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01.

Días antes del clásico, final de la Supercopa.

POV: Pedri.

-¿Ya escuchaste el nuevo rumor? -pregunta Gavi a Ferran, aparece de la nada en la cancha mientras todos estamos por comenzar el entrenamiento.

Ya iban más de dos veces que Gavi llegaba tarde a los entrenamientos, él era perfectamente consciente de que se iba llevar otra multa más por llegada tardía, aun así, cada vez que llegaba en el coche de su padre, siempre parecía existir algo que lo retrasara. Por eso, venía llevándolo en mi coche a cada entrenamiento desde hace unas semanas, parece que la combinación que hacíamos causaba que llegara temprano.

­-No, ¿Qué pasa? -Ferran arruga la frente mientras se agacha balanceándose para estirar las piernas. Se levanta y estira los brazos

-Los chicos de la Masía murmuran -responde Gavi, baja la voz como si estuviera contando algo muy emocionante-. Dicen que es posible que fichen a Messi al PSG.

Gavi se ríe, pues piensa que es sólo un rumor. Pero yo paro las orejas mientras estoy estirando.

¿Messi estaba pensando en irse? No, imposible. ¿Por qué no me lo había dicho?

-Seguro que extraña a Neymar -dice Ferran alzando las cejas.

-Seguro que el Barça ya no puede pagarle esa millonada que cobra -comenta Gavi, pero acto seguido hace una mueca de preocupación-. Joder, espero que no tenga que ver con eso.

-El coche que se va conseguir el cabrón cuando vaya a Francia -bromea Ferrán-. Como Cristiano Ronaldo.

-Con una fotito para el insta en la torre Eiffel -continúa Gavi.

Mientras Gavi simula ser Messi tomándose una selfie en París, giro la cabeza, buscando a Leo. Lo veo estirando en el otro grupo, a su alrededor estaban Busi, Piqué, Raphinha y Araujo. Me parecía verlo con la mirada perdida, incluso cuando los demás chicos de la plantilla le hacían conversación. Casi podía imaginarme las preguntas que estarían haciéndole, si es que ya se enteraron del mismo chisme. Aparté la vista únicamente cuando Balde y Ansu se acercaron con los rostros iluminados.

-Esta noche tenemos fiesta o me dejo de llamar Alejandro Balde. -La sonrisa que se dibuja en el rostro de Balde me causa una sensación extraña.

Ansu rodea con un brazo a Balde por los hombros.

-Eh... ¿De qué me perdí? -pregunto.

-Sí, ¿de qué nos perdimos? -habla Gavi imitando la misma tonada.

-Joder, Gavi, siempre estás perdido. -Ferrán vuelca los ojos.

Algo me decía que Ferrán también estaba enterado de lo que sea que estaban tramando.

-¡Lo has olvidado! Pero mira qué amigo tienes, eh, Pedri. -Balde tenía una sonrisa muy sospechosa en la cara.

-¿Pero de qué habla éste? -Gavi sonríe, pero noto en su expresión que no sabe si es una broma o realmente olvidó algo importante acerca de mí.

-¿Hay algún motivo para festejar? -pregunta Ferran, pero alcanzo a ver un brillo de malicia en su sonrisa.

Ahora sí que sospechaba que esos tres tramaban algo.

-¡Claro que hay motivos para festejar! Díselo, Ansu ¡Es el cumple de Pepi! -expresa Balde, con Ansu asintiendo a su lado.

Ya olía que algo así iban a decir.

Ansu y Balde comenzaron repentinamente a correr hacia mí, tratando de propinarme golpes y collejas, cantando el feliz cumpleaños a coro. Reacciono tan instintivamente que consigo evadir a los chicos, a veces entrenaba más evadiendo a esos tontos que en la misma cancha.

-¿Qué? Estáis de coña. -Gavi arruga la frente mientras observa la escena.

Ferrán se une al dúo de Ansu y Balde, dándome menos oportunidades de huír. Gavi, sin embargo, todavía no comprende muy bien la broma.

Obviamente sabía que no era mi cumpleaños, lo recordaría.

Casi le propino una patada a Balde tratando de sacármelo de encima, el tonto era muy ágil para esas cosas ¡Ah, pero en los partidos!

-Es que sois tontos de verdad, si queríais una excusa, tenéis a Messi que se va al PSG -me quejo.

Aprovecho mientras Balde, Ansu y Ferran se ríen, para alejarme y huír.

-Pero ¿De verdad es tu cumple, tío? Pensé que era en noviembre -Gavi pregunta de repente.

Ahora entendía por qué todos siempre decían que Gavi andaba perdido por la vida. Pude haberme ofendido, pero simplemente niego con el mentón.

-No, estos tres son unos tontos.

Al escuchar esa respuesta, Gavi abre la boca por fin comprendiendo el chiste. Ferrán lo mira y se aguanta la risa.

-Ah, joder -Gavi resopla, pero antes de que me pueda dar cuenta, me da un fuerte golpe en la espalda sin darme tiempo a reaccionar-. ¡Felicidades, Pepi!

No me queda de otra más que reírme de ello con los demás chicos, mientras intento vengarme de Gavi sin éxito.

-Ya, parad, chicos, estaba pensando que hoy organizemos la fiesta en mi casa -Balde habla, mientras busca separarme de Gavi.

Finjo estar molesto por mi intento fallido de golpear a Gavi, pero no puedo evitar sonreír negando con la cabeza

Aunque escuchar a Balde tan emocionado por organizar una fiesta me hiciera sentir emocionado, mentiría si decía que tenía ganas.
Es verdad que desde que conocí a estos chicos comencé a salir más y a hacer cosas de las cuales antes no estaba acostumbrado a hacerlas, pero todavía seguía siendo un Canario muy tranquilo. Vengo de las playas, reuniones tranquilas, y no de las fiestas destructivas.

Pero Balde y Gavi podían llegar ser una combinación muy peligrosa.

-Va ir Lily -añade Balde. Los cuatro chicos se giran en mi dirección observándome atentamente.

Y también podían llegar a ser increíblemente convincentes.

-Entonces me uno -respondo dibujando una media sonrisa en mi rostro.

Ya lo habíamos dado por hecho, se venía una noche muy movida.

¿Quién era Lily? Bueno, una historia para más adelante.

***

POV: Messi.

Llevaba bastantes minutos evadiendo preguntas sobre mi ida del Barcelona para el París Saint Germain. No sabía que los rumores podrían llegar a viajar así de rápido, y menos entre mis compañeros de la plantilla. Había hablado con Xavi, nuestro entrenador, hace bastantes días, ambos sabíamos la situación de mi carrera como futbolista.

Le dije que a veces sentía que simplemente ya no estaba cómodo con el club.

¿Tenía que irme?

Algunas noches me imaginaba cambiando de cuerpo con un joven de veintidós años ordinario, viviendo en Barcelona, sin preocupaciones, y sin ninguna clase de presión social.

Sin la carga de ser Lionel Messi. Un nombre que a veces ni siquiera se sentía mío. Sólo algo comercial, con el costo de ser acosado por la prensa y la gente en general, sin poder respirar, sin poder tomar decisiones normales.

Y no es que no amara esta vida, estaba enamorado de la suerte que tenía, todo era fruto de trabajo duro, vivía de hacer lo que más amaba en el mundo, jugar al fútbol.

Pero a veces, cargaba un peso encima más grande del que mi cuerpo podía sostener, y era agotador y frustrante.

No había otra verdad.

No cambiaría nunca lo que había logrado, y todavía estaba dispuesto a lograr más, pero a veces... sólo a veces... Quería descansar.

¿Lo haría algún día? El hecho de que todo futbolista tiene su final, a veces calmaba mis pensamientos, tendría un día tranquilo algún día.

Pero, ¿realmente quería que ese día llegara?

-Disculpa, ¿tú pediste una pizza?

La voz de una chica hace que despierte de mis pensamientos. Alzo la cabeza para mirar a mi alrededor, me encontraba en el vestuario completamente solo. No sé en qué momento mis compañeros de equipo se habían ido, sólo quedaban unos cuántos del servicio.

Trato de identificar a la causante del susto y ésta me devuelve la mirada abriendo exageradamente los ojos.

-¿Messi? -pregunta sorprendida-. ¡No lo puedo creer, Dios mío!

Desconecto un momento de escucharla hablar. Ya estaba acostumbrado a que la gente se sintiera exaltada al verme.
Hago una breve repasada a su aspecto; no era tan alta, su cuerpo era pequeño, y sin embargo, sus piernas eran atléticas.
Observo los grandes ojos que me miran desde su expresión sorprendida, ella parece saber quién soy, pero yo no, quiero saber quién es ella.

Llevaba dos cajas de pizza y una coca cola, que temblaron al borde de resbalar por sus dedos, intento moverme muy rápido para evitar que las pizzas se le cayeran. La chica se sobresalta al ver cómo casi se le caen, y agradece rápidamente el gesto.

-Gracias, y disculpa, de verdad... Yo pasaba por aquí sólo porque tengo un amigo... ¡Alejandro! Él me habló mucho de ti, y justamente estaba buscándolo. Debes conocerlo; un chico un poco alto, moreno, no para de sonreír y hacer chistes malos.

-Sí, sé quién es ¿Vos sos? -la interrumpo, ella me sonríe de una forma nerviosa, es tan linda que no puedo evitar contagiarme de su sonrisa.

La chica respira hondo y parece recobrar la compostura.

-Lily, me llamo Lily, lo siento mucho, de verdad, no quería molestarte. Lo que pasa es que no conozco mucho esta zona.

-No pasa nada, no estaba haciendo nada importante -respondo, trato de restarle importancia.

La realidad es que estaba inmerso en mis pensamientos sin idea de cómo continuar con mi vida, no podía decirse que estaba ocupado.
La chica se pone en cuclillas intentando ordenar la comida de vuelta a su lugar, apoyándose de uno de los asientos de mi lado.

-¿Querés que te ayude? -pregunto luego del breve silencio.

-Sí, digo, no... Yo puedo sola no te preocupes.

-No, enserio. No tengo problema.

Lily abre los ojos muy bien, como si todavía no pudiera creer que estaba hablando conmigo. No era una de las reacciones más extrañas que había presenciado en mi vida cuando alguien me conocía, pero sí de las más tiernas. No puedo apartar la mirada de esta chica extraña.

-Fue tu compañero Balde, me pidió que vaya por unas pizzas y luego simplemente me mandó esta dirección, le debía varios favores y me quedaba cerca de la universidad, así que vine y no lo encuentro -la chica habla tocándose el pelo con nerviosismo-. De todas formas, ni a él ni a todos sus compañeros les gusta la comida basura y no entiendo, son tan raros. ¡Ay perdona! No quise decir que tú seas... Bueno, debes comer sano para estar tan bien como estás ¡Quiero decir! Bien de salud...

-Me gusta la pizza igual -interrumpo su verborrea, y me muevo rápido para robarle un trozo de pizza de la caja, dándole un mordisco y burlándome de la reacción de la rubia.

La cara que llevaba parecía casi como si acabara de ver un fantasma. Mira de la caja de pizza a mi mano llena de grasa, y por poco me siento avergonzado por robarle la comida, hasta que la chica suelta una carcajada que resuena en todo el vestuario.

-¡Dios! ¡No me lo creo! -se ríe.

Me siento genuinamente contagiado por su risa y ambos nos miramos con diversión. Le doy otro mordisco al resto de la pizza.

-No es que nuestra dieta no nos dé algún permitido a veces, mira si voy vivir toda mi vida sin probar algo de esta "basura".

Ambos nos burlamos del trozo de pizza en mi mano, mientras el ambiente se va tornando menos tenso para los dos.

-Perdona, no quise tratarte como... -Lily hace una pausa, mostrándose verdaderamente arrepentida-. Bueno, al final somos todos humanos ¿Verdad?

-No pasa nada, estoy acostumbrado.

-Ahora me siento como la mierda.

Le dedico una sonrisa algo forzada. Y ella levanta las cejas.

-Lo siento, creo que debería empezar de vuelta -dice, poniéndose de pie-. Disculpa, persona completamente normal y nada excéntrica, me llamo Lily.

Me divierte la forma en que me mira con tanta seriedad, la chica de verdad se sentía apenada por tratarme como lo hacía todo el mundo.

-Y yo soy Lionel, pero me dicen Leo.

Lily extiende su mano amablemente y la estrecho.

-Un placer.

-Igualmente, igualmente.

-Y una vez más, lo siento, sólo necesitaba saber dónde encontrar a Balde.

-No tengo ni idea -respondo, reprimiendo una sonrisa.

Ambos dejamos escapar una burla, porque nada tenía sentido. Luego de mirarnos por unos segundos sin saber qué hacer, la chica deja escapar un suspiro y saca su móvil.

-Pues, hala, probaré una vez más a ver si tengo suerte.

Observo cómo parece llamar a alguien sin obtener respuesta.

-Igual los chicos sigan en el gimnasio, y puedas preguntarles -trato de ayudar.

Lily deja salir un suspiro de frustración, guardando el móvil en el bolsillo de sus jeans.

-De acuerdo, ¿me dirías cómo puedo acceder allí?

-Eh, no sé -respondo, ahora que lo pensaba no creía que fuera muy fácil que accediera cualquier persona al gimnasio del Barça-. Creo que no se puede. Mejor voy yo y luego te aviso.

-Oh, no te preocupes. No quiero molestarte, es mejor si me regreso y luego veo si Alejandro aparece por ahí.

-No me molestás, quedate por acá un ratito, ya vuelvo.

Antes de que Lily siga siendo amable y se niegue a mi ayuda, me voy directo al gimnasio sin dejarle oportunidad de oponerse.

Al llegar veo a los chicos charlando animadamente en uno de los banquillos. Me acerco a ellos sin hacer mucho ruido. Y sin querer oigo parte de la conversación antes de que me vean llegar.

-Le dije a Lily que venga así puedes invitarla a la fiesta personalmente Pepi -hablaba Balde, acompañado de las risas de Ansu, Ferran y Gavi.

Pedri también se ríe, pero no estoy seguro de si sus mejillas se han puesto rosadas por el reciente entrenamiento o por la vergüenza.

-Este tío es un tonto-murmura Pedri en respuesta.

-¡Qué va! Lo último que esa tía haría, sería acercarse de vuelta a Pedri después de lo que le hizo -añade Ferrán.

-Hostia, como no se olvide de eso la vas a tener muy difícil, Pedri -dice Gavi.

No entiendo nada, pero capto algunas indirectas en la conversación. No sabía si seguir oyendo desde allí o interrumpir.

-Va a venir porque yo se lo pido, y traerá comida, tienes que hacer como que tienes hambre y hablas con ella.

Balde sigue dando instrucciones a Pedri.

-Pero consigue que acepte ir a la fiesta, sino no podré ayudarte más, eh.

Risas.

-Vale, vale.

-¡Y te la echas esa noche! -dice Ferrán.

-¡Eh! Ferrán, no todos son unos guarros como tú -Ansu se queja.

-Habló el más guarro.

Más risas.

-Pensé que el más guarro era Eric -comenta Gavi.

-Pues hablando de guarros tenéis que invitar a Araujo y a Sergi, os lo encargo. Y a Lily decirle que traiga unas amigas a la fiesta -añade Balde.

No me gusta para nada por dónde va la conversación sobre la agradable chica que acababa de conocer.

-¿Qué fiesta? -pregunto dejándome ver.

Los chicos se callan instantáneamente sin entender qué hago yo allí.

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