La Emboscada
Gracias a las descripciones de la Agente Rose y a la ayuda del Agente Knuckles el Equipo Chaotix logró encontrar al erizo azul, quien se mantenía viendo fijamente el cielo encima de un edificio.
–Es extraño...
–¿Qué cosa Vector?– cuestionó Espio.
–Amy dijo que siempre mantenía una sonrisa desinteresada y una actitud relajada...
–¿Y?
–Se mira triste– citó Charmy.
–Sí, no se mira nada desinteresado– confirmó Vector.
–Ese no es asunto nuestro, él es quien ellos quieren y nuestra misión es informales donde está y a donde se dirige– dijo Espio muy seriamente.
–¡Miren!– gritó Charmy –Se está moviendo.
–Bien, nosotros también. Espio, llama a los agentes, diles que tenemos a su erizo.
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–¿Estás seguro que podrán encontrarlo?– preguntó Rouge.
–Sí. No creo que haya nadie más capaci...
El teléfono empezó a sonar escandalosamente y Knuckles contestó al instante. Amy, Rouge y Dalia lo observaron meticulosamente viendo como asentaba la cabeza de vez en cuando
–Bien, vamos para allá– se le escuchó decir, para luego colgar –Lo encontraron.
–Bien, vamos "Esta vez, tú serás mío, Sonic The Hedgehog"– pensó la eriza con una mirada decidida.
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Bajó de aquel techo y puso sus manos adentro de sus bolsillos caminando desinteresadamente. Muy pronto las estrellas empezaron a aposentarse en el firmamento, y la noche se iluminó con las mismas. Sonic se detuvo un momento admirándolas, era algo muy hermoso. Ver el cielo siempre lo llenaba de calma y paz, o al menos casi siempre. Se quedó parado en medio de la calle distraído cuando su descuido hizo que alguien se tropezara con él.
–¡Muévete!– gritó al tropezar con él.
–Lo sien... ¿Shadow?- dijo Sonic viéndolo sorprendido.
–Que rayos...
–Wow, esto es una sorpresa. ¿Qué haces por aquí?– preguntó el erizo azul recuperando aquella sonrisa juguetona.
–Sólo caminaba, ya iba de regreso– respondió Shadow desviando la mirada a un punto fijo.
–¿De regreso?, ¿Regresarás a cuidar a esa gata? Eso es muy abu...– Shadow tapó la boca de su amigo rápidamente.
–Shhh...– calló empezó a ver a los lados sintiendo algo, como si lo observaran. Sonic se quitó la mano de Shadow de su boca, molesto por la acción que él había realizado.
–¿Qué rayos te pasa?– preguntó Sonic.
–Alguien nos vigila.
Shadow cerró sus ojos y escuchó atentamente al viento, quien siempre fue su mejor compañero para cualquier misión. Sacó la pistola que tenía debajo de su gabardina, y disparó con sus ojos cerrados justamente en la dirección en donde estaba el erizo azul. Sonic corrió velozmente a un lado esquivando el disparo
–¡¿Qué rayos sucede contigo?!– reclamó Sonic, dando gracias de que fuera la criatura más rápida sobre la tierra.
–¡Me dieron!, ¡Veo todo negro!, ¡Ya veo la gran colmena!– escucharon gritar.
–¡Charmy, no te dieron!
–¡¿A no?!, ¡¿Y qué es esto?!
–...Una mancha de salsa de tomate.
–Oh... Ok– dijo feliz –¡Viviré!
–¡No si no cierras tu boca!
Charmy, Espio y Vector se encontraba detrás de un arbusto. La bala había rozado levemente al Equipo Chaotix, pero gracias a Charmy su ubicación no era más un secreto. Charmy seguía hablando, peleando con Vector. Vector tenía agarrado a Charmy del cuello sacudiéndolo para obligarlo a callar. Espio por su parte seguía sentado sin moverse, tenía un fuerte dolor en su brazo izquierdo.
–Eres un... ¿Espio?, ¿Te sientes bien?– preguntó Vector, al ver a su amigo sujetándose el brazo izquierdo fuertemente.
–...Sí
–¡Está sangrando!– gritó Charmy al notar el río de sangre que bajaba por el brazo.
–¡Te hirieron!, ¡Charmy, llama a una ambulancia!– ordenó Vector sacudiéndolo de nuevo.
–Vec-Vec-Vector– balbuceó Charmy mareado.
–¡¿Qué?!
–Creo que... nos encontraron– respondió Charmy muy asustado.
Vector se volteó y vio a los dos erizos parados detrás de ellos. El erizo negro tenía su pistola justamente enfrente de él, el erizo azul, por otro lado, sólo tenía una sonrisa divertida –...Patético– escuchó decir a el erizo negro. Vector tragó pesado, ya sentía su cráneo atravesado por una bala. Shadow cargó su pistola con un suave movimiento y empezó a halar del gatillo lentamente cuando un dolor en su mano se lo impidió, haciendo que soltara su arma y la dejara caer al piso.
–Vector, Charmy ¡Corran!– gritó Espio que con uno de sus shurikens (N/A: Son las estrellas ninjas) había lastimado la mano del erizo negro. Vector y Charmy no lo dudaron y salieron de allí sin dudar.
Shadow vio molesto al camaleón, nadie nunca lo había logrado lastimar en todo el tiempo que él llevaba siendo asesino. Ahora eso era personal. Vio al camaleón, que tenía la herida de bala en su brazo, pero no por eso se miraba más torpe, sacó de nuevo aquellas estrellas metálicas con puntas afiladas y listo para lanzarlas. Shadow esbozó una sonrisa disimulada y sacó otra arma de su gabardina, provocando que el camaleón lanzara otra estrella, pero esta vez no logró dar en su objetivo, pues la evadió con gran velocidad
–Pagarás por tu osadía– dijo el erizo negro apuntando hacia el camaleón para terminar con su patética vida, pero antes de poder disparar el camaleón desapareció enfrente de sus ojos. –Qué rayos...– dijo para sí.
Shadow vio esas estrellas metálicas ir hacia él, las cuales esquivó por muy poco. Vio hacia los lados percatándose la habilidad especial del camaleón, desaparecer y por un momento pensó que eso sería un problema, hasta que se percató de algo haciéndolo a sonreír de nuevo.
–Para ser un ninja eres muy descuidado.
Apuntó su arma tan rápidamente que Espio no tuvo tiempo de actuar, y luego un disparo certero; ahora sí su brazo estaba mal herido obligándolo a hacerse visible nuevamente. No entendía cómo había dado tan certeramente con su ubicación hasta que vio el suelo –...Sangre– dijo por lo bajo. Su previa herida había dejado un rastro de sangre por el suelo, haciendo que el erizo negro diera con su ubicación certera y rápidamente.
–Es hora de terminar con esto– dijo Shadow a la distancia, apuntando hacia su cabeza.
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–¡Corre Charmy, Corre!
–¡No puedo, yo sólo vuelo!
–¡Entonces aletea más fuerte!
Siguieron corriendo hasta que buscaron refugio detrás de un edificio .–Eso estuvo cerca, no Espio... ¿Espio?– llamó Vector al notar que el camaleón no los acompañaba. Lo buscó por todos lados observando por la calle que había recorrido con Charmy y tampoco logró encontrarlo.
–¡Espio se quedó allí!– gritó Charmy –¡Hay que regresar por él, hay que salvarlo!
–Si fuera ustedes me preocuparía más por salvarme a mí mismo que por buscar a su amigo– escucharon decir.
Charmy y Vector vieron a el erizo azul parado enfrente de ellos con una sonrisa muy confiada, cómo Amy había dicho que era. –Charmy vete y pide ayuda, yo me encargaré de él– ordenó Vector, quien no permitiría que nadie más saliera herido. Si la información que los agentes era correcta, ellos dos, el erizo negro y el erizo azul, eran dos de los tres más peligrosos asesinos de todo Station Square; no sabía si para este entonces Espio estaba ya mal herido o peor... No permitiría que nadie más de su equipo saliera herido.
–Pero Vector...– dijo Charmy con sus ojos llenos de lágrimas. Vector vio al erizo que parecía ponerse en posición de ataque
–¡VE!–ordenó en un grito. Charmy asintió con la cabeza y salió volando de allí.
–Ahora, que empiece la diversión– dijo el erizo azul con una sonrisa de confianza.
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Llegaron al último lugar donde el Equipo Chaotix había dicho que vieron al erizo azul, pero no parecía haber nadie. Amy inspeccionó el lugar con la mirada pero todo parecía muy normal, muy tranquilo.
–¿Seguro qué es aquí?– preguntó Amy.
–Sí, eso fue lo que dijeron– respondió el equidna.
–Por que no los llamas de nuevo.
–Ya lo intenté, pero no contestan– dijo Knuckles preocupado.
–Genial, estamos aquí sin asesinos y sin equipo. Ustedes sí que saben organizarse– dijo Dalia pesadamente.
Amy y Knuckles le habían pedido a Dalia y a Rouge que los acompañaran, no porque así ellos lo quisieron sino porque Tails los obligó, dijo que eran un equipo y que debían de trabajar juntos.
Rouge alzó sus alas y se elevó por los aires –¡Iré a ver si miro algo!– dijo volando del lugar.
No había mucho que hacer más que esperar, ya que no sabían a donde dirigirse. Dalia se sentó a la par de un árbol descansando mientras Knuckles tenía una expresión de molestia ante su actitud. Amy por su parte empezó a recorrer el terreno, viendo si encontraba algo de interés, y al hacerlo vio algo que sí le llamó la atención.
–...¿Rouge?– se preguntó confundida al ver algo volando hacia ella.
–¡Auxilio!– escuchó decir.
Dalia y Knuckles voltearon a ver al lugar donde estaba Amy al escuchar ese grito –¿Qué está pasando?– dijo Knuckles llegando al lugar quien vio a Charmy llegar a toda prisa a donde ellos estaban aterrizando muy mal en el suelo.
–¡Por favor, Knuckles, debes de ayudarnos!– pidió desesperado.
–¡¿Qué rayos pasó?!
–Es Vector, el erizo azul lo tiene acorralado ¡y no quiero ni pensar lo que le puede estar haciendo ahora!
–¡¿Qué?!– gritó Amy.
–¿Y el resto de su equipo?– preguntó Dalia llegando al lugar.
–No sabemos qué pasó con Espio. Un erizo negro llegó donde estaba el erizo azul y empezó a disparar y luego corrimos, pero Espio lo distrajo ¡y ahora no sabemos qué le pasó!– explicó Charmy con lágrimas en sus ojos.
–¡Demonios!– gritó Knuckles.
–¡Knuckles!- escuchó del cielo –¡Tenemos problemas!– dijo Rouge aterrizando donde estaban ellos casi sin aliento. –Tu amigo el camaleón está en serios apuros, y sino hacemos algo morirá.
–¡ESPIO!– gritó la abejita.
–¿Dónde está?
–Cerca del parque, debemos de apresurarnos.
–Knuckles, ve con Rouge allá, yo iré con Dalia a ayudar a Vector– ordenó Amy.
–No es por nada, pero no sería más conveniente que Rouge fuera contigo– contradijo la gata a Amy.
–¿Porqué?
–Sonic es el ser más rápido sobre la tierra, si tienes a alguien en el aire tendrás una mejor visualización sobre su ubicación, claro, es sólo mi opinión.
–Rouge ve con Amy, yo iré con Dalia. Ahora, no hay tiempo que perder– dijo Knuckles.
–¡Sí!– dijeron al unísono.
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El camaleón luchaba por su vida. Podía ser que estuviera herido, pero aún no estaba vencido; había logrado recuperar su invisibilidad antes del disparo final, logrando escabullirse del erizo negro nuevamente, pero esta vez se encontraba escondido, rogando por algún milagro.
Shadow estaba parado viendo hacia los lados, ya estaba harto del juego del gato y el ratón. Cerró sus ojos y esperó, él haría un sonido, algo por lo mínimo que fuera, y al hacerlo, él acabaría con su vida, si es que no se desangraba primero. Un sonido lo hizo alertarse y disparar instintivamente escuchando algo caer. Shadow se acercó velozmente y vio a un equidna rojo en el suelo poniéndose de pie torpemente, también notó la placa de policía que traía consigo.
–¡Hey!– escuchó Shadow gritar. Una patada lo hizo caer al suelo fuertemente.
Dalia corrió hacia donde estaba Knuckles, quien había recibido un disparo en su abdomen, pero gracias a su agilidad no lo había atravesado, sólo rozado.
–¿Estás bien?– preguntó la gata al ver sangre brotar de la herida.
–Ese maldito me las pagará...– dijo Knuckles molesto.
Observó al erizo negro quien aún estaba aturdido por el golpe y cerca de él también había un arma, la cual tomó velozmente antes de que él hiciera algo, haciéndola pedazos con sus puños.
–Creo que te quedaste sin tu juguete– dijo Knuckles con una sonrisa triunfadora. –Policía de Station Square– dijo enseñando su placa –Quedas arrestado.
Shadow observó al equidna, se miraba fuerte, por sus nudillos diría que un golpe podría ser fatal, pero también notó que con la herida que él le había ocasionado su fuerza disminuiría al menos un veinticinco por ciento y su velocidad un setenta y cinco.
–¿Crees que sin mi arma estoy indefenso?– indicó Shadow con una sonrisa maliciosa.
Knuckles se puso en posición de defensa –¿Qué piensas hacer?– retó él. Knuckles era el mejor cuando pelea cuerpo a cuerpo se trataba, nadie nunca había podido ganarle, aquella herida sólo lo haría un reto mayor. –Dalia, ve a buscar a Espio– ordenó. Dalia no quería realmente buscar a un moribundo camaleón, pero no se metería en peleas ajenas, no era tan tonta.
–Veamos qué puedes hacer– habló el erizo negro.
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Cayó pesadamente al sentir la fuerza de su oponente, quien pensó que cargaría un arma consigo. Vio de nuevo al erizo azul, quien parecía estar disfrutando todo lo que pasaba.
–¿Qué no piensas dispararme?– dijo Vector poniéndose de pie con algo dificultad. El erizo azul le sonrió con diversión
–¿Armas? Eso es cosa de Shadow, en lo personal creo que eso le quita la diversión.
Vector intentaba recolectar toda la información posible, si sobrevivía le sería útil, además no se mira muy peligroso, fuerte tal vez, pero no peligroso. Vector se puso en posición de ataque y corrió a toda velocidad a donde estaba él con la intención de golpearlo con alguna de sus fuertes manos, pero el erizo azul dio un saltó en el cielo evadiendo a Vector y cayendo detrás de él.
–...Ahora me toca a mí– dijo el erizo azul con una sonrisa divertido.
Vector no sabía a qué se refería hasta que vio al erizo saltar, y en el aire, sujetar sus piernas empezando a girar en el mismo eje en donde sus afiladas espinas sobresalían de su camisa blanca haciéndose él mismo un escudo de púas impenetrables –Increíble...– musitó cocodrilo. Vector vio venir a toda velocidad al erizo letal como una cierra. Intentó sujetarlo de los costados, de los cuales no sobresalía ninguna espina, sin embargo giraba tan rápido que le era muy difícil mantenerlo en el mismo lugar. La fuerza y velocidad no fue suficiente pues no había podido sujetarlo con la fuerza suficiente, haciendo que sus escamas fueran cercenadas por las espinas del erizo, cortando su carne como si fuera mantequilla. Vector cayó de espaldas al sentir su pecho abierto, una incisión que empezaba desde debajo de su cuello hasta su abdomen.
Sonic regresó a la normalidad y cayó detrás del cocodrilo que ahora yacía en el suelo. Lo vio de reojo y notó que ya no podría moverse, la sangre empezaba a brotar con gran velocidad, sólo debería hacer ese ataque una vez más y esta presa ya sería suya, pero cuando dispuso a hacerlo escuchó un disparo que lo hizo retroceder.
–¡Quieto!– ordenó la eriza rosa.
–¡VECTOR!– gritó Charmy volando hacia él.
–Oh rayos...– dijo Rouge al ver la cantidad de sangre.
–¡Rouge! llévate a Vector a un hospital ¡rápido!– ordenó Amy.
–Amy, pero tú...
–Si no lo haces, morirá, ¡vete!– ordenó –Yo me encargo de él.
Rouge no quería dejarla, pero si se quedaba el cocodrilo moriría. Llegó a donde estaba el desahuciado cocodrilo y con dificultad lo sujetó por ambos brazos y alzó el vuelo con dificultad llevándoselo de allí.
–Sujétate, que será un viaje turbulento.
Sonic vio a la eriza rosa quien tenía su arma enfrente de él. Se miraba molesta y muy linda, le gustaba verla de es manera haciéndolo esbozar una sonrisa.
–Pensé que te había dicho que esos juguetes eran para los niños grandes.
–¡Yo ya soy una niña grande!– dijo apuntando hacia él.
Sonic rió ante ese comentario, eso él lo sabía; el sólo ver su ajustada blusa él se podía dar cuenta de eso –Se nota– habló Sonic viéndola indiscretamente. La eriza se ruborizó al sentir su mirada acechadora sin poder evitar poner ambas manos sobre su pecho para cubrirlo.Sonic rió en baja voz ante su reacción.
–Pensé que te veías linda cuando estabas molesta, pero lo eres aún más cuando te ruborizas.
–¡No te soporto!– gritó molesta y apuntando de nuevo –Sonic The Hedgehog, quedas arrestado.
–Eso ya lo había escuchado antes, deberíamos expandir nuestra conversación ¿No te parece?
–Bien, cómo quieras, dejaré que mi pistola hable por mí.– dijo Amy disparando hacia el erizo, quien evadió el disparo sin problemas
–Fallaste– dijo en el otro extremo. La eriza rosa bufó molesta disparando nuevamente.
Le parecía todo demasiado divertido, y se aprovecharía de la situación. La eriza rosa empezó a disparar cada vez que él se detenía en algún lugar, pero él lograba esquivar el disparo sin problemas. Sonic corrió dando círculos alrededor de ella. –¡Quédate quieto!– la escuchó gritar. Sonic corrió hacia ella y le dio un beso rápido en los labios alejándose de ella a la misma velocidad, ella hizo un mohín de molestia y volvió a disparar, haciendo que él repitiera la misma acción. Por cada disparo que ella daba, él corría de diferentes lugares y le daba un rápido beso en los labios, viendo cómo se sonrojaba y se molestaba a la vez.
–¡Para de hacer eso!– gritó Amy después de que él la besara unas siete u ocho veces. Vio al erizo correr hacia donde ella estaba y deteniéndose frente a ella.
–No– respondió con una sonrisa dándole un beso más.
Amy sintió como el enojo recorría cada fibra de su cuerpo, pero él había hecho lo que ella quería. Sonic le dio otro beso retando su autoridad, pero al hacerlo sintió algo en su muñeca, se separó de ella unos pasos y vio que ella había esposado su muñeca a la de él.
–Quedas bajo arresto– la escuchó decir con una sonrisa triunfadora y con su arma apuntándole el abdomen
–Muy lista, con razón me gustas– susurró hacia su oído, haciendo que un pequeño escalofrío recorriera el cuerpo de ella. Sonic tomó el arma de ella y la lanzó a una distancia considerable de ambos. La eriza lo vio sorprendida –Pero necesitas algo mejor que eso.
Sonic escuchó a alguien acercarse, y parecía que la eriza rosa lo conocía, eso haría que perdiera toda la diversión, así que decidió hacer algo al respecto. Tomó a la eriza y la cargó.
–¡¿Qué haces?!– le gritó confundida.
–Alejándome de lo que supongo que es tu compañero, ¿qué te puedo decir? Me gustas sólo para mí– respondió sujetándola con fuerza y corrió fuera de allí.
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Un fuerte golpe lo hizo chocar contra un árbol, lo había golpeado justamente en la herida que le había hecho tiempo atrás; no podía creer lo fuerte que era, no lo aparentaba. Knuckles se levantó con dificultad y con todas sus fuerzas corrió hacia donde estaba el erizo negro quien parecía no tener intenciones de moverse. Levantó su puño mientras corría, intentando no caer, y cuando pensó que por fin daría un golpe certero el erizo negro dio un saltó en el aire golpeándolo por detrás fuertemente, haciéndolo caer de boca al piso
–Demonios...
En otro punto del parque se encontraba una gata de pelaje gris buscando a un camaleón, quien parecía haber desaparecido –¿Cómo era que se llamaba?– dijo Dalia para sí misma. Siguió caminando cuando se tropezó con algo haciéndola perder el equilibrio y caer. –¡¿Qué rayos pasó?!– exclamó al ver que no había debajo de sus pies, pero luego vio que el color empezó a aparecer, algo de color púrpura empezó a enseñarse. Escuchó un suspiro cerca de ella viendo al camaleón aparecer de la nada, casi inconsciente, sujetando un brazo mal herido. –Creo que te encontré– dijo al verlo.
Otro golpe y eso lo dejó bastante aturdido, su energía empezaba a irse poco a poco. El erizo negro lo vio triunfante, se quitó la gabardina negra que tenía y la dejó caer al suelo, se tronó los dedos de las manos viéndolo amenazadoramente. Knuckles, quien ya se encontraba bastante herido, vio al erizo parado enfrente de él. La luna le daba un brillo escalofriante a él, sus ojos carmesí parecían ríos de sangre que brillaba con la luz que ésta les proporcionaba. –Es hora de terminar esto– dijo el erizo negro empuñando una mano. Knuckles pensaba a toda velocidad lo que haría para salir de ese problema, cuando vio que el erizo hizo un movimiento extraño con la cabeza, como si alguien le pegará por detrás, provocando que se volteara molesto. Detrás del erizo negro vio a Dalia jugando con una piedra en su mano.
–Lo siento, pero si lo matas, no me pagan.
–"Parece que alguien pide a gritos que la mate"– pensó Shadow molesto.
Knuckles se levantó con dificultad, pensando que ahora que estaba distraído podría atacarlo sin mucho problema. Corrió hacia él a toda velocidad, pero el erizo lo esquivó ágilmente, para después meterle zancadilla haciéndolo caer nuevamente y rodar por el suelo hasta parar donde estaba Dalia, quien lo ayudó a levantarse viendo que él no resistiría otro golpe del erizo negro.
–Knuckles, llévate a el camaleón de aquí, ya ha perdido mucha sangre.
Knuckles no quería dejar la pelea así, eso no era lo que él hacía, pero él ya no podía recibir ni un golpe más y ya estaba bastante malherido.
–Si sigues dudando tu amigo morirá desangrado– dijo ella seriamente.
–Pero el erizo...
–Yo me encargaré de él.
Shadow escuchó ese comentario y lo hizo enojar ¿quién se creía ella? Como si él fuera una molestia de la cual cualquiera pudiera deshacerse, esto ya era el colmo. Vio al equidna alejarse de ella yendo a donde él asumía estaba el camaleón, pero ellos le dejaron de ser importantes, ahora lo único que quería era enseñarle una lección a la gata gris, se arrepentiría de su osadía.
Dalia vio a su oponente, quien no se miraba muy contento. Vio al erizo de pies a cabeza. Vestía unos pantalones holgados negros y una playera negra con un extraño símbolo en el centro; parecía un espiral rojo carmesí con puntas sobresalientes del mismo. El erizo se parecía bastante a Sonic, y por lo que sabía era muy veloz. El erizo negro empezó a correr o mejor dicho a deslizarse hacia ella, para así lanzarle una patada que por suerte logró esquivar, ella por su parte decidió hacer lo mismo. Dalia era muy buena en artes marciales, pero aquella patada no surtió efecto, ya que el erizo negro la tomó por la pierna y la lanzara a varios metros de distancia, gracias a su agilidad logró caer de pie, después de todo era una gata, pero ni bien se puso de pie y el erizo negro la atacó por detrás, no podía creer la velocidad que tenía.
Él la pateó fuertemente haciendo que cayera pesadamente al suelo, esto ya se había prolongado demasiado para su propio gusto, y ahí fue cuando la vio, la pistola que había perdido gracias al shuriken que el camaleón le había lanzando; la recogió del suelo y apuntó hacia su objetivo.
–Terminemos con esto de una vez por todas.
–Shadow, detente, no deseo que la elimines– una voz lo detuvo.
–¿Qué? ¿De qué habla?– preguntó Shadow tomando su comunicador de su cintura.
–He oído mucho sobre ella... Y me interesa.
Dalia se paró con un gran dolor en su espalda haciéndole difícil siquiera mantener el equilibrio, se dio la vuelta para ver a su contrincante y ver al erizo parado con el arma en el cinturón de su pantalón, como si aquella pelea hubiera terminado. No parecía tener más intenciones de seguir el combate ¿Por qué?
–The Black Dalia... ¿No?– escuchó decir de ningún lado.
–De dónde...
–Shadow, colócame en modo video.
El erizo negro presionó un botón de su comunicador haciendo que el rostro de un hombre con un gran bigote y unos lentes redondos apareciera enfrente de ella.
–¿Conoce de mí?– preguntó la gata.
–Claro, eres famosa y si te interesa, me gustaría tenerte en mi equipo.
–¿Qué tiene para ofrecerme?– preguntó Dalia con una sonrisa.
–...Todo
–Tiene mi completa atención.
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