Capítulo 53 (Dejando las cosa en claro)
Saga se quedó sorprendido al escuchar esas palabras de su pareja, rápidamente lo tomó de los brazos para que le diera una buena explicación de una vez por todas.
— A ver... ¿Cómo está eso del "Anónimo de tus detalles"? — Esto no le podía estar pasando, si claramente ya había hecho las cosas a su conveniencia y así dejar en mal a Milo para seguir con su vida con Camus.
El joven galo se soltó de ese agarre — Tu no eras quien me dejaba notas de amor — Le respondió sacando de la chaqueta de Milo una de las cartas que al principio le había escrito y se la mostró — Esta no es tu letra... Es de él — Al decir esto señaló a Milo quien sentía como su cuerpo recorría una descarga eléctrica, no sabía si era por la emoción de que al fin Camus logró descifrar quien era su amor secreto ó al verlo con su chaqueta negra lo emocionaba más.
Se veía de la misma manera en la que ambos se conocieron... Cuando le dejó esa prenda después de que el abrigo terminara lleno de café.
— ¡Esto es un juicio sin sentido! — Sonaba una voz a lo lejos.
Los presentes buscaron con la mirada, era nada menos que Aioros entrando y caminando con suma seguridad hasta donde se encontraba el juez.
— No hay ningún culpable, todos sabemos que Milo es una persona responsable... Así que pido que retire los cargos — Respondió Shion con una voz autoritaria levantándose de la silla donde se encontraba escuchando el juicio de Milo.
— ¿Pero qué? — Se preguntó Saga mientras miraba todo lo que pasaba, porqué todo lo tenía perfectamente planeado como para que alguien arruinara su momento.
— Siempre te seguí los pasos Saga — Mientras Shion hablaba caminaba hasta quedar frente al gemelo mayor — Después de que Surt te delató, intentaba no creerlo... Hasta que alguien muy cercano a ti me contacto. Digamos que solo estuve mirando hasta donde podrías llegar tan lejos por ambición.
Saga se quedó estupefacto, esta ocasión no le salieron las cosas como hubiera querido, apretó sus puños molesto y le preguntó directamente sin darle vueltas al asunto — ¿Quien fué aquel que te contactó Shion?
En ese momento alguien se asomó a ese lugar aplaudiendo con malicia mientras entraba.
— ¡Tu! — Gritó Saga al verlo frente a él.
— Así es querido hermanito, cuando comenzó lo del video, pude hablar con tu jefe y como tenían un tremendo alboroto por la situación de Labelle, me preguntó si en realidad eras una persona de fiar... A lo cual me negué — Contestó Kanon acercándose con su gemelo para poder susurrarle al oído — Siempre hacías lo que querías... Ahora es mi turno, mi actor de películas para adultos — Después de susurrarle eso comenzó a reírse de él.
— ¡Fuiste tú quien subió ese video! — Exclamó molesto tomándolo de su camisa — Eres despreciable Kanon.
— Al menos no hice el ridículo hermanito — Al decir esto sonrió ladino mientras se soltaba del agarre de su hermano.
Mientras Camus intentaba entender toda esa situación, tomó asiento detrás de Milo.
— ¿A cuál video se refieren? — Cuestionó el joven galo recargándose en el mueble de madera.
Milo se giró para susurrarle — Lo mejor sera que no te diga, no ahora que apenas estás recuperando tu memoria — Después de decirle esto tomó su mano con sutileza y se regaló una sonrisa.
— Vaya, aquí hago mal tercio — Contestó Deuteros cruzando los brazos al verlos por fin juntos.
— ¡Oh vamos Deuteros!... verás pronto a Asmita y asunto arreglado — Le respondió Milo tratando de darle ánimos al amigo de su tío.
— Asmita... — Se quedó pensando unos momentos — ¡Asmita! Por todos los dioses Camus... ¿Él sabe que estás aquí? — Le preguntó con preocupación al joven galo.
Camus se quedó pensando unos momentos — Asmita... Se quedó dormido en el sillón cuando me salí, nadie lo sabe, ni siquiera mi papá.
Deuteros se llevó una mano a la cabeza tratando de controlarse — En la torre... Degel se va a enojar...
Mientras tanto en la casa de los Labelle:
Después de haber arreglado su error con el joven de las rosas, Manigoldo nuevamente regresaba a la casa de Degel.
Se había comprometido a cuidar de Camus en la noche para que así Asmita se fuera a su casa.
Tomó la llave que le dieron y abrió la puerta mientras avisaba su llegada.
— ¡Camus... Asmita, he vuelto! — Cerró la puerta con cautela y al no obtener respuesta de alguien, se acercó a la sala para encontrarse al rubio profundamente dormido en el sillón.
— Vaya que tienes el sueño pesado...
Después se puso a buscar por toda la casa a Camus, entró a la cocina, a su biblioteca, hasta en la habitación de Degel y no lo encontró.
Corrió hasta su recámara y se dio cuenta que todo estaba tirado, varias hojas regadas, su clóset estaba abierto... Cómo si alguien quisiera buscar algo.
Ese desastre lo alertó y bajó corriendo nuevamente a la sala.
Se acercó de manera repentina al rubio y lo tomó de los hombros para levantarlo — ¡Hey despierta!... ¿Donde está Camus? — Le cuestionaba mientras lo sangoloteaba para que despertara.
— Está en su cama... — Respondió por inercia, ni siquiera había despertado totalmente, aún seguía adormilado.
— ¡Reacciona, Camus no está!
Cuando escuchó esa parte, rápidamente abrió sus párpados y se levanto del sillón... — ¡¿Cómo que no está? Si cuando me dormí estaba en la biblioteca!
— Asmita... ¿Cuanto tiempo llevas dormido? — Cuestionó Manigoldo tratando de no perder la paciencia, llevando sus manos a la cintura.
— Creo que desde que terminamos de comer... — Dirigió su mirada para la ventana y se dio cuenta que ya estaba llegando la noche — ¡En la torre!... Degel nos va a matar.
— ¿Nos? — Cuestionó — Déjame decirte que tú estabas al cuidado de él — Respondió Manigoldo molesto.
El rubio se giró para verlo — No, tú también estabas a cargo y te saliste... ¿Qué horas son estas de llegar?— Ahora el turno de Asmita comenzar con ese interrogatorio y para buscar al culpable de que Camus no esté en su casa.
Entre esa pelea, el celular de Asmita comenzó a sonar.
— Es tu novio — Le dijo Manigolgo tomando su celular de la mesa para entregárselo al rubio.
Estaba un poco temeroso, con nervios tomó la llamada.
Pero se fué tranquilizando cuando le platicó Deuteros lo sucedido, ahora solo era cuestión de que le avisaran a Degel cuando regrese.
Con una gran sonrisa, colgó la llamada y corrió para abrazar a Manigoldo — ¡Ya era hora!
— ¿De qué? — Cuestionó Manigoldo intentando quitarse de encima al rubio, si Deuteros los mira de esa manera seguramente se llevaría una buena paliza por parte del moreno.
— ¡Camus recordó parte de su vida y es por ello que se fué... Está allá con Milo y ya le retiraron los cargos! — Respondió emocionado.
A Manigoldo le importó poco que Asmita lo estuviera abrazando, nuevamente lo acercó y le devolvió el mismo gesto más emocionado— ¿Y qué estamos esperando? ¡Vamos para allá!
— Pero... ¿Y Degel?
Rápidamente Manigoldo se soltó del agarre de ese abrazo emotivo y comenzó a buscar su celular en el bolsillo — No podemos esperar más... Tiene que saberlo.
Los cargos de Milo fueron retirados debido a todo el disturbio que se había ocasionado.
Deuteros seguía adentro platicando con el sobrino de su amigo, mientras que Saga escuchaba toda la palabrería de Shion.
Camus se encontraba afuera sentado en una banca esperando que salieran, al menos agradecía haber llegado justo a tiempo.
— Tal parece que nos volvemos a ver joven Labelle.
Esa voz hizo que el galo levantara su mirada, era muy parecido a quien se decía ser su pareja.
— ¿Saga? — Preguntó muy confundido.
— Ja, ja, ja... No gracias, aunque sea mi gemelo no soy como él, mi nombre es Kanon, quizá no me recuerdes — Después de presentarse tomó asiento a lado de él.
— Siento no poder recordarte, algunas cosas vienen a mi mente y después se esfuman... Me siento extraño... Pero debo reconocer que de no ser por ti seguiríamos adentro en el juicio.
Kanon sonrió de lado — Si lo hice fué porqué no quería que tuvieras una vida de engaños con mi hermano, lo conozco y sé como es.
Camus por más que intentaba recordarlo, no podía, sus pensamientos estaban en blanco.
— Al menos tengo la certeza de que esto que haré lo olvidarás, pero... También lo hice porqué siempre me gustaste — De manera repentina se levantó de la banca de madera, miró a su alrededor que nadie más lo viera y tomó su rostro para dejarle un beso en la comisura de sus labios.
Después de esto se fué para otro lado, así nadie lo notaría.
El galo se quedó asombrado por lo que acaba de pasar, se llevó sus dedos a los labios y una pequeña punzada en su cabeza lo hizo recordar lentamente.
— Kanon... — Susurró moviendo su cabeza para despejar sus pensamientos — Eres el gemelo menor de Saga, aunque... Ahora que lo pienso, no es la primera vez que me intentas besar, cuando nos conocimos lo hiciste también.
Sonrió para si mismo mirando a Kanon a lo lejos platicando con Aioros.
— Pero mi corazón, le pertenece a Milo desde el primer día que lo conocí...
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