Tu Libertad a Cambio de mi Vida
La noche transcurrió normalmente, y conforme el tiempo pasaba la noche empezaba a irse y los rayos del sol empezaron a llegar colándose a través de las ventanas, pero ninguno de ellos realmente los sintió; por primera vez él había podido contar su historia, a pesar de que omitía varias partes de ellas, ya que al final de cuentas no eran recuerdos agradables para él, pero ella lo escuchó con atención en cada pedazo de ésta. De vez en cuando lograba ver como los sus ojos de Amy se llenaban de lágrimas y respiraba hondo para no llorar, eso le hacía esbozar una sonrisa disimulada.
–Después de aquel incidente conocí a Eggman, él cuido de mí y me enseñó todo lo que sé hoy– completó.
–¿Por qué dejaste que alguien extraño cuidara de ti–- preguntó la eriza rosa sin entender.
–No lo sé, supongo que no tenía a donde ir, y no quería regresar así que sólo me uní a él.
–¿Y nunca averiguaste quién lo hizo?
–Mmm... busqué durante muchos años pistas– dijo pensativo –Pero jamás encontré nada. Quien quiera que lo haya hecho fue muy bueno... el mejor.
–Pero tú conoces a muchos asesinos ¿No es así?, Deberías de tener alguna pista.
–Sí, pero nunca la tuve– respondió con una expresión de seriedad –Al igual que Shadow...
–¿Uh?, ¿Quién es Shadow?
Lo había olvidado, la razón por la cual debía de esconderla era aquel erizo negro; aún recordaba su mirada, aquella mirada que le había dado en el hospital.
–Bueno...
–¡Sonic!– gritó Tikal entrando por la puerta principal.
–¿Tikal?, ¿Qué pasa?– preguntó el erizo extrañado.
–¿Recuerdas aquel erizo negro del que me comentaste?
–Sí, ¿Qué con él?– preguntó Sonic sin interés.
–Él y otro erizo plateado andan buscándote.
–"Silver... Está vivo, ¿Pero cómo?" Espera, ¿Dijiste que me andan buscando?
–Sí, los vi cuando fui a comprar algo de leche para desayunar. Estaban preguntando por un erizo azul que corría a gran velocidad y que posiblemente andaba con una eriza rosa.
–¡Demonios!– maldijo parándose rápidamente –Debemos de irnos– ordenó viendo a Amy.
–¿Irnos?, ¿Quiénes son ellos? ¿Qué quieren?
–No hay tiempo de explicar, ¿Puedes moverte?
–Yo creo que sí...
Amy intentó levantarse pero le era algo difícil; caminar no era el problema, era poder respirar. El impacto de bala había dañado su pecho y le hacía difícil poder expandirlo para permitirles a sus pulmones la entrada de suficiente oxígeno.
–Sonic ella no podrá caminar con la suficiente rapidez por al menos un par de semanas– indicó la equidna preocupada.
–Bien. Amy, deberás de sostenerte de mí tan fuerte como puedas– ordenó cargándola.
–Pero...
–Confía en mí– dijo el erizo con mucha seguridad en su voz.
–Confío en ti– asintió ruborizándose.
–Gracias por todo- dijo el erizo azul con una sonrisa viendo a Tikal.
–Váyanse ahora, no tardarán en llegar por aquí.
Sonic asintió con la cabeza y corrió afuera de la casa, no tenía tiempo que perder.
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Se paró enfrente de aquel edificio, era un lugar muy grande y por nombre tenía "Ivo Robotnik Computers" era una de las más prestigiosas tiendas de computadoras de todo el mundo, siempre tenía los últimos adelantos sobre sistemas y máquinas, un lugar del cual nadie sospecharía. –Hora de irrumpir en el lugar– dijo poniéndose sus goggles y buscando una entrada trasera. Dalia corrió a la parte trasera del lugar y notó cómo entraban los cargamentos de aquel día. Se escabulló adentro del edificio por la puerta trasera, una vez adentro debía de buscar la oficina de Eggman, cosa que no creía que le costaría mucho
–Sólo debo de buscar la oficina más grande y mejor decoradas de todas– dijo para sí.
Dalia corrió adentro del edificio y notó que para acceder del segundo nivel a los demás niveles se necesita un pase electrónico y el edificio poseía al menos unos diez niveles asegurados. –¿Desde cuando una tienda de computadoras tiene tanta seguridad?– preguntó con sospecha escondida detrás de una puerta. Siguió así hasta que vio a un hombre con un traje muy elegante y unas gafas oscuras salir de un elevador, quien tenía una de esas tarjetas electrónicas que ella buscaba –"Perfecto"– pensó. Dalia C¡corrió a toda velocidad y chocó contra aquel hombre, a propósito.
–¡Cuidado!– gritó aquel hombre muy molesto quien yacía en el suelo.
–Lo siento, soy una mensajera y ya se me hace tarde– se excusó Dalia con una sonrisa traviesa.
–Malditos insubordinados– maldijo poniéndose en pie y yéndose de allí.
Dalia lo vio alejarse por la puerta principal sonriendo con orgullo. Sacó de su bolsillo aquella tarjeta electrónica y se dirigió directo al elevador en donde pasó la tarjeta por el espacio requerido e hizo que éste se abriera. Una vez adentro vio a cada uno de los botones, del uno al diez, ahora debía de averiguar en cual de todos ellos se podía encontrar Eggman. –Bien, en mi experiencia, siempre están en el último nivel– se dijo a sí misma, así que presionó el botón con un diez en él. El elevador empezó a subir. Llegó al décimo nivel y salió de allí precavidamente; vio a muchas personas correr de un lado a otro, . Siguió así detrás con papeles y demás. Se mantuvo oculta detrás de una de las paredes hasta que vio a aquel hombre con forma de huevo y un gran bigote, era Eggman. –Es hora de almorzar, vendré a las tres, que la reunión con los padres de esa chica para cobrar el rescate ya esté lista para cuando regrese– lo escuchó decir. –"Perfecto, tengo tiempo para encontrar lo que necesito"– pensó al instante. Después de asegurarse de que él hubiera bajado por aquel elevador Dalia se dirigió a donde ella suponía que podía estar la oficina. Vio una enorme puerta con dos iniciales "D.E" tenía que ser esa. Abrió la puerta y reconoció aquella habitación enseguida, es donde había estado antes. Vio una computadora en aquel escritorio y fue directamente a ésta. Intentó acceder a los archivos pero ésta tenía contraseña. Sacó un celular que Tails le había dado en caso de problemas y lo llamó.
–¿Aló?
–Estoy adentro, necesito ayuda para acceder a esta computadora.
–Bien, conecta el teléfono a la computadora, como te enseñe antes.
–Bien– dijo sacando un cable de su pantalón y conectándolo en el puerto USB –Listo.
–Bien, dame cinco minutos y podré evadir aquella contraseña.
Se sentó en aquella enorme silla y empezó a indagar en los cajones de aquel escritorio en busca de algo que pudiera ayudarla, pero no había nada realmente importante –Listo– escuchó decir por el teléfono, Dalia sonrió y vio como los archivos empezaban a abrirse enfrente de sus ojos –Excelente, te llamaré cuando salga de aquí– dijo antes de cortar la llamada. Empezó a buscar en diferentes archivos en busca de dónde podría estar aquella chica con poderes asombrosos, pero su atención se desvió al encontrar una carpeta intrigante –Proyecto SSS– dijo intrigada –Veamos que es esto– Abrió el documento o mejor dichos los diferentes documentos y no podía creer lo que leía.
–Esto es... imposible.
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Regresó apresuradamente, había olvidado traer su teléfono, necesitaba que lo llamaran exactamente después de hacer la reunión, era necesario que él supiera tan rápido como le fuera posible. Eggman corrió de nuevo a su oficina, tomando aquel elevador y una vez que llegó al décimo nivel fue directamente a su oficina sin detenerse ante nada. Una vez enfrente de aquella puerta notó que ésta no estaba bien cerrada –"Yo la cerré antes de irme"– pensó desconfiado. La empujó suavemente y pudo ver a la gata gris enfrente de su computadora tecleando en ella.
–...Dalia
Tomó su teléfono y lo guardó dentro de su bolsillo, cuando escuchó cómo aquella puerta se abría, era Eggman enfrente de ésta. No entendía cómo había llegado tan rápido, aún no era la hora de que él regresara.
–Eres realmente buena para haber llegado hasta aquí, más aún con ese yeso en tu brazo, no mentían los rumores.
–E-Eggman...
–No te preocupes en salir, mis guardias te mostraran la salida– dijo con varios guardias detrás de él.
–"Demonios"
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Corrió con ella en sus manos, hasta que sintió como chocaba contra algo, una pared invisible. Sonic cayó al instante al igual que Amy, quien hizo una pequeña exclamación de dolor. Sonic se levantó lentamente y al hacerlo vio a Silver descender de los aires. –Silver...– susurró al verlo. Él no dijo nada. Silver levantó una de sus manos y sin poder verlo a los ojos lo elevó por los aires y lo lanzó contra uno de los edificios, haciéndolo atravesar el mismo.
Se levantó del suelo y se quitó los escombros que tenía encima. Sonic vio de a Silver acercándose a él confundiéndolo, no entendía por qué lo estaba atacando, se suponía que estaban en el mismo bando.
–¡¿Qué demonios pasa contigo?!– le gritó sin entender por qué hacía eso.
–Lo siento... pero no tengo opción– respondió cabizbaja.
–¿Opción?
Alzó nuevamente su mano elevándolo por los aires –¡SILVER!– lo escuchó gritar. No quería lastimarlo, al final de cuentas él había sido el único que había estado con él para salvar a Blaze. –....Lo siento– musitó por último lanzándolo nuevamente hacia el suelo para luego elevarlo y volverlo hacerlo chocar contra el pavimento, repitiendo el acto varias veces, hasta que notó que su amigo empezó a toser sangre. Ya casi no se movía, estaba a punto de matarlo. Silver se acercó a él y una lágrima rodó por su mejilla, –"Sonic, perdóname"– pensó mientras miraba a su amigo yacer en el suelo. Alzó su mano nuevamente, pero antes de poder hacer nada sintió como Sonic tomaba su mano para jalarlo fuertemente hacia al suelo para luego con una patada golpearlo con fuerza, lanzándolo contra la pared de un edificio cercano, dejándolo bastante aturdido.
Sonic se levantó como pudo y corrió con dificultad hacia donde había dejado a Amy. Vio a Amy algo agitada caminando hacia donde él estaba. –¡Sonic!– gritó intentando caminar más aprisa. –Amy...– susurró Sonic con una pequeña sonrisa. Se acercó a ella y le sujetó por ambas manos –¿Estás bien?– preguntó al verla con cierta dificultad para respirar, ella asintió con la cabeza, tranquilizándolo, pero esa sensación no duró demasiado al ver en la lejanía a Shadow, quien caminaba hacia aquella dirección. –Amy, sujétame fuertemente–dijo cargándola con las fuerzas que aún tenía. Corrió, tan rápido como pudo, pero no pudo correr a su velocidad normal, corría como cualquier otro, lenta y moderadamente. –Sonic, ¿Estás bien?– preguntó la eriza al notar eso. Sonic vio uno de los edificios abandonados de la zona y corrió hacia éste. Bajó a Amy cuidadosamente y empezó a revisar la cerradura de aquel lugar.
–Amy, escucha, la razón por la cual tuve que sacarte de aquel hospital era protegerte– dijo forzando la cerradura para así abrirla.
–¿Protegerme?, ¿De qué?
–De Shadow...– respondió en voz baja –Escúchame bien, te quedarás aquí y no saldrás por nada hasta que yo venga por ti ¿Entendiste?– ordenó abriendo aquella puerta con algo de dificultad.
–¡No!– gritó ella –Yo me quedaré contigo. Sólo mira como estás, a penas si puedes moverte, no te dejaré solo.
–Yo estaré bien– dijo con unas sonrisa triste.
–No... Sonic.
Amy sabía que él no se encontraría bien, de sólo verlo podía saberlo. Tenía varios moretones en el rostro y aquella camisa blanca, tenía varias manchas rojizas, sangre que aún no se había terminado de secar. En su respiración notaba que se le dificultaba respirar tanto o incluso más que a ella, a penas si podía mantenerse de pie. Amy sabía que estaba sufriendo mucho, sabía que sentía mucho dolor, pero él no le decía absolutamente nada. Amy se acercó a él y puso una de sus manos sobre su mejilla, acariciándola suavemente.
–No pienso dejarte– le susurró con dulzura la eriza rosa.
–Amy, perdóname...– dijo él tomando aquella mano que acariciaba su mejilla –Por todo.
Sonic vio como ella se acercaba a él lentamente para después besarlo dulcemente. Sintió los labios de ella sobre los de él y así como ella, él la beso de regreso, correspondiéndole aquel beso, cual duró a penas unos cuantos segundos. Sonic la abrazó con sutileza y se acercó a su oreja –Lo siento...– murmuró. Aquellas palabras la dejaron confundida, sin parecer entender ahora de qué hablaba él. Sonic la tomó por los hombros y la adentró a aquel edificio; una vez que la vio adentro cerró la puerta con fuerza para evitar que ella saliera y que Shadow o Silver la vieran.
–No– susurró Amy al escuchar la puerta cerrarse por fuera –¡Sonic!, ¡Sonic!, ¡SONIC!– gritó con desesperación.
–"Lo lamento... pero no puedo permitir que algo malo te pase"– pensó mientras caminaba de regreso. Debía de alejarlos de ella tanto como fuera posible.
Caminaba con dificultad, ya que Silver había logrado que varias de sus costillas se rompieran por el impacto de los múltiples choques contra el pavimento, pero todo había empeorado al cargar a la eriza rosa, a pesar de que no había sido mucho el tiempo ni la distancia había empeorado su situación. –Tiempo sin verte... Faker– escuchó decir. Sólo alguien le decía eso, alguien que desde el primer momento que lo había visto pensaba que él era sólo una imitación barata de lo que él era.
–Shadow– dijo al ver al erizo negro en aquellas desiertas calles.
–Vaya, quien menos creí que huiría de mí fuiste tú... pero fuiste el primero.
El erizo azul le lanzó una mirada desafiante, a pesar de que tenía todas las de perder. Shadow se acercó a él a gran velocidad, el erizo azul no se dio ni cuenta en el momento que apareció atrás de él. –Traidor...– susurró pegándole una fuerte patada en un costado, haciéndolo caer al suelo dejándolo casi inmovilizado. Shadow vio descender al erizo plateado pocos momentos después, quien parecía estar confundido de verlo allí. –Ya sabes que hacer– dijo el erizo negro viendo a Silver. Él asintió tristemente con la cabeza y como lo hizo antes lanzó alzó al erizo azul al aire para hacerlo chocar fuertemente al pavimento, haciéndolo exclamar un grito de dolor empezando a brotar más sangre de él, ya apenas si podía moverse, le costaba mucho respirar... estaba a punto de matarlo. Estiró su mano nuevamente lentamente.
–"Lo siento..."– pensó Silver mientras cerrando sus ojos con pesar.
–Suficiente– detuvo Shadow. Se acercó a la altura del erizo azul viéndolo con desdén –Hmph, realmente creías que podrías huir de mí con esa patética eriza rosa– cuestionó él -Por cierto, ¿Dónde está?– preguntó con cierta maldad.
–Se fue...– logró decir el erizo azul con dificultad.
–Silver– llamó rápidamente el erizo negro –¿No viste a alguien con él?– preguntó.
Silver sí había visto a aquella eriza rosa, la cual ahora no sabía en dónde estaba, pero si recordaba que al atacarlo él la llevaba en los brazos. Vio a Sonic reojo, quien tenía una mirada de suplica.
–¿Y bien?– preguntó impaciente el erizo negro.
–No... estaba solo– mintió.
–Llévatelo, regresaremos donde el Dr. Eggman.
–Pero pensé que querías...
–¿Piensas discutir conmigo?– preguntó con una mirada intensa.
–No...
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La tiraron en la celda más sucia que pudieron encontrar, al menos hasta que Eggman decidiera qué hacer con ella. –Genial– dijo para sí atrapada tras aquellas rejas. Dalia se sentó en el suelo suspirando pesadamente, pero muy pronto sus ánimos cambiaron. Enfrente de ella vio a aquella gata de color lila, la causante que su brazo derecho tuviera quemaduras graves. Ella la miraba algo sorprendida, como si no esperaba que alguien más fuera puesto en un lugar como éste.
–Hola otra vez– saludó Dalia con una sonrisa.
–¿Uh? ...Eres aquella gata que estaba con Silver ¿Verdad?– preguntó ella.
–Con que así se llama ese erizo, bueno sí, sí lo soy– respondió sin interés. –Con que aquí te trajo el erizo negro ¿eh?
–Sí...– respondió Blaze cabizbaja.
–No te preocupes, te sacaré de aquí– dijo sacando aquel teléfono de su bolsa –Sólo debo de... ¿Qué?, ¡No puede ser!
–Déjame adivinar, no tienes señal.
–...No
–¿Qué esperabas? Es una celda.
–Deberías de agradecer que al menos quiero ayudarte, si fuera por mí ni me preocuparía en sacarte de aquí– dijo molesta.
–No te estoy pidiendo ayuda.
Dalia bufó molesta por su arrogancia dando por concluida su conversación. De no ser porque recibiría una recompensa por salvarla no hubiera todas las molestia que se había tomado hasta ese momento. Dalia se sentó de nuevo en el fondo de la celda aún pensando cómo salir de allí.
Así pasaron los días, con la visita ocasional de un guardia que se encargaba de alimentarlas. Ninguna de las dos volvió a dirigirse la palabra únicamente viendo las horas pasar, hasta que un día algo diferente pasó. Él llegó.
–¿Ya decidiste?– preguntó Shadow enfrente de la celda de la gata lila.
–Sí.
–¿Cuál es tu respuesta final?
–Lo escojo a él.
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