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35

Enero 2 semanas — Martes.

Cumpliendo con lo dicho, el pelinegro al siguiente día se dispuso a darle una clase a Geno seriamente, con tal de dejar claro cada cosa para saber expresarse bien; de hecho, estuvo toda la noche en el trabajo pensando todo lo que podía decir, esperando no complicar más de la cuenta con sus torpes palabras, inclusive necesitando la ayuda de su amigo Blard para saber si la forma estaba bien.

Ahora ambos jóvenes de secundaria se encontraban en uno de sus tantos lugares de convivencia, siendo Geno el que estaba en silencio mientras escuchaba la introducción del contrario a su lado, ya con ver la expresión del albino se sabía que Reaper había comenzado mal, enredándose con su propia lengua varias veces.

— Al final, no tienes habilidades de docente. —Comentó Geno cuando el mayor se quedó en silencio para volver a empezar por tercera vez.

— ¡Lo siento! No sé qué me pasa, antes había sido tan fácil. —Se cruzó de brazos, zapateando el suelo de vez en cuando para alivianar el estrés, al final, parecía que haber preparado todo para que sea una perfecta disertación solo había arruinado su estabilidad, aunque también podría tener relación el examen que iba a tener después de ese receso.

— ¿Pero qué me quieres explicar?

— Todo, para que entiendas cómo la gente se trata por aquí.

— No gritar en lugares públicos.

— Hah, con que entiendes responsabilidad civil, y creo que mejor que yo, debí verme ridículo cuando grité en la calle hace unos meses.

— ¿Cómo que gritaste?

— Es que... Mientras caminaba para ir a la escuela, un insecto chocó en mi cara y después aleteó por mi alrededor, grité y me agaché, por poco ruedo porque me caí.

— Reaper... Siento que no te viste ridículo por el grito.

— ¡¿Ah?! ¡Pero si rodar sale en las soluciones!

— Creo que eso es si te estás quemando vivo.

— Diosito...

Geno sacudió la cabeza mientras esbozaba una pequeña sonrisa, Reaper le miró de soslayo y trató de ignorar que su corazón reaccionó por tal simple articulación. Suspiró, dejando los brazos caer a sus lados, mirando al frente.

— En fin, ahora que entramos en caloor... Déjame ver, empecemos con los abrazos, estos son un signo de afecto en la amistad, entre desconocidos o recién conocidos no es taaan aceptable.

— ¿Y en romance?

— Ah, son más usuales, mucho más que la amistad, o eso bajo mi perspectiva, qué es más lindo que abrazar a quien quieres, porque sí, al fin y al cabo los abrazos relajan mucho, por eso sirven de consuelo también. 

— ¿Cómo diferencio a un amigo con un desconocido...?

— Mmm, eso es relativo, hay amistades que surgen rápido, pero no es proporcional al tiempo que uno se conoce, fijate con tus compañeros de curso, llevarás años conociéndoles pero no implica que sean tus amigos, serán conocidos pero no amigos. Tener un amigo es tenerle respeto y mucha, mucha confianza, y posiblemente requiera conocerle bien antes de darle ese "título" de amigo, por algo el orden es desconocido, conocido, a amigo, y mejor amigo también.

El albino se sobó detrás de la oreja y después suspiró.

— ¿Se tienen que preguntar si quieres ser tu amigo?

— Es algo natural, y distinto para cada persona. En realidad, uno nunca sabe si la otra persona te considera amigo o solo desconocido, es complejo... ¡Aun así! el tema es que un amigo implica confianza mutua, si es tanta al punto de confiarle secretos, ver en él un lugar seguro... Puede llegar a ser tu mejor amigo, eso es un nivel superior.

— La forma en que lo dices suena como si pensaras en alguien.

— ¿Eh--? —Reaper le miró sorprendido, pero no pudo evitar soltar una risa apenada— Bueno, puedes usarme como ejemplo, ya te he hablado de Blard, no nos conocemos taanto, pero me encantaría considerarlo mi mejor amigo. No sé qué pensará él, pero ojalá me adoptase.

— Suena como si tuviese treinta.

— Noo, tiene 21.

— Es grande.

— Está mamadísimo.

— ¿Mamadi-

— O seaaa, —Carraspeó— que me encantaría que lo conocieses, él también quiere conocerte.

Geno tragó saliva, Reaper notó la pequeña incomodidad que tuvo el albino en ese instante, trató de pensar por qué ese repentino cambio de humor pero al menos el de bufanda podía sacar a relucir su carácter de vez en cuando. Geno se encogió de hombros, sin mirarle.

— No me molesta, pero no quiero que tenga una mala impresión de mí si hago algo incorrecto.

— Es por eso que estamos hablando de lo que debes hacer para evitar malos ratos, podríamos probar con él incluso, sí, es buena idea. Te va a caer bien, lo juro.

— Bueno...

— En fin, las cosas que puedes hacer con desconocidos es muy limitado, al saludar puede ser estrechez de mano, o el clásico beso en la mejilla que te conté hace un tiempo, el resto por lo general no hay más contacto físico. Con conocidos quizáas te puedas dar un poco más de libertad en hablar, porque hay un pequeñín grado de confianza más. No hay tanta diferencia entre conocido y desconocido la verdad.

— Solo que al conocido sabes quien es.

— Tal cual. Mmm, respecto a los besos, en la mejilla sería solo como saludos o despedidas entre los amigos, besos en la mejilla sin otro fin más que demostrar cariño es más para vínculos de amor, quizás puede ser fraternal, tipo del hijo a la mamá, o besos en la cabeza, son gestos de amor romántico y fraternal.

— ¿A ti te daban besos en la cabeza?

— ...A mí no. Pero en series sí he visto eso, y dudo que te sea una idea equivocada.

— ...Mis padres sí me dan beso en la cabeza.

— Prefiero que no los aceptes pero no hace daño eso... —Reaper suspiró, por un momento sintió algo cálido en su mano pero como estaba tan ido en sus molestias con los padres de Geno no pudo darse cuenta de lo que pasó— Besos en los labios ya es totalmente amor romántico, no se hace eso con cualquiera, solo a quien amas, es afecto íntimo. Hay muchos tipos de besos pero los más aceptables para la sociedad en público son los de juntar labios, quizás también algo más elaborado pero tú mismo lo sabes, a la gente no le gusta ver a otros devorándose, ya sea la sensación que dé.

— ¿Siempre hay que pedir permiso para besarse?

— Mmm, me atrapas ahí, Geno, nunca he tenido pareja, mi única experiencia fu... ejem, has sido tú.

— Oh.

Ambos se sonrojaron, pero al menos Reaper al no estar mirando más que el suelo no se fijó que el rostro de Geno era un tomate vivo.

— ¡Pero respecto a las series! Yo creo que hay formas de pedir "permiso" sin hablarlo, no sé si has visto, pero siempre se quedan tan juntas las personas. También hay quienes "roban besos" como un juego, o simplemente, si dos personas ya son pareja y se quieren harto, dudo que haya que pedir consentimiento todo el rato para un besito. Te lo digo desde mi nula experiencia.

— Entonces esos últimos consejos no los tomaré.

— Owwn, haha.... es cruel, pero justo.

— ¿Y sobre el sexo...?

— También es afecto romántico de extrema intimidad, nunca, pero nunca con la familia, ¡Nunca!

— Que sí, nunca con la familia.

— Tengo entendido desde las clases de biología, que esto surgió de por sí porque la descendencia entre familiares causa problemas para el bebé, discapacidad o problemas mentales.

— Algo así creo que dijo la profesora de biología, una especie sobrevive por su diversidad genética.

— Síp. También el sexo es algo en privacidad, hay gente que le gusta de vez en cuando en público por el morbo...

— Y-Yo no lo hacía por morbo, yo creí que era normal...

— Lo sé.

Se quedaron brevemente en silencio, cosa que Reaper aprovechó para reordenar sus ideas, por más que estaban hablando de temas complejos y que se avecinaba un examen en solo minutos, no se sentía tan estresado como antes, la razón no la comprendía, quizás era solo por la simple compañía del menor.

Su respuesta llegó tan pronto como Geno volvió a hablar.

— ¿Y qué hay de tomarse de las manos?

— Fraternal, pareja y entre gente con intenciones románticas, también sirve para guiar, pero siempre debe haber confianza.

— Ahem.

Así, Reaper miró el rostro del menor quien carraspeó alzando una ceja, pronto la mano adversa fue elevada y con sigo la mano propia. Esto alteró al ojiazul por notar que estaba tomado de la mano con Geno, iba a separarlas pero él se lo negó apretando un poco los dedos, impidiendo cualquier escape.

— ¿Y esto? No somos pareja, eso significa...

— ¡A-Ah! ¡Es que...! —No contaba el pelinegro que su rostro parecía evaporarse por estar hirviendo, sonrió torpe, inventando alguna excusa— E-Esto se una situación especial... n-no traje los guantes y mis manos están cong--congeladas.

Geno rodó los ojos, Reaper no sabía describir la expresión que hacía, pero entre el pánico no dejó de pensar que era algo ladina.

— ¿Uno no debe pedir permiso en estos casos?

— S-Sí... bueno... esto...

No pudo terminar de inventar la frase, pues fue interrumpido por la sonrisa adversa y luego una hermosa risa, Reaper había quedado maravillado al escucharle.

— Bromeo, creo que entiendo. De todos modos, yo te la tomé primero, es mi culpa.

— N...No, descuida, me gusta tu calidez.

Las miradas de ambos habían chocado otra vez, ahora los dos con los pómulos adornados de un suave rubor. Eran esas ocasiones donde no se encontraba ninguna palabra para continuar con la charla, pero que a la vez no había urgencia de continuar la misma, con estar acompañándose y recibir la atención del otro podía ser suficiente para entrar en una tranquilidad sin fundamento, era extremadamente grato.

Las tímidas sonrisas no esperaron, y sus manos bajaron hasta el banco sin soltarse todavía, sus ojos se desviaron hasta los labios, pero ninguno se movió, por más que los sentimientos parecieron chocar y comunicarse sin voz. Eran como esos momentos que había descrito Reaper, donde no tenían que hablar para comprender lo que había en el corazón del otro.

No obstante, cada uno tuvo sus obstáculos, en Geno el temor de errar una vez más, en Reaper en la cobardía, y en ambos la inseguridad. El tren pasó, pero sus ánimos todavía no se habían ido pues la situación había sido salvada por la campana.

El primero en levantarse rápido fue Reaper, siendo soltado segundo después.

— Tengo un examen ahora, e-espero esto te haya servido, debo correr.

— ...Sí, ve. Ten suerte en tu examen.

— Es inglés, me voy a morir.

— Go, go.

— ¡Ahh, no sé que dijiste, adióos!

El pelinegro literalmente corrió, Geno quedando solo en el banco, perdido en sus pensamientos.

  




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