Capítulo 3
•Capítulo 3: “¿Mesera?”
Narra Valeria
Ayer después de haberme despedido de Carolina regrese a mi pieza, luego de desayunar me puse a limpiar nuevamente. Terminé a eso de las siete de la noche, cansada y con hambre decidí darme una ducha y comer algo antes de irme a dormir. Ese mismo día le había comentado a Carolina a ver si sabía dónde podía conseguir un trabajo, ella me dió un periódico y me dijo que buscara ahí y encontraría uno. Efectivamente había varias propuestas de trabajo no muy lejos de donde vivo así que sin dudarlo me fui a dormir para al siguiente día ir en busca de un nuevo empleo.
Y ese día es hoy. El cual es una completa mierda cabe destacar.
Les explico, anoche no pude dormir nada por culpa del insoportable bebé de la vecina provocando que me levantara tarde haciéndome perder mi primera cita de trabajo. Cómo si fuera poco no he comido nada, mientras corría por las calles para llegar a tiempo a mi otra cita un auto me salpicó de lodo por completa obligándome a regresar y cambiarme nuevamente. Cómo era de esperarse no llegue a tiempo y me rechazaron la entrada para ver si era apta para el trabajo.
Enojada, con mal humor, sin un empleo y con hambre regrese a mi pieza entre maldiciones y balbuceos sin sentido.
Me serví un tazón con leche y cereales para luego ir a mí habitación y sentarme en el colchón mientras comía. Agarré mi laptop y la encendí, busque entre las tantas películas que tenía descargadas y coloque una para tratar de apaciguar mi mal humor lo cual había funcionado a la perfección.
Después de terminar mi cereal y de ver la película me levanté del colchón dejando la laptop ahí, me lleve el tazón hasta la cocina y lo lave rápidamente. Seque mis manos y busque nuevamente el periódico de ayer.
Faltaban dos horas para la entrevista de mesera en un lugar un poco apartado de aquí. Suspiré viendo el periódico con frustración, bien, aunque no pierdo nada yendo tendría que hablar si me aceptan porque la verdad es que queda un poco lejos y para ir caminando todos los días y venirme igual... No sé que tan buena idea suene eso.
Volví a tomar las llaves y mi cartera, me hice un rodete medio desordenado mientras salía de mi pieza cerrando con llave.
***
Sin mentirles, esa dos horas me quedaron cómo anillo al dedo ya que llegue justo a tiempo. Aunque debo admitir que venía muy tranquila, sin apuro así que supongo que si me hubiera apurado más quizás no tardaría tanto en llegar, solo quizás.
—Bien chicas, ustedes cinco estarán compitiendo para el puesto de mesera hoy. A cada una se les dará el uniforme del restaurante, deberán tomar las órdenes y llevar las comidas a las mesas correspondientes, a cada mesa que vayan a atender deben presentarse con sus nombres y ser lo más amables posible, ofrezcanle la especialidad del Chef y los platillos del día, yo las estaré evaluando en todo momento así que procuren dar lo mejor de si mismas. ¿Alguna duda? —pregunta la castaña mientras caminaba al frente de nosotras, por alguna extraña razón solo aceptaban chicas cómo meseras, vaya a saber tu porque.
Nadie dijo nada ante su pregunta así que prosiguió hablando.
—Perfecto, vayan a cambiarse que el restaurante está a punto de abrir. Las quiero listas en quince minutos, ¡Andando! —exclama moviendo sus manos en dirección al vestidor. Todas asentimos y caminamos rápidamente hasta el vestidor, cómo había dicho la chica anteriormente en éste se encontraban los uniformes correspondientes del restaurante. También habían otras nueve chicas vistiéndose mientras charlaban alegremente.
Me cambié sin prestarles mucha atención, solo quiero que esto se acabe y me digan si tengo o no el trabajo.
El uniforme del restaurante consistía en una falda pegada completamente negra cuatro dedos por enzima de la rodilla, camisa manga larga blanca, corbata negra al igual que tacones del mismo color. Sí, unos malditos tacones para estar todo la noche parada.
Suspiré intentado contener lo molesto que me parecía eso, necesito un trabajo para poder mantenerme así que no me conviene estar de estúpida. Acomode mi rodete cómo pude al igual que la corbata para luego salir del vestuario dejando a las otras detrás, sorprendentemente había sido la primera en salir. La chica de hace rato me mira con una ceja alzada.
—¿Lista? —pregunta con duda.
—Sí, estoy lista. —conteste tratando de lucir amable mientras colocaba mis manos entrelazadas en mi espalda.
—Perfecto, ve a la mesa ocho y toma su orden. —exclama dándome un bolígrafo y libreta. Por suerte las mesas estaba bien acomodadas así que no se me hizo muy complicado llegar hasta la mesa ocho.
—Buenas noches, mi nombre es Valeria y seré vuestra mesera esta noche. ¿Gustan pedir ya o prefieren que les traiga algo de beber mientras deciden? —pregunte con sonrisa mientras sostenía la libreta entre mis manos. Eran una pareja bastante jóven, les calculaba unos veinticinco o treinta años cómo máximo. El Señor sonríe y responde.
—Traenos dos platos con la especialidad del Chef y una botella de vino tinto, por favor. —dice sin quitar su sonrisa. Anoto rápidamente la orden sin dejar de sonreír.
—Cómo gusten, enseguida les traigo la botella, con permiso. —dije haciendo una leve reverencia.
Me giro sin más caminando en dirección a la cocina. Este noche será un poco larga.
***
Llegué aquí a las seis de la tarde y recién a las doce fue que terminamos, mis pies me estaban matando aunque no lo demostraba obviamente. Solo quedamos, los de la limpieza, las meseras y nosotras tres que postulamos para el puesto. Y sí, tres, las otras dos se fueron a eso de las diez de la noche aclarando que era un abuso lo que estaban haciendo, en fin. Soprendentemente nos hicieron la cena a todas las que quedábamos (contado a las meseras) y nos pagaron 100€ por todo el trabajo hecho.
—Bien chicas, es hora de anunciar quien fue la ganadora para el puesto de mesera por hoy. —dice alegre la chica, las tres nos levantamos nerviosas de nuestros asientos. —Admito que se me hizo muy difícil elegir ya que todas hicieron un excelente trabajo, pero solo una puede ganar. Así que la nueva mesera es... ¡Valeria! —exclama entre aplausos. ¡LO LOGRE! Las otras chicas se acercaron a felicitarme diciendo que ahora era parte de su familia de meseras.
Wow, jamás creí que me emocionaría tanto por ser mesera.
***
Llegué a mi pieza con el sueño a mil, gracias al dinero que me habían dado pude pagar un taxi que me ayudaron a pedir también.
La chica, o bueno, Rose me aclaró que no trabajaría todos los días, que solo serían de viernes a domingo ya que era cuando necesitaban más ayuda. Por ende, se me iba a pagar solo la mitad de lo que le pagan a las meseras allá, también me pagarán más si alguna de las chicas se enferman y necesitan una suplente. Yo obviamente acepte ya que era justo lo que buscaba, en mis planes no está ser mesera por lo que me resta de vida ¿Saben? Huí de mi hogar para cumplir mi sueño y ahora con este empleo que fácilmente me ayudara con los gastos necesarios no tendría que preocuparme por eso.
Al menos, no por ahora.
—HappyBabyBoy • 23/07/20
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