Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

20

Noviembre 1 semana - Viernes.

El trabajo se había vuelto una escapatoria de todo lo que estaba viviendo, no solo porque podía tener un espacio en el cual era solo él y la nieve permanente de Tromso, sino porque también era acompañado por su querido amigo. A lo largo de los días, Blard ya estaba consciente de todas las cosas que le había ocurrido a Reaper con la presencia del fantasma de la escuela, desde cómo se conocieron hasta las fuertes revelaciones respecto a la crianza de los padres del albino.

Lo único que todavía no le contaba era lo sucedido hace unas semanas, siempre necesitaba tiempo para procesarlo por su cuenta y después contárselo; el mayor podría ser su amigo pero no era su psicólogo o un consejero, a veces solo hablar de otros temas era suficiente para darle más ánimos.

Estuvo ido por varias horas, diciendo monosílabos a las palabras del castaño, solo cuando iba a agarrar una caja notó que estaba moviendo las manos al aire, no habían más cajas.

— ¿Acabamos? —Fue lo único que pudo decir, el castaño le da unas palmadas en la espalda, algo más brusco como si dándole con más fuerzas brindaba muchos más ánimos. Reaper casi se atraganta por el susto, ganando una risa ajena.

— Sí, eso te estaba diciendo.

— Ahh.

Expulsó aire siendo abrumado por el halo que salió de su boca, se estiró y sin decir mucho se encaminó hasta el salón de trabajadores para cambiarse y prepararse para irse; así funcionaba las cosas ahí, si se acababa su labor tenían el permiso de retirarse, aunque nunca había terminado tan rápido su horario laboral, apenas eran las doce de la noche.

Blard le acompañó pues también debía tomar sus cosas, ahora que se daba cuenta, ni siquiera habían tenido su colación para comer aquellas delicias que cocinaba el castaño.

— Es una pena, tendré el estómago vacío hoy. —Dijo en tono de broma, queriendo animar ese ambiente que él mismo formó— ¿Qué habías cocinado hoy?

— Algo no muy elaborado. Arroz con carne.

— Algo no muy elaborado, dice.

El mayor le sonrió.

— No creo ser capaz de comer todo esto solo, ¿No quieres comer?

— ¿Acá? No creo que al jefe le guste.

— No, puede ser en mi departamento, está cerca de aquí.

Reaper dejó de ponerse la mochila, quedando a media acción. Si pudiese ver su propio rostro también se hubiese reído como lo estaba haciendo el mayor. Carraspeó, todavía sorprendido de lo que le estaban ofreciendo.

— ¿Tus papás no te van a regañar por invitar a un chico a su casa a las doce de la noche?

— Pfft, Reap, ¿Cómo supiste mis intenciones?

— Con ver tus ojos siento ese deseo intenso que tienes por compartir tu comida.

— No solo eso.

Blard alzó las cejas y Reaper correspondió el gesto pero bajándolas y reiterando esto un par de veces, pronto los dos estallaron de risa, tanto que el pelinegro sentía otra vez ganas de llorar pero quizás era por el alivio de volver a estar en un ambiente grato.

— Vaya. —Suspiró el ojiazul para recomponerse— Eso ha sido muy homo.

— Mis propuestas no eran homos.

— No homo, no homo.

— Haha, igualmente, yo vivo solo porque necesitaba estar cerca del trabajo e instituto, alquilo con ayuda de mis padres y una beca que conseguí de arriendo. No es un lugar de lujo.

— Cualquier cosa es mejor que donde alquilaba.

— ¿"Alquilaba"?

Reaper sonrió nervioso por meter la pata, el adverso había dejado de mirarle con agrado a una de intriga y molestia, seguramente por no haberle contado algo tan serio y fácil de interpretar con solo esa palabra.

— Hehehe... ¿No te he contado que me van a echar...?

— ...No. Y por favor, explícame.

— Vayamos avanzando mientras tanto, mis pies se están congelando.

Su amigo asintió mientras se pasaba la mano por la nuca, pronto abandonaron el lugar para caminar a lo largo del camino, como era muy tarde no pasaban colectivos, solo les quedaba usar los pies para llegar al lugar donde residía el castaño. Pasaron un par de minutos hasta que Reaper pudo ordenar sus ideas y empezar a explicarle desde el momento que invitó a Geno a su habitación alquilada con tal detalle hasta el de haber sido besado nuevamente.

— Cuando volví de trabajar, el dueño de la casa me habló bastante molesto por haber llevado a alguien a mi sala, seguramente pensó que hice cosas indecentes y pues no estaba permitido en sus condiciones hacer eso... No pude negarle nada porque la situación que viví tampoco era tan decente que digamos...

— Pero eso fue hace semanas, ¿sigues viviendo ahí?

— Tengo unos pocos días hasta encontrar otro lugar... Como le pagué el mes tenía derecho a quedarme hasta el próximo pago.

Blard se le quedó mirando mientras caminaban, se cruzó de brazos y suspiró pesadamente. Reaper no interrumpió su reflexión mental, posiblemente estaba pensando en algún regaño por no defenderse bien con su patrón pero estaba tan desgastado que solo asintió.

— ¿Y qué sucedió con Geno?

— ...No lo sé. Lo he evitado, otra vez.

— Creo que es lo mejor.

— Sí, no... Solo... No sé cómo verle si cada vez terminamos igual, pero tampoco quiero dejarlo a la deriva con todo lo sucedido.

— Si es menor de edad, si denuncia puede terminar en un hogar de menores.

— ¿¡E-Eh!?

— Sí, me imagino que lo sabías por tu situación, ¿no?

— Pero... Diablos. —Se pasó la mano por el rostro, refregando para intentar pensar. Geno es quien debía denunciar pero no tenía idea si toda su familia era así, si estaba solo tendría que irse a ese lugar, una institución que no tenía idea cómo funcionaba. 

Reaper no era alguien para decidir el futuro del albino, no tenía tanto poder. Podía acompañarlo en mejorar su comportamiento pero ni siquiera eso podía hacer bien, llevaba dos semanas huyendo de él, no se sentía capaz de mirarle, de siquiera acercarse cuando lo encontraba a lo lejos.

Recordar cada cosa que sucedió lo dejaba débil, incapaz. Apenas podía con su propia vida, iba a ser echado del lugar que tanto le costó encontrar para quedarse, iba a vivir bajo un puente.

Sintió una suave caricia en su espalda, alzó la mirada volviendo a la realidad, ahí estaba Blard ofreciendo su apoyo, aunque detenido junto a él en una calle que no había estado antes. Algo frío pasó por su mejilla, otra más y nuevamente una tercera; quería pensar que era nieve, pero no, otra vez estaba lagrimeando.

Se sorbió la nariz.

— Perdón, ya no p-puedo controlarlo. —Sollozó bajo el pelinegro, limpiándose el rostro con el brazo.

— Es normal si pasas en el límite, Reaper. Mira, este es el departamento, tercer piso.

— Te sigo, ojalá no te echen, parece como si estuvieses raptando a un niño.

— En parte, Reaper, lo eres. Eres muy joven para pasar todo esto, de verdad mereces un descanso.

Ambos entraron, pero Reaper, por lo mal que se empezó a sentir emocionalmente, tuvo que tomar la manga del mayor para ser guiado mientras trataba de detener el malestar en sus ojos. Subieron las escaleras y Blard abrió la puerta dejando ver una sala extensa donde estaba el comedor y al fondo una pequeña cocina abierta, el aroma era bastante grato, parecía que tenía un incienso prendido.

— Puedes acomodarte, voy a calentar la comida y te prepararé el sofá.

— ¿Es sofá cama?

— Sí, a menos que quieras mi habitación.

— ¿Los dos?

— Reaper.

— Haha... no homo.

Como costumbre, se quitaron los zapatos y Reaper algo incómodo de no manchar con su pobreza el lindo lugar, se sentó con lentitud, sus pies lo agradecieron. Se quedó viendo el lugar cada vez más hundido en el mueble, cayendo en una extraña calidez por pensar que estaba en una casa siendo cuidado, siendo acompañado y apoyado; algo que jamás sintió en la casa de sus padres. Sus párpados bajaron ligeramente, achinando un poco los ojos para evitar que por tercera vez en ese día volviese a llorar, era difícil cuando parecía que los cojines le estuviesen abrazando diciendo que todo iría bien.

En realidad, no eran los cojines que le abrazaban, Blard se había acercado a él y sin decirle algo se sentó a su lado y le abrazó, Reaper se dejó sin mover sus brazos, como si su cuerpo no respondiera. Solo podía percibir la colonia del castaño, y una sensación tan cómoda que podía dormirse en ese instante.

Soltó un suspiro entrecortado.

— Todo irá bien. —Y lo dijo, logrando sacarle otra vez sollozos al menor.

— T-Te encanta verme llorar.

Pudo abrazarle, dejándose mimar la espalda y el cabello tan dañado por el poco cuidado. Se sintió como un niño, pero era verdad, Blard tenía razón. No era un adulto, siquiera era mayor de edad y estaba pasando por muchísimas cosas y otras que tampoco era su responsabilidad, se estaba poniendo cargas y más cargas por su cuenta.

— Sé que no te gustará lo que te diré, pero creo que lo mejor es que dejes de pensar en Geno.

— Pero...

— Entiendo que lo que él pasa es horrible, también me da impotencia que haya gente tan cruel que le hiciese pensar que lo que hace es normal. Pero tú no estás obligado a velar por él. Ya intentaste hablarle, déjale que lo piense y que también decida si tomarle peso a tus palabras. —Se separó, sacando un pañuelo de su bolsillo para secar el rostro del contrario, Reaper se dejó— Lo primordial eres tú, Reaper. Así que, puedes quedarte en mi departamento solo si te preocupas por ti mismo antes que a otro.

— ...¿Eh? ¿Q-Qué dices?

— Sí, estaría encantado que te quedes acá, aunque tenga una beca sigo pagando una parte del alquiler, podríamos separar cuentas y así logras tener dinero para ti mismo o dejas de matarte cinco días de trabajo seguido.

Estaba tan sorprendido por la propuesta que no sabía si estaba soñando, pero el rostro sereno de su amigo frente a él le decía que era verdad. Hipó y se acomodó en el sofá, cohibido.

— ¿No es una broma...?

— ¿Por qué te haría eso?

— Es que... ¿Existes?

— ¿Te pellizco?

Reaper rió bajo.

— No todos los días alguien te propone cosas tan bonitas... Amas verme llorar, ¿¡V-Ves!?

— Solo quiero que estés bien.

— ¡¿E-Es esto una declaración de amor?!

— Puedo retractar mi propuesta, Reaper.

— Pfft, lo siento... Tengo complejo de ausencia parental, ¿recuerdas? Eres lo más bonito que me ha pasado en la vida...

Ahora Blard rió mientras negaba con la cabeza.

— Eres mi amigo, llevaremos menos de tres meses conociéndonos pero te aprecio bastante, apoyarse es lo que los amigos hacen, ¿No?

— Un gran amigo.

Blard le dio la mano para levantarlo, con tal de ir al pequeño comedor que era solo para dos personas, ahí Reaper degustó su exquisita comida otra vez. Tras aquella buena cena, ayudó al mayor en hacer el sofá cama, debían aprovechar que tenían una noche extra para dormir, después al siguiente día hablarían mejor sobre el tema formal de cambiarse de hospedaje, Blard tenía que hacerle saber a la administración sobre el nuevo inquilino y Reaper tenía que todavía procesar ese cambio positivo en su vida.

Cuando el mayor apagó la luz, dijo sus últimas palabras antes de irse a su habitación.

— Cualquier cosa me puedes contar, hay leche en la nevera si te cuesta dormir.

— Sí, papá.

— Pfft, buenas noches, Reaper, duerme bien.

— Gracias, Blard.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro