiró la servilleta, el pelinegro lo tomó, limpiándose avergonzado.

— Pff. —El moreno se encogió de hombros, comenzando a recoger los platos, Geno reaccionó empezándole ayudar, cosa que hizo sonreír al mayor— No es necesario que me ayudes, eres invitado.

— Es lo menos que puedo hacer.

— Esos sí que son modales. —Comentó Reaper— Mejores que los míos.

— ¿Por qué dices eso? —Preguntó Geno.

— No quieres saberlo.

— No quieres saberlo. —Secuenció Reaper, asintiendo con la cabeza mientras veía como el par se dirigía a la cocina, como este sector estaba en la misma habitación que el comedor no tenían problemas en seguir la conversación.

— Ahora estoy curioso.

— Bueeeno, digamos que no tuve los mejores modales porque no me lo enseñaron. 

— La primera semana que vivió aquí conmigo tuve que prácticamente enseñarle varias cosas.

— ¿De verdad, Reaper?

— Sí... No tengo las mejores costumbres, menos si llevaba tres años viviendo solo.

— Pobre niño de aquel entonces. —Se lamentó Geno.

— ¿¡Y al de ahora!?

— No, tú ya estás mayor. —Rió Blard.

— Cómo amáis molestarme.

— Déjame hacer esto yo, Geno.

El castaño dejó que el menor de los tres no metiera las manos en el lavaplatos, siendo el mayor quien comenzó a lavar todo. Geno fue hasta Reaper, quien lo invitaba a sentarse a su lado en el sofá, iban a continuar con la conversación.

Pasado el par de minutos, el ojiverde comenzó con un tema que sorprendió a Geno, no esperaba que le preguntasen algo relacionado a ese tema.

— Reaper no me ha contado... ¿Cómo eras usualmente hacia cualquiera que se mostrara amable contigo?

— Uhm... De las veces que ocurría, si hubiésemos estado los dos solos ya me hubiese subido encima... Claro, en ese entonces.

Reaper alzó el mentón ligeramente al sentir que mientras el albino decía estas palabras, poco a poco se apegaba a él tomando las mangas de su abrigo por detrás para que no se notara que estaba pidiendo su conforte. Blard trataba de mirar esto de soslayo, comprobando que Reaper de alguna manera era una forma de contención.

— ¿Cada cuánto llegaban esas personas?

—... No era siempre, llegaban a hablar conmigo de una a dos veces a la semana, pero yo no era quien...

No pudo continuar, se notaba que estaba incómodo de hablar ese asunto, Reaper sentía el agarre más fuerte en su brazo y solamente pudo alzar su otra mano para darle mimos en su cabello blanco, allí se relajó pues Geno dejó caer su frente hasta su hombro.

Blard terminó de lavar los platos, se secó las manos y le dio una mirada rápida a Reaper. Este entendió el gesto y suspiró.

— No tienes que responderle a Blard si no estás a gusto.

— No sé por qué no puedo decirlo, antes hubiese podido...

— Puede que ya tengas dentro la idea de que eso no era normal. —Sururró Reaper.

— Quizás...

— Tranquilo, Blard no muerde, al menos a mí no me ha mordido.

— Reaper sí muerde.

— ¿Eh? —Geno alejó el rostro para verle sorprendido, Reaper sonrió pero fue una mueca totalmente graciosa por lo rojo que estaba.

— ¿¡Blard!?

El susodicho soltó otra risa.

— ¿No le has visto las cuerdas de la sudadera? Están todas mordidas.

Reaper se llevó la mano al pecho en gesto dramático mientras que agarraba los extremos de las cuerdas.

— Soy un chico ansioso, respétame por favor.

Geno no pudo evitar reír también, algo bajo.

— Dios.

Cuando al ojiazul se le acabó la vergüenza, se levantó colocándose los guantes que tenía guardado en el bolsillo, mientras hacía esto iba hablando.

— Voy a comprar un par de cosas, no demoraré.

— ¿Puedo acompañarte? —Preguntó Geno.

— No es necesario, volveré rápido.

Geno no insistió, despidiéndose con la mano cuando su enamorado se retiró del departamento, Blard esperó pacientemente a que este momento sucediera para salir de la cocina y acercarse lentamente hasta el living donde estaba el pobre chico. Hubo un pequeño silencio, uno que pudo haber sido incómodo si no fuese que al chocar mirada el de lunares le dedicó una cálida sonrisa.

— ¿Estar acá es estresante?

— ¿Por qué lo dices?

— Tienes una gota de sudor en la frente.

— ¿De verdad? —El menor de inmediato se pasó la mano por la frente, ganando una pequeña risa por parte adversa.

— No, era broma, pero me dice bastante que sí que estás estresado.

— Lo siento, es solo que...

Esperó a que hablase mientras se sentaba en una de las sillas que usaron para almorzar, habían que tenido que comprar una plegable para la ocasión, pues el día en el que desayunaron los tres tuvieron que comer en el sofá porque tenían dos sillas. Sentado, se cruzó de brazos sobre las piernas sin ejercer fuerza.

— No estoy acostumbrado a conocer gente con esta perspectiva nueva, no sé qué hacer.

— Llevas dos días conociéndome y he sido amable contigo, ¿Cómo agradecerías la hospitalidad que te he ofrecido?

— ¿Te refieres ahora o como era antes?

— A como crees que eres tú.

Los ojos del ojiceleste se agrandaron a tal respuesta, sus iris vacilaron mirando a los lados y después se mordió discretamente el labio inferior, Blard trataba de ver sus expresiones pero no era un experto en ver lo que significaba cada cosa, solo esperaba que le contestara, con toda la paciencia del mundo.

De pronto, Geno se levantó del sofá, se veía sofocado y algo dudoso, se acercó unos pasos hasta el castaño y al estar a su alcance, sus manos se fueron a los hombros, solo que esta última acción fue temblorosa, como si estuviese combatiendo dos personas dentro de sí. Al tener contacto, Geno rápidamente se alejó, rindiéndose entretanto se refregaba el rostro.

— No debo tocarte. —Vociferó tenue, se sobó el brazo a la par que hablaba, lento y pausado, su expresión estaba algo inefable, pero se notaba que si quería podía controlar bien sus expresiones faciales— Ni besarte, ni nada. Sé que no debería hacer eso si quiero agradecer tu hospitalidad. ¿Tú no quieres que te haga todo eso no...?

Blard asintió.

— No, creo que nadie con sentido común. Piénsalo de este modo, ¿te gustaría que alguien de la calle, solo por haber sido amable, te agradeciese con un beso en la boca?

Geno se quedó callado, deslizó la palma de su mano por su frente y frunció el ceño.

— Nunca antes me ha pasado eso, no me gustaría, menos si solo quiero que Reaper sea-

— Esto es independiente de Reaper. —Interrumpió, ladeando la cabeza con un gesto serio pero con un tono delicado, no quería asustarlo, no quería que Geno lo mirase como alguien superior, solo tenían diferencia de edad pero podían ser fácilmente amigos sin tener que usar a Reaper como intermediario— Tienes que hacer las cosas por ti, no por él, no puedes dejar que Reaper esté siempre preocupado por ti.

— ¿Lo está...?

— Sí, cuando estamos los dos a veces se queda pensando en qué estarás haciendo.

— En la escuela casi siempre estamos juntos, y después estoy en casa.

— No lo malinterpretes, no es un tema de desconfianza, solo de preocupación, no quiere que otra persona te haga daño y no te des cuenta.

Geno frunció el ceño otra vez, pero el gesto ya no era pensativo como antes, Blard arqueó una ceja confundido de ese camgio de expresión.

— No me van a engañar, hago lo que puedo en usar las enseñanzas de Reaper, pero no tengo la oportunidad de usarlas a diario.

— Ahora tienes la oportunidad.

— Mh...

— ¿Cómo agradecerías mi amabilidad?

Con esa pregunta, Geno se sentó en el sofá, arrugando el rostro.

— Ahora que lo pienso más... Siento que es una pregunta trampa.

— ¿Ah, sí? 

— Sí, dime tú, ¿qué harías si fueses donde vivo y te hago el almuerzo? ¿Cómo lo agradecerías?

— Agradeciendo.

— ¿Agradeciendo?

— Sí, te diría muchas gracias y buscaría alguna forma de compensar esto, ya sea preguntándote o haciendo algo como levantar la mesa.

— ¿Eso no es lo que pasó ahora...?

Blard sonrió, mucho más por el lío mental del menor.

— Sí, tú ya sabes lo que hay que hacer, y no tienes que recurrir al contacto para eso. Solo quería que fueras consciente.

— ...Esto fue una conversación rara...

— Pero necesaria, una vez dejes de cuestionar lo que es correcto o no se te hará una rutina más amena. No todos saben lo que uno tiene que hacer en casos puntuales, la gente aprende con el tiempo y tanto Reaper como yo estaremos dispuestos a guiarte si tienes dudas, pero ten en cuenta que tú si sabes hacerlo.

— Eso es muy amable de tu parte.

— ¿Y cómo vas a agradecerme? —Sonrió ladino, Geno se le quedó viendo antes de reír bajo.

— Gracias.

— Heh, no agradezcas.

— Eso me confundiría mucho.

— Lo sé, pero sé que eres capaz de entender, digamos que Reaper no es un buen tutor.

— ¿Cómo lo sabes?

— Varias veces practicaba sus enseñanzas para decirtelas después pero nunca le entendía. Hace poco decidió irse por el camino de la improvisación.

— Hace lo que puede.

— Lo suficiente y un poco más, has llegado lejos.

— B-Basta, ya son muchos adulos.

Su ya amena conversación fue interrumpida por un estornudo detrás de la puerta, ambos chicos se miraron y solo negaron con la cabeza al entender quién estaba al otro lado. Blard abrió, encontrándose con un Reaper silbando.

— ¿Qué haces?

— ¡O-Ohh! ¡Blard! Qué coincidencia, justo iba a abrir la puerta.

— Reaper, eres un idiota. —Comentó Geno asomándose.

— ¡U-Ustedes me obligaron a espiarlos! ¡Estornudé varias veces! ¿¡Qué cosas habrán dicho de mí!?

— Que eres simpático.

— Y muy agradable. —Secundó Geno.

Reaper hizo la misma expresión que hace un rato, una mueca tratando de ser sonrisa mientras se enrojecía, era un gesto de estar impactado y avergonzado a la vez.

— Lo tomo, pero me ofende muchísimo.

Los tres entraron nuevamente al comedor, mientras Geno y Blard se sentaban al sofá, Reaper dejó la bolsa sobre la isla que separaba el living de la cocina, de ahí sacó un pequeño paquete con dulces. Se sentó junto a Geno, ofreciendo el paquete para que sacara alguno de los bocadillos, cuando el albino tomó uno, se quedó mirando al pelinegro titubeando, a los segundos habló.

— Gracias.

Blard rió al oírlo, contento de que haya tomado su ejemplo tan rápido, sin duda Geno estaría bien y se pensarías las cosas, era más reflexivo de lo creía.


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro