MostrarsE digno...
Evie
Mal incitó a las gárgolas, estas se callaron inmediatamente y un humo verde comenzó a verse desde las ventanas del castillo, no parecía buena señal.
Carloosssss, acercateeeeee
Las voces tétricas de las gárgolas lo llamaron y el dio un brinco asustado, volteé a mirar el castillo, el humo verde se estaba expandiendo lentamente, pero quizá en algún momento llegue hasta nosotros.
—¿Por qué yo? —tragó saliva nervioso.
—Tal vez porque fuiste quien lo descubrió —intenté razonar haciendo una mueca—. Todo estará bien.
—Claro, te irá bien hombre —apoyó Jay.
—Es tu momento Carlos, tú puedes —dijo Mal y Carlos se animó a dar un paso al frente.
Carlosssssssss, primera preguuuuntaaaaa.
Manchas de tinte sobre la nieveee, no son ni cien, ni noventa y nueveee.
Ásperos collares rojos estaban usandoooo.
¿De quienes estamos hablandoo?
La tierra volvió a temblar apenas las gárgolas hicieron la pregunta, intentábamos sostenernos sin caer, pero a mi me preocupaban dos cosas, una, el humo expandiéndose, está claro. Y dos, estábamos en una isla donde la tierra no parecía muy firme, arriba de una montaña, si seguía temblando así podría destrozarse.
—¡Responde la pregunta! —le gritó Mal pero Carlos solo balbuceaba al pensar.
—¡Los cachorros! ¡Los cachorros de mi madre! ¡Los dálmatas! No eran ni cien ni noventa y nueve, eran ciento uno —se calló, las gárgolas solo se miraron—. ¿Debo decir los nombres? Porque me los sé completos, hasta el último de ellos —tomó aire antes de volver a hablar—. Pongo, perdita, Patch, Lucky, Roly, Poly, Freckles, Pepper... —dejó de hablar porque los ojos de las gárgolas se apagaron, supusimos que no estaba funcionando, pero la niebla se abrió, una parte del puente se había extendido, podíamos avanzar.
—¡SIGUIENTE ACERTIJO! —gritó Mal haciendo que nos pusiéramos más nerviosos después de avanzar hasta el límite del puente.
Carlosssss, siguiente preguntaaaaa
Como una rosa en una ventiscaaaaa
Floreceeee siempre partidaa
Un rojo espectraaaal
Su beso essss mortaal
Las gárgolas nos mostraron sus dientes y abrieron sus alas, listas para atacar en cualquier momento, o eso parecía, miramos a Carlos nerviosos y miré a Jay acercarse a mi, una de las gárgolas voló y Jay me jaló cuando se puso cerca de donde yo estaba.
—¡Cuidado! —anunció al hablarme y yo lo miré nerviosa, asentí en agradecimiento y miramos a la gárgola que nos amenazaba—. ¡Carlos, la pregunta! —presionó Jay.
—¡Mi madre! Creo que esa es la respuesta ¡Cruella de Vil!
Incorrectooooo
La tierra volvió a temblar con nosotros en medio del puente, no podíamos retroceder porque las gárgolas interferían el camino y nos estaban amenazando.
—¡Pero debe ser sobre tu madre! —dije confundida y recite la pregunta en mi mente—. ¡Cruella ama el rojo! ¡Se trata del color de su labial!
—¿Entonces...?
—Veamos... ehm ¡Cerezas silvestres! Debe ser ese, ha sido el boom de toda esta temporada, al menos eso parece por la basura que nos han traído de Auradon.
—No puedo creer que sepas eso —me dijo Mal rodando los ojos y yo hice una mueca. Un viento fuerte se hizo presente y nos aferramos unos a otros atrás de Carlos, a quien sosteníamos por los hombros—. ¿No es cerezas silvestres? Juraría que la respuesta era un rojo con tonos rosáceos. ¡No! ¡Alto! ¡Ella no usa rosa! —me miraron confundidos—. Es completamente rojo, el más rojo ¿cual era? ¿Escarcha y fuego? ¡No! ¡Hielo y Fuego! ¡Si, ese! ¡Cruella usa labial Hielo y Fuego!
Las gárgolas se detuvo así como el viento fuerte, frente a nosotros otra sección del puente se hizo visible, todos estábamos más relajados ahora, avanzamos hasta el límite.
Carlossssss, ultima preguntaaaaa.
Su corazón es oscuroo, negro como el cielooo.
Dígannos, jóvenes viajerosss, ¿cual es su amor verdaderooo?
—Debe estar hablando de Maléfica —dijo Carlos mirando a Mal.
—¡Mi madre no tiene amor verdadero! —anuncio Mal con fe de obtener algún resultado positivo—. ¡Mi madre no ama a nadie ni a nada! ¡Ni siquiera me ama a mi! —hice una leve mueca al escuchar eso y vi a Mal hacer una igual, auch.
—No me miren a mi, yo ni si quiera tengo madre —Jay se encogió de hombros.
—Mi madre ama la belleza —dije apretando los labios—. Un poco cliché, lo sé.
CUAL ES SU AMOR VERDADERO
—¿mi padre? —se aventuró a decir Mal, Carlos negó con la cabeza—. ¿El ojo de dragón? Eso es todo lo que le preocupa —miré hacia un lado, la niebla verde nos estaría alcanzando dentro de poco.
—¡Ser la más bella de todos! —grité pero no resultó—. O ella o yo, en ese orden —las cosas no estaban funcionando, la tierra volvió a temblar.
—No puedo ayudar, estoy bastante seguro de que la respuesta no es Jafar, el príncipe de las pijamas —hicimos una mueca mientras pensábamos, las gárgolas estaban presionando de nuevo.
—¡Piensa Mal! ¿Qué ama maléfica? —la miré directamente después de hablar.
—¿Diablo? ¿Es Diablo? —dijo insegura, el puente comenzó a temblar, la piedra comenzó a agrietarse.
—¡Esperen! ¡Sigue hablando de Cruella! ¡No está hablando de Maléfica! —gritó Jay, tembló tan fuerte que logró derribarnos al suelo—. ¡Carlos! ¡¿Cual es el verdadero amor de tu madre?! —Jay nos ayudo a levantarnos y tratar de sostenernos.
—¡Sus pieles! —gritó Carlos—. ¡El único y verdadero amor de Cruella son sus pieles! Son su única preocupación —soltó un suspiro y todo se detuvo por fin, miramos alrededor y corrimos hasta el final del puente, estábamos a salvo, por ahora.
—Bien hecho —le dijo Mal a Carlos con una sonrisa.
—¿a donde vamos ahora —pregunté y la máquina de Carlos comenzó a emitir un ruido incesante.
—Por aquí —comenzamos a caminar—. Estén atentos, esa sólo fue la primera prueba —todos asentimos.
Entramos por fin a la fortaleza prohibida y nos abrigamos con cosas que teníamos, pero aún así no era suficiente, Carlos soltaba nubes blancas y pequeñas al hablar, los labios de Mal se estaban poniendo azules, Jay sentía la cara entumida por completo y mis dedos comenzaban a doler, dolían menos cuando Jay tomaba mi mano solo para entrar en calor.
—¿Qué es eso? —señaló Jay una puerta con una luz verde resplandeciendo, quizá la única luz dentro del lugar.
—Ahí debe estar el ojo de dragón, andando —habló Mal con dificultad y salió corriendo con las energías que nos quedaban, estar en el frío era agotador.
—Espera —no me hizo caso, yo no me estaba sintiendo bien, ni siquiera la cueva intento de castillo donde crecí era tan fría, y la isla era un lugar bastante frío en general.
Entramos a la habitación y comencé a ver borroso, me detuve un momento queriendo respirar, pero el aire helado en mi nariz no ayudó, estaba mareada, miré alrededor y no había nadie, estaba sola.
Estábamos en la segunda prueba.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro