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Capítulo 19 (Pienso en tí)

Degel estaba muy nervioso, no sabía para donde se dirigía con Kardia, esperaba que no fuera nada malo, o una situación vergonzosa como aquella vez con Deuteros, que se tomó el atrevimiento de besarlo.

-¿A donde vamos Kardia?- Preguntó con curiosidad.

-Te llevaré a mi oficina, detrás tengo un sillón muy cómodo para que puedas relajarte en lo que llega tu hijo, no quiero que tenga esa mala impresión de que no te la estés pasando bien en este lugar y además ten por seguro que así como llegue él, detrás vendrán personas de los medios de comunicación y no quiero que se lleven una mala impresión de mi hotel por el simple hecho de estar tomando varias tazas de café.

-Eso fué una explicación muy larga Kardia, pero no lo puedo evitar, estoy muy nervioso.

-Ya te lo dije, quiero que te sientas muy bien para cuando llegue Camus- Respondió Kardia mientras abría la puerta de su oficina, dejó pasar a Degel y cuando estuvieron adentro cerró.

Kardia tomó de la mano al galo y lo guió hasta el sillón de su oficina y lo ayudó a recostarse boca abajo, mientras le quitaba el saco que llevaba el galo en ese momento.

-¿Pe... Pero qué?- Preguntó con curiosidad al ver que Kardia le retiraba el saco sin previo aviso.

-Tranquilo Degel, tal vez no soy muy bueno dando masajes pero sé que te ayudarán mucho para relajarte- Contestó Kardia mientras se incaba frente a él y comenzaba a tocar la espalda del galo con suavidad.

Degel al sentir las manos de Kardia recorriendo su espalda, sentía una sensación de descanso, poco a poco fué cerrando sus ojos. Después de unos minutos los abrió nuevamente al sentir que Kardia dejaba de masajear su espalda y se alejaba para sacar algo de su escritorio.

-¿Que haces Kardia?- Preguntó Degel mientras lo observaba buscar algo entre sus cosas con detenimiento.

-Solo busco mi aceite para masajes, así te sentirás mejor.

-¿Insinúas que me tengo que quitar mi ropa? - Cuestionó Degel esperando que no fuera a pasar algo malo.

-No creo que quieras que te ensucie tu camisa... ¿O sí? - Sonrió con malicia después de decir esto.

-No, claro que no y mejor date prisa porque mi hijo no tarda en llegar- Respondió el galo levantándose del sillón y desabrochando poco a poco su camisa frente a Kardia.

El dueño del hotel no podía creerlo, esa sensación comenzaba a recorrer su cuerpo con tan solo  verlo como se despoja de sus prendas que lo cubren de la cintura para arriba. Kardia sin pensarlo dos veces caminó hasta donde estaba Degel y se acercó detrás de su espalda para ayudarlo a retirar esa camisa que estorbaba para admirar esa piel tan pálida como la nieve.

Mientras retiraba su ropa, no podía dejar de oler ese exquisito aroma que desprendía el galo de su cuerpo y su cabello.

Tomó su largo y sedoso cabello y lo llevó para en frente mientras observaba su espalda, comenzó aplicar algunas gotitas de aquel aceite de lavanda en su piel, mientras que con la otra mano masajeaba con timidez su espalda.

Degel al principio se sentía muy nervioso por estar semi desnudo frente a Kardia, pero al sentir como recorría su espalda era una sensación exquisita. Unas manos hábiles que sin duda comenzaban a relajarlo más, poco a poco cerraba sus ojos.

Kardia trataba de controlar sus emociones, no le costaba aprovechar la situación y tomar a Degel ahí, sin embargo sabía que eso saldría mal y seguramente Degel saldría corriendo de ahí directamente a buscar a Deuteros, después de todo el había sido muy caballeroso con él.

Sacudió su cabeza para despejarse de esas dudas que rondaban su  cabeza y siguió masajeando la espalda del galo...








Camus, Milo y Surt descendían del avión. El pelirrojo se adelantó al hotel para tener la primicia de Camus llegando, sin duda los demás medios también estarían esperando su llegada.

El galo no quería entretenerse en el aeropuerto atendiendo fanáticos que se le acercaran. Por ello le pidió un gran favor a Milo.

-¿Estás seguro Camus? No es que no quiera, sino que mi ropa le quedará enorme- Respondió el heleno mientras se acercaba a tomar las maletas.

-No tengo opción Milo, no quiero entretenerme aquí cuando lo único que  deseo, es pasar una tarde amena con mi padre, mañana  no tendré tiempo de nada.

-De acuerdo, vamos a los baños para que pueda sacarle una ropa cómoda y se pueda vestir.

-Gracias Milo de verdad que no sé que haría sin tí- Contestó el galo mientras caminaban con pasos veloces hasta los baños.

Adentro, Milo cerró con seguro para evitar que alguien entrara. Abrió su maleta y sacó algunas prendas para Camus, después se las entregó y el galo se vistió rápidamente colocándose las ropas de Milo sobre las de él, sin duda como se lo había mencionado anteriormente aquellas prendas le quedaban enormes.

Milo imaginaba como se vería una de sus camisas cuando estuvieran completamente solos. Seguía perdido en sus pensamientos que no notó que  Camus estaba hablándole.

-¡Milo... Milo! - Gritó el joven conductor llamándolo.

- Yo... Perdón, solo estaba pensando... Como salir de aquí sin que te vean- Respondió Milo tratando de ocultar su sonrojo.

-Con tus prendas será más que suficiente Milo,  muchas gracias de verdad.

El heleno abrió la puerta del baño y dejó pasar a Camus primero, después salió el con las maletas de ambos.

El galo se colocó sus gafas de sol y ambos caminaron sin problema entre la multitud de la gente. Por fortuna con las prendas de Milo fueron de mucha ayuda para pasar desapercibidos.

En la salida del aeropuerto el galo pidió un taxi para que los llevaran al hotel, donde se llevaría a cabo el programa.

Cuando el taxi llegó Milo subió las maletas en la cajuela y después le abrió la puerta a Camus para que subiera primero y después él.
Estando dentro del taxi, el galo sacó su celular y le mandó un mensaje a Saga, avisando que ya habían llegado.

Unos minutos después ambos llegaron al hotel, Camus sacó su cartera y pagó.
Milo se bajó primero para ayudar a  bajar a Camus y después se acercó a la cajuela para sacar sus maletas.
Con todas sus pertenencias en las manos ambos caminaban para entrar al hotel, sin embargo cuando abrió las puertas del lugar, Milo se soprendió que al hotel donde llegaron esa nadamenos que "Antares Resort".

-¡No lo puedo creer!... ¿Camus grabarás aquí tu programa?- Preguntó Milo con mucha curiosidad mientras observaba el lugar, ya que lo conocía a la perfección, claro que con algunos cambios.

-Así es Milo ¿Porqué, algo está mal?.

-No es eso, solo que... Como te diré, el dueño de este lugar es un conocido mío - Respondió muy apenado.

-¿De verdad? Entonces que esperamos, vamos a buscarlos, después de todo los demás reporteros que deberían estarme esperando aún no han llegado, ni Surt tampoco.

-Vamos, aún recuerdo donde está la oficina, sígueme- Respondió Milo mientras guiaba a Camus rumbo a las oficinas de Kardia.






En la oficina de Kardia:

Kardia ya no aguantaba las ganas de querer besar aquellos labios que lo estaban volviendo loco, en un impulso con su mano izquierda tomó el mentón de Degel y con suma delicadeza se acercó a su rostro mientras con la otra mano tomaba su cintura y lo pegaba más a su cuerpo, tenerlo completamente de espaldas era una buena posición para besarlo.

En unos instantes Kardia acortó más la distancia entre ambos rostros y besó esos labios delgados que lo habían tentado desde que lo conoció.

Un beso inesperado y suave, Degel extrañamente tenía diferentes sensaciones como aquella vez que Deuteros lo besó.

Esta ocasión era distinta, nunca en su vida había besado a alguien, desde que murió su amada Seraphina jamás se había metido con nadie, toda su vida de la dedicó a su trabajo y a Camus.

¿Será lo correcto?.

De pronto unos ruidos rompieron ese momento, alguien más tocaba la puerta y también intentaban abrir la puerta, solo que a Kardia se le olvidó un detalle...

No colocó bien el seguro de la puerta.

Milo como conocía a la perfección ese lugar, abrió sin problema, pero no contaba que encontraría a su tío en una situación vergonzosa, abrazando por detrás a un hombre de cabellera verde y con el torso desnudo.

Kardia volteó a ver quien estaba en la puerta y se sorprendió al ver que era su querido sobrino Milo.

-¿Tío Kardia?- Preguntó Milo soltando de golpe las maletas.

Camus se acercó también a la puerta para ver que pasaba, solo que no se esperaba encontrar a su papá de esa manera.

-¿Papá?

-¡Camus!- Respondió Degel muy apenado al ver que era su hijo, empujó a Kardia y rápidamente tomó su camisa para cubrirse, era lo peor que había pasado.

¿Y ahora qué?...

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Buenas madrugadas, tal como lo prometí, dije que esta semana los consentiría con dos capítulos y cumplí 😅. Todo esto gracias a ustedes.



Nos leemos la siguiente semana en el próximo capítulo, los quiero 🥰🥰

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