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Capítulo 5 (A tus órdenes)

Uno de los pocos días que Milo se levantaba muy temprano, era hoy. Tenía un gran motivo, hoy es su primer día de trabajo en la empresa donde trabaja su gran amor.

Estaba un poco desvelado, pero eso era lo de menos, ayer fué un día magnífico, tan solo esperaba encontrase con Camus de nuevo. El la empresa tenía más probabilidades de encontrarlo, aunque sea una vez por semana con eso le  bastaba... Ya no estaba soñando, ahora era una realidad.

Salió de su casa con mucho tiempo, no quería llegar tarde a su primer día, mientras caminaba por las calles estaba tan sumido en sus pensamientos que a media calle recordó que dejó el abrigo de Camus en su casa.

— ¡Oh no su abrigo!  ¿Que hago?... Si regreso a mi casa tardaré en llegar al trabajo y es lo que no quiero, que tengan un mal aspecto de mí... Ó ¿Puedo tenerlo más tiempo? Digo, no creo topármelo siempre, ayer fué una simple  casualidad, mejor después lo llevo  — Se decía a si mism hablando solo en la calle, la gente que pasaba a su lado simplemente se le quedaba mirando.

— ¿Qué me ven? ¿Acaso ustedes no hablan solos?— Les respondió Milo a toda esa gente que solo lo observaba como un loco andante.







— ¿Hola cariño ya estás listo? — Preguntó Saga.

— Buen día— El galo correspondió el beso de su pareja.

— Si ya estás listo vámonos, no quiero que llegues tarde de nuevo — Saga abrió la puerta del copiloto de su auto para que subiera, tomó asiento y espero a que Saga tomara su lugar para tomar su camino al trabajo.

Después de unos momentos habían avanzado algunas calles... Saga fue quien rompió ese silencio entre ambos.

— Mi amor... Dime porqué a últimas estás muy distante, ya sé que es tu forma de ser, pero no toleras que los demás te ayuden. Eres muy serio con los demás... ¿Dime ocurre algo malo?

El galo no respondió nada, solo se quedó pensando unos momentos... Sí, estaba aburrido de su vida, de su trabajo, que Saga lo cuide en todo lo que hace y sobre todo desde hace meses  no han tenido relaciones sexuales, el pretexto que siempre le daba era que tendrían hasta que el galo acepte casarse con él.
Aún no se sentía listo, ni en confianza. No ha conocido el verdadero significado del amor, aunque lleve una relación con Saga todo se había basado en mostrar una bonita relación frente a las cámaras, dar ante los demás que su vida era perfecta.

— Yo... Nada, solo que he querido descansar, pero con eso que le aumentaron media hora más al programa, no disfruto ni un momento para mi.

— Mi amor, ya verás que esto de ser famoso te dejará más dinero de lo que tienes, no tienes de que preocuparte, si los demás nos ven que vamos muy bien en nuestra relación. Cuando tengamos un descanso te llevaré de vacaciones... ¿No quisieras que tuviéramos, una casa en la playa, un Yate? Poder viajar por el mundo, que seas reconocido por los demás... Usar buena ropa, por cierto esa chaqueta de ayer era de muy mal gusto — Respondió con desdén.

Camus rodó los ojos ante esto, sabía comenzaría a interrogarlo por lo sucedido de ayer... Aunque el sea una persona fría, reconocía que ese joven lo salvó de caer al suelo.

— No empieces con eso Saga que no estoy de humor, ayer fué un simple accidente, eso es todo.

Saga  no era un tonto, ese chico que ayudó a su pareja no le daba confianza, su mirada lo delataba, sabía muy bien que su pareja es la sensación del mundo y muchos fans se le acercan. Pero ese chico de ayer era muy diferente... Estaba demasiado interesado por Camus.







Milo llegó a la oficina de Afrodita justo diez minutos de la hora prevista, se propuso llegar a tiempo y dar una buena presentación. A los cinco minutos llegó otro joven de cabellos castaños corriendo hasta donde se encontraba él.

— Hola buenos días— Saludó el castaño con la respiración agitada, llegó corriendo para evitar llegar tarde.

—¿A... Aioros?

— ¿Te conozco? — Cuestionó mirando incrédulo al joven, intentando recordarlo.

— Si... Tu eres el hermano mayor de Aioria, es mi amigo, pero, casi no habla de ti.

— ¿Aioria?— Después de decir el nombre de su hermano tomó un poco de aire— Si hace tiempo tuvimos unos problemas y dejó de hablarme... Pero dime ¿Eres Milo cierto?

— Así es , vaya que pequeño es el mundo ¿Te citaron aquí también?

— Si por el puesto de asistente que me asignaron ¿Y tu?

— Igual, me dijeron que voy a ser asistente, pero aún no me dicen de quien — Milo alzó los hombros, estuvo por preguntarle algo más cuando se dio cuenta que Afrodita caminaba hasta donde estaban ellos dos parados.

— Buenos días chicos, muy bien así me gusta, la puntualidad habla mucho de las personas... Vengan conmigo, en unos momentos los llevaré a su lugar de trabajo — Respondió el sueco mientras abría la puerta de su oficina, después dejó abierto para que ellos dos pasaran.

Los dos asistentes le siguieron el paso, ambos estabanmuy nerviosos por saber para quien trabajarán.







— Muy bien amor aquí nos separamos, ayer Shion me pidió ser su mano derecha para la empresa, así que ya no podré estar contigo, pero cualquier cosa estaré al pendiente de t... ¿De acuerdo? — Contestó Saga sellando estas palabras con un beso antes de que Camus se fuera a su lugar de trabajo.

— Suerte Saga,  nos vemos después — Respondió el contrario, se dio la media  vuelta y se fué.

Saga antes de irse con Shion tomó camino rumbo a la oficina de Afrodita, necesitaba conocer a su asistente.







— Muy bien chicos, los llevaré a su lugar de trabajo, vamos— Afrodita se levantó de su silla y les hizo una seña a los asistentes que lo siguieran.

Pero en el camino se encontraron con Saga.

— Saga que conveniente que estés aquí, mira aquí está tu asistente — Afrodita tomó del brazo al castaño y lo llevó frente a él — Será tu asistente... Preséntate cariño.

— Buenos días... Mi  nombre es Aioros, es un placer conocerlo y un gusto trabajar para usted —  Comenzaba a titubear nervioso ante la mirada fría y sería de aquella persona que lo observaba de los pies a la cabeza.

— Buenos días joven, un gusto en conocerlo, mi nombre es Saga y me ayudará en lo que necesite, ¿De acuerdo?

Aioros asintió y le siguió el paso a Saga. Milo alzo sus pulgares deseándoles suerte al castaño, al menos agradecía no estar en el lugar de Aioros, ese tipo es el novio de su gran amor, odiaría verlo como besa a su hermoso conductor.

— Bien Milo sígueme, tu serás asistente para otra persona, te advierto... A él le gusta hacer las cosas por su cuenta, no le gusta depender de nadie, sin embargo por la carga de trabajo que lleva, necesita alguien que lo cuide y lo procure.

Milo escuchaba al sueco mientras le seguía los pasos... Caminaban por los grandes pasillos de la empresa, nunca se imaginó un lugar tan inmenso lleno de personas y de cámaras por doquier.

Cuando llegaron al sitio indicado, Afrodita abrió las puertas y al fondo se dejó ver un gran estudio, a Milo eso le fascinó, el lugar era fascinante.

— ¡Shura! Cariño — Afrodita se acercó al español y le dio un beso, parecía que esos dos se entendían.

Milo de tan solo verlos solo rodó los ojos, esperaba no ser el asistente de ese hombre.

—¿Dita mi amor, que haces aquí?.

— ¿Ya llegó?.

— Está arreglandose en los camerinos.

— Bien ahorita te veo cariño, vamos Milo — El sueco tomó a Milo del brazo y lo llevó hasta los camerinos.

Adentro Camus tomaba su café a solas, esperando  ser llamado para grabar pero el  sonido de la puerta lo sacó de sus pensamientos.

— ¿Si?— Dijo el galo desde adentro.

— Cariño soy Dita.

— Pasa.

Afrodita abrió la puerta y detrás de él se encontraba Milo quien sentía como su corazón latía con más fuerza de lo nervioso que se sentía.

— ¿Y bien que se te ofrece? — Cuestionó Camus dejando su vaso de café en la mesa.

— Hay cariño siempre con esa cara... Por órdenes de Shion, te he traído a tu asistente... —En ese momento tomó al joven del brazo hasta quedar frente al conductor — Te presento a Milo Venizelos.

Camus se asombró al verlo, recordó que era aquel chico que evitó que cayera al suelo.

— No lo puedo  creer— Murmuró Milo, ahora trabajaría para Camus... Podía esperar trabajar para alguien más, pero nunca pasó por su cabeza que él sería quien atendiera a conductor.

— Dita... Te lo agradezco pero dije firmemente que no necesito ayuda.

— Lo sé, pero no puedes ir en contra de las órdenes de Shion, además Saga estará muy ocupado y  no te podrá atender.

— Ya veo, me dijo eso en la mañana... Bien si es todo puedes pasar a retirarte Dita — Contestó con aquella actitud fría y calmada.

— Te dejo a tu asistente, no vayas a tratarlo mal y quiera huir de ti ¿De acuerdo? — Respondió Afrodita y salió de ese lugar dejando a Camus con Milo a solas.

— Antes que nada creo que eres el  chico de ayer ¿Verdad?—sMilo solo asintió, desde el momento que le dijeron que estaría asistiendo para Camus se le quedaba mirando como si estuviera admirando la octava maravilla del mundo.

— Tendrás que acostumbrarte a mi forma de ser, soy muy directo y me gusta mi privacidad, pero dejando a un lado todo esto quiero agradecerte por lo de ayer... Sin embargo no tengo tu chaqueta a la mano, la dejé en casa.

— Descuide... de igual manera también olvidé su abrigo, sin falta mañana se lo traigo. Respecto a lo de ayer, solo reaccioné ante el incidente... Sin embargo.

Milo se acercó más a  Camus invadiendo su espacio personal, se inclino ante él, tomó suavemente su suave y delgada mano derecha depositando un dulce suave beso en el dorso.

A Camus eso se le hizo extraño... Había conocido a mucha gente, pero nada comparado como su asistente... Él no lo está hostigando como las demás personas.

— Es un honor... Estar a sus órdenes — Respondió Milo regalándole una sonrisa al galo, aún seguía sosteniendo su mano.

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Hola buenos días, les dejo otro capítulo más... ojalá sea de su agrado, les agradezco como siempre que sigan mi historia, muchas gracias a ustedes por esto, cuídense y hasta el próximo capítulo 🥰🥰🥰🥰

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