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Capítulo 16 (De viaje)

Camus se encontraba en su casa preparando la maleta que se llevaría para el viaje de la Empresa. Le había pedido a Milo que lo esperaba en el Aeropuerto para irse juntos, no quería llegar solo y lidiar con todos los medios y la gente que estuviera ahí en esos momentos para pedirle autográfos y fotos. El vuelo saldría en unas horas, aún tenía el tiempo necesario para dejar su casa en orden y sobre todo tomar un taxi que lo llevara al aeropuerto.

Pero las esperanzas de irse solo se acabaron cuando Saga le mandó un mensaje que pasaría por él para irse juntos. El vuelo que tenía programado Saga y Aioros era justamente media hora antes que Camus.

Al galo no le quedó de otra más que aceptar, después de todo no puede negarse ante su pareja, por lo menos descansaría unos días de él.

De pronto el ruido del timbre interrumpió sus pensamientos. Camus bajó hasta la entrada para abrir la puerta, esperando que no fuera Saga el que llegara en esos momentos, sin embargo cuando abrió la puerta se llevó la sorpresa de su vida...

-¡¡No puede ser!!- Se llevó sus manos al rostro asombrado con lo que miró.

Se le había olvidado completamente meter el auto a su casa, lo dejó en la calle justamente frente a la entrada.

Su auto rojo estaba completamente lleno de papelitos adhesivos de colores, enfrente en sus parabrisas estaba atados unos globos de corazones de helio. Tomó uno de los papeles que estaba frente a parabrisas y lo leyó:

Soy el anónimo de tus regalos y el que puso esta nota en tu auto, soy aquél que grita "Te amo"...

-Ok esto ya es mucho... ¿Quién eres? ¿Acaso me sigues?- Se preguntó a si mismo Camus mientras observaba si alguien pasaba en la calle o algún indicio que lo llevara a descubrir quién es esa persona que le dejaba detalles cada que podía. Primero en la empresa y ahora afuera de su casa. Solo le quedó pensar que esa persona misteriosa, seguía sus pasos.

La calle estaba sola, las personas que pasaban eran escasas y no creía que alguna de ellas fuera aquél o aquella que dejaba los obsequios para el galo.

Tomó uno de aquellos papelitos y comenzó a leerlos, algunos estaban escritos con frases cortas: "Eres especial, Siempre te amaré, Estoy de tí enamorado, Te amo, Te quiero..." varios se volvían a repetir, otros simplemente llevaban un corazón como dibujo.

De pronto el celular del galo comenzó a sonar...

Era una llamada entrante de Saga:

- Hola Saga, si ya casi estoy listo.

-¿Qué? Digo si ya te espero en la entrada de mi casa.

-De acuerdo en un ratito te veo.

Camus colgó la llamada...

-En la torre, Saga llega en unos diez minutos, no puede ver mi auto así - El galo se subió a su auto repleto de papelitos y lo metió a su casa. Cuando estuvo adentro buscó una tela lo suficientemente grande para cubrirlo, en especial por los papelitos, no quería que Saga lo  viera, ni mucho menos que comenzara a indagar porqué alguien le dejaba notas y obsequios a su pareja.

Después corrió hasta su habitación, tomó todo lo que necesitaba, tomó su maleta y bajó hasta la entrada para esperar a su pareja.

Unos minutos después Saga llegó en un taxi para llevarse a Camus al aeropuerto.
Saga se bajó del taxi para ayudar a su pareja con su equipaje.

-Hola mi amor, vámonos antes de que lleguemos tarde por culpa del trafico- Saga se acercó a su pareja y le dió un ligero beso en la comisura de sus labios.

-Hola Saga vámonos- Respondió Camus sin mucho interés subiendo su maleta a la cajuela del taxi.

-Después de ti - Saga le abrió la puerta del vehículo a su amado para que subiera primero y se fueron tomando su camino al aeropuerto.

No muy lejos de ahí Milo estaba escondido detrás de un arbusto observando todo con unos binoculares...

-Sí, ahora puedo observar que le gustan mis detalles- Se dijo a si mismo el heleno mientras guardaba los binoculares que usó para observar a su conductor preferido. Levantó  su maleta del suelo y tomó un taxi para irse al aeropuerto. Todo esto era un sueño para él, estaría completamente solo con Camus en la Isla Milos sin interrupciones.

Milo tomó un rumbo diferente, le pidió al chofer del taxi, cambiar el rumbo. Necesitaba pasar por Aioros, se le había olvidado completamente por estar llenando de papeles el auto de Camus.

Aún era buena hora, justo cuando llegó a la casa de Aioros se encontró con su gran amigo Aioria, saliendo junto con su hermano.

-¿Milo?

-¡Aioria! Que gusto verte- El heleno se bajó del taxi y corrió a darle un abrazo al de cabellos castaños.

-No sabes como te he extrañado amigo, la verdad nos haces falta en el trabajo.

-Lo sé, pero no puedo dejar solo a Camus. Justamente ahorita tengo que viajar con él. Mañana hará un programa especial y tengo que apoyarlo.

-¿Ya se te hizo algo con él?- Preguntó curioso.

-No aún no he tenido la fortaleza de hacerlo, más cuando está Saga de por medio.

-Hay Milo, sé que antes te decía que no te aferraras a una idea imposible, pero ahora que lo tienes frente a tí, inténtalo. Que tal si te corresponde.

-¿Y si no lo hace? Será la vergüenza de toda mi vida.

-Nunca lo sabrás si no lo intentas.

-¿Que Camus y tú qué?- Pregunto Aioros soltando sus maletas al suelo impresionado por lo que escuchó.

-Aioros mejor sube al taxi y platicamos todo lo que quieras. Veo que Aioria y tú arreglaron sus diferencias al fin.

-Sí, ya sabes cuando tienes hermanos existen algunos problemas y diferencias, pero al final de cuentas siempre estaremos el uno para el otro... Aunque Aioria ya me cambió por un hindú rubio.

-Jajaja ¿En serio Aioria? Quiero imaginarme que es ese chico que entraba a la tienda y siempre quería que tú lo atendieras.

-Ya dejen de meter a Shaka en esto- Respondió sonrojado Aioria- ¿Saben qué? También los acompañaré al aeropuerto, de ahí me paso a mi trabajo.

-Entonces vámonos, sino la cuenta del taxi nos saldrá más cara- Respondió Milo mientras abría la puerta para que los hermanos se subieran al taxi.

Los tres se fueron al aeropuerto mientras platicaban todo lo que ha pasado a lo largo de este este tiempo.





En el aeropuerto:

-Ven Camus te ayudaré a bajar tus maletas- Respondió Saga mientras bajaba del taxi y caminaba hasta la cajuela para bajar todo su equipaje.

El galo bajaba del auto y se acercó a su maleta para sacar unas gafas de sol. Así pasaría un poco desapercibido entre la gente.

-Bien cariño, entremos ¿Es muy necesario las gafas en pleno clima nublado?- Preguntó Saga mirando a su pareja.

-Mucho diría yo, así no tendré tanta gente a mi alrededor...- Respondió Camus mientras le pagaba al taxista.

-Sabes que este es el precio de la fama, estás en lo más alto de tu carrera. Andando que se nos hace tarde y para colmo tu asistente ni llega, yo no sé como toleras que sea irresponsable- Contestó el peli azul tomando ambas maletas y comenzaron a caminar para entrar al aeropuerto.

-Mira quien lo dice, Aioros tampoco ha llegado así que deja de quejarte Saga.

-Ya no ha de tardar, pero Milo si es una perdición. Quizá hable con Shion y le pida a tu asistente, puedo dejarte a Aioros.

-No son objetos para que decidas por ellos Saga, no muevas las cosas. Prefiero estar así.

-Ah sí... ¿Y puedo saber por qué tanto interés? Digo, te conozco bien Camus y tu sueles ser una persona que no se deja llevar por sus emociones, apenas te mencioné que quiero cambiar de asistentes y eres el primero en objetar tal decisión.

-Si me conocieras bien Saga, sabes que puedo ser lo contrario a lo que todo mundo habla a mis espaldas, por eso después de que pase este contrato, no pienso renovarlo.

-¿Qué? - Exclamó sorprendido.

-Así como lo oíste, es hora de trabajar a lado de mi padre.

-Tu tienes que seguir aquí, muchos te aman. Eres la sensación, piénsalo. Aún falta casarnos.

- ¡Siempre con lo mismo Saga! No tengo planes de casarme - Respondió Camus molesto.

-¿Puedo saber porqué te niegas? Yo te amo.

-Yo...- Camus se quedó callado en esos momentos, no sabía si decir que aquellos detalles anónimos lo han hecho cambiar de parecer, comenzaba a albergar una extraña sensación por aquellos regalos- Yo... Necesito tiempo.

-Ojalá que este viaje te relaje para que pienses mejor las cosas... Porqué pienso pedir tu mano en santo matrimonio- Respondió Saga dando algunos pasos seguros dejando a Camus atrás.

-¿Qué me está pasando?- Se preguntó a si mismo el galo mientras miraba al techo del aeropuerto. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por unas personitas adorables...

-Disculpe... ¿Usted es Camus Labelle?

Camus bajó su mirada para observar quien le hablaba y notó a su lado dos niños, uno de cabellos azules y el otro de cabellos verdes- Sí, soy yo ¿Necesitan algo?

-Oh sí, mi nombre es Ikki y el es mi hermanito Shun ¿Puede regalarle un autógrafo por favor? A él le gusta su programa.

Camus miró a ese pequeño que sin duda tenía una mirada tierna e inocente. Se acercó a él y tocó su rostro, sin duda era un niño encantador.

-Claro que si pequeños- Camus tomó un papel y una pluma que tenía dentro de su abrigo y comenzó a escribir... Después le entregó la hoja al pequeño niño y guardó nuevamente su pluma, pero cuando lo guardo, recordó que aquellos chocolates que le dejaron en su auto, los dejó en el bolsillo de abrigo y se le olvidó sacarlos. Lo de menos era que se los llevara, pero si Saga los veía, seguramente comenzaría un interrogatorio que no acabaría. Tomó una decisión, sacó la cajita de chocolates y se la entregó a los niños.

-Tengan, espero que los disfrutes. Son unos chocolates muy ricos. Toménlos- Contestó Camus entregando la cajita a los niños.

-¿De verdad?- Preguntó Shun con mucho interés por esa pequeña caja de chocolates.

-Sí, son para ustedes.

-Muchas gracias- Respondió Shun muy animado y corrió para abrazar al galo, sin embargo fué un abrazo tierno que el galo disfrutó al sentir la calidez de un ser pequeño y sobre todo tierno.

-Lamento todo esto señor, espero que mi hermanito no le haya causado molestias- Contestó Ikki tomando de la mano a su hermanito.

-Descuida, no me molesta en absoluto. Ahora regresen con su mamá, seguramente los estará buscando.

-Sí, muchas gracias señor  Camus y ¡Gracias por los chocolates!

El galo solo observó como ambos niños corrían emocionados hasta donde estaba su mamá esperándolos...

Lejos de ahí, Milo estaba esperando a Aioros y Aioria, se habían quedado atrás comprando algo de comer.
Pudo observar todo lo que pasó su amado conductor desde la discusión con Saga, hasta el acercamiento de los niños con él. Sobre todo como les regalo sus chocolates.

Molesto no estaba, al contrario. Le agradó ver a su galo sonreír...

-Milo- Interrumpió Aioria.

-¿Que pasa?

-Nada, me despido de ustedes, les deseo un buen viaje a mi hermano y a ti, debo regresar al trabajo - Se acercó Aioria para despedirse de ellos.

-Claro Aioria, gracias por acompañarnos.

-Mañana en la tienda pondré en las televisiones de exibición el programa de tu amado conductor, ojalá salgas también Milo.

-No Aioria, mi deber es asistirle. Cuando regrese te traeré un recuerdo.

-Gracias Milo... me despido. Feliz viaje hermano- El castaño se acercó a  Aioros y le dio un gran abrazo.

-Muchas gracias hermano, te llamo cuando lleguemos.

-Suerte a los dos- Aioria tomó sus cosas y se fué rumbo a su trabajo.

Mientras tanto Milo y Aioros platicaban y caminaban hasta donde estaba Camus y Saga.

-Vaya Milo ahora entiendo por qué Saga te tiene tanto odio.

-¿Porqué? No le he dicho nada malo - Contestó Milo sin entender porqué.

-Tal vez no, pero si eres muy obvio al mirar a Camus.

-¿En... En serio?- Se cuestionó muy nervioso.

-Sí, en realidad da la casualidad que solo sonrie contigo, tienen un punto a tu favor- Contestó Aioros y se adelantó al lugar donde revisan las maletas.

Milo solo se quedó sin poder moverse y nuevamente volteó discretamente hasta donde estaba Camus, quizá tenga una oportunidad con él, después de todo...

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Buenas madrugadas tengan mis queridas y queridos lectores, tarde pero seguro con este capítulo, solo que no he tenido tiempo para ir escribiendo como he querido, pero aquí está, espero que sea de su agrado. Nos leemos en el siguiente capítulo, los quiero 🥰🥰

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