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𝟎𝟐.

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Capítulo dos, El delantero de fuego.
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Mark, Jude y Darren habían formado equipo y se habían puesto manos a la obra. Empezaron buscando por la playa, pero acabaron en una especie de campo de fútbol.

Mark se emocionó al ver a niños jugar, y cuando el balón salió disparado, no pudo resistir la tentación de saltar a por él y detenerlo.

Sin embargo, a los niños no les hizo ni pizca de gracia, pues al ver como aquel desconocido se ponía a dar toques con su balón, sintieron que se lo habían robado y empezaron a llorar.

—¿Qué has hecho ahora, Mark? —murmuró Jude por lo bajo, cuando llegó al lado del susodicho.

—¿Y-yo? N-nada. —dijo este levantando ambas manos.

—¿Quien ha sido el que ha hecho llorar a mis hermanitos? —dijo un chico, algo mayor, llegando y colocándose al lado de los niños que lloraban. Estos, al ver a su hermano mayor, señalaron al de la banda naranja.

—Y-yo no quería, ¡se lo juro! —dijo Mark agachando la cabeza.

—¿Qué no querías? Para empezar, tú —dijo señalando a Jude con un palo— resultas sospechoso con esas gafas.

—Que poca educación tienes... —replicó este cruzándose de brazos.

El chico se giró sobre sus talones soltando un bufido, dispuesto a irse.

—¡Espera! —gritó Mark captando su atención y haciendo que detuviese su marcha— El motivo por el que vinimos fue porque les vimos jugar al fútbol y queríamos preguntarles una cosa... —al ver que aquel chico no mostraba interés en ayudarles, Mark desveló quienes eran— ¡Somos el equipo del Raimon!

—¡Oh! Sois ese equipo que está jugando contra los extraterrestres. Yo también voy a secundaria, y también juego al fútbol como vosotros. Soy Thor Stoutberg.

—Yo soy Mark Evans, ¡encantado!

—¿Y qué hacéis en nuestra isla? ¿Vienen aquí los extraterrestres? Si es así... os echaré una mano. No permitiré que destruyan nuestra escuela. —dijo chutando contra la pared más cercana.

El balón cogió bastante velocidad para acabar explotando al tocar la pared, como si fuese una granada.

En un momento, tanto Thor como los tres jugadores del Raimon se pusieron a jugar con el balón, dejando anonadados a los hermanitos del primero.

A estos, les salían estrellitas de los ojos al ver como, sin haberlo previsto, estaban ante los mejores jugadores del país —aquellos de los que Axel Blaze tanto había hablado y presumido—.

—Por casualidad no conocerás al delantero de fuego, ¿no? —preguntó Mark cuando pararon de jugar.

—¿Delantero de fuego? No me suena de nada. —cuando Thor contestó aquello, la esperanza de los tres jugadores desapareció, pues si aquel chico que vivía en la isla no sabía nada, ¿quién lo sabría? Tendrían que seguir buscando.

Mientras tanto, en otra parte de la isla, Maegan entrenaba en un campo de fútbol escondido tras un restaurante. Se encontraba ella sola, como de costumbre.

Tras varias horas al sol, repitiendo los mismos ejercicios que de costumbre, la chica se encontraba agotada y había decidido ir a tomar algo al restaurante.

Cuando salió de este, dispuesta a irse a casa a comer, se encontró con los tres tipos, que siempre la incordiaban, molestando a dos chicas.

—Oye, marchaos de aquí. Creía haberos advertido ya.

—Maegan, que sustos das. —rió el alto— ¿Te gustaría unirte? Así somos tres para tres.

—Dejadlas en paz, u os romperé las pelotas. —contestó la chica cortante.

Silvia y Tori se miraron y observaron en silencio la pelea verbal entre la chica y los tres chicos.

—Meg, será mejor que te largues...

—¿Os recuerdo lo que pasó la otra vez? Puedo repetir el tiro sin problemas. —dijo colocándose el balón sobre un dedo y haciéndolo girar. Los tres chicos se miraron, recordando aquella vergonzosa escena, y, sin pensárselo mucho, salieron por patas— Siento si os han molestado. Hay varios grupitos de jóvenes así de molestos en la isla. Son un incordio con las caras nuevas.

—No te preocupes... Somos Tori y Silvia, por cierto. —dijo la peli-rosa.

—Yo soy Maegan, un placer. —dijo esta sonriéndoles— Y... ¿jugáis al fútbol? —preguntó para romper el hielo, usando aquella pregunta que siempre hacía a la gente nueva que conocía. 

—Yo sí, Silvia es gerente. Somos del Raimon, el equipo que juega contra los...

—Extraterrestres. Sí, os conozco. —dijo Maegan interrumpiendo a Tori y acabando su frase. Así que eran del equipo de Axel...— ¿Y qué os trae a esta isla? —dijo emocionada.

Ojalá viniesen los aliens aquí, pensó.

—Venimos en busca del delantero de fuego, hemos oído varios rumores y creemos que puede ser un antiguo compañero y jugador del Raimon.

—Por casualidad no sabrás algo, ¿no?

Maegan se pensó unos segundos lo que contestar, hasta que finalmente dijo:

—No, no me suena de nada. Pero puedo ayudaros a buscar. —dijo con una sonrisa de niña buena.

Ambas chicas se miraron y aceptaron, sin dudar mucho, la oferta de la joven.

—A ver, si es el delantero de fuego... tiene que estar jugando al fútbol, ¿no? —murmuró, pensando en algún sitio para llevarlas y alejarse de donde Axel se encontraba— Podemos buscar por el campo de la colina.

—Bueno, eres tú la que conoce la isla. —dijo Silvia, para darle a entender que debía guiarlas hasta allí.

—¿Y en qué posición juegas, Tori? —cuestionó Maegan mientras caminaban hasta el sitio.

—Pues soy defensa, y mi supertécnic...

—¡Es increíble! Deberías verla. Su Torre Inexpugnable frena a cualquiera. —interrumpió Silvia a Tori, hablando de ella muy emocionadamente.

—Vaya... Me encantaría verla algún día. —admitió la morena.

—¿Y tú de que juegas? —preguntó Tori.

—Soy libero. —contestó con una sonrisa— Empecé siendo defensa, pero le he cogido gustito a eso de atacar. —rió por lo bajo.

—Vaya, ¡seguro que tienes unas supertécnicas increíbles!

—Si jugamos algún día, os las mostraré. —sonrió— Bueno, es allí arriba. —dijo señalando el pico de la colina y empezaron a subir las escaleras.

Cuando estaban llegando a la cima, Tori y Silvia vieron a sus compañeros a un lado de la calle y se miraron sorprendidas —como si se cuestionaran por qué estaban allí—. Sin mucha prisa, ambas chicas se fueron acercando a ellos y Maegan, al ver que iban hacia el grupito de chicos, decidió seguirlas por detrás. ¿Serían su equipo?

—Bueno, estoy encantado de conoceros, chicos. —murmuró una voz conocida para Maegan.

—¿El delantero de fuego es este chico? —cuestionó Silvia, llegando junto a su equipo y colocándose al lado de Mark, y observando a aquel hombretón con delantal.

Maegan y Tori habían quedado fuera del círculo que habían formado todos en torno a aquel chico, así que no podían verle. Maegan, sin embargo, sabía quién era, así que prefirió quedarse detrás para que él no la viera a ella.

—Ah no, no es él, pero tiene unas supertécnicas increíbles. Por eso, se me ha ocurrido presentároslo. —comentó Mark, respondiendo así a la pregunta de Silvia— Y se me había ocurrido que podía formar parte del equipo.

—Alto ahí. Eso es imposible. —interrumpió Thor a Mark, pues él solo había accedido a ir allí para conocerles.

—¿Y por qué? —cuestionó Jude levantando la ceja.

—Por mis hermanitos, son demasiados, como ya podéis ver. No puedo dejarlos solos. —contestó. Maegan se permitió reír por lo bajo, pues era ella la que lo organizaba todo, Thor solamente jugaba con ellos.

—Nosotras la hemos conocido a ella. —dijo Tori lanzando a Maegan hacia el centro.

Esta última maldijo por lo bajo al ver la cara de su hermano nada más verla.

—Hola, un placer. ¿Qué tal hermanito? —dijo la chica con una sonrisa de angelito al ver como Thor enfurecía poco a poco.

—¿Tienes otra hermana? —preguntó Mark asombrado.

—Sip, soy Maegan. Encantada. —dijo está tendiéndole la mano.

—¿También juegas al fútbol?

—Ella ha estado jugando en el extranjero, e incluso el equipo nacional italiano le ofreció un puesto. —tras Thor decir aquello, todos se quedaron impresionados.

—Así que el talento del fútbol corre por las venas de la familia Stoutberg. —dijo un sonriente Darren— ¡Increíble!

—Y que lo digas. ¡Qué fascinante! —comentó Mark.

—La verdad es que s... —la frase quedó en el aire pues Shawn y Bobby llegaron junto al supuesto delantero de fuego.

—Pero si este no es Axel... —dijo Eric desanimado.

—Yo soy el delantero de fuego. Beacons, Claude Beacons. ¿Eres Mark Evans, no? Un placer.

—Alguien tiene complejo de James Bond... —dijo Maegan por lo bajo, rascándose la nuca. El que supuestamente se llamaba Claude la miró con retintín, pero decidió ignorarla.

—¿Y vives por aquí? —preguntó Jude hacia el chico pelirrojo.

—Más o menos.

—¿Ah sí? ¿Seguro? —dijo Thor mirándole fijamente. Al igual que a Maegan, a Thor aquel ser le olía a podrido. Ambos se esperaban lo peor de aquel chico, pues sabían que no era el delantero de fuego y que tampoco era de la isla.

¿Quién era realmente?

[...]

Claude habia querido demostrarles su talento mediante una especie de examen. Un examen que era un uno contra uno, o más bien, un uno contra el Raimon.

Como Maegan había predicho, aquel chico jugó de manera espectacular, pues ella era capaz de leer a las personas y todo en él gritaba talento.

Además, su aura desprendía —al igual que la de Axel— llamas y un calor infernal.

Sin embargo, por muy bueno que fuera, ella seguía oliéndose algo, pero no sabía el que. ¿Qué tramaba? Todo el espectáculo que había dado era como si quisiese demostrarles algo a los del Raimon.

—Dime, Beacons, ¿a qué instituto vas? —cuestionó la entrenadora. El pelirrojo no supo que responder y rodó los ojos cuando una voz a sus espaldas contestó por él.

—A la Academia Alius.

—Uff... —gruñó Claude— Rayos, deja de fastidiarme los planes, Xavier.

—¿Y qué pretendías hacer, Claude?

—Tan sólo quería ver a ese chico que tanto te gusta... —Xavier, al oír aquello, lanzó un balón directo a Claude que paró enseguida.

—¿C-Claude? —preguntaron todos a unísono.

Maegan, al contrario que todos los demás, miró fascinada a ambos chicos. Así que ellos eran aliens de esos... Increíble.

Por muy horribles que fueran como personas, tenían que admitir que jugaban de una manera jamás vista. Tenían una precisión y control del balón digno de dioses.

—Mi nombre es Torch, y soy el capitán del Prominence. —dijo, sorprendiendo aún más a todos.

—Así que hay más equipos... —murmuró Mark.

—Bueno, por lo menos ya sabemos que él no era de verdad el jugador de fuego, así que no perdamos la esperanza. Axel puede seguir ahí fuera.—dijo Jude, rompiendo el silencio una vez Claude y Xavier habían desaparecido.

—¡Tienes razón! Debemos seguir buscándole.

—Bueno, nosotros nos vamos a tener que ir. ¡Buena suerte con la búsqueda! —gritó Thor diciendo adiós con la mano.

—¡Un placer! —dijo Maegan a la vez que su hermano se despedía con la mano.

No querían poner en peligro el paradero de Axel, pues ahora que sabían que aquel chico no era a quien querían, buscarían hasta debajo de las rocas para encontrar a su amigo.

—Axel tiene suerte de tener unos compañeros así... Aún habiéndolos dejado ellos le siguen buscando. Eso sí es amistad. —murmuró el chico una vez se habían alejado.

—La pena es que no van a encontrarlo. —replicó Maegan, igual de pesimista que siempre.

[...]

—¡Ya estamos aquí! —gritó la chica al entrar por la puerta.

Axel salió de la cocina junto a los otros cuatro integrantes de la familia Stoutberg.

—Ya está lista la comida, habéis llegado justo a tiempo.

—¡Tienen una pinta increíble! —dijo el mayor de los pequeñajos.

—¿Ah sí? —preguntó Maegan cogiendo al niño en brazos— Mmhmm, sí, sí que huele bien. —comentó, mirando de reojo al pelicrema.

—Lo sé, soy un increíble chef. —dijo este orgulloso— Bueno, sentaros. —dijo, mientras se adentraba en la cocida para servir los platos.

Al acabar de comer, los pequeños de la familia se fueron a dormir un rato, pues estaban cansados después de haber jugado toda la mañana con Thor. Este se fue a su cuarto a acabar una tarea pendiente de la escuela, por lo que en el comedor solamente quedaron Axel y Maegan.

—Hemos vistos a tus amigos. —comentó la chica. Axel la miró nostálgico— Supongo que los echarás de menos...

—Ojalá pudiera ir y gritarles: "¡Eh, estoy aquí! Siento la espera."

—Ya verás como dentro de poco podrás hacerlo, y jugarás a su lado de nuevo. El detective Smith debe estar llegando al final del caso.

—Eso espero... Echo mucho de menos jugar con ellos, son... —Axel empezó a hablarle sobre sus compañeros y por lo que decía, parecía que eran como una familia. Además, los puso por los cielos y aquello solo hizo que las ganas de jugar junto a ellos crecieran en Maegan.

Hacia ya un tiempo que estaban viviendo juntos, pero el chico nunca se había abierto de aquella forma a la chica, por lo que esta estaba fascinada.

Axel hablaba como los mayores. Parecía —y era— más maduro que los de su edad, y aquello le causaba, a Maegan, sensaciones que no entendía. Le gustaba ayudarle, y estar junto a él, ya que era un misterio y a ella le encantaban los enigmas.

Además, aquella aura de fuego que tenía el chico llamaba considerablemente la atención de la chica. No podía evitarlo, no podía evitar sentir aquella atracción por su forma de ser, tan llameante y fogosa. ¿Sentirá la misma sensación que yo?, se preguntaba la chica.

El chico, tan famoso entre las jóvenes y con fama de mujeriego, nunca había puesto los ojos sobre una, pues consideraba que era una distracción para su juego y una pérdida de tiempo —pues le quitaría tiempo de entreno y juego—. Sin embargo, el aura helada que Maegan desprendía tenía algo que no podía pasar por alto. El hielo definitivamente no era la especialidad de Axel Blaze, y es por eso que aquella chica le revolvía el estómago.













¡Siento haber tardado tanto! :( No he tenido tiempo para escribir.

Comentadme que os va pareciendo la historia, me gustaría escuchar vuestras opiniones. 🥰

Además, me alegra mucho ver que está recibiendo apoyo, de la misma forma que Imperial al principio, os amo. 🥺👊🏻

Besis de fresi, Maven.

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