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Enero 3 semanas - Miércoles

Haber dicho sus sentimientos -de forma penosa- no fue la solución de todos los problemas, era algo evidente, decirle que le quería no haría que los padres del albino dejaran de insistir al pobre Geno en tener relaciones, aunque hasta ahora, según lo que el mismo ojiceleste dijo, no había ningún rastro de enojo en ellos cuando los rechazaba, eso les daba tiempo de pensar en una solución.

No obstante, lo que sí había cambiado, una vez dejaron en claro que los sentimientos eran mutuos, era el ambiente entre ambos, Geno se cohibía menos que antes y se notaba mucho más contento, eso notaba Reaper al quedarse mirándole, sus comisuras extenderse dulcemente, siendo un esbozo tan tierno según él.

Por su lado, el pelinegro se había esforzado en esos tres días en no morirse en tartamudeos, solo el lunes había hecho el ridículo frente a Geno cayéndose de cara a la nieve, y cuando fueron a la enfermería Geno fue quien le ayudó en limpiar su frente. Ese día habían quedado cerca, pero en vez de sentirse nerviosos, Reaper pudo cambiar su perspectiva y solo disfrutar de su cercanía, no tenía que hacer algo, ni sentir algún peso, solo agradecer aquella atención.

No quitaba el hecho de que aún se moría de nervios en avanzar, todavía era pronto, todavía debían resolver mis cosas, debía calmar sus propias hormonas pues ni en una relación estaban. Todo a su tiempo, se volvía a repetir mentalmente.

Soltó un bostezo, aunque su ánimo se hubiese disparado todavía tenía que trabajar para sobrevivir, no podía depender del dinero de Blard para costear sus cosas, debía pagar lo que le correspondía como mínimo con tal de compensar toda su ayuda. Por ello seguía estando cansado, quedarse hablando con Geno en la salida de la escuela hacía que su horario de sueño disminuyera gradualmente, en solo dos noches de trabajo ya había provocado que el cansancio le hiciera dormir en plena clase.

— Buenos días.

Como era costumbre, el par de jóvenes habían quedado en alguno de sus lugares de encuentro en los recesos, esta vez Geno había elegido el lugar, uno con los bancos dentro del pasillo, un sector que casi nunca veía concurrido pero cuando pasaba gente apenas los miraban. Reaper había llegado antes por estar más cerca de la zona, aunque lo que llamó su atención primero fue un aroma delicioso provenir del albino; no le costó trabajo deducir qué tenía en sus manos, un emparedado.

— Buen día, Geno. —Saludó— ¿Traes tu desayuno?

— Yo ya desayuné, yo... yo traje esto para ti, no es mucho pero se enfría rápido. —Se encogió de hombros, bajando la mirada— Cosas de vivir cerca del polo norte.

— ¿Me traes desayuno? —Se quedó embobado por eso, y antes de sopesar si aceptar o no, su propio estómago gritó por comida, el sonido de las tripas le hizo enrojecer— ...Gracias, justo hoy no comí.

Geno sonrió, esa suave sonrisa que Reaper adoraba y que quería que mantuviera por siempre.

— Cuando trabajas no desayunas porque llegas justo cuando empiezan las clases, ¿no?

— Sí, aunque me haya mudado la distancia entre el trabajo y la escuela sigue siendo la misma, qué tragedia. 

El menor le entregó el pan, como estaba en una bolsa especial aún estaba algo tibio, aunque se sorprendió que una vez en sus manos el sándwich era bastante grande, no quiso ver los ingredientes porque sería una falta de respeto y tampoco es que le desagrade algún alimento, era algo que Geno le había ofrecido y sin chistar le dio el primer mordisco.

Estaba delicioso.

— Mmmññ... —Degustó más, Geno se sentó a su lado, ofreciendo una servilleta— ¿Tú hiciste todo esto? Está rico.

— Sí, no me he estado quedando dormido... Así que aprovecho el tiempo.

— ¿Cómo? ¿Ño duefmef?

Geno alzó ambas manos, aunque su expresión parecía el de aguantarse una risa, quizás por la cara tonta que estaba haciendo Reaper por estar asustado de esa declaración y con las mejillas llenas.

— No, no, sí duermo, pero ¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? O la segunda, habías notado que vagaba a veces por los pasillos porque me quedaba dormido.

Reaper se sintió por un momento mal por no recordar bien las conversaciones, de esas veces solo los sucesos traumaticos habían quedado en su mente, solo negó con la cabeza.

— Desde el lunes que he estado despertando bien, antes solo era en unas ocasiones o mis padres eran quienes me despertaban para que no llegue tarde... Ahora en estos tres días me he sentido... me he sentido mejor.

— ¿Por qué?

Con esa pregunta, el albino frunció el ceño y solo abultó los labios, por más que se había quedado ensimismado por ese adorable gesto, sabía que se había molestado por su respuesta, solo tuvo que dejar de ver el mundo rosita para caer en cuenta la intención de esas palabras.

Ahora la comida parecía que ardía al bajar por su garganta, por el calor que le había dado en la cabeza. Sonrió atontado, después rió y antes de decir algo, se atoró.

— ¡¿Pero...?! —Se quejó Geno, sobando la espalda del pelinegro cuando este dejó de toser— ¿Qué fue eso?

— Ay, casi muero. —Pasó su mano por el rostro para secarse las lágrimas por haberse atorado, al menos se había acabado con el pan y ahora podía hablar mejor, aunque hacer el ridículo parecía algo diario— Lo siento por no captar, me alegra mucho que duermas mejor, te envidio.

— Sí... No pude evitar pensar que... mientras yo descanso tú trabajas, así que quería hacer por lo menos algo a cambio.

— No es necesario que me alimentes, de verdad.

— Pero tú mismo has dicho que dar algo también es una muestra de afecto.

— ...Pues sí.

— Así que no me rechaces.

— Solo si siguen de esta misma calidad, estaba muy rico el sándwich.

— Cuando no trabajes, podríamos juntarnos antes... Así la comida no se enfría y puedo hacer algo más elaborado ¿Te parece?

Reaper se limpió por última vez el rostro, pero fue un gesto impulsivo al creer que estaba sangrado por la nariz por la vista tan linda que tenía; Geno al haber propuesto eso había vuelto a tener una bonita expresión, no se veía tan tímido y eso lo agradecía, significaba que ya no estaba tan cohibido en proponer cosas, que estaba esforzándose por ser una mejor persona fuera de esa oscuridad al que fue conducido desde bebé.

Sonrió asintiendo, iba a sacrificar las horas de sueños necesarias solo para poder ver más seguido al albino.

— Me encantaría, aunque a cambio me dejarás dormir algún receso.

— Siempre puedes descansar en mis piernas... Sin besos, lo prometo.

Vaya que le encantaría esos besos otra vez, pero debía tomárselo con calma, sí, con calma.

Lo curioso, es que ese pensamiento ambos lo compartían, pero a pesar de su razonamiento, la ansiedad los consumía, ambos moviendo la pierna por la tentación.

— Está bien, pero no quiero incomodarte por tanto rato.

— Estaré bien.

Oh diablos, cuánto deseaban romper esa tensión. Cómo detestaban la situación en la que estaban. Geno solo manteniendo la compostura porque sabía que no podía dejarse llevar con solo saber que sus sentimientos eran correspondidos, Reaper queriendo que todo se solucionase para tener una relación perfecta.

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