Capítulo 11 (Ya no me mires así)
Camus se levantó temprano para dejar a su papá al aeropuerto, de ahí tomaría camino para ir al trabajo. Cuando llegaron Camus se despidió de su papá con un fuerte abrazo, un mes sin él sin duda lo extrañaría, ahora se sentía aún más solo en su vida.
Sería un mes estresante para Degel, extrañaría a su hijo pero también necesitaba visitar a un posible socio para su empresa. Era dueño de una importante cadena de hoteles en Grecia y esta ocasión para hacer crecer el negocio y los ingresos, hoy hablaría con un dueño de un hotel muy inportante también, su nombre Kardia Venizelos.
El viaje no tardó mucho, eso de viajar en avión sin duda es de lo más rápido y cómodo para llegar en menos tiempo. La Isla Milos era el destino del señor Labelle.
La cita era en uno de los mejores hoteles del lugar, Antares Resort.
Degel salió del aeropuerto local y tomó un taxi rumbo a su destino.
Llegó al hotel justo a tiempo, precisamente lo estaban esperando, cuando llegó, los empleados estaban listos para recibir al galo y ayudarle con su equipaje.
Le dieron indicaciones que el señor Kardia estaba esperándolo en una de las Suites del hotel, listo para tener una buena plática de negocios.
Cuando llegó pasó a la habitación, los empleados dejaron su equipaje sobre la cama mientras Degel caminaba rumbo al balcón para admirar la belleza del paisaje que le brindaba desde las alturas.
- Vaya que si es puntual señor Degel.
Buscó con la mirada de donde provenía esa voz. Y ahí estaba, un hombre de tez morena, alto, atractivo de cabellos azules.
-Buenas tardes, estoy buscando al señor Kardia Venizelos.
- Ja, ja, ja dime solo Kardia, señor no por favor, ni siquiera estoy casado - Respondió mientras se levantaba de su silla y se acercaba a Degel para poder recibirlo.
En el balcón estaba una mesa de madera con un arreglo de flores en el centro, con tres sillas, seguramente es ahí donde llevarían su reunión.
- Disculpe mi atrevimiento Kardia.
- Tampoco me hables de usted, no soy tan viejo, es más quiero que estés más en confianza Degel, para que esta reunión sea un éxito.
Degel solo rodó los ojos ante las palabras de Kardia. No puede ser posible que en temas que le conciernen a su Hotel, no tome las cosas con seriedad.
- Kardia lamento ser inoportuno pero... Veo tres sillas aquí ¿Esperamos a alguien más?
- Si, estoy esperando que llegue mi abogado, así estará al pendiente de cualquier movimiento que hago con mi hotel. Vente tomemos asiento en lo que llega ¿Gustas tomar algo en lo que esperamos? Un buen vino, agua, solo dime que te apetece para pedirlo.
- Si no es mucha molestia, agua por favor.
- Bien espérame aquí Degel- Kardia se acercó a la puerta de la Suite y le pidió a uno de sus empleados que pasaba por los pasillos que le llevaran un poco de agua para sus visitas. Después regresó nuevamente a su asiento. Aún no conocía muy bien a Degel, pero algo extrañamente le gustó desde que lo miró entrar a la Suite, esos cabellos verdes que se ondeaban con el aire, esos extraños y fascinantes ojos violáceos, sin duda con ese traje negro, esa corbata roja y sus guantes sofisticados, se veía simplemente atractivo.
- ¿Disfrutas de la vista de mi hotel Degel?- Preguntó Kardia acercándose al galo, quien admiraba el bello paisaje que le brindaba esa isla, sin duda era espectacular la vista del mar.
- Si Kardia, la vista es espectacular. Sin duda tienes un buen Hotel.
- De hecho fué una herencia de mi padre, pero he procurado llevar en alto este lugar. Pero bueno dejemos esto de los negocios a un lado, mejor en lo que llega mi abogado, cuéntame un poco de tu vida, servirá para conocernos mejor, después de todo estarás un mes aquí para observar el movimiento del hotel.
- Soy algo reservado con mi vida, pero te platicaré un poco para entrar en confianza. En realidad soy de Francia, vivo aquí en Grecia con mi hijo.
Cuando Kardia escuchó esa parte sobre Degel que tenía un hijo, extrañamente le pegó justo en el lado izquierdo de su pecho.
- ¿Tú... eres casado?- Cuestionó desanimado.
- En realidad soy viudo, perdí a mi esposa Seraphina hace años en un accidente, tuve que cuidar de Camus todos estos años, hice hasta lo imposible por sacarlo adelante y ahora es todo un joven muy responsable y sobre todo muy trabajador.
- ¿Dijiste que tu hijo se llama Camus?
- Si el es Camus Labelle- Degel no terminó de hablar ya que Kardia lo interrumpió al escuchar de pronto ese nombre.
- Es el conductor de Curiosidades del mundo ¿No es así? Es muy famoso tu hijo, vaya quien diría, eres el padre de ese chico - Contestó Kardia asombrado.
- Si, es él.
- Sin duda no lo extrañarás Degel, la empresa El Santuario reservó un espacio aquí en el Hotel, me parece que harán en unas semanas un especial donde tu hijo conducirá el programa en vivo y justamente será aquí en mi hotel. Incluso hasta mandé a darle mantenimiento al lugar que ocuparán para el programa - Contestó Kardia muy animado.
- ¿En serio? Nunca me lo dijo. También no lo culpo, se la vive estresado y corriendo por su trabajo.
- Bueno ve el lado positivo Degel, tendrás a tu hijo aquí unos días ¿No te parece genial?.
- La verdad sí, que maravilla, en la noche hablaré con él, esto le gustará.
Kardia estaba por preguntarle algo más sobre su vida, pero justo en ese momento llegó su abogado entrando a la habitación con pasos apresurados.
- Disculpa el retraso Kardia, pero mi auto se quedó sin batería y no lo pude encender hasta que me pasaron energía unas almas caritativas en la calle.
- No te preocupes toma asiento, nuestro invitado ya está aquí - Respondió Kardia extendiendo su mano invitándolo a tomar asiento con ellos.
- Degel quiero presentarte a mi abogado de confianza... Deuteros - Respondió Kardia presentándolos.
Deuteros no había notado a su invitado especial, con sus prisas ni si quiera lo miró hasta ahora... Cuando levantó su mirada al rostro de ese caballero con porte elegante y mirada enigmática, no podía creer lo que veía, sin duda era hermoso.
- Buen día, mi nombre es Deuteros, es un gusto conocerlo- Deuteros tomó suavemente la mano del galo y le regaló un beso en el dorso de esta, aunque tuviera sus guantes puestos.
Degel solo los miraba con asombro, Deuteros lo miraba como la octava maravilla y Kardia le daba miradas asesinas a su abogado... No sabía en realidad que les ocurría a ambos, pero estaba seguro que su estancia en todo este mes no estaría tranquilo.
- Yo... El gusto es mío Deuteros, mi nombre es Degel- Contestó retirando su mano del agarre de Deuteros.
De pronto llegó uno de los empleados de Kardia llevando en sus manos una charola con los vasos de agua para los tres y unas pequeñas degustaciones de distintos postres para el momento.
- Bien entonces hay que comenzar - Respondió Kardia invitándolos a tomar algo de la charola que les trajeron.
-¿Por donde comenzamos Kardia?- Preguntó Deuteros sin quitarle la vista a ese ángel francés.
- Bueno Degel es dueño de varios hoteles, sin embargo la idea es que mi hotel entre a su empresa para que tengamos más ingresos y reconocimiento.
- Si esa es la idea Licenciado, le mostraré los documentos del contrato, está todo en orden, puede leerlos con confianza- Dijo Degel sacando unos papeles de su portafolio.
Deuteros tomó los documentos no sin antes regalarle un guiño, cosa que a Kardia no le gustaba en absoluto.
Apenas y conocían a Degel y ya estaban debatiéndose internamente quien se quedaría con él.
Degel solo observaba sus miradas retadoras entre ambos y mejor tomó uno de sus libros que siempre carga consigo en el portafolios, mientras comenzaba a leer algunas páginas.
Después de unos minutos incómodos, quien rompió la tensión silenciosa fué el abogado.
- Muy bien Degel, los documentos están en orden, así que la última palabra la tiene Kardia, si acepta o no.
- ¡Acepto! - Exclamó muy seguro Kardia.
- De acuerdo entonces firmen por favor, si tienen alguna duda me di...
- No tengo dudas Degel, confío en tí, solo firmemos esto y pediré que traigan la comida.
Deuteros y Kardia firmaban los papeles desesperadamente, Degel solo veía como se miraban con esas miradas amenazantes, que no sabía ni el porqué estaban molestos ambos...
Jamás en su vida le tocó unos clientes así de arrebatados. Ante esto solo rodó sus ojos y se levantó de su asiento para seguir admirando el paisaje.
Mientras tanto ellos dos en la mesa con los papeles, se mandaban señas y e indirectas peleando por Degel, y así sería para alguno de ellos.
Sin duda también Degel estaría enredado en el amor...
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Buenos días tengan mis bellezas de lectoras, aquí le dejo otro capítulo más y espero sea de su agrado, ya que Degel también tendrá que lidiar con un par de peli azules que también querrán quedarse con el peli verde.
Hasta el siguiente capítulo los quiero 🥰🥰🥰
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