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Enero 3 semanas- Viernes.

Al principio se había preocupado del aviso del pelinegro, su compañero de trabajo podía estar aventurándose nuevamente a territorios que apenas podía escapar, eso es lo que pensaba cuando Reaper le dijo que no llegaría directo al departamento antes de ir al trabajo, esperaba con todo su ser que no le hubiese sucedido nada en el camino, ni que se desmayara, tropezara o se perdiera en una aventura con vikingos.

Increíblemente su cabeza se había vuelto loca pensando en muchas posibilidades, pero jamás había imaginado que al llegar al trabajo ya iba a estar el pelinegro, pero no solo, sino con alguien más.

Ropas blancas, una bufanda roja y grande, piel cual nieve y un cabello esponjoso. Era un chico con características que le sonaban bastante, pero no se le complicó intuir de quién se trataba. Reaper por su lado estaba colocándose el abrigo con la insignia de la empresa en la que trabajaban, y cuando ambos jóvenes notaron su presencia el primero en saludar fue el de cabello oscuro.

— Buenas noches.

— Hola, me sorprende que hayas llegado temprano.

— Hehe, ¿Qué creías? ¿Que me iba a ir a una aventura con vikingos?

— Posiblemente.

— Pfft. Igual si tuviese esa oportunidad...

— ¿Ves por qué me preocupé?

— Tranqui, Blard, solamente me quedé en la biblioteca con Geno hasta que se nos hizo hora. —Como Reaper se había acercado había dejado al más bajo detrás suyo, al momento de nombrarlo se giró y retrocedió para llegar a él y posar su mano detrás de los hombros del albino— Así que, Geno, él es mi querido padre.

— Preséntanos bien, por favor.

— Hehe, digo, Geno, él es Blard, Blard, él es Geno.

En todo ese momento de conversación, el albino se había quedado callado y solo observando, su expresión no era tímida ni vacía, no podía ver lo que pensaba con esos rasgos faciales. Lo único que notaba es que a veces se subía la bufanda sobre su mentón. Antes de siquiera decir algo, notó que Reaper por detrás del más bajo estaba haciendo unos gestos con las manos, gestos deducibles: estaba pidiendo que se dieran de la mano.

Tal cual fue pedido, extendió su mano hasta el de bufanda roja, esbozando una sonrisa, la mejor que tenía para darle confianza.

— Hola, soy Blard, encantado de conocerte, Reaper nunca deja de hablar de ti.

Geno se quedó mirando la mano del moreno, tardó unos segundos antes de imitar su gesto, correspondiendo el agarre de manos. Ahí escuchó su voz, mucho más enigmática.

— Soy Geno, Reaper también habla mucho de ti.

— ¿De verdad? —Geno asintió, ahí ambos se soltaron de la mano, cumpliendo con la cuota de segundos, Blard se imaginaba que era para ayudar a enseñarle a cómo convivir con desconocidos "amables".

— ¿Eso es malo?

— No, para nada, me conmueve.

— Sabes que te quiero. —Terció Reaper, asintiendo con orgullo— Pero no tanto como a Geno, solo hay espacio en mi corazón para Genito.

Tales palabras provocó que Blard riera animado, más al ver cómo el albino dejaba de ser blanco a prácticamente un tomate andante, sin duda todos los prejuicios que tuvo de aquel "temible ser" desaparecieron por verle, se notaba en sus gestos que no era un mal chico, y por un momento se sintió mal pensando todo lo que ha tenido que pasar, entendía el sentimiento de Reaper en querer proteger a alguien así.

— No pensaba que ibas a aceptar por fin que lo querías de forma tan abierta, frente a él. —Pudo decir el castaño, volviendo al interior del salón parar colocarse también su uniforme. Al no escuchar más ruido, se dio vuelta viendo que ahora también Reaper estaba rojo, alzó una ceja, sonriendo más— Vaya, ¿Arruiné la sorpresa?

Reaper negó.

— N-No, todo está claro entre nosotros.

Geno asintió otra vez, desviando la mirada.

— Increíble, no me lo esperaba.

— Que digas eso me ofende totalmente, ¿no me tenías fe?

— Geno. —Dijo Blard al albino, este respingó— ¿Cómo se comportó Reaper en su confesión?

— Nonono, no lo digas. —Pidió el pelinegro, poniéndose de rodillas a un lado del joven— ¡Cuida mi masculinidad!

— Tartamudeaba mucho, de hecho pensaba que me iba a rechazar.

— ¡Perdón!

— Pff. —Blard volvió a reír— Debió haber estado muy nervioso.

— Sí, ahora que lo pienso, desde lejos se veía muy divertido.

— Pobre.

— ¿Te contó que el lunes se cayó?

— ¿En serio?

— ¡Estoy aquí! —Reclamó Reaper.

— Sí. —Continuó Geno— se cayó de bruces al suelo, no sé por qué, no había ningún obstáculo.

— El cordón de mi zapato...

— Pero Reaper, ¿todavía no sabes abrocharte los zapatos?

— ¿Reaper, no sabes abrocharte los zapatos?

El pobre ojiazul, aún arrodillado, encorvó su espalda pegando su frente al suelo lloriqueando dramáticamente, parecía hacer aquellas reverencias asiáticas que veía en la televisión, solo que ahora solo daba risa. Tanto Blard como Geno rieron por sus acciones.

Cuando Reaper se calmó, se volvió a levantar, estaba bastante rojo todavía, seguramente lo que acababa de suceder fue una gran vergüenza, pero nunca estaba mal un par de risas, es más, Geno había dejado de tener esa expresión difícil de comprender, se veía más relajado, claro, según Blard. Reaper se arregló el abrigo, suspirando.

— Bueno, yo ya marqué mi entrada, ¿te queda mucho, Blard?

— ¿Qué pasa con Geno?

— Vine porque no quería estar en casa.

— Sí, sus padres no están así que me pidió compañía, no podía no decirle que no.

— Entiendo, hay harto café en la cafetera, y si tienes hambre me puedes decir, siempre puedo convidarte un poco de la cena que traigo del departamento.

— ¿Ves que es un papá? —Susurró Reaper a un lado de Geno, este asintió, aunque sin mirar al castaño a los ojos como antes.

— Está bien... Mmh...

— También tienes mi abrigo por si te da frio. —Con la voz de Reaper, el albino volvió a la normalidad, asintiendo otra vez antes de despedirse tímidamente con el brazo para alejarse hasta el comedor.

Esos cambios repentinos de comportamiento no le hicieron sospechar negativamente del joven, pero sí le preocupó su estado, se había notado algo incómodo con el buen trato que le había dado con los ofrecimientos, esperaba que Reaper lo haya notado; no obstante, al dedicarle mirada, lo veía con una cara embobada.

Sí, Reaper estaba perdidamente enamorado. Y al menos Geno parecía corresponder por su nula reticencia a sus palabras.

Al quedar solos, Blard rió otra vez, más bajo, siendo el vaho el que amortiguó casi todo el sonido.

— No me contaste que te confesaste.

— Pues... Por lo que dijo Geno no te lo conté antes.

— Pero me imagino que todo resultó bien.

— Sip. Pero no somos nada.

— ¿Ah, no? —Eso llamó su atención, empezaron a quitar la nieve del lugar con las palas, estaba nevando así que debían ser rápidos.

— No creo que sea lo ideal... Yo sigo dependiendo de tu techo y Geno aún tiene detrás a sus padres, no los quiero de suegros.

— ¿Dices que quieres pedirle noviazgo cuando tengas tu propia casa y los padres de Geno fallezcan? Eso sería como...

— ¡N-No pero...! Está difícil el tema...

— No te sientes preparado, me lo imagino.

— ¿Tú crees?

— Es lo que creo, no te ves seguro de entablar algo serio aún.

— Sí pero no creo que sea por inseguridad, de verdad quiero a Geno, y ay... Ahora yo soy el que quiere besarle.

— No necesitan ser pareja para eso si es correspondido, ¿no?

— Cierto, pero lo confundiría más en las enseñanzas.

— También es cierto, sin embargo, ¿crees que puedas aguantar ahora tú? Veo difícil que tengas una casa hasta dentro de unos...¿seis, siete años?

— Y ni decir con sus padres... Diablos, ahora entiendo lo que ha sentido Geno todo este tiempo.

— Haha, no todo puede ser perfecto, y bien lo sabes. Así que, si ves adecuado, no rechaces la oportunidad. Geno no estaría aquí, esperándote en el salón en una noche fría solo porque te tiene de capricho.

— Ay mi Genito. —Reaper suspiró, pasando su mano en la frente— Esta bien, no le pediré que sea mi esposo pero quizás pueda darnos lujos.

— Solo no te vayas a morder la lengua de tanto tartamudear.

— ¡Oye!

El par de amigos se dio una pequeña pelea de nieve con las palas antes de volver a trabajar, no podían llamar la atención de otras áreas ahora cayendo en cuenta que lo que hizo Reaper en traer a Geno en el trabajo no se podía hacer.

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