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Chapter 3 🦋

Jungkook y Yoongi se encontraban entrenando con sus espadas como ya era habitual entre ellos. Con agilidad y destreza esquivaban los ataques del contrario, hasta que llegado un momento sintieron que era necesario parar para tomar un poco de agua para hidratarse. Ya que el cansancio y el calor les estaba matando lentamente.

El par de amigos y el resto de sus compañeros que eran humanos se esforzaban demasiado en su tarea de proteger a las hadas (que vale recalcar no eran muchas en cantidad), pero que aun así eran extremadamente importantes y veneradas para su especie. Dado que de las de mayor poder se encargaban de protegerlos con sus poderes mágicos de algunos monstruos que solían acecharles y con los que obviamente no podían competir.

Pero se preguntarán, ¿de quiénes debían proteger a las hadas? Pues, así como los humanos eran cuidados de monstruos que consumían energía espiritual, existían otras especies como los elfos que estaban en constantes disturbios con los seres alados. Más específicamente por cuestiones de poder, logrando de manera exitosa exterminarles con el tiempo. Dejando una pequeña cantidad de hadas vivas. Sin embargo, por más increíble que pareciera los mortales habían desarrollado armamentos con los que podían darles pelea; y por ese motivo llegado un determinado momento ambas especies se habían vuelto aliadas, dándose protección mutua para vivir tranquilamente.

Y en el caso del hada que era heredera al trono, esta era la que mayor importancia tenía, porque era dirigente del grupo restante de hadas que ayudaban con sus poderes a los humanos.

Lastimosamente Jungkook había cometido el error de fijarse en quién debía cuidar con su vida, de la misma forma en que Taehyung no tuvo que siquiera corresponderle. Muy a pesar de que su corazón le dictara lo contrario.

El par de caballeros sintieron miradas sobre ellos, y al mismo tiempo voltearon sus rostros para apreciar de mejor manera a las dos hadas que estaban a una considerable distancia de donde ellos se encontraban ubicados, observándoles con ese cariño desbordando de sus orbes.

El azabache amaba ver a Taehyung siendo tan perfecto y etéreo. Con sus preciosas alas moradas a la vista, ya que la mayoría del tiempo las ocultaba; estas eran grandes y semitransparentes, resaltando majestuosamente su piel acanelada y brillante por el polvo de estas, mientras lucía la más fina y elegante vestimenta. Tan digna del título que portaba.

Jeon notó como su precioso ser alado se acercaba en compañía de su otro buen amigo Jimin. Por lo que le saludó de manera formal, tal y como siempre hacía para aparentar frente al resto. Aunque eso realmente no le molestaba, porque amaba besar suavemente el dorso de la mano del castaño, mostrándole su respeto. Taehyung sonrió de manera labial y Jungkook se perdió en sus preciosos ojos celestes, de la misma forma en la que el contrario lo hizo con los de color chocolate.

El tiempo había pasado, pero ellos seguían viéndose con adoración. Jamás pensaron enamorarse del contrario, porque no estaba en sus planes y hasta lo consideraron imposible en su momento. Ya que sus clases sociales tenían un gran peso en sus vidas, como si se tratara de un recordatorio sobre el rol que debían seguir. Como la verdad más absoluta e innegable; pero ahí estaban, yendo contracorriente, amándose con fuerza. Aunque los únicos que lo supieran además de ellos fueran sus mejores amigos que desde que se habían enterado, juraron apoyarles en las buenas y en las malas.

Y así había sido hasta la actualidad muy a pesar de los problemas en los que pudieron meterse por culpa de los tortolitos. Exceptuando los propios ya que tampoco la tenían fácil desde que habían revelado ser pareja, pues casi les había costado sus trabajos de caballero y ayudante real, de no ser por la intervención de Taehyung.

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—Te ves hermoso, Tae. Tu belleza siempre sabe cómo cautivarme como las abejas al polen... — soltó Jungkook con sinceridad, por lo que el castaño se avergonzó considerablemente. Las palabras del menor siempre causaban gran impacto en su ser. Además de seguir siendo sorpresivas para su alocado corazón.

—Gracias Jungkookie, como siempre tú también te ves muy guapo.

—Dios, este par me mata de la ternura—afirmó Jimin con sinceridad y Yoongi le dedicó una sonrisa. Colocándose a un lado de su hada, abrazándole por la cintura con firmeza, mientras este se dejaba ser.

—Tienes mucha razón, Minnie. Aunque este mocoso se volvió mucho más cursi desde que se volvió pareja de su alteza.

—No molestes a mi chico, Yoongi hyung—se quejó Taehyung con el ceño tiernamente fruncido. El azabache no pudo evitar sentirse con el pecho inflándose por el orgullo. Amaba que su hada regañara a su buen amigo, porque sabía que a pesar de todo no podría llevarle la contraria como haría con él. 

Ya que tampoco podría tratar de excusarse vagamente diciendo que exageraba al respecto. Porque sabía que no era así, pues Jungkook tenía muy presente que, si antes era un poquito cursi, ahora lo era el triple. Ya que el castaño era como su musa, que le inspiraba tanto y él necesitaba expresarlo en la más mínima oportunidad.

—Y por favor, cuando estemos a solas deja de llamarme su alteza—el hada pidió con calma y el más pálido aseguró suavemente, estando bien con la petición.

—Está bien, no diré nada por ahora, y lo siento Tae, es la costumbre—el caballero de ojos gatunos se disculpó y el menor negó.

—No importa, pero lo único que quiero es que cuando esté con ustedes quiero olvidarme del tonto título y todo lo que conlleva.

—De acuerdo, tus órdenes son deseos para nosotros TaeTae—respondió Jungkook con seguridad y sus amigos asintieron apoyando la idea—. ¿Pero a qué debemos su agradable presencia?

—Les extrañábamos un poquito—dijo Jimin, sintiendo el color subir a sus mejillas.

—¿Solo un poquito? —inquirió Yoongi y su pareja negó repetidas veces—. Mucho, mucho, Yoon.

—Así está mejor...

El azabache y el castaño sonrieron al ver a sus amigos que también desbordaban dulzura entre los dos, pero Jungkook fue el primero en hablar.

—Estamos a nada de terminar por hoy, si gustan pueden vernos y luego podemos hacer lo que quieran.

—Podríamos conversar un poco—sugirió Taehyung muy animado—. Pero por mientras, Jiminnie y yo disfrutaremos de las agradables vistas.

—Ese es un gran plan—aseguró Yoongi y todos rieron con complicidad.

Y así sucedió, después de que el entrenamiento terminara en medio de las ovaciones de ambos amigos hacia sus respectivas parejas; lo susodichos se la pasaron conversando por un largo rato. 

Los dos caballeros aprovecharon a galantear frente a sus parejas, causándoles muchas sonrisas invaluables que tanto Jungkook como Yoongi atesorarían sin dudar. Hasta que finalmente se despidieron para volver cada uno a sus tareas, siendo testigos del instante en el que el sol se escondió dando paso a la noche, sin saber que alguien les vigilaba de cerca.

Teniendo las peores intenciones del mundo.

Continuará...

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