EMprendiendo el viaje
Mal
Ya estaba todo listo, los cuatro nos dirigimos hacia la zona prohibida de la escuela, la cual estaba resguardada por una araña gigante, y claro, el Dr. Facilier.
—¿Qué hacen merodeando a esta hora de la noche? —su irritante voz autoritaria se escuchó justo frente a nosotros.
—Nada que pueda interesarle a un anciano —dije petulante—. Queremos entrar a la sección prohibida.
—Por algo es prohibida —dijo amargamente—. Claro, tenía que ser la menos favorita de mis estudiantes —soltó un suspiro.
—Tenemos pases de entrada —dije sacando el mazo de cartas de tarot que traíamos en una de las mochilas, una de las cosas que había robado junto con Evie.
—Supongo que puedo hacer una excepción —los ojos del hombre brillaban al ver las cartas, es patético.
Nos llevó a la sección prohibida, ayudándonos a esquivar la enorme araña que lo resguardaba.
—Si me dijeran que buscan sería más fácil ayudarlos.
Evie me miró un segundo en busca de aprobación. Yo apreté los labios y me encogí de hombros, ya da igual, supongo.
—Buscamos el mapa de la isla, en clase dijeron que en esta sección está todo lo relacionado al origen de la isla —asentimos cuando Evie terminó de hablar.
El hombre hizo una mueca, agité el mazo de tarot frente a su cara y soltó un suspiro, se dirigió a los estantes más alejados y trajo un par de enormes libros. Tomó un papel del centro de uno de ellos y me lo dio.
—Esto está en blanco —dije exasperada.
—El mapa está con tinta invisible —su tono de burla hizo un malestar enorme en mis oídos, tiré el tarot para tomarlo del cuello y amenazarlo contra los estantes.
—No tengo tiempo para juegos, anciano —dije molesta.
El hombre solo temblaba, era satisfactorio verlo así, sentí una mano en mi hombro y al voltear me encontré con el rostro de Evie.
—Mal, déjamelo a mi —dijo con su tono calmado, la miré con los ojos entrecerrados y me alejé.
—Debe haber una forma de ver el mapa, díganos cual es, ahora —me dedicaba a ver con atención la interacción, Evie tenía un tono extrañamente seductor, era inquietante.
—S-si, si —el hombre tragó saliva y buscó entre su traje—. Debe ser una de estas pociones, pero no recuerdo cual —las dejó en el suelo y yo las tomé examinándolas una por una con concentración.
—Mal —habló Carlos interrumpiéndome.
—Ahora no, tonto —fruncí el ceño.
—Yo puedo hacer el elixir —dijo nerviosamente. Volteé a mirarlo con curiosidad.
—No hay magia en la isla ¿cómo harás la poción?
—No es magia, es ciencia —explicó—. Confía en mi, con los ingredientes correctos, puedo hacerlo —asentí.
Vi a Evie tomar discretamente uno de los libros que el Dr. F había sacado, y meterlo en una de las maletas.
Salimos rumbo al laboratorio de la escuela, el hombre no hizo más preguntas. Carlos hizo la poción y fue como magia el ver el mapa aparecer frente a nuestros ojos, estaba completo, la isla si que era más grande de lo que parecía, y tenía todos los pasadizos, las zonas prohibidas, ocultas, etc.
—La fortaleza prohibida, está en la isla —dije extrañada—. Es decir, pensándolo tiene sentido, ahí debe estar el cetro.
—Vamos a verificar —miré a Evie—. ¿Tienen la brújula? —los chicos asintieron—. Si la clase de ciencias es cierta, la brújula debería guiarnos perfectamente hacia el cetro. No tenemos otra cosa que se compare a un polo magnético, la magia debe ser fuerte aquí, siendo que no hay nada.
Emprendimos camino hacia la aldea que se encontraba en la orilla de la costa, ya era de madrugada.
—Será mejor comer algo antes de empezar —habló Jay cuando estuvimos frente a un semi-restaurante en la costa.
—¿Hablas en serio? ¿Ursula Fish & Chips? ¿No pudiste tener una peor idea? —dije exasperada.
—Supéralo, Mal —rodé los ojos.
—No tengo ganas de soportar a los idiotas de los piratas hoy, mucho menos de pelear con Uma, tenemos cosas más importantes que hacer —renegué frunciendo el ceño.
—¿Qué pasa? —esta vez Evie hablaba, tenía sentido, hacia 10 años que no salía, y supongo que jamás había venido tan alejada, menos a este lado de la isla.
—Mal y Uma, la hija de Ursula, solían ser amigas, después pasaron cosas y ahora no se soportan —habló Carlos y yo asentí—. Uma no va a Dragon Hall, todos los de esta zona estudian en Serpent Prep.
—Míralo así, Mal. Entramos, comemos algo, robamos otro poco y ya, un poco de diversión antes de emprender el viaje —miré a Jay y fruncí el ceño.
—Bien, supongo que no estará mal ver la cara derrotada del camarón, como siempre.
Entramos al restaurante y captamos la atención de todos al instante, nos sentamos en una mesa y tomé a un mesero joven.
—Tráenos comida, rápido —el asintió y me senté nuevamente, la madera desgastada rechinaba con cada movimiento.
Y claro que no se hizo esperar, pude saberlo al escuchar el ruido impetuoso de sus botas. Ni siquiera me inmuté cuando lo vi dejar su garfio al lado mío.
—Vaya, vaya, vaya —su tono seguía siendo igual a como lo recordaba, aunque ahora era muy incómodo que me susurrara por la espalda—. Que linda sorpresa.
—Hola Hook —dije sin moverme, con una sonrisa cínica—. ¿Cómo has estado? ¿Ya superaste lo nuestro o sigues llorando por la noches?
—Que graciosa —sonreí ante su tono amargo y se alejó—. Bueno, bueno, y tú quien eres —tomó su garfio se sentó junto a Evie, demasiado cerca.
—Evie Queen —se presentó algo incomoda, Harry pasó su garfio por el cabello de Evie y yo inconscientemente apreté los labios.
Me levanté y puse la mano entre ellos, Evie se recorrió y me senté entre los dos.
—¿No tienes algo mejor que hacer ahora? ¿Como besarle los pies a Uma? —dije exasperada.
—Vaya, vaya —se escuchó su voz a nuestras espaldas—. El hijo de Jafar, el hijo de Cruella, déjame adivinar, la hija de la Reina Malvada —sonreí levemente y después me puse seria nuevamente, pensaba en que era curioso el como la gente parecía saber quién era Evie incluso habiendo pasado 10 años encerrada—. Y claro, la hija de Maléfica.
Volteé la mirada y sin levantarme miré hacia de donde venía la voz.
—Hola Uma.
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