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El Inicio de Algo


Entró al lugar caminando muy segura de sí misma, como sólo ella podía hacerlo. Todos en el lugar quedaron boquiabiertos, pero al ver la mirada asesina del Agente Knuckles todos regresaban la mirada e ignoraban a su hermosa acompañante. Llegaron a eso de las seis y cuarto y al entrar a la oficina de Tails divisaron a Amy y a, lo que Knuckles suponía, su ayudante en esa misión.

–Mira quién vino tarde.

–¿Yo? Sólo fueron quince minutos, tú generalmente te tardas horas.

–Knuckles, Amy, ¡Basta!– ordenó Tails.

–Tiempo sin verte Tails.

–Rouge, por favor toma asiento.

Se sentó a la par de una gata de pelaje gris y una mirada desinteresada, mascando goma de mascar. Ella la vio de reojo y luego regresó su mirada a un punto fijo en la pared.

–Creo que los agentes ya les han dicho el motivo por el que están aquí.

–Sí, una chica rica se perdió o algo por el estilo– dijo Rouge sin mucho interés.

–Sí, verán necesitamos que...

–¿Qué ganaremos si decidimos aceptar?– preguntó la gata haciendo una burbuja con su goma de mascar.

–Bueno ust...

–La Agente Rose me prometió una Esmeralda Caos y no aceptaré nada menor a eso.

–¡¿Qué Amy qué?!

–Jeje, se me olvidó decirte ese detalle– dijo la eriza con una sonrisa traviesa.

–¡Amy!

–Si quieren nuestra ayuda no les saldrá barato, espero que lo entiendan. Concuerdo con la chica de la goma de mascar, una Esmeralda Caos, para cada una.

–Necesito pensarlo, yo...

–Bien, mientras tú piensas si darnos una esmeralda o no, ella está en algún lugar seguramente preparándose para morir, porque, para tú información, los asesinos, asesinan, no liberan a sus víctimas al tener lo que quieren– puntualizó la gata.

–¡Bien! Es un trato. Rouge, tú y Dalia trabajarán juntas para encontrar a la víctima.

–Wow, espera un momento, yo trabajo sola.

–Lo mismo digo, dudo mucho que ella pueda seguirme el paso– apoyó Dalia.

–Te sorprenderías– retó Rouge.

–Si quieren las esmeraldas, harán exactamente lo que les diga. Ustedes fueron escogidas por sus habilidades. Necesito que encuentren a los responsables de esto, a su jefe y a la chica secuestrada.

–Tails ¿Y nosotros?– preguntó Amy.

–Tú y Knuckles se encargan de ellas, trabajarán como un equipo.

–Lindos jefes– se mofó Rouge.

–No hay tiempo que perder, vayan.

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Hizo una escalera con todo lo que había en el lugar, para así alcanzar aquella ventana que se encontraba en lo alto de la recámara, con la esperanza de poder quitar los barrotes o gritar por ayuda, lo que fuera para sacarla más rápido de ese lugar. Blaze intentó alcanzarla, pero todavía le faltaban unos cuantos centímetros; se puso de puntillas sobre aquel inestable montón de cosas acumuladas para hacer algo parecido a una escalera.

–Ya casi– dijo estirando su mano tanto como pudo.

–Es hora de comer– escuchó decir a alguien entrando a la habitación, haciéndola perder el equilibrio. Todas las cosas apiladas en donde ella estaba parada se desmoronaron en cuestión de segundos. –¡Cuidado!– gritó el erizo plateado.

Silver corrió hacia ella tomándola en el aire, antes de que tocara el piso. Cayó con una rodilla en piso escuchando cómo las cosas caían detrás de él. Al terminar de escuchar todas las cosas caer vio a la gata en sus brazos, quien tenía los ojos cerrados y sus manos sobre su pecho.

–¡¿Estás loca?!– le gritó –¡Con una caída como esa pudiste haber abierto tus heridas de nuevo!

Blaze abrió sus ojos y vio al erizo plateado con una expresión de molestia. Se soltó de su agarre y se alejó de él en una manera defensiva.

–¡Perdona sino me quedo aquí sin hacer nada!– gritó la felina molesta –Y para que te quede claro...– dijo viéndolo directo a los ojos –...No pienso quedarme ni un minuto más.

Tomó lo primero que tuvo a la mano, que fue aquel plato de comida a medio comer, lanzándoselo en el rostro. Silver volteó su rostro instintivamente, en ese preciso momento Blaze vio su oportunidad, era momento de salir de ese lugar. Corrió hacia la puerta, que se encontraba abierta, pero algo la hizo caer sentada; era como si hubiera chocado contra una pared, a excepción que no había nada ahí.

–Ni siquiera lo intentes– escuchó decir detrás de ella. El erizo plateado la tomó de la fuerza por el brazo, haciéndola levantar del suelo. –Si yo no hubiera sido quien está a cargo de ti en este momento, ya estarías muerta al poner el primer paso fuera de esta habitación.

–¿Así?, ¡¿Y por qué tú no lo haces, por qué no me matas?!– gritó Blaze forcejeando con él.

–Da gracias que yo no lo hago. Si estuviera mi compañero en este lugar te hubiera dado un tiro en la cabeza con una sonrisa en su rostro. Te lo diré por última vez, ¡No intentes escapar!

Después de esa última amenaza la soltó de su agarre y salió de la habitación cerrándola muy molesto detrás de sí. Ella no parecía entender, si ella intentaba hacer algo como eso y si Sonic o peor aún Shadow la descubrían, se encargarían de dejarla lisiada o peor aún, matarla sin piedad. Ella no entendía la magnitud del problema en el que estaba.

Blaze se quedó nuevamente sola en la habitación, sabiendo que cada momento que pasaba allí era un momento más cerca de su muerte. Necesitaba un nuevo plan, uno donde nadie se diera cuenta que ella salía de ese lugar, tenía que ser más discreta. Su estómago hizo un pequeño gruñido desviando su atención de su problema actual.

–Si quiero salir de aquí debo de mantenerme fuerte– dijo Blaze para sí misma –Aunque eso signifique comer basura...

Blaze recordó que el erizo plateado había entrado para darle algo de comer, vio cerca de la puerta y pudo distinguir una charola con comida, pero a diferencia de la horrible comida que le había dado el erizo negro, eso realmente se miraba delicioso; era un poco de fruta fresca y un vaso de jugo de naranja, nada demasiado complicado, pero se notaba un cierto esfuerzo en eso.

Entró nuevamente después de varias horas, sólo para revisar que no hubiera intentando hacer otra escalera, y para retirar los platos de comida. Al entrar vio el plato totalmente vacío, luego desvió su mirada y la vio sentada en un rincón con su mirada fija en la ventana.

–¿Tú eres Silver?– preguntó ella sin desviar su vista.

El erizo se quedó atónito, cómo era posible que ella supiera su nombre.

–Sí... ¿Cómo lo sabes?– preguntó intrigado.

–Escuché al erizo negro mencionar tu nombre cuando vino a dejarme la comida, no se escuchaba muy feliz.

–¿Y por qué supusiste que era yo? Pudo referirse a cualquier otro erizo.

–... Instinto– mintió.

No quería que él supiera que ella había escuchado toda la pelea, a pesar de que era algo casi obvio. Silver la vio muy intrigado, no estaba seguro si lo que le había dicho era cierto o si Shadow le había mencionado algo de él a ella.

–¿Por qué eres tan amable conmigo?– preguntó ella viéndolo a los ojos.

–¿A qué te refieres?

–Me sanaste las heridas, me evitaste caer cuando intenté escapar y no me mataste cuando tuviste la oportunidad, como tú bien me lo dijiste.

–Eso sólo...

–Tú evitaste que ese erizo negro me disparara de nuevo cuando me secuestraron– puntualizó ella –Para ser un secuestrador, eres muy amable.

Silver no podía contestarle nada, no podía decirle que a él le gustaba ella y que la había observado en secreto durante ya, bastante tiempo. Así que simplemente se quedó en silencio.

–Por cierto, mi nombre es Blaze– se presentó.

–Yo soy Silver– respondió al saludo con una sonrisa.

Ella le devolvió la sonrisa, no era realmente confortante tener una relación, cualquiera que ésta fuese, con su secuestrador, pero era un alivio saber que al menos uno de ellos no era un mercenario, alguien la cuidaba, o al menos eso sentía ella.

–Mucho gusto– dijo Blaze con una cálida sonrisa.

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Se juntaron los cuatro para ponerse de acuerdo de que era lo que se debía hacer, lastimosamente eso era más difícil de lo que parecía. Rouge tenía demasiados problemas con Knuckles, cualquier cosa que él dijera ella lo ridiculizaba, haciendo que él se molestara; por otro lado Amy y Dalia tampoco parecían ayudar mucho, a Dalia le encantaba retar la autoridad de Amy y no pensaba seguir alguna instrucción de ella o de nadie, y Amy no la dejaría ser hacer nada si no era lo que ella decía.

–¡Deberíamos de interrogar a los testigos de los homicidios!– comandó Knuckles.

–Sí claro, con lo mucho que te funcionó la última vez– dijo Rouge.

–Yo creo deberíamos de ir a hablar con los familiares de ella, para ver quién pudo haber querido algo contra ellos– dijo Amy.

–Si lo supieran, no tendrían ustedes que necesitar de nosotros– dijo Dalia.

La pelea continuó así hasta que Amy decidió terminar con todo eso, entre más discutían más tiempo perdían –¡YA BASTA!– gritó, haciéndolos callar a todos. Todos se quedaron viendo fijamente y un poco asustados a la eriza rosa.

–¡Escuchen de una buena vez! Esto es lo que haremos: Knuckles y yo buscaremos información sobre la familia y ustedes, Dalia y Rouge, verán qué encuentran en el bajo mundo.

–Querida, aunque tu plan suena fantástico, yo no recolecto información, no es lo mío. Yo soy más de las que irrumpe en los lugares– aclaró Rouge.

–¡No te pregunte sí...

–¡Basta!– interrumpió Dalia –Yo me encargaré de recolectar la información, así que no se peleen niñas– dijo en forma de burla. –Ustedes, agentes, vayan y hagan lo que mejor hacen, encierren a alguien, amenácenlo o yo qué sé; y tú, chica murciélago, ve y habla con tus contactos o busca donde alguien puede estar secuestrado.

–¡¿Te crees la jefa ahora?!– gritó Knuckles.

–Knuckles, tranquilo. Eso me parece una buena idea. Rouge, ve y busca lugares en donde alguien pueda tener a una persona secuestrado. Knuckles, tú y yo recolectaremos información de testigos, familias, lo que sea que nos sea útil y Dalia, tú te quedarás aquí y buscarás información sobre posibles asesinos o criminales. ¿Todos de acuerdo?

–Sí– dijeron al unísono.

–Entonces, andando.

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Era su turno de cuidar a la chica, y no tenía intenciones de llegar a tiempo, le era demasiado aburrido tener que vigilar una maldita puerta todo el día, pero órdenes eran órdenes. Sonic entró al lugar y al hacerlo vio a Silver preparando algo de comer –Que bien, tengo hambre– dijo el erizo azul acercándose a la comida, pero antes de que pudiera poner una mano encima, Silver la golpeó con una paleta de cocina.

–¡Ouch!– exclamó retirando su mano.

–No es para ti.

–No era necesario hacer eso– reclamó Sonic molesto –¿Es para la presa?

–Eso amigo mío, no es de tu incumbencia.

–Qué amable. Bien, como sea, ya te puedes ir, yo me divertiré cuidando la puerta– habló sin interés.

–No es necesario.

–¿De qué hablas?

–Bueno, ya que es mi misión, me quedaré a cuidarla las veinticuatro horas del día, todos los días.

–¿Y por qué?– preguntó Sonic desconfiado.

–¿Qué?, ¿Quieres hacerlo tú?

–¡De ninguna manera!– respondió rápidamente –Bien amigo mío, es toda tuya. Yo iré a divertirme un poco a la ciudad. Adiós– se despidió por último desvaneciéndose en un rayo azul.

Silver lo vio partir esbozando una sonrisa. Terminó de hacer la comida y se dirigió a la habitación de ella

–Espero que tengas hambre– dijo con una sonrisa. Blaze asintió levemente con la cabeza.

–Gracias– dijo tomando aquel plato –Dime algo.... ¿Nos habíamos visto antes?

–¿Por qué preguntas?– preguntó Silver algo nervioso.

–Te me haces familiar.

–...Pues, te vi unas cuantas veces en el parque– admitió un poco ruborizado, haciendo que ella sonriera levemente –Pero dime– dijo intentando cambiar el tema –¿Por qué siempre te encontrabas allí?

–...Era para escapar de todas las personas que conocía– respondió Blaze con cierto recelo.

–¿Por qué?

–Porque estaba harta de que me trataran como un fenómeno de circo– habló seriamente.

–No te entiendo ¿Por qué harían algo como eso?

–¿Acaso no recuerdas mis poderes?

–Sí ¿Y?

–¡¿Cómo que y?!

–Tienes poderes pirotécnicos, gran cosa, yo soy telépata– dijo Silver sin interés.

–¿En serio?– dijo sin creerlo –Por eso no pude salir de la habitación– se dijo a sí misma.

–Yo creo que tus poderes son geniales– alagó Silver sonriendo.

–¿En serio?

–En serio.

Blaze sintió cómo sus mejillas cambiaban de color, no pudo evitar desviar la mirada, era la primera vez que alguien no la miraba como un fenómeno destructor o un peligro para todo ser viviente de ese planeta, por primera vez se sentía aceptada.

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Amy terminó de entrevistar a uno de los testigos y caminó fuera del lugar. La información que le brindaban era mínima, todos le decían que lo único que habían visto era una sombra, o en el peor de los casos, nada. Siguió con su camino, se reuniría con Knuckles en un par de horas para reunir toda la información, y ella sólo tenía sombras y sonidos extraños.

Su teléfono empezó a sonar escandalosamente captando su atención.

–"Seguramente es Knuckles"– pensó –Agente Rose– contestó.

Tengo la información de uno de los asesinos y Rouge me acaba de decir su ubicación ¿Interesada?

–¡¿En serio?!– dijo emocionada –¡Claro! ¿Dónde se supone que está?

Esto te costará más...

-¡Dalia, déjate de juegos y dime!

Bien, se dirige a el centro comercial de Station Square, parece que se quiere relajar un poco. Ese erizo sí sabe divertirse.

–¿Erizo?– repitió Amy corriendo hacia el lugar citado.

Sí, su nombre es Sonic the Hedgehog y...

–Bien, Amy fuera.

Colgó el teléfono y corrió hacia aquel lugar, no se encontraba muy lejos de allí, y si se daba prisa podría encontrarlo y capturarlo.

Amy entró al centro comercial y vio a muchos compradores ir y venir. Empezó a buscar al erizo con la mirada, pero al hacerlo se dio cuenta, que lo único que sabía era su nombre y su especie. –Rayos– se dijo por su torpeza. Amy llamó a Dalia para que le diera una descripción más exacta del sujeto.

–Aló, Dalia, necesito que...

Déjame adivinar, quieres saber cómo se mira ¿verdad?

–Sí, ya estoy en el lugar.

Los erizos y la velocidad. Bien, es un erizo azul, de ojos verdes y...

En eso, Amy lo vio. Un erizo azul, con unos pantalones holgados azul oscuro, una chumpa del mismo color, una playera blanca y unos lentes verdes encima de su cabeza, tenía que ser él.

–Bien, Amy fuera.

¡Espera! Debes saber que...

Pero antes de concluir Amy cortó la llamada. Se acercó cuidadosamente y sacó su arma de su cinturón.

–¿Sonic the Hedgehog?– llamó ella.

El erizo azul volteó su cabeza y vio a aquella eriza rosa, con su falda corta de paletones, su blusa blanca formal, sus botas negras y su pistola apuntándole a la cara.

–Vaya, vaya, ¿qué tenemos por aquí?– dijo viéndola de pies a cabeza.

–Sonic the Hedgehog, quedas arrestado por asesinato– dijo ella acercándose con esposas en mano.

El erizo le dio una sonrisa juguetona, todo eso le parecía muy divertido, ella era la primera policía que había descubierto que era un asesino.

–Lo siento, pero no tengo ganas de ir contigo- le dijo sin interés.

–¡¿Qué?! Esto no es una opción.– dijo Amy molesta. Sonic dio un bostezo y empezó a caminar fuera del lugar, ignorándola por completo. –¡Alto o disparo!– amenazó ella.

–...Inténtalo– retó él divertido.

Amy se enfureció, si no pensaba hacer lo que decía por las buenas, lo haría por las malas. Un disparo que rozara su pierna sería suficiente para hacerle entender que ella no estaba bromeando, y para inmovilizarlo. Apuntó su arma hacia su pierna y haló del gatillo, haciendo que en todo el lugar se escuchara un *¡Bang!*. La gente empezó a gritar y a huir del lugar, dejando el centro comercial desolado en cuestión de segundos. Amy se distrajo por un momento, al ver a tanta gente correr, y para cuando regresó su vista en donde debería estar el herido erizo, no encontró nada.

–Pero qué rayos...

–Para ser una policía, eres muy linda– escuchó decir en el segundo nivel del lugar.

–¡Te mostraré lo linda que puedo ser!– amenazó la eriza rosa furiosa. Amy dio varios disparos, pero el erizo los evadió a gran velocidad, era increíble lo veloz que podía correr. –...Es imposible– dijo para sí misma.

Siguió disparando así hasta que una nube de polvo se posó sobre el lugar. Amy caminó con cautela, no sabía qué esperar. Pisó unos vidrios rotos haciendo un poco de ruido y luego escuchó algo a su derecha; se volteó velozmente y apuntó con su arma nuevamente, pero nada, no había nada.

–¿Me buscabas–" Amy dio media vuelta, viendo al erizo azul enfrente de ella.

–Linda y ruda, me gustas, pero esto...– dijo quitándole el arma con un rápido movimiento –Es para los niños grandes, así que me la quedaré.

Amy se quedó paralizada. Ella ya daba por hecho que ahora la mataría, después de todo, era un asesino, pero lo que él hizo luego no se lo esperaba. Sonic tomó el arma y la desarmó en menos de dos segundos, para tirarla al piso después. El erizo se acercó a ella gran velocidad, quedando frente a frente dejando unos cuantos centímetros de separación de ella. Amy podía sentir su cálido aliento sobre su rostro mientras ella no tenía aliento por el impacto. Observando aquellos ojos verdes brillantes que la miraban juguetonamente. –Nos vemos agente– le dio un rápido beso en los labios y salió corriendo del lugar, dejando sólo un rayo azul detrás de él.

Amy empuñó sus puños fuertemente según como regresaba a la realidad, nadie la besaba sin su consentimiento.

–Tenlo por seguro...

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