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𝟎𝟑.

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Capítulo 3, No le gustan la despedidas.
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El timbre sonó interrumpiendo la mañana de yoga de la chica.

Cada dos mañanas, la chica se colocaba en el patio trasero de su casa y realizaba una especie de ritual —o así lo llamaba Axel—. Durante la estancia del chico, Maegan se había acostumbrado a que esté la observará realizar aquel deporte, y la verdad es que no le molestaba en absoluto.

Axel debía admitir que ver a la chica realizar aquellas posturas tan... "imposibles" para él, le resultaba excitante.

—¿Sí? —preguntó la morena por el telefonillo.

—Soy el detective Smith. —dijeron por el otro lado. La chica no lo dudó dos veces y pulsó el botón para abrir su puerta.

—Hola, detective. —dijo haciéndose a un lado y dejando pasar al hombre— Puede pasar al salón, ¿quiere un té? —murmuró despacio mientras le daba una de sus mejores sonrisas.

—Sí, gracias. —la chica asintió y en dos minutos se encontraba sirviéndole el té al detective— Supongo que sabras a lo que he venido.

—Sí, puedo imaginármelo. Axel no está ahora mismo, así que me puede informar a mí si quiere y luego se lo hago saber. —dijo la chica acabando de servir los tés.

El detective asintió y empezó a hablar.

La confianza siempre había algo muy importante para Maegan. Ella nunca había sido de las que confiaban plenamente en alguien a la primera, pues creía firmemente que la confianza era algo que había que luchar para conseguir, que había que demostrar ser digno de ella.

La confianza se ganaba con dificultad, y se perdía fácilmente.

Axel Blaze llegó a la vida de la chica sin ella esperárselo, y poco a poco fue entrando en su vida e iluminándola con su presencia. Incluso aquel joven que podía resultar desesperante a veces, se ganó la confianza de la joven sin dificultad. Era una persona cálida y que no temía expresar lo que sentía y no le importaba compartir sus opiniones. No era una persona que se callaba ante una injusticia.

Y, además, con ella era muy protector, muy hablador y, lo que más le gustaba a la chica era que podía contar con él para lo que fuera.

Por todas esas razones, que el detective Smith le dijera, así de golpe y sin anestesia, que pronto Axel podría volver —ya que estaban llegando al final de la investigación—, fue un balde de agua fría para la chica.

—Me alegro un montón por él... Se lo diré nada más regrese, seguro que se alegra de oír tan buenas noticias. —murmuró la chica, con una pequeña sonrisa fingida.

—Dile que me llame también, para mantenerle informado.

—Se lo diré. Que tenga un buen día. —cuando el detective salió de la casa, la chica cerró y se apoyó en la puerta, permitiendo que sus piernas flaqueasen y se resbalara poco a poco hasta quedar sentada en el suelo.

Ella sabía perfectamente lo que pasaría.

Él se iría, y no volvería. No pensaría en ella ni se acordaría, pues realmente no había sucedido nada entre ellos. Al menos, nada de lo que le habría gustado a la chica que sucediese.

Ella no era de las que se encaprichaban rápidamente de alguien, pero con Axel había sido diferente. Estaba dispuesta a escaparse de sus responsabilidades para ayudar al chico en su lucha... Haría cosas impensable por él, aunque él no sintiese lo mismo por ella. Al fin y al cabo, el amor es, y siempre será, ciego.

—¡Ya he vuelto! Traigo el pan. —gritó Axel entrando a la casa.

—Tengo buenas noticias. —murmuró la chica.

—Pues por tu cara podría decir que alguien se ha muerto. ¿Estás segura de que son buenas las noticias? —bromeó el chico, y la morena asintió.

—Son buenas para ti, claro. —informó— Es sobre la investigación que está llevando a cabo el detective Smith.

—Oh... ¿Ha estado aquí? —dijo, sentándose en el sillón junto a la chica.

—Sí, hace no mucho. Me ha dicho que estaban llegando al final de la investigación y quería que te dijera que pronto podrías volver. Están planeando algo, pero de eso ya no me ha contado nada más. Debes llamarle para que acabe de informarte.

—Dios, eso es maravilloso. —gritó entusiasmado el chico— Podrá volver a jugar y ayudaré a mis amigos. Los he visto esta mañana... les echo tanto de menos.

—Me imagino, debe haber sido muy duro para ti. —murmuró fingiendo felicidad— Me alegro por ti, echaré de menos tus comidas. —trató de bromear la chica, y salió de la sala dejando a un Axel con la palabra en la boca. No dejaría que el chico viera como aquella lágrima traviesa resbalaba por su mejilla.

Una mano rodeó la fina muñeca de la chica, impidiendo que siguiera andando. Axel le dio la vuelta con delicadeza y, al ver que la chica estaba llorando, le quitó las lágrimas de la cara con ambos pulgares.

—¿Estás bie... —la frase quedó en el aire pues unos labios estamparon contra los del chico, impidiendo que pudiera seguir hablando.

Axel Blaze, delantero de fuego y estrella del equipo, siempre había tenido una actitud de mujeriego despreocupado y aires de grandeza. Le gustaba llamar la atención allá por donde fuera y me gustaba que hablasen en murmúrelos sobre él.

Le encantaba que le adorasen y amaba ser querido y alabado.

Maegan Stoutberg nunca había sido como las demás chicas. Ella nunca le había dicho lo grandioso que era ni lo buenísimo que estaba, ni le había adulado.

En cierta forma, aquella actitud de la morena le había llamado mucho la atención desde el principio y la había llegado a ver como un reto. Sin embargo, cuando su hermano mayor lo notó, impuso una serie de límites al chico.

Tardó en seguir aquel beso frenético y apasionado, pues estaba un tanto anonadado de que aquella chica, tan segura de sí misma, gustase de él.

Al separarse, ambos se miraron. El chico la miró a ella con cierta confusión mientras que ella le lanzó una mirada cargada de arrepentimiento.

—Y-yo, lo siento, Axel. —murmuró la chica tarándose la boca, incrédula por lo que había hecho— Me he dejado llevar y y-yo... —los labios del chico fueron los que estamparon contra los de ella esa vez.

Y aquella vez, ninguno de los dos pensaba parar.

[...]

—¿Esto qué significa? —cuestionó la chica, aún respirando entrecortadamente, tumbada sobre el chico.

—No lo sé, Mae. —murmuró el chico y ahora era él el que mostraba cierto arrepentimiento en la voz.

—Deberíamos hacer como si nada de esto hubiese pasado... —murmuró la chica al mirar a Axel Blaze a los ojos, pues supo que eso era lo que él pensaba. No le agradaba la idea, pero era lo mejor.

"Él se irá. Te olvidará." se repitió la chica mentalmente.

El chico asintió sin decir nada más, pues él sabía que era lo mejor para todos, pero no le agradaba especialmente la idea. Le había empezado a gustar la chica, y al igual que esta, se dijo a sí mismo que no podía permitirse quererla, pues ella vivía allí... y él se iría pronto.

Una llamada rompió aquel incómodo silencio e hizo que ambos dejasen de pensar en lo sucedido.

—¿Diga? —murmuró Axel a través del teléfono— Oh sí, comprendo. ¿Con la sudadera? Vale sí, sin problemas. Muchas gracias. —finalizó la llamada y miró a Maegan— Me contado el plan. Mañana regresaré al equipo. —y por primera vez, Axel deseaba que fuera todo mentira, y así tuviera más tiempo con la chica.

[...]

—El partido se reanuda con un gol a favor de la Academia Alius. ¿Podrá Mark Evans detener algún tiro de Dvalin o este seguirá marcándole al Raimon?

Maegan vio como Axel apretaba sus puños al ver semejante fuera por parte de los extraterrestres.

El chico sentía impotencia pro no poder ayudarles, por no estar ahí con ellos, y rezó para que el detective le llamase en aquel mismo momento. La chica, al verle tan a gustado, rezó por lo mismo que el chico sin darse cuenta, pues pese a todo lo ocurrido, deseaba que fuese feliz, incluso si ella no estaba en su vida.

—¿Detective? —dijo Axel cogiendo el teléfono nada más sonó— Voy para allá.

—Quédate con ellos, voy a acompañarle. —dijo Thor mirando a su hermana y esta asintió, viendo como ambos se marchaban hacia el bosque.

Unos tres hombres les siguieron, y eso no pasó de largo para la chica. ¿Serían esos a quienes querían capturar?

Axel y Thor se adentraron lentamente en el bosque, esperando que los marcianos les siguiesen. Cuando vieron que así era, empezaron a correr en direcciones opuestas lo más rápido que pudieron, despistándoles.

—Cuanto tiempo sin vernos, pero sabes perfectamente que jamas te hemos perdido de vista. —murmuró uno de los aliens hacia "Axel Blaze"— La situación ha cambiado, así que tendrás que unirte a nosotros esta vez.

Cuando estos le quitaron la capucha, vieron como el detective Smith les sonreía cínicamente.

—Pillados con las manos en la masa. —murmuró este, haciendo un leve asentimiento con la cabeza para que todos los policías saliesen de su escondite— No escapareis esta vez.

—¿No temes por lo que le pase a tu hermana? —cuestionó otra vez el alíen del medio hacia el verdadero Axel.

—Ya nos hemos encargado de llevarla a un lugar seguro, vuestro plan ha fracasado. —contestó el detective por Axel, y al oír aquello los extraterrestres se esfumaron— Aquí ya has hecho todo lo que te tocaba, podremos detenerles con todo lo que sabemos ahora. —comentó hacia Axel.

—Pues se acabó, aquí ya no hay nada que te impida actuar como tú sabes. —comentó Thor con una sonrisa y Axel se limitó a asentir, pues en cierta forma aquello era verdad y mentira a la vez.

Ya no estaba amenazado, pero se había enamorado. Y la verdad, aquel nuevo problema se sentía como el primero. ¿Qué iba a hacer?

[...]

Maegan miraba estupefacta como Mark Evans, el portero del Raimon, había conseguido mejorar la supertécnica y había logrado detener aquel tiro que parecía imposible de detener a los ojos de la morena.

—Vaya... Es increíble ese chico. —admitió para sí misma. Al ver como todos se detenían, dirigió su vista hacia donde todos miraban y vio a Axel Blaze encapuchado.

Cundo este se quitó la sudadera, todos exclamaron y gritaron entusiasmados su nombre.

"¡Axel!" era lo que gritaban todos. Se notaba que le querían y admiraban tanto como él lo hacía.

—¿Te he hecho esperar? —le cuestionó Axel a Mark en un grito.

—Tú siempre llegando tarde, Axel. —rió Mark, estaba muy contento y se le notaba en la voz— ¡Entrenadora! —gritó hacia esta para darle su permiso y está asintió.

—Entra en el terreno el número 10, Axel Blaze.

Axel se adaptó perfectamente a los nuevos integrantes de su equipo y, como había practicado con Maegan, sus regates y juego habían mejorado considerablemente.

Llegó a portería sin que Dvalin ni ninguno de su equipo pudiese impedirlo y, realizando su antigua supertécnica "Tornado de Fuego", marcó gol sin mucho esfuerzo.

—¡Han empatado! ¡Con el Tornado de Fuego de Axel Blaze han conseguido marcar en la portería del nuevo Épsilon!

—Muy bien, Axel... Demuéstrales de lo que eres capaz.

Dvalin miró anonadado al chico y ordenó el cambio, volviendo él a la portería, pues había encontrado en Axel aquello que tanto le había fascinado en Shawn y quería sentir su fuerza él mismo.

El partido se reanudó y Axel Blaze volvió a conseguir el balón gracias a que Erik lo robó y entre él y Jude consiguieron subirlo sin problemas.

El chico llegó a portería, detuvo su paso y colocó en balón bajo su pie derecho.

"¿Por qué se detenía?", pensaron todos.

El chico miró a las gradas para buscar a la chica. Esta, al ver como Axel dudaba, de levanto para que la viera bien y le alzó el pulgar, haciéndole saber que todo iría bien y que aquella sería la vez en la que completase la técnica.

Axel asintió y elevó la pelota, girando junto a ella y lanzándola con todas sus fuerzas.

—¡Tormenta de Fuego! —gritó mientras la realizaba.

—La pararé... ¡Destroza taladros! —Dvalin intentó parar aquel tiro con todas sus fuerzas, pero Axel superó aquella supertécnica sin mucho esfuerzo y se dirigió a su campo con las manos en los bolsillos.

"Va de sobrado", murmuró cierta chica.

—¡El Raimon ha derrotado al nuevo Épsilon! —gritó el comentarista, emocionado al igual que todos los presentes.

—Me alegro por ti, Axel Blaze... Por fin has podido regresar a donde debías estar... A donde realmente perteneces. —dijo la chica entre sollozos silencioso. Sus hermanos, al verla llorar, soltaron alguna que otra lágrima también, pues era triste que aquel chico que tanto había hecho por ellos se fuera ahora, sin más.

La chica se giró junto a sus hermanitos y se fueron a casa, no podía seguir allí.

—Quiero decirte algo. —dijo Mark llegando al lado del peli-crema— Bienvenido, amigo Axel.

—Chicos... —murmuró Axel con alegría.

—Te has hecho esperar... —rió Bobby.

—Entrenadora. —llamó a la chica— Gracias por todo. —dijo, haciéndole una leve reverencia, dejando a todos con la boca abierta.

Debido a eso, tuvo que explicarles todo desde el principio. Les explico el por qué tuvo que irse y lo que habría pasado si la entrenadora no la hubiera ayudado, sin embargo no entendieron mucho.

—Yo puedo explicar todo esto mejor... Hubo una buena razón para que Axel desapareciera. —dijo el detective apareciendo junto a Thor— Estaban usando a su hermana como rehén unos hombres que afirmaban estar actuando en nombre de la Academia Alius, para obligarle a trabajar con ellos.

—¿Así que fue por eso? Si nos hubiera dicho algo... —dijo Mark en un susurro.

—No podía hacerlo. Debía permanecer en silencio, sino podría haberle pasado cualquier cosa a Julia. Tuvimos que esperar una oportunidad y hasta entonces, dejamos a Axel en manos de cierta persona.

—Venga ya, tampoco fue para tanto. Al fin y al cabo, el mejor sitio para esconder a alguien es en un sitio con mucha gente. Y con tantos hermanos, una boca más a la que alimentar no era para tanto. —murmuró Thor avergonzado.

—Tuvimos que trabajar con mucho cuidado, y nos llevó bastante tiempo, pero al final hemos conseguido llevar a Julia a un lugar seguro.

—Muchas gracias por todo. —dijo Mark haciéndole una reverencia tanto a Thor como al detective y todos los del equipo le siguieron.

[...]

El entrenamiento al día siguiente fue bastante placentero para el chico y estuvo toda la mañana pensando en la suerte que tenía por tener aquellos grandes amigos.

Sue sintió cómo, al haber aparecido el chico, pasaba a segundo plano e intentó demostrar de lo que era capaz.

Sin embargo, Axel siempre conseguía pasarla, pues el haber entrenado con Maegan le había ayudado a mejorar.

—Oye, Axel. ¿Por qué no pruebas contra Darren a ver que tal?

—De acuerdo, quiero ver la fuerza de un portero entrenado por ti, Mark. —gritó, yendo hacia la portería bastante emocionado— ¡Tornado de Fuego! —aquella supertécnica había mejorado también considerablemente y consiguió romper la de Darren sin problemas— La próxima será, Darren. —ánimo al chico, subiendo su pulgar.

La mañana continuó avanzando con rapidez y había un pensamiento que no se movía de la cabeza del delantero: ¿Dónde estaba Maegan?

—¡Os traemos bebidas hechas con limones que nos ha traído Thor! —gritó Silvia captando la atención de todos los jugadores.

Después de beberse la suya, Axel se acercó al chico y le susurró que si Maegan estaba bien.

—Sí, ¿Por qué? Oh... —murmuró lo último, cayendo en la cuenta de algo— ¿Lo dices porque se marchó enseguida del partido y no ha venido? Es muy emocional, ya sabes, le afectan las despedidas y tú le agradabas bastante... No creo que venga. —dijo encogiéndose de brazos— ¿Quieres que le diga algo?

—Sí, me harías un gran favor al hacerlo. —asintió el chico, haciendo una mueca.












Aquí estoy con un nuevo capítulo <3 Y como podéis ver, estoy cambiando el formato :)

¿Qué creéis que es lo que Axel quiere que Thor le diga a Maegan? 👁👄👁

Espero que lo hayáis disfrutado.

Besis de fresi, Maven.

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