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Capítulo 42 (Que dices tú)

Kardia y Degel viajaban en el auto del heleno para ir a la cabaña de Deuteros, irían a visitar a Camus para ver como ha ido su avance, esperaban que fuera favorable su estadía en ese tranquilo lugar.

— Degel mi amor...— Tomó la mano del mencionado depositando un beso en el dorso de esta, mientras con la otra seguía en el volante manejando  — Ya casi falta poco para llegar... Estaba pensando que cuando Camus se recupere hacer un tiempo en nuestras apretadas agendas y venir nosotros dos aquí a la cabaña de Deuteros para tener un fin de semana, solo tú y yo.

— Deuteros va a decir que ya le paguemos la estancia en su cabaña.

Kardia comenzó a reírse — Tienes razón pero debes saber que Deuteros y yo tomábamos este lugar para pasar nuestros fines de semana en nuestra juventud.

Degel se asombró ante el comentario de su pareja — ¿Cómo? ¿Ustedes dos se la pasaban en la cabaña juntos?— Cuestionó con asombro.

— Sí, pero no de la manera en la que lo imaginas cubito — Sonrió ladino al ver que Degel pensaba algo que no debería — No seas pervertido.

— Bueno, es que diste a entender eso — Desvió la mirada apenado por sus malos pensamientos.

— Ja, ja, ja, todos siempre piensan que soy un pervertido, egocéntrico, altanero y demás... Pero ante todo soy un caballero Degel y prueba está que siempre me he portado a la altura desde que te conocí.

— En eso te doy la razón Kardia, no me puedo quejar... Tengo un lindo bichito que me quiere, me cuida y sobre todo que sepa tratarme bien— Halagó Degel porqué era verdad, no tenía problema con su pareja con eso.

— Pero tú cubito... Eres una cajita de sorpresas, tan serio, callado y reservado y pensar que tienes otra faceta me enciende — Respondió Kardia con un tono seductor.

— Kardia... No empieces porqué sino perderemos más tiempo en vez de llegar con Camus y tu sobrino— Dijo Degel ligeramente ruborizado.

— Ja, ja, ja... Acostúmbrate a no decirle "Mi sobrino" porqué al paso que vamos terminará siendo tu yerno... Sé que soy su tío pero siempre lo he querido como un hijo.

— Ambos se ven bien juntos... Espero que estos días hayan disfrutado de su tranquilidad en la cabaña— Respondió Degel dejando escapar un suspiro, se sentía tranquilo por saber que su hijo estaba en buenas manos.
Lo malo es que desconocía que Saga ya tenía otros planes.







Aioria pidió permiso en su trabajo para poder ir al Santuario y hablar con alguno de los jefes de su hermano Aioros.
Su hermano le había dicho en la noche que veía imposible que hablara con Dohko o Shion, ya que él no es un empleado de la empresa y no lo dejarían pasar tan fácil.

Se encontraba en la puerta cinco ideando como lograr burlar a los guardias de seguridad.
Aunque su hermano le dijo que no se preocupara por él, Aioria buscaría a los dueños para demostrarles que su hermano es inocente en todo este incidente ocasionado por Saga.







Milo llevaba mucho tiempo caminando de un lado a otro para tomar una firme decisión.
Se debatía internamente por hacer lo correcto, podría avisarle a Camus sobre lo que planeaba Saga, lo malo de esa idea es que Camus no recuerda nada, es una gran desventaja.

También podría intervenir cuando estén todas las cámaras en vivo, confesarle su amor a Camus antes de que Saga saque el anillo de compromiso. Sin embargo también tenía otro inconveniente en esa idea, no sabía como reaccionaría su amado conductor al decirle eso, quizá aceptaría ó terminaría odiándolo por su confesión.
Las dudas comenzaban a rondar en su mente debatiéndose por querer saber que hacer.

El tiempo se le acaba, una camioneta perteneciente al Santuario estaba llegando afuera de la cabaña. Saga estaba afuera esperando todo para montar su mentira.






Camus estaba sentado en el sillón leyendo tranquilamente, se sentía extraño al ver a Saga  con demasiada prisa, al igual que Milo, ambos parecía que tramaban algo, sin embargo no le dio mucha importancia y siguió leyendo.





Saga hablaba con los trabajadores de la empresa, les había pedido que comenzaran a grabar justamente en el momento que todos entraran a la  cabaña, daría un discurso romántico y después sacaría el anillo para pedir la mano de Camus.



Kardia y Degel llegaban a la cabaña, estacionaron el auto, pero lo que más les llamó la atención fué el movimiento de los trabajadores del Santuario frente a la cabaña.

— ¿Qué sucede Degel? — Cuestionó asombrado el heleno.

— No lo sé... ¿Habrán venido por mi hijo? — Se preguntó Degel muy confundido — Claramente había pedido que nadie viniera a molestar a mi hijo, ni mucho menos del trabajo.

— ¡Vamos copito! — Kardia tomó la mano de Degel y caminaron hasta la cabaña, necesitaban saber que pasaba.






Los camarógrafos comenzaron a grabar en vivo, Saga iba frente a ellos con un micrófono mientras explicaba la situación delicada de Camus.

— Así es, como lo pueden ver... Mi pareja está recuperándose, es por ello que vine lo más pronto que pude para cuidar de él. No me recuerda, presenta un cuadro de amnesia pero no lo he dejado ni un minuto solo — Explicaba Saga mientras entraban a la cabaña, tomó la perilla de la puerta y abrió lentamente — Mi amor por él es tan grande que hoy quiero pedirle su mano en santo matrimonio...

El chico que llevaba la cámara sobre su hombro le hizo una seña con su mano dando a entender que no veía al joven galo en la sala.

Saga se giró para ver donde se había metido Camus si hace unos minutos estaba sentado en el sillón leyendo.

— Bueno... Camus está un poco ocupado... Vamos a una pausa y regresamos con esta nota especial — Saga hizo una seña para que cortaran la toma, apagó el micrófono y corrió por todos lados buscando a su pareja.

— ¡Camus mi amor! ¿Dónde estás? — Gritaba Saga subiendo las escaleras para ver si no estaba en su recámara, pero no había señales de él... Ni de su asistente.

— Milo — Susurró molesto apretando los puños al ver que no estaba tampoco ese sujeto despreciable en su vida.




Kardia al ver lo que pasaba, le dijo a Degel que él entraría a la cabaña, si algo malo pasaba no quería arriesgar a su copito.

— ¡Milo¡ ¡Camus! — Llamó gritando preocupado, solo miró a los camarógrafos parados en la sala esperando la orden del sujeto que los trajo aquí.

— ¡Hey ustedes que hacen aquí!.

— ¡Oh! Disculpe, somos empleados del Santuario y venimos porqué el señor Saga así lo pidió — Respondió uno de ellos bajando su cámara y dejándola en el sillón.

— Con que Saga ¿Eh?— Sonrió ladino, lo recordaba, su copito le había mencionado que era pareja de su hijo.

—  Vaya, vaya... Señor Kardia — Comenzó a decir Saga bajando las escaleras.

— ¡Saga! Debí suponer que eras tú... El sobrino de mi buen amigo Deuteros — Respondió Kardia molesto — ¿Qué carajos haces aquí?

— Con que usted y mi tío siguen siendo los mejores amigos... ¿Sabe? Su sobrino solo me ha causado más problemas, tuve que venir yo personalmente para hacerme cargo de mi Camus, ya que Milo es un idiota— Contestó Saga con aires de grandeza bajando del último escalón, para caminar hasta donde estaba Kardia.

— No sé porqué pero no te creo, Milo es todo un caballero con Camus... ¡Yo lo eduqué!.

— Si Milo fuera una persona responsable debería estar aquí... ¿Acaso lo ve por algún lado de este mugroso lugar? — Se  burló Saga con malicia.

— Milo — Susurró el señor Venízelos al ver que era cierto, su sobrino no estaba en la cabaña...

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Buenas  noches bellas personitas aquí les dejó otro capítulo más de esta historia.
Aquí la pregunta de Millón... ¿Donde está Milo?
Hasta el siguiente capítulo... Los quiero u  abrazo a todos 🥰🥰🥰

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