15
Octubre 1 semana - Miércoles
Sabía que las primeras palabras que iba a recibir de su compañero de trabajo serían de infinita preocupación, el castaño, al ver que portaba en uno de sus ojos un gran parche y otros más pequeños alrededor del rostro, casi suelta la caja que tenía en sus manos, cosa que ni eso le dio risa al pelinegro, se sentía muy mal no tan solo por sus malos hábitos, su cabeza estaba por explotar de las emociones que sentía, estaba abrumado y solo quería morirse de hipotermia en la nieve.
— ¿Qué te ha pasado?
— Empecé una pelea. —Respondió sin ganas, colocándose los guantes para empezar a trabajar.
— ¿Cómo así que una pelea?
— Sí, ya sabes, enterré mi puño varias veces en la cara de un tipo, ah, sí, también le grité barbaridades que nunca creí ser capaz de decir. Pero me imagino que eso es por causa de la adrenalina del momento.
Blard se quedó en silencio, como si estuviese procesando lo que su amigo acababa de decir, solo después se acercó a él para acariciar su hombro, en gesto de apoyo.
— No me has contado lo que ha pasado con tu compañero, ¿A él fue quien golpeaste?
Reaper casi se atraganta con su propia saliva, agitando la cabeza en forma de negación y posteriormente la desvió, no quería ver los ojos del castaño, aquellas buenas vibras lo hacían querer desmoronarse frente a él. Era más difícil soportarlo si sabía que estaba esperando pacientemente que le respondiera.
— No... No quiero hablar del asunto, n... no ahora. Vamos a trabajar.
Su amigo asintió terminando de dar unas palmaditas en su espalda para separarse, Reaper le dio la espalda, se hizo un medio moño y se alejó para poder tomarse un respiro.
Después de haber peleado con el chico de segundo año, tuvo la mala suerte de encontrarse con el causante de su lío mental cara a cara, Geno vio lo golpeado que fue y se notaba que estaba preocupado por él, pero no fue capaz de calmarse y simplemente soltó lo primero que pasaba por su cabeza. Las cosas que le estaban haciendo no estaban bien.
No obstante, lo que lo sacó de quicio fue recibir la misma respuesta de siempre, haciendo todo peor para Reaper. Todavía quería llorar de impotencia, se sentía devastado y de pronto... mareado.
La caja que estaba en sus manos pronto cayó al suelo, segundos después él mismo se desplomó.
— ¡Reaper!
No perdió la consciencia, pero sí perdió la compostura y el aguante, sintiendo un gran dolor en la cabeza por el golpe contra la acera por haberse desvanecido. Fue socorrido por Blard quien le ayudó a levantarse, pero el pelinegro rechazó ser separado de sus brazos al estar de pie, usando la fuerza que le quedaba para solo afirmarse y sollozar, aburrido de todo.
— Estoy cansado, Blard. —Sollozó— ¡¿C-Cómo puedo lidiar por alguien si no puedo lidiar c-conmigo mismo?!
— Reaper...
— Mi cabeza duele, mi rostro parece, no sé, ¿una momia con tantos parches?, mis notas están por el suelo, apenas duermo, alquilo una pocilga y apenas puedo respirar. E-Estoy aburrido, no quiero desmayarme más, no quiero sufrir más.
Los brazos de su compañero lo envolvieron, y Reaper solo sollozó al no aguantar más, no quería llorar pero era inevitable, aun le doliese lagrimear por el ojo lastimado. No quería que Geno fuese manipulado por los demás, pero también maldecía haberlo conocido y hacerlo sentir preocupado, tal como había dicho, no podía ni con sus propias cargas, haberlo conocido solo hizo que el vaso rebalsado se rompiera.
— Reaper, no puedo creer lo tanto que sufres... Ven, vamos al salón y tomemos el descanso ahora para que comas, ¿sí?
— No tengo comida... apenas me alcanza... —Hipó— Apenas me alcanza para el almuerzo y algún dulce.
— Ya, ya... —Se alejó un poco, arreglando uno de los flequillos del menor, Reaper se limpió las lágrimas, teniendo que sacarse el parche por haberlo mojado— Sígueme, no puedes quedar así.
Reaper se sentía como un niño pequeño, pero uno que realmente era apreciado y no maltratado, era una sensación que no conocía muy bien. Le siguió el paso y una vez en el salón que tenían de descanso, Blard le pidió que se sentase, así prendió la cafetera y de su mochila sacó un envase que Reaper reconoció, era la comida que comía el castaño, solía ser mucho pues este comía bastante.
Sorbió su nariz antes de hablar, algo mejor por haber sido consolado hace unos momentos.
— ¿Esas son albóndigas de papa...?
— Sí, eso sí, no son vegetarianas... ¿No te molesta comerlas, o sí?
— No, no soy vegetaria-- espera, no, no me puedes dar tu comida, es tuya.
— Traje hartas, de por sí tenía pensado compartirlas hoy.
— P...Pero.
Blard soltó una risa, aliviando mucho más el ambiente. Reaper se encogió de hombros viendo cómo el plato ya caliente le era servido, nuevamente sintió ganas de llorar.
El castaño se sentó al frente, diciendo "Todo acá se enfría rápido, así que buen provecho". Y procedió a comer.
Reaper no tuvo de otra, tomó el servicio prestado y comió las albóndigas, muy deliciosas, hace tiempo no probaba comida casera de tal calidad, solo estaba acostumbrado a la comida de la escuela que si bien no era mala, no tenían el mismo cariño que la casera, y cuando estaba en casa solo podía tener cosas pre-cocidas.
Soltó un suspiro entrecortado, dejando ese silencio para llenar su estómago y ordenar sus ideas. Blard había demostrado en ese pequeño tiempo que era alguien de confiar, en alguien en el que sabía podía apoyarse.
— En medio de mi alboroto, dije algo que estará en tu cabeza todavía... ¿no?
— Casi todo lo que dijiste está así.
— Hehe... —Rió, apenado— Sobre donde vivo... Te preguntarás cómo un menor de edad está así, alquilando un cuarto.
— Sí.
— Yo me fugué.
Blard casi se atraganta, a lo que Reaper carraspeó, alzando las manos para hacer comillas.
— Me "fugué". Porque mis padres saben mi situación... No quiero volver a esa casa, pero todavía no puedo hacer gran cosa...
— ¿Cuánto llevas en estas condiciones?
— Desde los quince...
Llevaba tres albóndigas y si no fuese que su estomago se retorció no pudo seguir comiendo, quería seguir probando aquellas delicias pero no debía ser tan precipitado. Miró al ojiverde, quien tenía sus pupilas directas a él, pensativo y preocupado.
— Trabajas acá para pagar el alquiler. —Dijo, más que una pregunta, una deducción.
— Sí, apenas me alcanza, diablos, esto está muy delicioso... Pero quizás vomite si sigo comiendo. Ojalá comer esto siempre.
— Puedo traerte comida los próximos días.
— ¿Uh?
— Siempre preparo comida, sabes que como mucho, así que no me molesta hacer para dos.
— N-No, espera, yo solo bromeaba, sería mucho.
Blard formó una linda y cálida sonrisa, haciendo a Reaper querer llorar por tercera vez.
— Insisto, quiero que estés bien, y si darte comida te ayuda, yo muy feliz cocino para ti.
— Ay... Blard... No digas eso que ando muy sensible.
Rieron, pero Reaper tuvo que callarse un momento para evitar que se le salieran otra vez las lágrimas, su amigo finalizó aquel tema diciendo que puede esperar con decir sobre sus otros problemas, que esperaría todo el tiempo del mundo para que le contara y así apoyarle como pudiese.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro