4. MarkxAxel【Día de otoño】+18
Pedido por: merybrief2000
Mark Evans: Endou Mamoru.
Axel Blazers: Gouenji Shuuya.
Tiene contenido sexual +18, se ruega tener consideración y leer bajo consciencia, gracias.
🌷
Un día de otoño, donde las hojas caían de los árboles y el frío apoderaba los cuerpos de nuestros queridos futbolistas. Un momento donde nuestro fascinante portero iba corriendo a la Torre Inazuma, donde había quedado con el legendario Axel Blaze.
—¡Perdón por haber llegado tarde! —Dijo Mark, algo agitado por haber corrido desde su casa. De nuevo se había quedado dormido.
—No te preocupes Mark. —Sonrió ampliamente Axel, una faceta poco común en él, que normalmente se mostraba serio a excepción de su hermana y el fútbol.
Sin decir mucho más, se pusieron en marcha para ir al entrenamiento, o bueno, ese era el plan inicialmente, aunque tal vez el destino les tenga algo más especial...
NARRA GOUENJI:
Cada segundo que pasaba me sentía más afortunado de tener a un chico tan único a mi lado, sentía que todas las preocupaciones de mi vida se esfumaban en un abrir y cerrar de ojos, aquella personalidad tan luminosa, con esa sonrisa tan amplia eliminaba todo el miedo de mi corazón.
Mientras caminamos, él no paraba de hablar de algunas técnicas que nos mostró el Instituto Zeus en el último partido, emocionado por haber jugado y haber ganado a contrincantes tan fuertes.
Se mostraba tan eufórico, que de repente se cayó al suelo, haciéndome reír, en cambio él, tenía el rostro aplastado mientras seguía hablando.
Maldita sea, es tan adorable.
Cuando se levantó del suelo, vi que tenía cierto sonrojo en sus mejillas, que lo hacía ver tan vulnerable, tan sensible, que me dieron ganas de abrazarlo y al mismo tiempo, golpearle con el balón de fútbol por hacerme sentir estas cosas llamadas mariposas en mi estómago. ¡No tenía ningún derecho en hacerlo!
De reojo vi que soplaba y seguidamente restregaba sus manos mutuamente.
—¿Tienes frío? —Le dije algo preocupado.
—S-si. No creí que hiciera tanto frío. —Rió con su amplia positividad, mientras se sobaba con timidez su nuca. —Pero no importa. ¡Cuándo juguemos al fútbol el frío se irá! ¡Jugaremos hasta desfallecer! —Alza su brazo derecho al aire, decidido. Ante su comportamiento niego varias veces, sonriendo levemente.
—No seas bobo. —Le di un golpecito en la cabeza. —Venga, ven conmigo. —Le agarré de la mano y salí corriendo. No podía permitir que se resfriara.
Éramos los únicos en la calle, a excepción de un anciano que andaba con una barra de pan en sus manos. En el suelo se podía distinguir diferentes tonalidades de hojas, haciendo que el lugar se hiciera hermoso, hermoso como Mark.
Cuando estaba ensimismado con mis pensamientos, mientras no cesábamos de correr, sentí que Endou me agarró más fuertemente mi mano, haciendo que me estremeciera y parase en seco. ¿Cómo una mano tan pequeña y suave, pudiera parar unos tiros tan mortales? No lo puedo entender.
—Espera aquí. —Le suelto suavemente la mano, y voy directamente a la primera tienda que veo donde venden unas bufandas. Varios minutos después, tras estar pensando que colores elegir, salí con dos bufandas, una naranja y otra de color amarillo.
Nunca creí que hiciera esto. Me haces cambiar, idiota.
—¿Mark? — Cuando salgo, me percato que no había nadie, así que miró dudoso a mis lados, viéndolo a lo lejos, sentado en un banco mientras le daba de comer a algunos pajaritos. ¿De dónde había sacado la comida?
—¡Axel, ven, mira! —Grita entusiasmado. Poco a poco había más pájaros a su alrededor. Demasiados... —¡Ayuda, ayuda! ¡Me quieren comer la cara! —Intenta huir como si su vida dependiera de ello. No pude evitar sacar una carcajada. Este chico es demasiado increíble.
Me acerqué corriendo, intentando espantar a las aves, incluso cogí el balón que tenía Mark en sus manos e hice mi técnica. Finalmente se fueron.
—La próxima vez ten más cuidado, ¿qué pasa si no hubiera estado a tu lado? No nos podemos permitir perder a un portero como tú. —Le revolví el pelo. Él hinchó los mofeltes.
—Pero...
—Espera, antes de que te quejes, ¿cuál es tu color favorito? —Le miré ruborizado a los ojos, apretando con fuerza el asa de la bolsa.
—El rojo o naranja. —Le sale brillos en los ojos. Ya sabía cuál eran sus colores favoritos, pero realmente me quería asegurar.
Es un niño, es precioso.
—Está bien. —Aparto la mirada de Endou y rápidamente le coloco la bufanda del color amarillo en su cuello. —Mi color favorito es el amarillo. —Aclaré, viendo la mueca de duda aparecer por el rostro del peli-marrón. —Podemos intercambiar los colores. —Le cojo de la cara y le sonrío, dejando un pico en la punta de su nariz.
—E-está bi-bien. — Aparta la mirada de mis ojos, que lo miraban fijamente y se acerca dejándome un beso corto en los labios. Seguidamente me pone la bufanda, que era igual de naranja que la bandana que tenía en su cabeza. —Hace tiempo que deseé hacer eso.
—¿Hacer qué? —Le hice una sonrisa burlona, aunque en realidad quería poner una mueca de duda, ¿de qué hablará?
—Esto. —Me vuelve a besar, pero esta vez fue más largo y apasionado, aunque se notaba su toque de timidez.
Era un cálido beso, que intensifiqué, abrazándolo por la espalda, también con intenciones de darle un poco de calor corporal. Mark me cogió de la cabeza y me empezó a tocar el pelo. Poco después, torpemente, pidió paso con su lengua, y sin rechistar, le dejé. Movía la lengua tímidamente, pero era perfecto, como él.
Por un momento dado, olvidé que estábamos en la calle, centrándome en sus carnosos labios, tan cálidos y temblorosos que lo hacían tan tierno y sexy al mismo tiempo, que me volvían loco.
Por falta de aire me separé dejando un pequeño hilo de saliva, para que, seguidamente, apoyara mi frente con la suya, mirándolo a los ojos, que tenían un cierto brillo.
—Fue increíble. —Admitió, poniendo su mano en la boca en signo de vergüenza.
—Eres un caso, Evans. —Río, no mostrándome nervioso, aunque en realidad tenía mi corazón bombardeando con fuerza mi pecho. —Nos tenemos que dar prisa para llegar al entrenamiento especial, Mark. —Sentencié, cuando un silencio extraño se hizo presente en nosotros.
Nunca vi este comportamiento en Mark, ya que siempre, después de besarlo, se iba agitado fuera de mi alcance o me golpeaba, pero el día de hoy... no fue así.
Abrió los ojos y empezó a mover las manos muy nervioso, mientras se movía de un lado al otro, mientras daba pequeños toques al balón que tenía en sus pies.
—¿Vamos a llegar tarde? —Dirigió su mirada a la mía, mordiendo su labio inferior. —Umm... —Alzó una ceja. ¿Qué me quería transmitir? Me iba a matar con esos gestos.
NARRA ENDOU:
Sé que ahora mismo se está preguntando el porqué de mi comportamiento, y es que, sinceramente yo tampoco sabía que me pasaba, únicamente quería estar con él, besarlo, sentirlo. ¿Estos pensamientos están mal?
Hacía tanto tiempo que quise iniciar yo un beso, que no creí que fuera hoy. Mi corazón estaba traicionero, no podía pensar con claridad.
Agaché la cabeza, mientras jugaba con mis dedos tímidamente, mientras me debatía si decirle o no sobre ir a un lugar, aunque es verdad que íbamos a llegar tarde al entrenamiento.
Voy a cometer una locura. Axel, me haces cambiar, idiota.
—Esto, Axel... Sé que va a ser raro, pero... —Hago una pausa, cogiendo aire y mirándolo a los ojos que, anteriormente, estaban apartados de su mirada. —El entrenamiento puede esperar. —Y antes de que dijera cualquier cosa que hiciera avengonzarme de mis actos, lo sujeto de la mano y me lo llevo a mi lugar secreto, que tanto deseé enseñarle.
Ya nos conocemos desde hace dos años, ya ha pasado un año desde que aclaré mis sentimientos por él, y diez meses desde que salimos juntos, creo que soy capaz de enseñarle aquel lugar que en momentos críticos me acogía.
—¡E-espera Mark! ¿¡Qué sucede!? —Gritó aturdido, pero yo no le contesté y seguí corriendo, sintiendo la textura de su piel.
—Aquí es. —Le señalo una pequeña cabaña, que estaba un poco destartalada. —Entra. —Le dije emocionado, mientras me adentraba en aquel lugar. Estaba tan nervioso.
Los dos entramos a la vez y no pude creer lo que estaba viendo. Habían crecido plantas como hiedras en la cabaña, exponiendo una imágen insólita y preciosa a mis ojos, y al parecer, también a los ojos del peli-crema.
—Wow, es precioso, ¿verdad, Axel? —Dije impresionado, mirando cada rincón de la cabaña, agarrando sin darme cuenta la mano de mi novio.
Él asintió y no apartó la mirada de mí. Eso me ponía inquieto, y mi piel se estremeció, aún más cuando su color de ojos cambió a uno más intenso. ¿Qué estará pensando?
Necesito besarlo...
—Llevamos siendo novios más de diez meses... Creo que... —Le interrumpí con un beso. Nunca creí tener esta faceta, ¿alguien que antes solo pensaba en el fútbol, ahora se está saltando un entrenamiento y besando a un chico? ¡El mundo está loco!
—Creo que va siendo hora de intentarlo... —Agaché la cabeza ruborizado, terminando la frase que interrumpí del delantero. Axel, con los ojos abiertos y asombrado, no daba crédito a lo que dije.
Y sin previo aviso, me coge de la barbilla y me empotra contra la pared, sin ser demasiado rudo, haciendo que mi aliento se volviera más cálido, y mi respiración se volviera pesada. En cambio él, acerca su mano a mí mejilla y cerrando los ojos, acerca su nariz a la mía y me da un beso esquimal, que tanto me gustaba y tan especial e íntimo era.
El balón que tenía en mis pies, lo apartó, junto a la mochila del Raimon que colgaba de los hombros de ambos, dándome cortos besos en los labios, que me provocaban miles de sensaciones.
—Te amo Mark... —Ante su respuesta le quito la chaqueta del Raimon. Lentamente movía mis dedos en sus pectorales y abdomen un poco marcado.
Es perfecto, lo amo tanto, te amo Gouenji.
—Yo también te amo. —Argumenté, sonriendo con sinceridad.
Seguidamente, la pasión nos envolvió y con caricias, besos en el cuello y mordiscos en el labio, haciendo que estos se tornaran un poco hinchados y rojizos, nos quitamos toda la ropa, menos los boxers. Ante este momento tan íntimo, no pude evitar dirigir mi mirada a su miembro, que estaba ya erecto, sintiendo como mi corazón daba un vuelco en mi pecho.
Oh Dios.
NARRA AXEL:
Vi como me miraba el miembro y yo reí un tanto avergonzado. ¿Cómo debería actuar ante esto? ¡No me mires!
Seguidamente, evitando sutilmente la mirada del moreno, le senté en una mesa que había en la cabaña —poniemdo anteriormente las bufandas debajo de sus glúteos— y me puse entre las piernas, agachándose y dejando húmedos besos en su abdomen, mientras tocaba con lentitud (con intención de torturarlo) encima de sus boxers su pene erecto, sintiendo como este estaba un poco húmedo por su líquido pre-seminal.
—Aah... —Mordió su labio, mientras gemía en bajo y con voz ronca. Torcí mi cabeza en signo de excitación y poco a poco le quité los calzoncillos.
—Es grande... —Miré a Mark un poco juguetón.
—¡Ca-calla! —Se tapa la cara. Ante eso me río. Es adorable incluso en situaciones como estas.
Me agacho y empiezo a lamer su punta como si fuera un helado, hasta que, sin previo aviso, meto parte de su pene en mi boca.
—¡Aah, aah! —Gemidos de la boca de Mark salían, un sonido exquisito para mis oídos.
Paré en seco, haciendo que se quedara extasiado. Hinchó los mofletes y algo brusco pero a la vez suave, se quita de la mesa y en un ágil movimiento, me acorrala entre la mesa y él, y con besos intentos, me quita mi última prenda de ropa, dejándome expuesto ante él.
—Haré yo lo mismo. —Ríe con malicia, haciendo que una electricidad recorriera todo mi cuerpo. ¿Cómo puede cambiar de adorable a sexy en tan poco tiempo?
Empezó a masajear mi miembro antes de que pudiera asimilar su cambio de comportamiento, cada vez más rápido y tras largos minutos, sentía que me iba a correr, pero antes de llegar a ese cometido, él para en seco, haciendo que jadee.
Maldito.
Estuvimos así varios minutos más cuando lo puse boca abajo a Mark, apoyando su pecho en la mesa, mostrándome su entrada y con mis dedos lubriqué la entrada, metiendo dos de ellos en ella.
—Du-duele... Aah... —Dijo Mark jadeante. No sabía cuánto podía alcanzar el dolor o el placer de este, ya que nunca había hecho nada de esto. Estaba preocupado de que no se sintiera bien, quería que Mark disfrutara.
—Dentro de poco pasará, tranquilo. — Dije con voz tranquilizadora, intentando trasmitir que todo saldrá bien; o eso espero.
Efectivamente, Mark empezó a moverse hacia mis dedos, simulando leves embestidas; provocando que la poca cordura que me quedaba, se esfumara. Tras esa respuesta, quité mis dedos y los cambié por mi pene, penetrándolo con lentitud, pero al mismo tiempo, un tanto urgido por querer sentirlo aún más, recibiendo un gemido de Endou; tras eso empecé a hacer emboscadas suaves y a lo último salvajes.
Poco después, Mark se vino, manchando parte del suelo, y minutos después llegué yo, llenando el interior del portero. Con la respiración acelerada, lo miro y le sonrío, mientras intentaba reponer mi respiración.
—Este día de otoño, lo recordaré siempre. —Lo beso. —Esta cabaña será nuestro secreto. —Lo vuelvo a besar en los labios. —Y cuidaré de la persona quién me mostró este lugar. —Dejo otro leve pico.
Nos vestimos entre risas, timidez y sobre todo, mucho amor y respeto hacia ambos; y cogidos de la mano, fuimos al entrenamiento ya empezado.
Cada hoja caída de un árbol, es un día más a tu lado...
;—; No sé cómo quedó al final. No estoy muy segura de escribir estas cosas, el lemon siento que no debe ocurrir de repente, sino que tiene que haber un proceso de conlleve a ello, pero en un One-Shot, es difícil. Siento ser tan primeriza en esto :'v
Gracias por vuestro apoyo, se aceptan pedidos Yaoi, de cualquier temporada 🙌💞
—Coquito el mosquito :v
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