O32
Eran cerca de las tres de la mañana, JiSul se hallaba despierta por su incontrolable hambre y antojos, buscaba en completo silencio algo dulce para comer. Estaba prohibido en su dieta, así que nadie la dejaba probar algunas galletas con chispas o un pastel cremoso, tuvo que hurgar en las cosas que Hotaru compra para ella, hasta que las encontró. Festejó sin emitir ruido, ¡Vaya felicidad! Una galleta enorme con unas chismas de chocolate, le gritaban 'cómeme' desde hace tiempo.
Apunto de llevarlas a su boca el timbre del apartamento sonó, frunció su ceño deteniendo sus movimientos y se acercó a la puerta. Por la pantalla vio de quien se trataba, no pudo retener su felicidad cuando ya había abierto la puerta, lo rodeó con sus débiles brazos e intentó besar su rostro entre las risas que él emitía.
—Noona...—susurró, también pegándola a su cuerpo. Cerró la puerta por atrás y dejó caer su mochila a un costado— te extrañe mucho. —sus ojos se cerraron, ella olía muy bien.
—¿Qué haces aquí? Dios, pensé que no vendrias. —cayeron sin rudeza en el sofá, él la tenía entre sus brazos.
—Lo sé, y no sabia si ibas a estar despierta pero de todas formas quería probar suerte. Aproveche que el portero ya me conoce. —su caja torácica tembló mientras reía, sus ojos se cerraban, eso para JiSul ya era un disparo de ternura a su pobre corazón. Ni siquiera las galletas eran tan azucaradas como lo es Jeon JungKook.
—Ahg —suspiró, recargando su cabeza en el pecho del joven, estaba en medio de sus piernas abiertas en el sofá, con él extendido a un costado para dejar que su cuerpo se estirara por el largo del mueble— atractivo y atento, eres la perdición en carne y hueso.
En el tiempo que su memoria fallaba JungKook fue quien intento ayudarla todos los días, estaba agradecida con él y sus amigos por serles tan fiel. Algo que sus padres o familiares –exceptuando su abuela y primo– no hicieron jamás. Volvió a besar sus labios, queriendo que un momento así dure para siempre.
—Creo que te quiero.—le dijo, apretandola más cerca, olfateo su cabello recién levado— No sé qué hacer.
Recuerda la manera en que su corazón se apretó el día que la vio siendo llevada por la ambulancia, la desesperación que afronto cuando YoonGi se la llevó. Aquellas cosas que hizo solo por ella, porque esta seguro de lo que siente.
—Yo si.—no levantó la vista, solo se quedó quieta— Sigue amandome siempre, y no me dejes nunca.
—Eso significa que... —sus ojos brillaron bajo la oscuridad del apartamento.
—Yo también te quiero, Jeon.
—¡Noona...—un chillido escapó de sus labios debido a la emoción.
—Shh.—JiSul se removió para intentar callarlo antes de que su amiga rubia despertara y lo echará por ser un jodido escandaloso— Hotaru puede despertar.
—¡¿Quién está ahí?! —un voz ronca los alarmó por completo, las luces se encendieron y su amiga con el rostro medio dormido hizo acto de presencia— Mierda, dejen de ser tan ruidosos. Hay gente que trabaja, ¡Tengan respeto, carajo! —los señaló con furia, su cuerpo medio encorbado era señal de lo cansada que estaba— Dormiré en la habitación de invitados. —le dijo tras entender la situación— Y hola JungKook.
—Hola, Hotaru noona.—sonrió tímido.
—Ya entiendo porque te cae mal, esa sonrisa es odiosa.—giró sus ojos con burla.
—¿Qué tiene de malo mi sonrisa? —preguntó, pues su Abuela siempre decía que sus dientes eran adorables.
—Yo siempre tengo la razón.—la castaña se levantó y extendió la mano hacia él— Ahora, vamos a dormir antes de que amanezca.
Se despidió de su mejor amiga cuando caminaron al cuarto principal, cayó en la cama viendo la ropa del menor siendo tirada al suelo. Bostezo, acostándose a su lado en ropa interior, tomó su cintura y la pegó a su pecho. Con un sonrojo en sus mejillas JiSul quiso desviar la vista por la vergüenza, no debería estar tan nerviosa luego de haberse acostado con él e incluso confesarle sus sentimientos... pero lo estaba.
—Me gustan tus mejillas.—grande fue su sorpresa ante la mordida que él le dio a una de ellas.
—¡JungKook! —golpeó su hombro— Auch, eso dolió.
—No me resisto.—lloriqueo— ¿Puedo morder todo tu cuerpo? Así marcare territorio.
—Hace unos minutos estabas poniéndote nervioso frente a mi amiga, ¿Y ahora me quieres marcar como a un perro? —él asintió— A ver, ponte a ladrar si eres perro.
—Woof, Woof. —lo hizo, lo hizo realmente.
JiSul negó y le dio la espalda sin creerlo— Mejor duerme.
—Bieeen...—la abrazo por atrás, pegando la nariz a su cuello.
Es cálido dormir con él, por más que hace segundos haya actuado como un perro.
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