•Capítulo 4: “Eres la chica del supermercado ¿Cierto?”

Narra Alicia

—¡Alicia!

—¡Voy! —grite terminando de arreglar mi coleta. Ya lista salí de mi habitación con mi cartera en mano.

—Ya era hora, se nos está haciendo tarde. —exclama con una mueca. Saca mi celular de su cartera y me lo da. —Cuidado con lo que hagas con el, mínima sospecha que me de te lo quitaré otra vez ¿Entendido? —pregunta con una ceja alzada esperando respuestas. Me límite ha asentir con la cabeza mientras lo guardaba en mi cartera. — Perfecto, ahora sí, vámonos.

Los tres salimos de la casa y nos encaminamos al auto aparcado en el frente de la casa.

Suspiré mirando mi celular, habían bloqueado a todas las chicas que tenía agregadas dejando solos sus números y de algunos amigos de el orfanato.

Hoy es sábado y "hemos" decido salir a cenar al restaurante Food’Li el cual es bastante reconocido por su exquisita comida y variedades de platillos. Sin mencionar que el dueño es hermano de Janet, mi madre adoptiva.

Ingrese a Facebook con curiosidad, no tenía muchos amigos pero los pocos que tenía subían memes contínuos súper buenos.

Mientras bajaba conteniéndome de la risa apareció una foto de Sam, la hija de Marcus, el hermano de Janet. Su hija trabaja cómo mesera en el restaurante ya que en esa familia son muy estrictos y suelen usar mucho la frases "Si quieres algo trabaja para poder compártelo." Lo cual me parece una muy buena frase sinceramente, Sam es dos años mayor que yo, es una chica muy humilde y sencilla.

En la foto salía ella sonriendo a la cámara y atrás se podían notar a todas sus demás compañeras de trabajo. Pero eso no fue lo que me hizo mirar con suma atención la foto, ni tampoco la frase "Bienvenida a la familia de meseras Valeria <3" lo que me había dejado atónita.

¡Es la chica del supermercado!

De repente mi boca se encontraba seca haciéndome tragar en seco, mis manos sudaban y mi corazón latía muy rápido.

Sin dudarlo me di "Me encanta" mientras la examinaba con más detalle. El uniforme le quedaba bastante bien acentuando sus caderas y cintura, tenía un rodete un poco despeinado permitiéndome verla un poco mejor.

Esperen, si ella trabaja ahora en el restaurante Food’Li  la vería hoy ahí.

¿Qué sucederá cuando nos veamos? ¿Me ignorará? ¿Me saludará?

Hago una mueca, ¿Porqué me saludaría? Ni siquiera sabe mi nombre, ni hemos hablado antes. Ya completamente desanimada guarde el teléfono nuevamente en la cartera mientras observaba por la ventanilla; ya casi llegamos.

***

—¡Tía! ¡Tío! ¡Alis! Buenas noches. —exclama Sam llegando a nuestra mesa con su respectivo uniforme y libreta en mano.

—Buenas noches, Sam ¿Cómo estás? ¿Y mi hermano? —pregunta Janet con una sonrisa.

—¡Muy bien! ¿Y ustedes? Mi padre está en la cocina pero ya mandé a unas de mis compañeras a avisarle que ustedes están aquí. —dijo sin dejar de sonreír. —Si me disculpan, tengo que seguir trabajando. ¡Que pasen una linda noche! —se despide dándonos a cada uno un abrazo y beso en la mejilla.

—Igualmente. —respondimos los tres al mismo tiempo.

Pasaron unos cuantos minutos para que el hermano de Janet hiciera acto de presencia, nos saludó y duro un largo rato hablando de todo un poco. Ya nos habían traído la comida a petición del Chef al igual que nuestras respectivas bebidas.

—¡Tu! ¡Nueva ven acá! —exclama Marcus haciendo señas con su mano. Mire de reojo cómo Valeria se acercaba a nuestra mesa, la había estado observando por el rabillo del ojo desde que la vi atendiendo la mesa al lado nuestro, ella no me había visto en ningún momento o eso creo.

—¿Sí? ¿Se les ofrece algo? —pregunta juntando sus manos en el regazo. Sin poder evitarlo me quedé mirándola fijamente sin el más mínimo pudor alguno.

Y ¡Pum! Nuestras miradas conectaron por primera vez en toda la noche. Se notaba sorprendida pero aún así no quitó su sonrisa de lado mientras me miraba.

—Trae una botella de Champagne para mi hermana e infórmale a Samantha (Sam) que su turno a terminado por hoy, que venga a cenar con sus tíos. —ordenó sacándose el delantal entregándoselo. Ella asiente y se retira de forma rápida.

—Cuidado con las miraditas. —advierte Janet en un susurro apenas audible.

Trago en seco, no se le escapaba nada.

***

Narra Valeria

Eran las 11:45 P.M cuando por fin mi turno de hoy había acabado, me encontraba en el baño lavandome la cara quitando todo el maquillaje; solté mi cabello tratando de arreglarlo un poco, suelo hacerme los rodetes muy apretados lo cual hace que me dé dolor de cabeza.

—Tengo que dejar de apretarlos tanto. —me queje acariciando suavemente en el lugar donde hace poco estaba el rodete.

—Te recomiendo que uses colitas pequeñas, las grandes en los rodetes solo hace que tengas que darle muchas vueltas y te aprietan más. —contuve un grito y me mantuve firme en mi lugar, cuando entré me había asegurado que no hubiera nadie que escuchara mis ridículas quejas habituales.

—Oh... —fue lo único que dije, ¡Estaba en shock! ¡Casi me da un infarto! La observé mientras se acercaba y se colocaba al lado mío.

—Un gusto, me llamo Alicia. Eres la chica del supermercado ¿Cierto? —sacó un labial rosa de su cartera y empezó a aplicarselo esperando mi respuesta.

¡Mierda, Valeria! ¡REACCIONA!

—A-Ahm, sí, supongo que sí. Mi nombre es Valeria. —le respondo sin quitar la vista de sus labios, no eran muy gruesos pero le quedaban perfectos a su rostro; ya parezco una acosadora, genial.

A regañadientes regrese mi vista a la mochila entre mis manos, con orden comencé a meter todo lo que había sacado hace rato.

La vi sonreír por mi respuesta, volvió a colocar su labial en la cartera.

—Juzgando por tu acento supongo que no eres de por aquí, ¿Llegaste hace poco a España? —me pregunta risueña, sus ojos se achinaban levemente cuando sonríe.

Esperen, ¿Qué fue lo que me preguntó? Ah, sí, ya.

—Has acertado, no soy de por acá. Apenas llegué hace solo tres días. —dije soltado una leve risa, definitivamente esto a mí no se me da.

—¡Que guay! Espero te vaya bien en tu estadía aquí en España. —dijo sin dejar de sonreír. Mierda, ya basta, ¿No ves que me desconcentras? Te voy a demandar cómo sigas así.

—Muchas gracias, yo también lo espero. —dije con una sonrisa nerviosa.

—Oye, se que sonará un poco raro pero ¿Me podrías dar tu número de teléfono? Quizás un día de estos pueda darte un recorrido ¿Qué te parece? Solo si quieres claro. —pregunta alegre sacando su teléfono.

¡Noooo! ¡¿Porqué me pasa esto a mí?!

Cerré los ojos con fuerza mientras suspiraba con pesar.

—Es que... No tengo todavía un número de teléfono de aquí, todo a sido muy reciente y no lo he podido comprar. —le explico lo mejor posible, no quiero que piense que no se lo quiero dar, me odio.

—Oh, entiendo no pasa nada. —me dijo sin quitar su vista de mi, hizo una mueca rara y después regresó a la misma postura de hace rato. —Si quieres puedo darte mi número, y cuando tengas el tuyo me podrás enviar. —ofrece guardando de nuevo su teléfono en la cartera.

—Claro. —dije aliviada con unas sonrisa de lado, saque mi teléfono de mi mochila y se lo extendí. Ella lo tomó y empezó a agregar su número, al minuto me lo devolvió. —Perfecto, cuando tenga mi número nuevo te envío un mensaje.

—Está bien, lo estaré esperando entonces. Ya me tengo que ir, fue un placer—dijo entre risas saliendo de forma rápida despidiéndose con la mano.

Inhale con fuerza aire al verla desaparecer por la puerta, no me había percatado de que estaba conteniendo la respiración. Reí por lo raro que fue eso, miré mi teléfono entre mis manos.

Ahí estaba su número, era el único de la lista. Sonreí al ver cómo se había agregado "Alis <3"

—Me ahorraste ponerte el corazón yo misma. —susurre guardando el teléfono de nuevo en la mochila mientras salía del baño, ya era hora de regresar a casa y dormir por diez horas seguidas.

—HappyBabyBoy • 05/08/20